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EL DOLOR

 

EL DOLOR

El dolor es una parte de la fuerza imparable que posee el cuerpo humano para promover la supervivencia. Pero no es la única parte de esta fuerza. De hecho, cada vez que te lesionas, incluso de una forma mínima, como consecuencia del desgaste de la vida diaria, el poder de curación del cuerpo humano entra en acción. Algunas veces es realmente rápido. Su objetivo es que el tejido lesionado vuelva a su situación funcional tan rápidamente como sea posible. Incluso cuando mucho tejido tiene que cicatrizar, como cuando se fractura un hueso o se desgarra un tendón, este proceso es potente y seguro, a menos que le impidamos hacer lo que tiene que hacer. Comprender los procesos de lesión y cicatrización, puede ayudar al proceso: reposo adecuado, movimiento, dieta, medicación, cirugía. El dolor es frecuentemente una buena guía para que las conductas de cicatrización sean las más adecuadas; en ocasiones el reposo es beneficioso mientras que en otras lo que es beneficioso es el movimiento.

Independientemente de qué tejido te hayas lesionado, el proceso de cicatrización que se produce es similar. La cicatrización del intestino o del hígado sigue el mismo proceso general de la cicatrización que los músculos o articulaciones. Qué los tejidos se inflamen en un primer momento es algo bueno debido a que la inflamación lleva al área afectada las células inmunes y de reparación del cuerpo. Primero, se forma una cicatriz, después el tejido se remodela de forma que se vuelva lo más parecido posible al original. Los dos aspectos fundamentales que determinan la velocidad de la cicatrización son: el aporte sanguíneo y las necesidades del tejido. Los tejidos con un menor aporte sanguíneo como los ligamentos y los TFVAs, tardan más en cicatrizar que aquellos que tienen una buena irrigación sanguínea, como la piel o el músculo.

El dolor debe disminuir conforme el tejido cicatriza. Aunque, en ocasiones, el dolor asociado a la lesión de un nervio persiste por más tiempo.

Lo más importante es que todos los tejidos tienen un tiempo de cicatrización. Una vez finalizado este tiempo, ya no tienen otra oportunidad. Piensa en un corte en la piel, (posiblemente en este momento puedes mirar una de tus viejas cicatrices); la piel y los tejidos que están debajo han pasado por un proceso de cicatrización, y ya no tendrán ninguna otra oportunidad. La piel puede que no sea tan móvil como era antes, pero se ha reparado.

Hay muchos tejidos que pueden, o no, estar implicados en tu dolor. Tratar los tejidos implicados te ayudará a manejar tu dolor


ACIDEZ EN EL TEJIDO

El sistema de alarma trabaja para ti todo el tiempo. Frecuentemente da simples avisos para que hagas cambios. Tomemos como ejemplo cuando estas un rato sin moverte, o estás sentado sobre una piedra que ejerce presión sobre tus nalgas. El movimiento es importante para que tu sistema tenga una buena irrigación sanguínea. La falta de movimiento, o una compresión física, como el estar sentado en una piedra, lleva a que en tus músculos y articulaciones se produzca una acumulación de líquido de desechos de la actividad celular que incluyen ácido. El ácido acumulado en los músculos y otros tejidos blandos lleva a la apertura de los sensores al ácido, que conduce a que los impulsos asciendan rápidamente hasta la médula espinal y quizás hasta tu cerebro. Si tu cerebro llega a la conclusión de que tus músculos están en peligro (lo que parece lógico) y que, por tanto, deberías hacer algo (lo que también parece lógico) entonces sentirás dolor. ¿Cuál es la solución? Moverte. Simplemente moverte. Cualquier tipo de movimiento. Los movimientos espontáneos son los mejores.

De hecho, la idea ‘acidez en los tejidos’ debería hacer que todos nos levantáramos y moviéramos. Este es un tratamiento barato, no se necesita medicación, ni terapias de moda.

INFLAMACIÓN EN EL TEJIDO

Cualquier palabra terminada en–itis hace referencia a inflamación: amigdalitis–inflamación de las amígdalas; tendinitis–inflamación de un tendón. La inflamación está diseñada para producir dolor y, de hecho, lo hace. La inflamación es una forma primitiva de defensa, que es esencial para el proceso de reparación de los tejidos. Piensa en la hinchazón/edema, el enrojecimiento y el dolor tras una lesión como parte de tu propio sistema interno de reparación y sé agradecido con él.

En la situación de un clavo en el pie están pasando muchas cosas en el tejido y todas forman parte del proceso de reparación. Los vasos sanguíneos pueden estar dañados y las pequeñas terminaciones nerviosas estiradas. Pequeñas células que normalmente circulan por el tejido y cuyo objetivo es detectar si existe algún problema, liberan histamina, que, a su vez, hace que los vasos sanguíneos liberen plasma, lo que provoca mayor edema. Este proceso libera células sanguíneas blancas y envía células que limpian la suciedad del área y, si la piel se ha roto, tratan duramente a cualquier bacteria que esté presente. Estas células se llaman fagocitos y macrófagos. También se activan las células que ayudan a formar la costra y crean tejido cicatrizal. Los nervios dañados pueden también liberar sustancias químicas que ayudan en el proceso. Esta inflamación se llama ‘sopa inflamatoria’. La sopa inflamatoria activa directamente las alarmas, lo que provoca un aumento de la sensibilidad, cuyo objetivo es proteger el tejido lesionado.


La inflamación hace que las articulaciones estén rígidas por la mañana, provoca dolores punzantes, enrojecimiento y calor. Frecuentemente, los medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno, naproxeno, aspirina y paracetamol, reducen sus efectos, incluido el dolor. Los antiinflamatorios probablemente funcionan parando la producción de prostaglandinas, que son las sustancias químicas sensibilizantes clave de la inflamación. El edema, que es el aspecto más obvio de la inflamación y que preocupa a tanta gente, es justamente una consecuencia derivada de la necesidad de obtener sangre y sustancias químicas cicatrizantes en el área.

Observa que estamos hablando fundamentalmente de la inflamación aguda. La inflamación crónica se asocia a ciertas enfermedades como la artritis reumatoide y puede tener diferentes y distintos efectos.

Inflamación:

El cerebro se interesa inmediatamente


La inflamación acompaña a cualquier lesión de los tejidos y el cerebro casi siempre está interesado. No sólo por clavos en el pie sino también por sobrecargas, esguinces y en todo tipo de lesiones. Los humanos somos capaces de aprovecharnos de una amplia variedad de señales para dar sentido al mensaje de peligro. Creemos que es importante recordártelo cuando pienses en los tejidos lesionados.

En el hombre con un clavo en el pie, el cerebro puede utilizar otras señales para construir una reacción lo más significativa posible, que incluya la respuesta dolorosa, motora, simpática, inmune y endocrina. Después, este hombre necesita hacer uso de cada parte de la información que le sirva mejor en su búsqueda de protección y conservación (Charles Darwin argüiría que todo esto sirve para tener la seguridad de que cuando te mueras, tengas más descendencia que los demás).

Con un clavo en el pie, el cerebro estará procesando y recuperando información de experiencias similares previas, intentando determinar la mejor forma de reaccionar:

·         Se llevará a cabo el procesamiento de lesiones previas. ¿Necesito la vacuna del tétanos? ¿Cuándo me vacuné por última vez?

·         Se procesarán las circunstancias del momento. ¿Debería quitarme el clavo en el caso de que alguien se de cuenta? ¿Más tarde pareceré un tonto? ¡No tengo tiempo para esto¡ ¿Estaré poniéndolo todo perdido de sangre?

·         También se procesará respecto al futuro. ¿Habrá terminado mi carrera como bailarín tipo Fred Astaire? ¿Necesitaré muletas? ¿Tendré que ir al hospital? ¿Se infectará?

·         Habrá nuevas conjeturas relacionadas con sucesos similares en la vida de otros. ¿Acabaré como la mujer que salió en el show de Jerry Springer? ¿Me tratará ese nuevo médico del hospital? O cálculos relacionados con la posibilidad de ganarse la vida ¿Podré trabajar? ¿Necesitaré comprarme unos zapatos nuevos? ¿Puedo conseguir una indemnización?


Lo asombroso es que este hombre puede no tener ni idea de que su cerebro ha estado considerando todo esto. Todo lo que él sabe es que duele

La verdad con respecto a los músculos


A los músculos continuamente se les echa la culpa del dolor. Estamos inundados por la publicidad de productos para tratar el dolor muscular y es fácil que pienses que te has roto un músculo. Pero veamos si podemos poner el dolor muscular en su justa perspectiva con estos seis puntos clave.

1. Los músculos poseen muchos sensores, de forma que fácilmente pueden ser una parte significativa de la experiencia del dolor.

2. Los músculos pueden llegar a ser enfermizos y débiles, especialmente si no se utilizan, o se usan de modo para el que no están preparados.

3. En realidad es bastante difícil que los músculos se lesionen. Ciertamente pueden presentar pequeños hematomas, sufrir microrroturas (pequeñas lesiones en el recubrimiento de las fibras musculares), pero es difícil lesionar un músculo de forma grave. Pueden acumular ácido, que hace que suenen las alarmas, y, algunas veces, ejercicios nuevos pueden asociarse a un acceso de dolor demorado en el músculo, quizás hasta ocho horas después de la actividad. Este dolor puede permanecer durante unos pocos días y ser bastante preocupante si los que lo sufren no entienden el porqué. El dolor muscular demorado se produce frecuentemente después de ejercicios excéntricos en los que los músculos se contraen a la vez que se alargan. Pero en general, los músculos son estructuras muy elásticas que reaccionan muy bien; están para protegerte y permitirte que te expreses.

4. Los músculos poseen un extraordinario aporte sanguíneo, de forma que cuando se lesionan son expertos en curarse. A fin de cuentas, el movimiento y la protección son importantísimos para nuestra supervivencia. Si alguna vez te has lesionado la lengua, sabrás que rápidamente cicatriza. La lengua está formada por músculo: comer y hablar son cosas importantes

5. La actividad anómala del músculo es una parte de tu reacción a la lesión o la amenaza. Los cambios a corto plazo en la actividad muscular sirven también a objetivos a corto plazo, huir, aumentar la fuerza y el rendimiento. Pero, a largo plazo pueden tener su precio

6. Gran parte de la actividad muscular sirve para dar sentido al mundo y para afrontarlo. En este sentido, los músculos son ventanas para el cerebro. De modo que, si tus músculos están trabajando de forma diferente, debes preguntarte el porqué. El tono de la voz está determinado por los músculos de tu garganta. El espasmo es un potente mecanismo muscular de protección. También lo es cojear, así como otras conductas de protección. Es el cerebro el que permite la libertad y calidad de la expresión muscular. Sin músculos, no puedes andar, hablar, reír, mentir, guiñar el ojo, escupir, tirarte pedos o llorar.

Conoce tus TFVAs (Transductores de fuerza vivos y adaptables)

Previamente conocidos como discos


‘Disco’ es un nombre desafortunado para una extraordinaria estructura que une las vértebras. No existe, en ninguna etapa de la vida, algo parecido a un disco. En libros de anatomía y medicina, comúnmente se dibujan de manera que sean reconocibles como discos. Pero estos dibujos no se parecen en nada a su estructura real. En dibujos, discusiones y diagnósticos se representan semejantes a discos de playa que vuelan libremente. Sugerimos que se les debería llamar transductores de fuerza vivos y adaptables’ (TFVAs) (que, dicho sea de paso, significa que entre la 5ª vértebra lumbar y la pelvis está el ‘último TFVA’).

Los TFVAs están firmemente unidos a las vértebras adyacentes y están hechos del mismo material que tu oreja, al que se le añaden algunos ligamentos superfuertes. En 1934 un famoso estudio mostró que el TFVA podría abombar y comprimir un nervio de la columna lumbar.

Desde entonces, todo tipo de terapias han tenido como objetivo los TFVA. Los tratamientos actuales incluyen: técnicas manuales para manipularlo y colocarlo en su sitio; técnicas quirúrgicas para eliminarlo o extirpar parte de él; técnicas en las que se inyecta extracto de papaya; y técnicas en las que se calienta a altas temperaturas o se quema. Los que practican estas distintas técnicas han documentado algunos resultados, pero nada ha demostrado tener éxito en el dolor lumbar. El hecho de que muy distintas técnicas tengan como objetivo la misma estructura, sugiere que las lesiones del TFVA no son suficientemente comprendidas.

Las lesiones del TFVA también sugieren algunos adjetivos muy duros, como ‘roto’, ‘colapsado’, ‘degenerado’, ‘herniado’ y ‘deslizado’. Estos términos por si sólo son suficientemente fuertes como para que dejes de moverte adecuadamente y puede que no te den una indicación real de lo que está pasando en el TFVA.

Los TFVAs han llegado a ser tan famosos y se les ha echado la culpa de tantas cosas que la gente frecuentemente piensa en ellos como algo aislado. Está insertado a los huesos que le rodean y los anillos concéntricos que absorben las cargas hacen que se parezca a una cebolla achatada. Las articulaciones y vértebras están rodeadas por muchos ligamentos y músculos.

Hechos con respecto a los TFVA


1. Las capas más externas de todos los TFVAs tienen inervación, de forma que los sensores de peligro pueden activarse si estas capas se encuentran en peligro. Si el TFVA se lesiona, las estructuras que lo rodean, igualmente llenas de sensores de peligro, probablemente también se verán afectadas. De hecho, la inervación del TFVA no es tan rica como la de los ligamentos y huesos que están a su alrededor. Recuerda que estamos en el área de la médula espinal y, por tanto, es inteligente empaquetar los tejidos que la rodean con sensores de peligro.

2. Un TFVA lesionado puede que no provoque necesariamente un dolor instantáneo, sino que aparezca un ‘dolor lento’, quizás entre 8 y 12 horas tras la lesión, a medida que el TFVA se inflama. Frecuentemente, una lesión del TFVA desencadenará dolor y rigidez al día siguiente de la lesión.

3. Los TFVAs se degeneran de forma natural. La degeneración es un proceso normal del envejecimiento de todos los tejidos. El TFVA está adherido a los huesos (vértebras) que lo rodean; están unidos entre si y envejecen y bailan juntos durante toda la vida. Al menos el 30% de la gente que no tiene dolor lumbar, tiene un TFVA abombado en su canal espinal; algunas veces, de forma considerable. Este hecho se conoce desde hace muchos años, pero todavía no llega a ser un conocimiento común entre el público en general.

4. Los TFVAs nunca se desplazan. Envejecen, se abomban, algunas veces se hernian, y a veces comprimen un nervio o liberan sustancias químicas que lo irritan. A pesar de estos cambios que parecen dramáticos, esto no alarma necesariamente al sistema nervioso.

5. Los TFVAs cicatrizan lentamente, aunque siempre quedan algunos pequeños defectos en sus bordes. Los cambios asociados a la edad muchas veces no pueden diferenciarse de los cambios tras una lesión.

6. Los TFVAs, articulaciones espinales y nervios no son estructuras frágiles. Mira a una persona practicando deporte y observa las fuerzas que pasan a través de estas estructuras.

Los TFVA están integrados y soportados por los potentes tejidos que los rodean

Conoce tu piel y tus tejidos blandos


Los adultos tienen aproximadamente 2 metros cuadrados de piel. La piel constituye alrededor de un 15% a un 20% del peso corporal. Sólo tiene medio milímetro de espesor en los párpados, pero puede alcanzar los seis milímetros de grosor en las plantas de los pies y en la espalda. La piel es un protector crítico y, al ser la primera en entrar en contacto con el mundo exterior, contiene muchas alarmas.

Mucho de lo que conocemos del dolor está basado en la piel. En este sentido, es un reflejo del estado del sistema nervioso. Lo interesante es que una lesión de la piel muy raramente conduce a un dolor crónico, con la excepción de quemaduras graves. Pero dicho esto, la presencia de zonas dolorosas en la piel, cambios en su salud y alteración de la sudoración o del crecimiento del pelo pueden ser indicativos de lesión nerviosa.

En algunas condiciones dolorosas secundarias a una lesión de una articulación o de un nervio, la piel puede ser muy sensible al tacto suave y al roce. Algunas veces, incluso el contacto con la ropa puede evocar un dolor severo. Por supuesto, en condiciones normales el tacto suave es incapaz de provocar dolor, a menos que la piel esté severamente dañada. Sin embargo, si se produce un cambio en el funcionamiento del sistema nervioso y el sistema de alarma se altera, el tacto suave e incluso pequeños movimientos pueden desencadenar dolor.

Un buen ejemplo es el dolor que comúnmente aparece tras un herpes zoster (neuralgia post-herpética).

Si pinchas tu dedo con un alfiler, el dedo virtual del cerebro se ‘enciende’. Cualquier parte de la piel (como cualquier parte del cuerpo) tiene una pequeña sección en el cerebro dedicada al mismo. Sin embargo, algunas zonas del cerebro relacionadas con ciertas áreas de la piel están desproporcionadas con respecto al tamaño del cuerpo. Por ejemplo, las áreas del cerebro vinculadas a los labios, manos o cara son más grandes que las del tronco o la pierna. Esto sugiere un cerebro que es dependiente de su uso. Así, las áreas que usas más y que requieren una mayor sensibilidad, tienen una representación cerebral más grande. Si solicitas más a una parte del cuerpo, entonces esa parte tendrá una mayor representación en el cerebro. Por ejemplo, violinistas, chelistas y guitarristas tienen una mano virtual más grande en el cerebro que los que no son músicos.


Algunos aspectos más sobre la piel y los tejidos blandos

1. La piel dañada cicatriza rápidamente, mucho más rápido que los ligamentos y los músculos. Es una protección tan importante que tiene que cicatrizar rápidamente.

2. La piel tiene una alta densidad de sensores, incluyendo sensores de alarma, calor, frío, fuerzas mecánicas y distintas sustancias químicas. (Ver página 30 para una revisión de los sensores).

3. La piel es usualmente muy móvil. Se desliza mientras nos movemos. No le gusta tener cicatrices. Le gusta el movimiento.

4. La fascia se encuentra bajo la piel. La fascia es un tejido duro y fuerte, que también contiene muchos sensores de alarma. La fascia está conectada a lo largo de todo el cuerpo en forma de capas y, algunas veces, se une al músculo.

5. Cuando se masajea la piel, estás moviendo tejidos, y también enviando impulsos útiles al cerebro. Así, movimiento y tacto son maneras eficaces de refrescar tu cuerpo ‘virtual’ y real.

El tamaño de la zona (correspondiente) del cuerpo representa el área del cerebro dedicada a esa sensación

Las contribuciones del hueso y de la articulación al dolor

A los huesos y articulaciones frecuentemente se les responsabiliza del dolor profundo asociado al movimiento. Esto puede hacer que la gente tenga miedo de moverse por el temor a lesionar sus articulaciones. Hemos sido educados en la idea de que el ‘dolor profundo’ proviene de ‘la articulación’ y ‘de los huesos’. Muchos pacientes dicen: ‘a mis articulaciones les falta aceite’.

El cuerpo tiene 206 huesos y muchas más articulaciones. Los huesos normalmente no son frágiles. Absorben bien las presiones y se adaptan y modifican su forma en respuesta a las necesidades del cuerpo. Los huesos son estructuras vivas con capacidad de cicatrización. Están llenos de sensores de peligro como también lo están las articulaciones. Los huesos están recubiertos por una capa supersensible (el ‘periostio’), que actúa como un sistema de protección extra. ¡A nadie le gusta que le den un puntapié en la espinilla!

Las articulaciones tienen diferentes formas y tamaños. Algunas son fibrosas y encajan huesos entre sí, como, por ejemplo, las articulaciones de tu cráneo. La mayoría son sinoviales (Ej. cadera, codo, articulaciones de los dedos), lo que significa que la cavidad articular está cerrada y contiene fluido lubricante. El revestimiento dentro de estas articulaciones está particularmente lleno de sensores de peligro; especialmente la sinovial, que es la capa de tejido que fabrica el líquido lubricante. Estos sensores de peligro pueden volverse locos por una la lesión o por enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, lo que frecuentemente determina articulaciones muy dolorosas.

Algunos aspectos más sobre los huesos y las articulaciones


1. Los dolores articulares frecuentemente se describen como roce, puñalada, algo que roe y molesta. Sin embargo, estas palabras son construcciones del cerebro, basadas no sólo en los estímulos de la articulación, sino en muchos otros estímulos. La razón por la que describimos un roce en la articulación es debido a que mecánicamente tiene sentido.

2. Un factor importante relacionado con las articulaciones y el dolor parece ser la velocidad con la que las articulaciones se lesionan. Si los cambios son lentos, el cerebro probablemente concluye que no existe un daño real. El dolor de una luxación, una inflamación y una fractura es innegable, pero la mayoría de la gente con desgaste articular no es consciente de ello.

3. Nuestros huesos y articulaciones no tienen un aspecto atractivo en una radiografía, especialmente si somos un poco mayores. Las superficies articulares de todos nosotros muestran desgaste y osteofitos (picos de loro). Los hallazgos radiográficos no necesariamente se correlacionan con dolor. Los cambios son probablemente los propios de la edad (el paso del tiempo).

4. Las articulaciones aprecian mucho el movimiento y la compresión regular, lo que es esencial para su salud. El movimiento distribuye el líquido lubrificante sinovial, y al cartílago le encanta el efecto de bombeo que produce la compresión. El cerebro da una calurosa bienvenida a los estímulos sensoriales de las articulaciones, ya que quiere saber lo que está pasando, para así poder construir la respuesta más adecuada para ti, (Ej. te dice que cambies de postura o modifiques tu equilibrio).

5. Los huesos que han sufrido una fractura cicatrizan, resultando algunas veces más fuertes que antes. ¡El proceso de reparación es potente!

6. Algunas articulaciones de tu espalda o de tu cuello pueden lesionarse, como, por ejemplo, en un accidente de tráfico, pero esas lesiones pueden ser demasiado pequeñas para que se puedan apreciar en radiografías, en tomografía computarizada o en resonancia magnética51. Tu cerebro, sin embargo, puede haber identificado la amenaza, y hacer que salten las alarmas, que pueden, o no, desencadenar dolor. Recuerda que la actividad de los sistemas de alarma (nocicepción) no es ni suficiente ni necesaria para provocar dolor.

Los nervios periféricos

Ponte de los nervios


La mayoría de la gente tiene algunos conocimientos básicos acerca de los músculos y articulaciones. Puedes verlos y tocarlos. Frecuentemente se ven en ilustraciones colgadas en las consultas médicas. Desafortunadamente, se suelen olvidar de los nervios. Hay cientos de metros de nervios periféricos en tu cuerpo. Los nervios periféricos conectan el cerebro y la médula espinal con tus tejidos y, por tanto, con el mundo exterior. Esto es lo que hace que sean realmente importantes, especialmente si un nervio se daña o deja de funcionar correctamente. Destacados científicos sostienen la opinión de que los problemas de los nervios periféricos son bastante más comunes de lo que los clínicos creen.

La mejor manera de aprender los aspectos clave de los nervios es descubrir tus propios nervios. Localiza el vértice del codo (olécranon) y, desde ahí, busca un punto óseo a unos pocos centímetros del olécranon en dirección al cuerpo (epicóndilo medial). El nervio cubital discurre entre estos dos puntos. Si, desde ahí, deslizas el dedo unos pocos centímetros en dirección hacia el codo y friccionas a uno y otro lado, estarás tocando el nervio cubital. Observa, que, como mínimo, es la mitad de grueso que un lápiz, y también escurridizo. En este nervio existen decenas de miles de fibras transmisoras (neuronas), que mientras lo mueves y estiras, están transmitiendo impulsos. Si deslizas el dedo de atrás hacia adelante, a lo largo del nervio, probablemente te provocarás hormigueo en el meñique. Probablemente has abierto unos pocos sensores mecánicos y el nervio está reaccionando con normalidad.


Los nervios son como cordones. Están formados aproximadamente en un 50% por ligamento, lo que hace que sean bastante resistentes, y en un 50%, por neuronas. Algunas de estas neuronas informan a la médula espinal y al cerebro de la actividad de los sensores, y otras activan a los músculos y a las glándulas sudoríparas.

Cosas útiles para entender los nervios


1. La parte ligamentosa de un nervio contiene sensores de peligro, exactamente igual que cualquier otro ligamento del cuerpo.

2. Las neuronas de un nervio pueden ser una fuente real de mensajes de peligro y contribuir al dolor. Esto se debe al aumento de sensores en el lugar de la lesión. Algunos de estos sensores pueden activarse por estímulos mecánicos, otros por falta de sangre y otros por sustancias químicas del estrés. Si hay suficientes sensores abiertos en la zona lesionada, el nervio puede ‘encenderse’ y mandar mensajes de peligro.

3. Si un nervio está lesionado, y tu cerebro procesa (correcta o incorrectamente) que es necesario aumentar la sensibilidad para tu supervivencia, el ADN de la neurona fabricará más sensores de estrés y los colocará en la membrana del nervio. Esto implica que distintas situaciones de estrés pueden contribuir a la sensibilidad del nervio.

4. Los nervios pueden lesionarse por cortes, excesiva compresión y estiramiento, por irritantes químicos alrededor del nervio, y por una reducción mantenida de la irrigación sanguínea55.

5. En todo el cuerpo, los nervios se deslizan cuando te mueves. Una lesión o enfermedad que altere este movimiento puede provocar dolor al moverte.

6. Los nervios cambian su aspecto con la edad. Pueden volverse un poco más delgados o, en zonas donde necesitan más protección o soportan una mayor fricción, como, por ejemplo, en la muñeca, se hacen más gruesos.

7. Todas las pruebas de imagen diagnóstica más modernas y los test de conducción nerviosa que existen en el mundo, puede que no necesariamente identifiquen la lesión de un nervio; sin embargo, lesiones nerviosas menores puede ser bastante problemáticas. Son a menudo sensibles a fuerzas mecánicas como la presión o el estiramiento.

8. Algunas veces, los nervios pueden lesionarse, pero no desencadenan mensajes de peligro durante días o semanas. Esto se debe a que cuando los nervios se lesionan se activan sistemas de alarma ligeramente diferentes.

El ganglio de la raíz dorsal - el minicerebro del nervio periférico

En el nervio periférico existe un pequeño engrosamiento, justo cuando está a punto de entrar en la médula espinal. Este engrosamiento es importante ya que contiene los núcleos de las neuronas. El engrosamiento se llama ganglio de la raíz dorsal (GRD). Este ganglio es efectivamente un ‘minicerebro’, ya que es el primer lugar en el que los mensajes que provienen de los tejidos pueden ser sometidos a modulación y evaluación. ¡Se podría decir que es la parte más periférica con la que se puede pensar!

Algunos aspectos interesantes del GRD

1. Todas las neuronas sensitivas que configuran el nervio periférico tienen su núcleo (centro de control) en el GRD. En el núcleo reside el ADN de la neurona, listo para activarse e iniciar la fabricación de sensores, que son transportados al resto de la neurona. Esto significa que cualquier cosa que afecte al GRD, puede tener profundas consecuencias en todo el nervio periférico, incluso determinar cambios en la trasmisión y en la fabricación de sensores.

2. El GRD es realmente sensible y está sujeto a cambios. Cuando los nervios se lesionan, las neuronas desarrollan brotes que mandan al GRD y pueden provocar todo tipo de ‘cortocircuitos. Los huesos que están diseñados para protegerlo pueden en algunas ocasiones irritar al GRD.

Los fluidos como la sangre y la ‘sopa inflamatoria’ (producidos, por ejemplo, por una lesión del tejido blando circundante) pueden irritarlo. Algunas veces, cuando existen cambios artríticos en las articulaciones próximas, al inclinar la cabeza hacia atrás, el GRD puede ser comprimido por los huesos que lo rodean. Debido a que el GRD es tan sensible, este tipo de cosas realmente pueden producir dolor. No es de extrañar que algunas personas, cuando les duele el cuello, mantengan la cabeza hacia delante

3. El GRD es particularmente vulnerable a cualquier cosa que contenga la sangre, incluyendo adrenalina, u otras sustancias químicas que circulan con rapidez por la corriente sanguínea cuando se está estresado. Producir más sensores de adrenalina para colocarlos en el GRD es una de las muchas medidas que el cuerpo adopta para aumentar su sensibilidad. Esta es una fantástica noticia para el sistema nervioso, que intenta protegerte provocándote dolor; pero una mala noticia para ti, ya que tienes que sufrirlo.

4. Algunas veces el GRD puede comenzar a ‘disparar’, especialmente si sufres una lesión en esa zona. En ocasiones, cuando esto sucede, el GRD simplemente no puede dejar de seguir disparando. Es como una alarma de coche, que aunque te alejes sigue sonando. Puede ser un verdadero suplicio. Desafortunadamente, incluso superpotentes drogas analgésicas no tienen demasiado efecto. Sin embargo, finalmente esta situación mejorará por sí sola.

El GRD también puede sufrir una compresión y no provocar dolor. Piensa en esto: algunos cuerpos (especialmente de ancianos) que han sido donados a la ciencia muestran nervios comprimidos, pero no existe ningún registro de que hayan sufrido dolor alguno mientras vivieron.

La explicación más probable es que la compresión se fue produciendo gradualmente a lo largo del tiempo, lo que significa que el cerebro debe haber llegado a la conclusión de que los tejidos no estaban en peligro.

Los nervios también disparan hacia atrás


Las neuronas disparan en sentido opuesto. Especialmente si han sufrido una lesión. Esto es algo que la mayoría de la gente (¡incluso algunos profesionales de la salud!) desconoce, pero que sirve para explicar algunos tipos de dolor persistente. Todos nosotros estamos familiarizados con la imagen de impulsos ascendiendo por la médula espinal, pero las neuronas son similares a una larga línea de fichas de dominó: una vez comienza la trasmisión, ésta se propaga en todas las direcciones posibles. ¡La única razón por la que las neuronas sensitivas mandan con mayor frecuencia mensajes en dirección ascendente es porque los impulsos, normalmente, comienzan en las terminaciones nerviosas! Los disparos en sentido opuesto se dan con mucha frecuencia en el cerebro. Esto es bastante normal y corresponde a un cerebro activo. Si esto sucede en las neuronas periféricas, se pueden desencadenar efectos sorprendentes. Cuando el impulso viaja en la neurona en dirección opuesta, provoca la liberación de sustancias químicas en las terminaciones neuronales, dondequiera que estén.

Estas sustancias químicas colaboran en la cicatrización de los tejidos dañados. Son responsables de todos los efectos beneficiosos: estimulan la llegada de sangre a la zona, promueven la liberación de sustancias químicas sensibilizantes por parte de las células y avisan a las enzimas de limpieza para que empiecen su trabajo. Así, disparando en sentido opuesto, las neuronas lesionadas pueden realmente provocar inflamación en los tejidos periféricos (por ejemplo, un nervio lesionado en la espalda puede provocar un edema en el pie).

Puede que esto no suponga ningún problema a corto plazo (a menos que se lleve a cabo un tratamiento drástico, para un problema que ni siquiera se localiza en la zona inflamada). Sin embargo, si persiste el disparo en dirección opuesta, puede conducir a una situación inflamatoria constante. Por tanto, el problema puede agravarse debido a que la inflamación mantenida provoca que los tejidos estén edematosos y tumefactos. Un sistema nervioso menos sensible, puede disminuir la cantidad de inflamación en tus tejidos

UN PROBLEMA EN UN NERVIO MANDA INPULSOS EN AMBAS DIRECCIONES

¿Qué se puede observar en el dolor de origen nervioso?

Los nervios lesionados pueden desencadenar una amplia variedad de sensaciones. Gracias a la neurociencia moderna, la mayoría de estas sensaciones aparentemente extrañas, ya no son un misterio. Muchos síndromes comunes, como el codo de tenis, la fascitis plantar, o el síndrome del túnel carpiano, probablemente implican a los nervios periféricos.

Síntomas comunes asociados al dolor del nervio periférico:

¿Qué tipo de síntomas pueden darse?

Hormigueo

Algunas veces dolor quemante

Dolor nocturno, especialmente en manos y pies

¿Dónde se experimentan los síntomas?

En ‘zonas cutáneas’ o partes de la piel inervadas por el nervio dañado

Pequeños puntos sensibles mecánicamente (se les puede llamar puntos gatillo)

¿Qué otras cosas pueden observarse?

• El movimiento frecuentemente agrava el dolor. Los nervios están más cómodos en unas posiciones que en otras. Cuando un nervio está sensible, tiendes a favorecer posturas que eviten la carga mecánica sobre él. (Ej. elevando el hombro, inclinando lateralmente la columna o llevando la cabeza hacia delante).

• El estrés agrava el dolor. Recuerda que los nervios, especialmente los lesionados, pueden llegar a hacerse sensibles a las sustancias químicas que produces cuando estás estresado. Esto puede llegar a ser un círculo vicioso. El cerebro saca la conclusión de que estás en una situación constante de amenaza, debido a ese dolor ‘inexplicable’. Esto hace que produzcas sustancias químicas de estrés, que activan los sensores químicos, que disparan mensajes de peligro, que avisan al cerebro de que estás en peligro, y así sucesivamente…

• ¡Bang! Sin previo aviso, al moverte, puedes sentir como una rápida ¡descarga! No te pasa necesariamente cada vez que te mueves. Tal imprevisibilidad puede aumentar el factor miedo.

• El movimiento o incluso una postura mantenida puede ‘encender’ un nervio lesionado. Probablemente se debe a la afectación del GRD y puede ser realmente inquietante, ya que sigue sonando ininterrumpidamente, como la alarma de un coche

Los nervios periféricos pueden desencadenar algunos síntomas realmente ‘extraños’:

• Tras una lesión, realmente, puede no aparecer ningún síntoma durante días, incluso semanas y, entonces, ¡BANG! todos aparecen de repente.

• Picor en zonas de la piel.

• Pueden sentirse sensaciones francamente extrañas. Hemos oído a pacientes describir sensaciones como: ‘cuerdas que tiran’, o ‘agua que me resbala por la piel’, ‘hormigas corriendo por encima’, o ‘pinchazos en la piel’.

Debes darte cuenta de que, a pesar de que sientas síntomas extraños, ¡no te estás volviendo loco! Los nervios no se están muriendo o deshaciendo, simplemente están cometiendo un error y, en la mayoría de los casos, están respondiendo a señales provenientes del cerebro, que les indica que aumenten su sensibilidad y que se requiere que los avisos de alarma sean mejores.

Mucha gente tiene nervios alterados, dañados y comprimidos, sin que manifiesten ningún síntoma. Cuando tienes dolor procedente de un nervio, si se anulan todas las señales que hacen que siga enviando señales de peligro (Ej. miedo, fuerzas mecánicas, ansiedad), el nervio puede no doler. Sin embargo, el nervio tendrá todavía el mismo aspecto que como cuando enviaba señales de peligro.

Recapitulación

• Todas las experiencias de dolor son una respuesta normal a lo que tu cerebro considera que es una amenaza.

• La cantidad de dolor que experimentas no se relaciona necesariamente con la cantidad de daño en el tejido.

• La construcción de la experiencia del dolor del cerebro se basa en muchas señales sensoriales.

• El dolor de miembro fantasma sirve como un recordatorio del cuerpo virtual del cerebro.

• Los sensores de peligro están diseminados por todo el cuerpo.

• Cuando el nivel de excitación en una neurona alcanza el punto crítico, se envía un mensaje a la médula espinal.

• Cuando un mensaje de peligro alcanza la medula espinal, provoca la liberación de sustancias químicas excitadoras en la sinapsis.

• Los sensores en la neurona mensajera del peligro se activan por esas sustancias químicas excitadoras y cuando el nivel de excitación de la neurona mensajera del peligro alcanza el nivel crítico, un mensaje de peligro se manda al cerebro.

• El mensaje es procesado por todo el cerebro y si el cerebro concluye que estás en peligro y que es necesario que hagas algo, provocará dolor.

• El cerebro activa distintos sistemas que funcionan conjuntamente para librarte del peligro.

• La lesión de los tejidos provoca inflamación, que directamente activa a los sensores de peligro y hace más sensibles a las neuronas.

• La inflamación a corto plazo promueve la curación.

• La cicatrización de los tejidos depende del aporte sanguíneo y de las demandas del tejido implicado; sin embargo, todos los tejidos se pueden curar.

• Los propios nervios periféricos o el ganglio de la raíz dorsal (GRD) pueden estimular a los receptores de peligro. Normalmente, el dolor que se inicia por mensajes de peligro provenientes de los nervios y del GRD sigue un patrón específico.

 

Bibliografía

Butler, D., Moseley, L., & Sunyata, A. (2010). Explicando el dolor.

 

 

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