MARCO GENERAL DE LA PRIMERA
FASE DEL TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN
1) Principal
objetivo al iniciar la intervención
Establecer
adecuada relación con el paciente.
Para ello:
·
Se supedita la evaluación al ritmo que permita
avanzar sin favorecer una disminución del estado de ánimo
·
Se atienden a los aspectos positivos del
comportamiento de la persona.
·
Se identifican aficiones, habilidades, recursos
personales...
·
Se dedica el mayor tiempo a los aspectos y
cuestiones positivas que a las negativas.
·
Se trabaja de forma conjunta con el paciente
para identificar los problemas y las estrategias para resolverlos y, sobre todo
para trasladar a la práctica las creencias, expectativas y presupuestos del
paciente (colaboración empírica).
·
Se utilizan preguntas orientadas a la
contrastación empírica en vez de la adoctrinación, la crítica o al castigo,
recriminación o inculpación.
·
Se reitera la importancia concedida a la
modificación de la conducta al aquí y ahora. No consideramos que sea correcto
abordar la depresión buscando en el pasado del paciente en especial cuanto peor
sea el estado de este. Lo que consideramos relevante son los antecedentes del
problema para dirigir la terapia a abordarlos y modificarlos.
·
Se considera importante la actividad del paciente
centrada en actividades concretas realizadas fuera de la consulta constituyendo
el punto más importante de la actividad terapéutica.
·
Se plantea el tratamiento con una duración
limitada, aproximadamente un máximo de 20 sesiones.
2) Inicio del
tratamiento
Objetivo de la
fase inicial de la intervención:
Producir la mejora en el estado de ánimo del paciente, en
su nivel de actividad general y en otros aspcetos asociados al problema: sueño,
fatiga...
Evaluamos todos estos aspectos utilizando el Inventario
de Depresión de Beck, establecemos el nivel de actividad base del paciente y
evaluamos otros problemas asociados como trastorno de sueño, ansiedad, ira...
3) Mejora del estado
de ánimo
El estado de ánimo es causa y consecuencia del problema y
forma parte del núcleo del proceso circular que retroalimenta la depresión. Por
ello, y por su poder motivacional para implicar al paciente en el tratamiento,
lo abordamos al inicio del tratamiento.
Ingredientes
básicos para mejorarlo:
·
La distracción que bloquea momentáneamente su
atención a estímulos negativos.
·
La exposición a estímulos o situaciones que le
evoquen estímulos positivos y bienestar que permiten que afloren sensaciones
agradables y que el paciente se sensibilice a ellos.
Procedimientos que
utilizamos para mejorar el estado de ánimo:
a)
Enriquecimiento
del medio ambiente.
·
Se trata de que el paciente preste atención a
aspectos distintos a los que habitualmente presta atención para que cambie su
foco atencional hacia estímulos no relacionados con el problema.
·
Se le instruye para que esté alerta y trate de
percibir nuevas sensaciones al centrarse en los nuevos estímulos (no se trata
de nuevos estímulos sino de aquellos estímulos a los que no presta atención
habitualmente)
·
Tiene utilidad limitada, pero es sencilla y
fácil de usar.
b)
Proyección
temporal con reforzamiento positivo de Lázarus
·
Se trata de una técnica para aumentar la
sensibilidad de estímulos positivos similar a la anterior pero su presentación
es imaginaria
·
Se parte del supuesto de que en el momento
actual las fuentes de refuerzo y experimentación de sensaciones de bienestar
son muy escasas debido al carácter negativo general de la situación del
paciente. Además, las referencias al presente son negativas y favorecen el
mantenimiento de pensamientos negativos. Por ello, se le pide que imagine una
situación en el futuro en la que pueda percibir emociones o realizar
actividades reforzantes que le hagan percibir una sensación de bienestar. Una
vez percibida la sensación de bienestar se le pide que volviendo a la situación
presente mantenga esa sensación la mayor parte del tiempo posible.
·
Tiene utilidad limitada, pero es sencilla y
fácil de usar.
c)
Uso de la
terapia y de la relación terapéutica.
Se utilizan las sesiones como fuente de refuerzo del paciente
haciendo que perciba la situación terapéutica como agradable.
Especialmente al inicio de la terapia asumimos el papel
de agente directo y activo en la mejora del estado de ánimo del paciente. Para
ello:
Facilitamos que hable de temas de su interés,
especialmente en los que tenga especiales conocimientos y habilidades (en el
presente y en el pasado) mostrando interés sincero con preguntas y
aclaraciones.
4) Mejora del nivel
de actividad
Utilizamos procedimientos comportamentales que permitan
la recuperación paulatina de unos niveles mínimos de actividad
El nivel de actividad es útil por sí mismo, energiza el
comportamiento, induce un aumento del nivel de respuesta general. En este
sentido, siempre que sea posible consideramos el ejercicio físico muy eficaz
tanto por el ejercicio en sí como por la valoración y conceptualización que el
paciente hace de su ejecución. Además, genera un aumento en la liberación de
endorfinas, lo cual produce una mejora del estado de ánimo.
El aumento de la actividad lo abordamos de una forma
gradual tanto de la tarea como de la duración. Partimos de una lista de tareas
o actividades susceptibles de ser realizadas por el paciente y que tienen una
frecuencia baja en la actualidad.
Las actividades de las que partimos son las que realizaba
en el pasado y que actualmente se han visto reducidas por el problema:
autocuidado, cuidado de la casa o de útiles personales, relacionados con el
trabajo y aficiones.
Se trata de que en un principio las actividades sean lo
más gratificantes posibles. Se plantean metas realistas dejando las más
complejas para el final.
Asimismo, intervenimos sobre las actividades
desagradables que realiza el paciente cuando sea posible, reduciendo su
carácter desagradable. Tratamos de modificar o aminorar la valencia negativa
actuando sobre la cadena de respuestas que componen la conducta.
Hay casos como estar con gente desconocida que
consideramos que pueden ser más operativo al principio suspender la actividad
hasta que pueda ser abordada más adelante.
La mejora de la actividad es mayor al comienzo del
tratamiento y no requiere que se mantenga de forma sistemática durante la
totalidad de la duración de éste. Una vez que consideramos que el nivel de
actividad va iniciando su recuperación esta irá regulándose de forma natural.
5) Mejora de otros
aspectos asociados
Se refiere a los aspectos que afectan a las funciones
básicas del organismo, el nivel de activación fisiológica, sueño y
alimentación. Intervenimos sobre ellos al inicio del tratamiento porque mejoran
aspectos que tienen gran impacto en la vida del paciente y mejora la
implicación del mismo.
a)
Activación
fisiológica
·
La pasividad del paciente puede coexistir con un
elevado nivel de actividad autonómica que tiene implicaciones
fisiológico-emocionales y cognitivos y pone de manifiesto la interrelación
clínica entre depresión y trastorno de ansiedad.
·
La reducción del nivel de activación de la
ansiedad es de gran utilidad en sí mismo y en el efecto que tiene en múltiples
aspectos básicos del comportamiento (sueño, ingesta...). Para ello utilizamos
técnicas de relajación.
·
Asimismo, los cambios fisiológicos afectan a las
emociones. Aunque frecuentemente asociamos la depresión a desesperanza o miedo,
la ira, sin embargo, es la respuesta emocional más frecuente como modo de
revelarse ante una situación incontrolable e injusta. Ante la ira, debemos
facilitar que el paciente la exprese pues conlleva efectos muy positivos en la
mejora del estado de ánimo y en la ansiedad. Esto es más factible en niños y
adolescentes, en los que la irritación es más frecuente que la tristeza y la
coerción de las normas menos intensa.
b)
Alteraciones
del sueño
·
Utilizamos la relajación para disminuir la
actividad fisiológica que dificulta la conciliación del sueño. Una mejora en el
sueño es percibida de forma positiva en el paciente y posibilita un descanso
que favorece fisiológicamente una mejora del problema.
·
Atendemos la posibilidad de que el paciente esté
ingiriendo algún fármaco con efecto directo o indirecto sobre el sueño. Los
antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, clomipramina, desipramina, doxepina,
lofepramina, nortriptilina e Imipramina) producen en general somnolencia, sin
embargo, los inhibidores selectivos de serotonina (ISSR) como la fluoxetina,
fluvoxamina, paroxetina, sertalina, velafaxina producen alternativamente
insomnio y somnolencia.
c) Alteraciones en la alimentación
·
Destaca la disminución de peso, pérdida de
interés por la comida generando una deficiente alimentación que potencia gran
parte de los efectos de la depresión.
·
Un vaso de agua azucarada puede ejercer efectos
milagrosos para la depresión por combatir de forma urgente y momentánea la
hipoglucemia del paciente.
·
Tratamos de instaurar paulatinamente las pautas
habituales de ingesta, introduciendo los alimentos según preferencias pasadas
del paciente. Esto puede incluir un vaso de vino en la comida si era algo que
hacía antes siempre que no esté contraindicado con la medicación. Está
contraindicada la infesta de alcohol con antidepresivos tricíclicos, con los
ISSR no está claro aún.
Hay que tener en cuenta que los tricíclicos e IRRS tienen
entre sus efectos secundarios la anorexia, lo que afecta negativamente a la
recuperación de hábitos normales.
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