TENER CLARO QUE LOS
DERECHOS NO PUEDEN DESLIGARSE DE LOS DEBERES
Cada
derecho arrastra su contraparte. Al igual que una moneda de dos caras, cada uno
de
ellos lleva impreso una obligación, es decir, los temidos y bien ponderados deberes.
Me
ha llamado la atención cómo la mayoría de los pacientes que han logrado superar
su
falta
de asertividad, generan una solidaridad natural, yo diría “de condición” con
otras
personas
inasertivas y víctimas de abuso. Una especie de compasión y reconocimiento
por
el dolor ajeno, que fue inicialmente sentido en carne propia, los lleva a
preocuparse
por
los demás: “Yo fui así y te comprendo: jamás me aprovecharía de ti”. Estas
personas
descubren
(viven, sienten, perciben) la existencia de un principio ético natural,
sencillo y
universal:
“No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan”.
El
mejor complemento práctico del ejercicio del derecho, que te ayudará a no
excederte
cuando
decides ser asertivo, está en la primera fórmula del deber de Kant: “Obra
siempre
de
modo tal que la máxima de tu acción pueda ser erigida en norma universal”. Así de
sencillo,
así de complejo.
Aplicado a la vida real sería como sigue:
cuándo
ejecuto una conducta de cualquier tipo, especialmente si los demás pueden verse
afectados,
debería
detenerme un instante y pensar dos cosas:
(a)
“¿Cómo sería una sociedad regida por el principio que me guía a actuar?”, y
(b)
“¿Qué pasaría si todos actuaran como yo, sería mejor o peor?”.
Cada
vez que intentes ser asertivo piensa si esa conducta apartará a una sociedad
más
regresiva,
cruel e injusta, o lo contrario. Y podrás tomar la decisión.
Comentarios
Publicar un comentario