CONCLUSIONES SOBRE LA REVISIÓN ACTUALIZADA EN RELACIÓN CON EL
CONCEPTO DEL TÉRMINO “TIMIDEZ”
En relación con los términos timidez, introversión e
inhibición comportamental, éstos son considerados por muchos autores
como rasgos del temperamento, atributos de personalidad o estilos de
comportamiento, con una base biológica, que determinan un patrón de respuesta
típico ante objetos o personas no familiares. Dicha predisposición o
rasgo temperamental puede determinar una mayor vulnerabilidad a desarrollar
una timidez u otros trastornos relacionados con ésta (trastornos por ansiedad,
y en concreto social), dado que los patrones temperamentales están relacionados
con tipos de conducta posteriores.
En cuanto a la relación existente entre timidez y fobia social, las
diferencias entre ambas son evidentes, tanto en cuanto a epidemiología, edad de
inicio, curso y pronóstico, nivel de incapacidad y de interferencia en las
actividades diarias, conductas de evitación, situaciones temidas y grado de
heredabilidad. Dichas diferencias nos llevan a plantear que la fobia social,
más que considerarse una forma extrema de timidez, constituye una entidad
nosológica diferenciada e independiente, lo cual no implica que la timidez no
pueda considerarse un factor de riesgo en el desarrollo de trastornos por
ansiedad social, en concreto de la fobia social generalizada, pero no de la
fobia social específica (Townsley et al., 1995). Así mismo, la timidez
puede ser entendida como una forma de "ansiedad social normal" (en
cuyo caso podríamos referirnos a la fobia social como "ansiedad social
patológica"), si bien existen diferencias entre ambas problemáticas, en
concreto centradas en el grado o intensidad de la ansiedad experimentada en las
situaciones de interacción social (menor en el caso de la timidez), hecho que
no implica que la timidez no puede considerarse como un posible factor de
riesgo en el desarrollo temprano de la ansiedad social.
En cuanto a la relación existente entre fobia social y ansiedad social,
podemos considerar la presencia y mayor frecuencia de conductas de evitación
de las situaciones sociales temidas como el aspecto diferenciador entre ambas.
Para concluir, e intentando ofrecer una conceptualización lo
más completa posible de la timidez, podríamos definir ésta como una reacción
primaria ante situaciones sociales novedosas, que implica una actitud de
cautela, una clara inhibición comportamental (retirar la mirada, no hablar, no
actuar, interrumpir el comportamiento,...) y una cierta activación fisiológica
(principalmente ruborización), reacción que permite evaluar la situación, el
comportamiento de los demás y el propio, al mismo tiempo que permite también
protegerse de las demandas de la situación. Cuando dichas demandas
exigen al individuo dar una respuesta, y romper así su inhibición, se
incrementa el nivel de activación fisiológica, lo que puede desencadenar una reacción de
vergüenza, que se caracteriza por sentimientos de malestar y
sensación de estar haciendo el ridículo. En individuos con alto rasgo
específico de ansiedad ante situaciones sociales se puede dar además una
reacción específica de ansiedad, con preocupación, temor, mayor activación
fisiológica (sudoración, temblor, etc.) y evitación de la situación. Por otro
lado, se han encontrado diferencias de género en cuanto a las causas que
provocan una reacción o comportamiento de timidez; sin embargo, no parecen
existir diferencias de género en la expresión de estos comportamientos (Kim,
1996).
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