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DEFINE LOS DERECHOS QUE SON IMPORTANTES Y VITALES PARA TI

 

DEFINE LOS DERECHOS QUE SON IMPORTANTES Y VITALES PARA TI

Aunque suelen ser fundamentalmente idiosincrásicos (cada cual define sus propios

derechos), los manuales de asertividad y la experiencia clínica han logrado establecer un

grupo de “universales asertivos”, que si bien no agotan el tema pueden servir de

orientación para que empieces a explorar el asunto. Veamos diecisiete opciones

1. El derecho a ser tratado con dignidad y respeto.

2. El derecho a experimentar y expresar sentimientos.

3. El derecho a tener y expresar opiniones y creencias.

4. El derecho a decidir qué hacer con mi propio tiempo, cuerpo y propiedad.

5. El derecho a cambiar de opinión.

6. El derecho a decidir sin presiones.

7. El derecho a cometer errores y a ser responsable de ellos.

8. El derecho a ser independiente.

9. El derecho a pedir información.

10. El derecho a ser escuchado y tomado en serio.

11. El derecho a tener éxito o a fracasar.

12. El derecho a estar solo.

13. El derecho a estar contento.

14. El derecho a no ser lógico.

15. El derecho a decir: “No lo sé”.

16. El derecho a hacer cualquier cosa sin violar los derechos de los demás.

17. El derecho a no ser asertivo

La lista personal de derechos asertivos es una lista móvil y autocorrectiva. Mantenerse en

la tarea de revisarlos y estudiarlos, te dará la posibilidad de aprender a detectar los más

importantes. La vida se encargará de decirnos cuales están de más y cuáles no.

 

Paso 11: Tener claro que los derechos no pueden

desligarse de los deberes

Cada derecho arrastra su contraparte. Al igual que una moneda de dos caras, cada uno

de ellos lleva impreso una obligación, es decir, los temidos y bien ponderados deberes.

Me ha llamado la atención cómo la mayoría de los pacientes que han logrado superar su

falta de asertividad, generan una solidaridad natural, yo diría “de condición” con otras

personas inasertivas y víctimas de abuso. Una especie de compasión y reconocimiento

por el dolor ajeno, que fue inicialmente sentido en carne propia, los lleva a preocuparse

por los demás: “Yo fui así y te comprendo: jamás me aprovecharía de ti”. Estas personas

descubren (viven, sienten, perciben) la existencia de un principio ético natural, sencillo y

universal: “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan”.

El mejor complemento práctico del ejercicio del derecho, que te ayudará a no excederte

cuando decides ser asertivo, está en la primera fórmula del deber de Kant: “Obra siempre

de modo tal que la máxima de tu acción pueda ser erigida en norma universal”. Así de

sencillo, así de complejo. Aplicado a la vida real sería como sigue: cuándo ejecuto una

conducta de cualquier tipo, especialmente si los demás pueden verse afectados,

debería detenerme un instante y pensar dos cosas: (a) “¿Cómo sería una sociedad

regida por el principio que me guía a actuar?”, y (b) “¿Qué pasaría si todos actuaran

como yo, sería mejor o peor?”.

Cada vez que intentes ser asertivo piensa si esa conducta apartará a una sociedad más

regresiva, cruel e injusta, o lo contrario. Y podrás tomar la decisión.

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