ETIOLOGÍA DEL TOC
¿EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO SE HEREDA?
Los
estudios realizados desde 1930 han demostrado la presencia del trastorno
obsesivo compulsivo en parientes consanguíneos en un 20-
40%
de los casos
(Yaryura-Tobias y Neziroglu, 1997b). Podría existir una tasa mayor del
trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno obsesivo compulsivo subclínico,
tics y el síndrome de la Tourette entre familiares de personas con trastorno
obsesivo compulsivo (Alsobrook y
Pauls,
1998). Aquellos que sufran un trastorno obsesivo compulsivo con inicio en la
infancia es más probable que posean familiares consanguíneos con trastorno
obsesivo compulsivo (Geller, 1998).
¿CUÁL ES LA CAUSA DEL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO?
Nadie
conoce con exactitud las causas del trastorno obsesivo compulsivo pero cada vez
existe una mayor evidencia de que la etiología son sutiles variaciones en
las estructuras y circuitos cerebrales.
La
teoría defendida más ampliamente es que la causa se relaciona con niveles anormales
en alguno de los elementos químicos vitales del cerebro:
a)
La serotonina. Ésta juega algún papel en muchos procesos biológicos, incluyendo
el estado anímico, la agresión, el control de impulsos, el sueño, el apetito,
la temperatura corporal y el dolor. Una regulación anómala de la serotonina
también se encuentra implicada en la depresión, los trastornos alimenticios, la
automutilación y le esquizofrenia (Yaryura-Tobias y Neziroglu, 1997b).
La serotonina es uno de los elementos
químicos denominados neurotransmisores que las células neuronales
emplean para transmitir los impulsos nerviosos y comunicarse entre sí. Los
neurotransmisores realizan su trabajo en el minúsculo espacio existente entre
dos células nerviosas, denominado hendidura sináptica. La transmisión
termina cuando los neurotransmisores son absorbidos de nuevo por la célula
neuronal transmisora, un proceso que se denomina recaptación. El
incremento, mediante la medicación, de la serotonina disponible parece generar cambios
en los receptores de algunas de las membranas nerviosas. Se cree que
estos receptores pueden encontrarse alterados en las personas que padecen un
trastorno obsesivo compulsivo (Jenike, 1996).
Los estudios en imágenes del cerebro de
los individuos con trastorno obsesivo compulsivo han demostrado ciertas anormalidades
en varias áreas. Entre ellas el tálamo, el núcleo caudado, el córtex
orbital y el giro cingulado. Un estudio realizado por Jenike y cols.
comparó los cerebros de personas que padecían un trastorno obsesivo compulsivo con
los sujetos del grupo de control (individuos sin dicha alteración). Las
imágenes de la resonancia magnética mostraron un córtex más amplio (Jenike,
Breiter, Baer y cols., 1996).
El tálamo procesa los mensajes sensoriales que llegan al cerebro procedentes del
resto del cuerpo.
El núcleo caudado forma
parte del ganglio basal, en la parte interna y central del cerebro. El
núcleo caudado controla el filtrado de pensamientos. La información
sensorial se clasifica aquí. Normalmente, la información innecesaria se omite. Las
personas con trastorno obsesivo compulsivo llegan a abrumarse con los
pensamientos e impulsos intrusos que el núcleo caudado no ha filtrado. El núcleo
caudado de una persona con trastorno obsesivo compulsivo se comporta como el
portero de un edificio de departamentos con un mal desempeño a la hora de
mantener alejados a los indeseables.
El córtex orbital se
encuentra en la parte frontal del cerebro, encima de los ojos. Este es el lugar
donde se combinan los pensamientos y las emociones. Un núcleo caudado
que permite “pasar” los impulsos y pensamientos innecesarios complica en gran
medida el trabajo del córtex. El córtex orbital nos informa de cuándo algo es
erróneo y cuándo debiéramos evitarlo. Es como un sistema primario de alarma
cerebral. En las personas que padecen un trastorno obsesivo compulsivo parece realizar
horas extraordinarias.
El giro cingulado constituye
el centro del cerebro. Le ayuda a cambiar la atención y pasar de un
pensamiento o conducta a otro. Cuando se encuentra activado en exceso, nos
quedamos estancados en ciertas conductas, pensamientos o ideas. El giro
cingulado también forma parte del sistema cerebral que indica el peligro de
que algo horrible sucederá si usted no ejecuta sus compulsiones.
Imagine que todas estas partes de su
cerebro le “vociferan” cuando los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo se
encuentran en su
peor momento:
• El
tálamo envía mensajes de otras partes de su cuerpo, haciendo que se encuentre
hiperconsciente de todo lo que sucede a su alrededor.
• El
núcleo caudado abre la puerta y permite la entrada de pensamientos intrusos.
• El
córtex orbital mezcla los pensamientos y las emociones, después le dice: “¡Algo
no va bien aquí! ¡Refúgiate!”
• El
giro cingulado le dice que ejecute las compulsiones para aliviar la ansiedad
que el resto del cerebro ha cargado sobre usted.
• Mientras
tanto, sus hendiduras sinápticas gritan: “¡Envía algo de serotonina! ¡Se nos
acaba aquí!”.
Usted no
es el culpable del trastorno obsesivo compulsivo. ¡Es su cerebro! Por supuesto hemos
simplificado en gran medida este proceso. Los expertos ni siquiera están
seguros con exactitud de qué partes del cerebro son responsables.
La
investigación ha descubierto que ciertas enfermedades autoinmunes, tal como el
corea de Sydenham, la fiebre reumática, las infecciones
pediátricas por estreptococos y el lupus, también pueden
provocar algunos casos de trastorno obsesivo compulsivo. En algunos estudios se
ha demostrado el vínculo del trastorno obsesivo compulsivo con la encefalitis
de Economo, las lesiones hipotalámicas, los traumatismos craneales, los tumores
cerebrales y la epilepsia. Sin embargo, la mayoría de los casos de trastorno
obsesivo compulsivo tienen lugar sin tales explicaciones causales (Jenike 1998;
Yaryura-Tobias y Neziroglu,1997b).
Los
estudios han encontrado que la terapia de conducta pueden ocasionar cambios
positivos en la función cerebral. La medicación ayuda a corregir el
desequilibrio en la serotonina (Yaryura-Tobias y Neziroglu, 1997a)
Aunque
muchos procesos siguen sin explicarse, cada vez es mayor la evidencia de que la
causa real del trastorno obsesivo compulsivo se
sitúa en problemas con los circuitos, estructuras y
neuroquímica cerebrales.
Los
padres, cónyuges y otros familiares no son los culpables de su trastorno
obsesivo compulsivo.
Bibliografía
C., P.,
& M., H. B. (2003). Guía práctica del TOC. Pistas para su liberación.
Desclée de Brouwer.
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