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PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE LAS CAUSAS DE LA ANSIEDAD

 


Modelo cognitivo

El modelo cognitivo se basa en la idea de que los pensamientos negativos producen ansiedad. «Cognición» no es más que una palabra técnica que significa lo mismo que «pensamiento». Cada vez que usted se siente angustiado o asustado es porque se está diciendo a sí mismo que va a suceder algo terrible. Por ejemplo, si le da miedo viajar en avión y el aparato entra en una zona de turbulencias, quizás usted sienta pánico porque piensa: «¡Este avión se va a estrellar!». Después se imagina los gritos de los pasajeros mientras el aparato se desploma envuelto en llamas. Su miedo no es consecuencia de las turbulencias, sino de los mensajes que se transmite a sí mismo.

Cuando cambie su manera de pensar, podrá cambiar su manera de sentirse.

Modelo de exposición

El modelo de la exposición se basa en la idea de que la causa de toda ansiedad es la evitación. Dicho de otra manera, usted se siente angustiado porque evita la cosa que teme. Si le dan miedo las alturas, lo más probable es que evite las escaleras de mano, las excursiones por la alta montaña o los ascensores con paredes de vidrio. Si se siente tímido, lo más probable es que evite a la gente.

Según esta teoría, vencerá sus miedos en cuanto deje de huir y haga frente al monstruo. Es como decir a un matón: «Vamos, ataca. ¡Ya no voy a huir más de ti!».

Modelo de la emoción oculta

El modelo de la emoción oculta se basa en la idea de que la causa de toda ansiedad es la amabilidad. Las personas con tendencia a tener ansiedad son casi siempre personas que quieren agradar a la gente, que temen los conflictos y los sentimientos negativos, como la ira. Cuando usted se siente trastornado, esconde sus problemas bajo la alfombra porque no quiere trastornar a nadie. Lo hace de manera tan rápida y automática que ni siquiera es consciente de haberlo hecho. Después, vuelven a salir a la luz sus sentimientos negativos, pero disfrazados, en forma de ansiedad, de preocupaciones, de miedos o de sentimientos de pánico. Es frecuente que su ansiedad desaparezca cuando usted saque a relucir los sentimientos ocultos y resuelva el problema que le inquieta.

Modelo biológico

El modelo biológico se basa en la idea de que la ansiedad y la depresión son consecuencia de un desequilibrio químico del cerebro y de que usted tendrá que tomarse una pastilla para corregirlo. En general, se recomiendan dos tipos de medicaciones: los tranquilizantes menores, como el Xanax, el Ativan y el Valium, y los antidepresivos, como el Prozac, el Paxil y el Zoloft.

Puede que su médico le diga que estos medicamentos representan el único tratamiento eficaz para la depresión y la ansiedad, y que usted tendrá que seguir tomándolos toda la vida, poco más o menos que las personas que padecen diabetes y tienen que ponerse inyecciones de insulina toda la vida para regular el nivel de azúcar en sangre. Así pues, tenemos cuatro teorías radicalmente diferentes sobre las causas.

Así pues, tenemos cuatro teorías radicalmente diferentes sobre las causas y los tratamientos de la ansiedad. ¿Qué teoría es la correcta?

 Según el modelo cognitivo, usted debería cambiar su manera de pensar. Según el modelo de la exposición, debería dejar de huir y hacer frente a sus miedos. Según el modelo de la emoción oculta, tendría que expresar sus sentimientos. Y según el modelo biológico, tendría que tomarse una pastilla.

Las cuatro teorías tienen sus partidarios. Yo creo que las tres primeras teorías son correctas, y utilizo técnicas cognitivas, técnicas de exposición y técnicas de emoción oculta con todas las personas que trato y que sufren ansiedad. El modelo biológico es mucho más polémico. Prefiero los métodos libres de medicamentos para la ansiedad y la depresión. Según mi experiencia, son mucho más eficaces, dan resultados mucho más rápidos y también son superiores a largo plazo porque el paciente dispondrá durante toda su vida de las herramientas necesarias para superar los cambios de estado de ánimo dolorosos. Sin embargo, tampoco se trata de una situación en la que haya que elegir «o esto o lo otro». Si su médico y usted consideran que la medicación es necesaria o si usted tiene una gran preferencia por tratarse con un antidepresivo, puede usar una combinación de medicamentos y psicoterapia. Con todo, el desarrollo de estos nuevos métodos, libres de medicamentos, será una buena noticia para los millones de personas que no se han curado con antidepresivos, además de para aquellos que prefieren no tratarse con ellos.

EL MODELO COGNITIVO

El modelo cognitivo se basa en tres ideas sencillas:

 1. Usted se siente tal como piensa

2. Cuando está angustiado, se está engañando a sí mismo. La ansiedad es consecuencia de pensamientos distorsionados, ilógicos.

3. Cuando cambie su manera de pensar, podrá cambiar su manera de sentirse.

«Pienso, luego temo», es decir, la ansiedad es consecuencia de sus pensamientos o cogniciones. Interpretamos constantemente lo que está pasando, pero al tratarse de un proceso automático, no somos conscientes de que lo hacemos. Los pensamientos nos fluyen por la mente sin más, pero tienen el poder de producir emociones positivas y negativas fuertes.

La terapia cognitiva se basa en la idea de que cada tipo de pensamiento, o cognición, produce un tipo determinado de sentimiento. Por ejemplo, si usted se siente triste o deprimido, lo más probable es que se esté diciendo a sí mismo que ha perdido a una persona querida o que ha perdido algo importante para su sentido de la autoestima. Si se siente culpable o avergonzado, se está diciendo a sí mismo que es malo o que ha transgredido sus valores personales. Si se siente desesperado, se está diciendo que las cosas no cambiarán nunca. Y si se siente lleno de ira, se está diciendo que una persona lo está tratando de manera injusta o que está intentando aprovecharse de usted. También puede que se esté diciendo a sí mismo que la otra persona es un imbécil egocéntrico. Y ¿qué hay de la ansiedad, la preocupación, el pánico o el miedo? ¿Qué clase de pensamientos conducen a estos sentimientos?

Escriba aquí sus propias ideas. Si no sabe qué clases de pensamientos producen la ansiedad o el miedo, ponga lo que le parezca. Aunque se equivoque, el ejercicio habrá servido para que tenga conectados los circuitos cerebrales. Cuando haya escrito su opinión, siga leyendo y le expondré mis ideas al respecto. ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________

Solución

Cuando se siente angustiado, preocupado, lleno de pánico o asustado, se está diciendo a sí mismo que corre peligro y que está a punto de pasar algo terrible. Por ejemplo, si sufre un ataque de pánico, quizá se esté diciendo que está al borde de perder el control o los estribos. Si tiene miedo a conducir, probablemente crea que se va a quedar paralizado, que perderá el control del coche y provocará un accidente terrible.

 Cuando empieza a sentirse angustiado, sus pensamientos y sentimientos negativos comienzan a reforzarse unos a otros, en un círculo vicioso. Los pensamientos catastróficos producen sentimientos de ansiedad y de miedo, y estos sentimientos desencadenan más pensamientos negativos. Se dice a sí mismo: «Huy, me siento asustado, así que debo de correr peligro de verdad. De lo contrario, no me sentiría tan aterrorizado».

Si se cuestiona a sí mismo acerca de los pensamientos que le inundan la mente cuando se siente preocupado o nervioso, sintonizará con los mensajes temibles que hacen que se desencadenen sus sentimientos. Los pensamientos parecerán completamente realistas, pero no lo son. Cuando se siente angustiado, se está diciendo a sí mismo cosas que, sencillamente, no son ciertas.

Ésta es una de las diferencias principales entre la ansiedad neurótica y el miedo saludable. Ambos son por entero una consecuencia de sus pensamientos, pero los pensamientos que desencadenan el miedo saludable no están distorsionados. El miedo saludable es consecuencia de una percepción realista del peligro. Sin embargo, el miedo saludable no requiere tratamiento. Si usted corre un peligro verdadero, una cierta dosis de miedo saludable puede servir para salvarle la vida. Por el contrario, la ansiedad neurótica no cumple ninguna función útil, pues no está relacionada con ninguna amenaza verdadera. Los pensamientos que provocan estos sentimientos serán siempre unos pensamientos distorsionados e ilógicos.

Distorsiones cognitivas que pueden desencadenar sentimientos de ansiedad, depresión e ira

     Algunas de estas distorsiones son especialmente comunes cuando usted se siente angustiado, preocupado, tímido o dominado por el pánico. Entre ellas se cuentan las siguientes:

 La adivinación del porvenir: usted se dice a sí mismo que está a punto de pasar algo terrible. Por ejemplo, si tiene miedo a las alturas y está subido a una escalera de mano, es probable que se diga: «Esto es verdaderamente peligroso. ¡Me puedo caer!». Si es tímido y está hablando con una persona en una fiesta, puede decirse a sí mismo: «Sé que voy a decir alguna tontería y voy a quedar como un idiota».

• La lectura del pensamiento: usted da por supuesto que las demás personas lo están juzgando o que lo desprecian, aunque no existan pruebas fiables al respecto.

• Magnificación: usted exagera el peligro de la situación. Un hombre que se estaba afeitando se cortó y sintió ansiedad al decirse a sí mismo: «¡Oh, no! ¡Está sangrando mucho de verdad! ¿Y si tengo leucemia?». No podía quitarse de la cabeza ese miedo y se empeñó en que su médico le hiciera una revisión de inmediato. Naturalmente, todos los análisis dieron resultados normales.

• Razonamiento emocional: usted razona en función de cómo se siente. Se dice a sí mismo: «Me siento asustado, por lo tanto, debo de estar en peligro» o: «Me siento a punto de hundirme, así que debo de estar verdaderamente a punto de volverme loco».

Afirmaciones del tipo «Debería»: se dice a sí mismo que no debería sentirse tan angustiado, tan tímido o tan inseguro, ya que la gente normal no se siente así.

Poner etiquetas: se pone a sí mismo la etiqueta de «idiota», «neurótico» o «fracasado».

• Autoinculpación: se riñe por el más mínimo defecto o falta, incluso por el hecho de estar angustiado.

¿Se reconoce en alguna de estas distorsiones?

Si le resultan familiares, eso es bueno, porque cuando cambie su manera de pensar podrá cambiar su manera de sentirse. En cuanto desvele las mentiras de sus pensamientos distorsionados, sus miedos desaparecerán. En cierta ocasión traté a un abogado que sufría ansiedad. Uno de los pensamientos negativos que lo acostaban era: «¿Y si pierdo un pleito en los tribunales? ¡Sería terrible!». Jeffrey tenía tanto miedo a perder un pleito que trabajaba de manera compulsiva durante cada minuto que pasaba despierto, siete días a la semana. Hasta renunció a irse de vacaciones porque durante éstas no era capaz de relajarse ni de divertirse y se pasaba todo el tiempo trabajando. Toda su vida se había convertido en una rueda de trabajo y preocupación, trabajo y preocupación. Temía irse a la tumba sin haber disfrutado de un solo minuto de paz interior o de felicidad.

T: Jeffrey, supongamos que pierdes un pleito en los tribunales. ¿Qué te pasaría entonces? ¿Qué es lo que más temes?

JEFFREY: Entonces correría la voz y la gente se enteraría de cómo soy.

T: Y ¿qué pasaría si la gente se entera de cómo eres? ¿Qué es lo peor que puede pasar?

JEFFREY: La gente se daría cuenta de que no soy tan bueno como creían y dejarían de encargarme pleitos.

T: De acuerdo. Supongamos que la gente, en efecto, dejara de enviarte pleitos. ¿Qué pasaría entonces?

JEFFREY: Podría arruinarme.

T: A nadie le gusta la idea de arruinarse, claro. Pero quisiera saber lo que significaría para ti arruinarte. ¿Qué pasaría entonces? ¿Qué es lo que más temes?

JEFFREY: Entonces mi mujer y mis hijas dejarían de quererme.

T: ¿Y después?

JEFFREY: Después me dejarían. Estaría pobre y solo.

T: Y ¿qué pasaría después? ¿Cuál es tu miedo más hondo? ¿Qué te imaginas?

JEFFREY: Acabaría como un vagabundo, viviendo en las calles de Los Ángeles.

Jeffrey se imaginaba sentado en la acera, pidiendo limosna, mientras pasaban a su lado varios abogados a los que había vencido en los tribunales, con sus trajes de 2.000 dólares. Los abogados lo miraban con sorna y decían: «Vaya, si es el gran Jeffrey. ¡Mirad qué patético es ahora! ¡Qué fracasado!». Jeffrey sabía que esos miedos eran irracionales, pero emocionalmente tenía la sensación de que el peligro era real. Creía que la gente lo despreciaría, verdaderamente, y que lo abandonaría si fracasaba

Lista de distorsiones cognitivas

1. Pensamiento todo o nada: usted considera las cosas en categorías absolutas, o blanco o negro. Si su éxito no es absoluto, se considera un fracasado total.

2. Generalización excesiva: toma un hecho negativo aislado por una pauta interminable de derrotas. Puede que se diga a sí mismo: «Esto pasa siempre» o: «Jamás lo haré bien».

3. Filtro mental: es como la gota de tinta que tiñe todo un vaso de agua. Usted da vueltas a un solo detalle negativo, como puede ser un error que cometió, y pasa por alto todas las cosas que hizo bien.

4. Descartar lo positivo: se empeña en que sus logros o sus cualidades positivas no cuentan.

5. Saltar a conclusiones: usted salta a conclusiones que no se justifican con los hechos. Existen dos tipos:

La lectura del pensamiento: da por supuesto que la gente tiene una tendencia terrible a hacer juicios de valor y que le desprecian.

La adivinación del porvenir: se dice a sí mismo que está a punto de suceder algo terrible. «Sé que voy a meter la pata la semana que viene, cuando haga el examen».

 6. Magnificación y minimización: usted hincha las cosas desproporcionadamente o bien empequeñece su importancia. A esto se le llama «el truco de los prismáticos». Cuando mira por un lado de los prismáticos, todos sus defectos le parecen tan grandes como el Everest. Cuando mira por el otro lado, le parece que todos sus puntos fuertes y sus cualidades positivas se empequeñecen hasta quedar en nada.

7. Razonamiento emocional: razona en función de cómo se siente, diciéndose, por ejemplo: «Me siento angustiado, así que debo de estar de verdad en peligro» o: «Me siento fracasado, así que debo de serlo de verdad».

8. Afirmaciones del tipo «Debería»: se critica a sí mismo o a otras personas con «deberías», «no deberías», «tendría que» y «no tendría que». Por ejemplo: «No debería ser tan tímido y nervioso. ¿Qué pasa conmigo?».

9. Poner etiquetas: a partir de una sola falta o defecto, hace usted generalizaciones que aplica a toda su identidad. En vez de decirse: «He cometido un error», se pone la etiqueta de «fracasado». Es un caso extremo de la generalización excesiva.

10. Inculpación: en vez de detectar la causa de un problema, se dedica a asignar culpabilidades. Existen dos pautas básicas de inculpación:

• Autoinculpación: se culpa de algo que no fue responsabilidad suya o se riñe sin compasión siempre que ha cometido un error.

Inculpación de los demás: culpa a los demás, negando su propio papel en el problema.

He aquí las creencias contraproducentes que identificadas en Jeffrey:

Perfeccionismo de la actuación: Jeffrey cree que no debe fracasar ni cometer un error jamás.

Perfeccionismo percibido: cree que las demás personas lo juzgarán con tanta dureza como él se juzga a sí mismo y cree que debe impresionar a todo el mundo con sus logros, pues de lo contrario lo rechazarían. No cree que las personas puedan amarlo o aceptarlo como a un ser humano con defectos y vulnerable.

• Adicción a los logros: Jeffrey basa su sentido de la valía personal en sus logros. Cree que sus logros tienen que ser enormes, pues de lo contrario no valen nada.

• Adicción a la aprobación: basa su autoestima en recibir la aprobación de todos.

• Miedo al rechazo: Jeffrey cree que con que una sola persona lo rechace, quedaría condenado a una vida de desgracias y miseria.

 • Agradar a los demás: Jeffrey cree que siempre tiene que ceder a las exigencias de sus colegas y de su familia, aunque sea a costa de sus propias necesidades y sentimientos.

• Falta de valor/inferioridad: Jeffrey parece convencido de que es eminentemente falto de valor y deficiente, y por eso intenta siempre ocultarlo y fingir que es mucho mejor de lo que es en realidad.

Narcisismo percibido: Jeffrey cree que todas las personas que le importan son extremadamente manipuladoras y exigentes.

Falacia del reguero de pólvora: Jeffrey ve a todos los seres humanos como clones que piensan y se comportan exactamente igual. Está convencido de que si una persona lo desprecia, correrá la voz y, al cabo de poco tiempo, todos lo despreciarán y lo abandonarán.

• Superhombre: Jeffrey cree que siempre debe ganar y nunca debe perder. Se advierte que, a pesar de todos los logros de Jeffrey, éste no tiene un gran concepto de sí mismo. Dentro de sí, se cree malo e indigno de ser amado. Al mismo tiempo, tampoco parece que tenga un gran concepto de su familia ni de sus colegas. Su mundo, tal como se lo imagina, está lleno de personas exigentes y cargadas de juicios de valor, que se volverán en contra de él si da muestras del más mínimo defecto. ¡No es de extrañar que sienta tanta ansiedad!

Existen muchos métodos para identificar las creencias contraproducentes comunes (CCC), entre ellos la técnica del «Qué pasaría si».

Creencias Contraproducentes Comunes (CCC)

Logros:

1. Perfeccionismo de la actuación: no debo fracasar jamás ni cometer nunca un error.

 2. Perfeccionismo percibido: la gente no me querrá ni me aceptará si tengo algún defecto o si soy vulnerable.

3. Adicción a los logros: mi valía como ser humano depende de mis logros o de mi inteligencia, talento, estatus, ingresos o belleza.

Amor:

4. Adicción a la aprobación: necesito recibir la aprobación de todo el mundo para valer algo.

5. Adicción al amor: no puedo sentirme feliz y realizado sin ser querido. Si no me quieren, no vale la pena vivir.

6. Miedo al rechazo: si me rechazas, eso demuestra que hay algo malo en mí. Si estoy solo, tiendo a sentirme desgraciado y sin valía.

Sumisión:

7. Agradar a los demás: siempre debo procurar agradar, aunque para ello me haga desgraciado a mí mismo.

8. Fobia a los conflictos: las personas que se quieren no deben reñir ni discutir nunca.

9. Autoinculpación: los problemas de mis relaciones personales han de ser por culpa mía.

Exigencias:

10. Inculpación de los demás: los problemas de mis relaciones personales siempre son por culpa de la otra persona.

11. Prerrogativas: debes tratarme siempre como yo quiero.

12. Verdad: yo tengo la razón y tú estás equivocado.

Depresión:

13. Desesperanza: mis problemas no podrán resolverse nunca. Jamás podré sentirme verdaderamente feliz o realizado.

14. Falta de valor/Inferioridad: soy eminentemente falto de valor, deficiente e inferior a los demás.

Ansiedad:

15. Perfeccionismo emocional: debo sentirme siempre feliz, confiado y controlado.

16. Fobia a la ira: la ira es peligrosa y debe evitarse a cualquier precio.

17. Emotofobia: nunca debo sentirme triste, angustiado, inadecuado, celoso ni vulnerable. Debo esconder mis sentimientos bajo la alfombra y no trastornar a nadie.

18. Narcisismo percibido: las personas que me importan son exigentes, manipuladoras y poderosas.

19. Falacia del reguero de pólvora: las personas son clones que piensan todos igual. Si una persona me desprecia, correrá la voz como un reguero de pólvora y pronto me despreciará todo el mundo.

 20. Falacia del foco: hablar con las personas es como tener que actuar en un escenario bajo la luz de un foco. Si no las impresiono, siendo sofisticado, ingenioso o interesante, no les gustaré.

21. Pensamiento mágico: si me preocupo lo suficiente, todo saldrá bien.

Otros:

22. Bajo umbral de tolerancia a la frustración: nunca debo sentirme frustrado. La vida debe ser siempre fácil.

23. Superhombre/Supermujer: siempre debo ser fuerte, nunca debo ser débil.

Señale las CCC que le resultan familiares

El modelo de la exposición

La recuperación espectacular de Jeffrey ilustra el modelo cognitivo. Cuando uno cambia su forma de pensar, puede cambiar su manera de sentirse. El modelo de la exposición funciona de manera distinta. Cuando uno está angustiado, siempre está evitando algo que teme. Si usted planta cara al monstruo que más teme, vencerá sus miedos.

El modelo de la emoción oculta

El modelo de la emoción oculta es muy distinto del modelo cognitivo y del modelo de la exposición. Se basa en la idea de que la causa de toda la ansiedad es la «amabilidad». De hecho, yo a veces pienso en la ansiedad como «enfermedad de la amabilidad».

¡Enséñeme a cien personas angustiadas y le enseñaré a cien de las personas más amables que haya conocido usted nunca! Cuando usted está angustiado, casi siempre está evitando un problema que le molesta, aunque no es consciente de ello. Expulsa el problema de su atención consciente porque quiere ser amable y no quiere causar problemas ni trastornos a nadie. De pronto, se siente angustiado y no está seguro de por qué. Puede que desarrolle fobias o ataques de pánico o que empiece a tener obsesiones sobre su familia, su situación económica o su salud. Puede surgir cualquier tipo de ansiedad, pero el dinamismo es casi siempre el mismo: usted está trastornado por algo, pero no quiere reconocerlo. El problema oculto no suele ser algo que esté enterrado en el pasado, sino algo muy evidente en el aquí y el ahora. Puede que esté trastornado por su jefe o molesto con un amigo o un familiar suyo.

Cuando traiga a la atención consciente el conflicto o la emoción oculta, comprenderá de pronto por qué ha estado sufriendo ansiedad, miedo o pánico. Es frecuente que la ansiedad desaparezca cuando usted exprese los sentimientos que se ha estado guardando. Brent no había recibido nunca ningún tratamiento psiquiátrico ni había tenido ningún problema emocional en el pasado. Era feliz en su matrimonio y trabajaba como profesor de biología en un instituto de secundaria de la población. Le encantaba su trabajo y se dedicaba casi sesenta horas a la semana a la enseñanza y a preparar sus clases. De hecho, proclamaba con orgullo que los alumnos lo habían elegido por votación «Profesor del año» durante cinco años seguidos. Brent y su esposa deseaban más que ninguna otra cosa del mundo tener familia propia. Llevaban años intentándolo, pero su mujer no se quedaba embarazada. Tenía casi 40 años y los dos estaban preocupados porque se les acababa el tiempo. Por fin, desesperados, acudieron al departamento de fertilidad con la esperanza de que los médicos pudieran ayudarles. Un día, cuando iban en coche a la casa de la madre de ella para asistir a una fiesta de Navidad, la esposa de Brent le dijo que tenía un regalo de Navidad especial para él. El médico le había llamado aquella mañana para comunicarle que estaba embarazada. Brent sintió pánico y le pareció que estaba a punto de perder el control del coche, de modo que se detuvo al borde de la calzada y dijo a su mujer que estaba demasiado nervioso para conducir. Ella se preocupó por él y se ofreció a llevar el coche durante el resto del trayecto, hasta la fiesta. Brent se sobrepuso al cabo de un rato, pero seguía sintiéndose enormemente angustiado. Dos días después de Navidad, Brent seguía debatiéndose con las oleadas de ansiedad y de pánico. Fue a un restaurante de comida rápida y pidió el Megaburrito especial, para llevar. Explicó que no quería judías en el burrito y dijo claramente «Sin judías, por favor» dos veces al hacer el pedido, pues las judías no le gustaban nada. El hombre que estaba en el mostrador apenas hablaba inglés, pero pareció que le había entendido. Cuando Brent recogió su burrito, había otro hombre en la caja, de modo que le preguntó: «Sin judías, ¿verdad?». El cajero asintió con la cabeza amablemente y dijo algo al primer hombre en español. Después dijo que había entendido lo de las judías y que le habían preparado el burrito especial tal como él lo quería. Brent pagó al cajero y éste le entregó una bolsa que contenía el Megaburrito. Cuando Brent llegó a su casa, se sentó a la mesa de la cocina con impaciencia, pero cuando abrió la bolsa descubrió que ésta contenía un inmenso burrito de judías. Se puso rabioso y empezó a atacar al burrito con su cuchillo. Lo acuchilló repetidas veces, de modo que la mesa y las paredes de la cocina quedaron llenas de salpicaduras. Brent era muy aficionado a los programas de televisión en los que se habla de medicina forense y estaba familiarizado con el análisis de las formas de las manchas de sangre. Cuando vio la pared llena de salpicaduras de la salsa del burrito, pensó: «¡Ay, Dios mío! Parece una mancha de sangre. ¿Y si soy un asesino en serie, a punto de salir en busca de víctimas y de empezar a matar personas a puñaladas? ¡Quizá no esté preparado para ser padre! ¡Creo que estoy a punto de explotar!». Estos miedos acosaron a Brent toda la tarde. Aquella noche apenas pudo dormir, pues se la pasó dando vueltas en la cama, obsesionado por la idea de ser un asesino. Hasta se imaginaba los titulares en el periódico de la mañana: «¡El apuñalador de burritos emprende una matanza en la población! ¡La policía lo tiene rodeado!». A la mañana siguiente, Brent dijo a su mujer que estaba perdiendo la cabeza y que tenía que ingresar en un hospital psiquiátrico para que le pusieran una camisa de fuerza. Ella lo llevó enseguida a Urgencias del hospital de Stanford, donde lo ingresaron en la unidad de psiquiatría. Brent no tenía ningún antecedente de violencia ni de agresiones y parecía un sujeto amable y bondadoso. Decía que siempre había querido tener un hijo y que ahora que su sueño se estaba haciendo realidad, no entendía por qué le venían a la cabeza unas ideas tan extrañas y horribles. ¿Por qué sucedía aquello?

Vamos a hacer un poco de detectives y veremos si podemos encontrar algún sentido en los temores de Brent. Un profesor de secundaria, trabajador y entregado, se encuentra de pronto apuñalando con ira un burrito con un cuchillo de cocina. Le dice a su mujer que está a punto de volverse loco. ¿Hay algo que inquiete a Brent? ¿Hay algún problema o sentimiento que esté ocultando bajo la alfombra? Puede que usted no tenga ninguna teoría sobre esto y, naturalmente, la única persona que nos lo podría decir con seguridad sería el propio Brent. No obstante, aunque no tenga la menor idea, pruebe a ver qué se le ocurre. Le ruego que no siga leyendo hasta que haya escrito algo. Anote aquí sus ideas: ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________________

Solución

Si no saca nada en limpio, le daré una pista: piense en el momento en que se produjo la ansiedad de Brent. ¿Qué estaba pasando cuando empezó a sentir tanto pánico? Su mujer acababa de decirle que estaba embarazada. ¿Es posible que Brent tenga sentimientos opuestos acerca de la idea de ser padre? Y, en tal caso, ¿por qué? Al fin y al cabo, dice que le encantan los niños y es evidente que está muy entregado a sus alumnos. Tenemos que volver a ponernos la gorra de detective. Brent también nos dijo que trabaja sesenta horas a la semana procurando ser el mejor profesor. ¿No se sentirá abrumado por la idea de cambiar pañales y de asumir todas las nuevas responsabilidades que acompañan al hecho de ser padre? O, por decirlo de otro modo, ¿no sentirá cierta ambigüedad? Por una parte, siempre había querido tener un hijo, pero ahora que se le presenta la realidad de la situación, empieza a tener miedo. Se siente confundido y no tiene claro cómo va a poder llevarlo. Reconoció que se sentía confundido porque no sabía cómo iba a poder llevarlo todo cuando llegara el niño. Sin embargo, no había expresado nunca estos sentimientos a su esposa porque le parecía que no era normal tener sentimientos negativos o dudas sobre el hecho de ser padre. Dijo que creía que un padre debía amar a sus hijos, en vez de sentirse como se sentía él. También temía que su mujer se quedara destrozada si se enteraba de que él se sentía confuso y no quería disgustarla.

Como se ve, las fantasías de Brent toman la palabra por él. Proyectan su mensaje de manera fuerte y clara: «No estoy seguro de si soy una persona adecuada para ser padre y no tengo una idea de cómo voy a poder ocuparme de todo cuando llegue el niño. ¡La verdad es que la idea de ser padre me está volviendo loco!». ¿Querían decir los sentimientos de pánico de Brent que no quería ser padre, o que iba a ser un peligro para su hijo? En absoluto. Brent amaba a su esposa y quería desesperadamente tener un hijo. Lo único que necesitaba era expresar aquellos sentimientos. Los sentimientos de duda eran perfectamente normales. Brent dijo que aunque le ponía muy nervioso la idea de abrirse, estaba decidido a decirle cómo se sentía. Resultó que a la esposa de Brent no la alteró en absoluto enterarse de los sentimientos de éste. Dijo que ya era consciente de que él estaba tenso y que era un alivio para ella ver que por fin se estaba abriendo. Brent empezó de pronto a sentirse emocionado por el embarazo y la ansiedad desapareció por completo.

Por tanto, Las técnicas cognitivas le ayudarán a desmentir los pensamientos y actitudes negativas que le hacen sentirse angustiado y deprimido. Las técnicas de exposición le ayudarán a hacer frente al monstruo del que ha estado huyendo. Y la técnica de la emoción oculta le ayudará a localizar los conflictos o emociones ocultas que haya estado pasando por alto o escondiendo bajo la alfombra. ¿Qué método debe usar usted? Los tres planteamientos son compatibles, y yo aplico los tres a todos los pacientes que trato porque todos somos diferentes. Jamás se puede predecir cuál de los métodos dará resultado para una persona determinada, y no existe ninguna técnica que dé resultado para todos.

Bibliografía

D. Burns, D. (s.f.). Adiós, ansiedad. Cómo superar. Barcelona: Paidós.

 

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