CRITERIOS Y CARACTERÍSTICAS DEL TRASTORNO DE PÁNICO
El trastorno de pánico se refiere a ataques de
pánico inesperados y recurrentes
(Criterio A). Un ataque de pánico es una oleada repentina de miedo intenso o
malestar intenso que alcanza su máximo en cuestión de minutos, y durante ese
tiempo se producen cuatro o más síntomas
físicos y cognitivos de una lista de 13 síntomas. La aparición súbita se
puede producir desde un estado de calma o desde un estado de ansiedad.
1. Palpitaciones,
golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca
2. Sudoración
3. Temblor
o sacudidas
4. Sensación
de dificultad para respirar o de asfixia
5. Sensación
de ahogo
6. Dolor
o molestias en el tórax
7. Náuseas
o malestar abdominal
8. Sensación
de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo
9. Escalofríos
o sensación de calor
10. Parestesias
(sensación de entumecimiento o de hormigueo)
11. Desrealización
(sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo)
12. Miedo
a perder el control o de “volverse loco”
13. Miedo
a morir
El término recurrente significa literalmente
más de una crisis de pánico inesperada.
El término inesperada se refiere a un ataque de
pánico para el que no hay señal obvia o desencadenante en el momento de la
aparición -es decir, el ataque parece ocurrir a partir de la nada, como cuando
un individuo se relaja, o aparece durante el sueño (ataque de pánico
nocturno)-.
Los ataques de pánico esperados son aquellos
para los cuales existe una señal obvia o un desencadenante, como una situación
en la que normalmente aparecen los ataques de pánico.
La presencia de ataques de pánico esperados no
descarta el diagnóstico de trastorno de pánico. Además, hay que tener en cuenta
las interpretaciones culturales.
La frecuencia y la gravedad de los ataques de
pánico varían ampliamente. Las personas que tienen ataques de pánico
infrecuentes se parecen a las que tienen ataques más frecuentes en lo que se
refiere a síntomas, características demográficas, comorbilidad con otros
trastornos, antecedentes familiares y datos biológicos.
En cuanto a la gravedad, las personas con
trastorno de pánico pueden tener:
·
ataques completos (cuatro o
más síntomas)
·
limitados (menos de cuatro síntomas)
y el número y el tipo
de los síntomas con frecuencia difieren entre un ataque de pánico y el
siguiente. Sin embargo, va a ser
necesaria más de una crisis inesperada con síntomas completos para el
diagnóstico del trastorno de pánico.
Los individuos con ataques de pánico se
preocupan de manera característica por las implicaciones y consecuencias que
éstos pueden tener sobre sus vidas. Algunos temen que la crisis de pánico sean
el anuncio de una enfermedad no diagnosticada que pueda poner en peligro la
vida (p.ej., una enfermedad coronaria), a pesar de los controles médicos
repetidos que descartan esta posibilidad.
Son frecuentes las preocupaciones sociales,
como la vergüenza o el miedo a ser juzgados negativamente por los demás, debido
a los síntomas evidentes del ataque de pánico, y la creencia de que las crisis
de pánico indican que uno se está “volviendo loco”, que se está perdiendo el
control o que suponen cierta debilidad emocional (Criterio B).
En el Criterio B se establece que al menos uno
de los ataques le ha seguido al mes (o más) uno de los dos hechos siguientes:
1. Inquietud
o preocupación continua acerca de otros ataques de pánico o de sus
consecuencias
2. Un
cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacionado con los
ataques (p.ej., comportamientos destinados a evitar los ataques de pánico, como
evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares).
Algunos individuos con crisis de angustia
recidivantes experimentan un cambio de comportamiento significativo (p.ej.,
abandonan el puesto de trabajo), pero niegan tener miedo a nuevas crisis de
angustia o estar preocupados por sus posibles consecuencias.
La preocupación por la posible aparición de
nuevas crisis de angustia o sus posibles consecuencias suele asociarse al
desarrollo de comportamientos de evitación que pueden reunir los criterios de
agorafobia, en cuyo caso debe efectuarse el diagnóstico de trastorno de
angustia con agorafobia.
Puede haber cambios de comportamiento
desadaptativos para intentar minimizar o evitar nuevos ataques de pánico y sus
consecuencias.
Si se presenta agorafobia, se hará un
diagnóstico independiente de agorafobia.
Características
asociadas que apoyan el diagnóstico
·
Un tipo de ataque de pánico
inesperado es el ataque de pánico nocturno esto es, despertar del sueño en un
estado de pánico, que difiere de la crisis de pánico que se produce después de
despertar totalmente del sueño.
·
Además de preocuparse por los
ataques de pánico y sus consecuencias, muchas personas con trastorno de pánico
refieren sensaciones constantes o intermitentes de ansiedad que están más
relacionadas en líneas generales con problemas de salud y de salud mental. Por
ejemplo, a menudo prevén que un síntoma físico leve o el efecto secundario de
un medicamento va a tener un resultado catastrófico (p.ej., piensan que pueden
tener una enfermedad cardíaca)
·
Estos individuos a menudo son
relativamente intolerantes a los efectos secundarios de la medicación. Además
puede haber preocupaciones generalizadas sobre si será posible completar las
tareas diarias o soportar el estrés diario, un uso excesivo de drogas (p.ej.,
alcohol, medicamentos o drogas) para controlar los ataques de pánico o
comportamientos extremos dirigidos a controlar dichos ataques (p.ej., severas restricciones
de la ingesta de alimentos o evitación de determinados alimentos o medicamentos
debido a su preocupación por los síntomas físicos que provocan los ataques de
pánico).
Desarrollo y curso
Un pequeño número de casos comienza en la
infancia, y la aparición después de los 45 años es poco común, aunque puede
ocurrir. En EEUU la media de la edad de inicio es de 20 a 24 años.
El curso normal, si el trastorno no se trata,
es crónico, pero con oscilaciones. Algunos individuos pueden tener brotes
episódicos con años de remisión entre ellos, y otros pueden tener una
sintomatología intensa continua. Sólo una minoría de los individuos alcanzan
una remisión completa sin ninguna recaída posterior.
El curso del trastorno de pánico habitualmente
se complica con una serie de trastornos, en particular por otros trastornos de
ansiedad, trastornos por uso de sustancias y trastornos depresivos.
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