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LA ACUMULACIÓN OBSESIVA COMPULSIVA. INTERVENCIÓN

 

LA ACUMULACIÓN OBSESIVA COMPULSIVA. INTERVENCIÓN

La acumulación obsesiva constituye un síntoma ampliamente reconocido del trastorno obsesivo compulsivo. Se define como la adquisición

(y la incapacidad para deshacerse) de posesiones que parecen ser inservibles o de un valor limitado (Fross y Gross, 1993). Aunque todos

estamos familiarizados con alguien que consideramos un “rata” o un ahorrador crónico, las personas con acumulación obsesiva compulsiva se distinguen por la disparatada cantidad de objetos acaparados y por su fuerte apego emocional a objetos que la mayoría de los individuos considerarían como claramente inservibles. Los objetos que se acumulan pueden ser prácticamente de cualquier tipo, pero incluyen con frecuencia elementos tales como periódicos, ropa, restos de comida, libros, papeles, propaganda y aparatos antiguos. Una persona con acumulación obsesiva compulsiva describe adecuadamente su apartamento como “algo que se encuentra entre un recipiente de basura y una maleta” (Griest y Jefferson, 1995).

Las personas con acumulación obsesiva compulsiva parecen sobrevalorar la importancia de estos objetos y, de ese modo, desarrollan un apego a éstos más que excesivo que impide que se deshagan de ellos.

Con frecuencia la lógica es: “¿Y si lo necesito en un futuro? Sería mejor que no lo tirase”. Con pilas de basura amontonadas hasta el techo y muy poco espacio para caminar por el hogar, andar por la abarrotada casa de una persona con este trastorno puede ser desafiante.

Se estima que el rango de las conductas de acumulación va desde un 18% al 31% de todos los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (Damecour y Charron, 1998; Frost y Steketee, 1998) siendo la edad de comienzo más habitual en los primeros años de la segunda década (Greenberg, 1987). No se han observado diferencias de género en los acumuladores. Aunque existen muchas teorías sobre su causa, los psicólogos, han especulado durante años con que la acaparamiento compulsivo evoluciona a partir de un esfuerzo perfeccionista por controlar el ambiente (Salzman, 1973).

Las personas con acumulación obsesiva compulsiva son, con frecuencia, extremadamente resistentes a cambiar su conducta. Tienden a ignorar el impacto que ejerce su conducta sobre sí mismos y los demás, prefiriendo considerar su acaparamiento como algo necesario para sentirse con el control de su vida. Los intentos realizados por los familiares para que se deshagan de posesiones pueden encontrarse con una intensa ira y amenazas de violencia. Es probable que los familiares intenten retirar la basura cuando sea intolerable para ellos o cuando aparezca un riesgo sanitario que provoque una situación de emergencia. Si llegase a ser inevitable mudarse del inmueble, es probable que la acumulación continúe en el nuevo entorno.

Las siguientes cinco características son típicas de las personas con acumulación obsesiva compulsiva (Frost y Steketee, 1998):

a)    Indecisión

Las decisiones más sencillas de la vida cotidiana, tal como qué ponerse por la mañana, qué cenar y dónde irse de vacaciones, son problemáticas para los acaparadores compulsivos. Esta indecisión parece relacionarse con el temor perfeccionista a equivocarse. De ese modo, amontonar objetos inservibles puede constituir un medio para evitar una toma de decisiones erradas o que puedan lamentarse más adelante. Si se guardan todos los objetos, incluso los aparentemente inservibles, nunca puede presentarse una queja o lamento por haberlo perdido o haberse deshecho de él (Frost y Steketee, 1998).

b)   Problemas de categorización

Las personas con acumulación obsesiva compulsiva tienen dificultades para clasificar los objetos en categorías, ya sea para darles un uso o deshacerse de ellos. Un objeto parece tan vital e importante como otro. Una envoltura de plástico tiene tanta importancia como una declaración de la renta reciente. Las decisiones con respecto a si se guarda y/o tira un objeto se convierte en algo excesivamente complicado por la incapacidad para diferenciar entre lo que es verdaderamente valioso y lo que no.

c)    Creencias sobre la memoria

A pesar de la escasa evidencia objetiva de que padezcan problemas de memoria, las personas con acumulación obsesiva compulsiva muestran habitualmente preocupaciones obsesivas sobre la confianza que merece su memoria. Temen que su memoria “defectuosa” impedirá que tengan acceso a todas sus posesiones. Esta falta de confianza en su propia memoria hace que el acaparador sea reticente a tirar las cosas o a mantenerlas fuera de su vista. Temen que si no mantienen los objetos en su campo de visión, se olvidarán de ellos. De ese modo, los objetos inservibles se encuentran por doquier en el interior de la casa y ante su mirada, contribuyendo a un hacinamiento extremo.

d)   Apego excesivo a los objetos

Las personas con acumulación obsesiva compulsiva consideran sus cosas como parte de sí mismos. Vinculan mucho más sentimientos a los objetos que los no-acaparadores y logran un grado extremo de comodidad emocional en sus posesiones (Frost y Gross, 1993). Disfrutar en gran medida con las “cosas” también origina una marcada tendencia a comprar en exceso, esto es: adicción a las compras.

e)    Control de la propiedad

Las personas con acumulación obsesiva compulsiva presentan una necesidad extrema de controlar sus posesiones, de proteger los objetos del daño o de un uso irresponsable. Por lo tanto, la persona con acaparamiento obsesivo compulsivo experimentará una incomodidad extrema o incluso se sentirá personalmente violado si los objetos son tocados o desplazados por cualquier otra persona ajena.

PROGRAMA AUTODIRIGIDO

PARA LA ACUMULACIÓN OBSESIVA COMPULSIVA

Para algunas personas, la acumulación constituye el principal síntoma del trastorno obsesivo compulsivo. Aquél es tan grave que interfiere en gran medida con un mantenimiento de normas saludables de vida. Por lo general, el acaparamiento constituye simplemente un síntoma más del trastorno obsesivo compulsivo.

Paso 1. Fije una meta realista que desee alcanzar

En su mayor parte, las personas con acaparamiento obsesivo compulsivo se sentirán abrumadas y por tanto se resisten a lograr la meta de librar sus hogares de todas las “cosas” recopiladas. Si éste es su caso, en vez de pensar en librarse de todas sus posesiones, empiece con metas menores y más realistas: llegar a ser menos indeciso y vivir en un espacio mejor organizado y despejado.

Paso 2. Efectúe una evaluación de su problema de acaparamiento

Responda a las siguientes preguntas para comprender mejor su problema de acaparamiento (agradecimientos para Frost y Steketee, 1998):

·         ¿Qué espacio de la casa se encuentra hacinado? ¿Qué habitaciones?

·         ¿Qué grado de malestar le provoca el problema? ¿Y a sus familiares?

·         ¿Con que gravedad describiría su problema de hacinamiento? ¿Muy grave, parcialmente grave, no demasiado grave?

·         ¿Qué tipos de objetos guarda?

·         ¿Cuáles son las razones para guardar cada tipo de objetos?

·         ¿Tiene algún modo de organizar los objetos en su casa? ¿Cómo decide dónde va cada uno de ellos?

·         ¿Cómo afecta el problema a la relación con sus familiares?

Paso 3. Ponga una moratoria a toda acumulación

Durante el período de tiempo que trabaje con el programa autodirigido, suspenda temporalmente todo tipo de acumulación salvo los ítems más esenciales de su casa. Esto facilitará que perciba un progreso más rápido y conducirá a un mayor éxito en la medida que logre un mayor control sobre su programa de acaparamiento.

Paso 4. Desarrolle un plan de organización para su hogar

·         Realice un inventario de todos los ámbitos de su casa, incluyendo la cocina, el comedor, la sala, armarios, baños, garaje, etc.

·         Anote exactamente cómo se utiliza en la actualidad el espacio.

·         Después estime, de un modo aproximado, qué porcentaje del espacio utilizable se encuentra hacinado en este momento.

·         En la cuarta columna indique su meta en el uso funcional del espacio (por ejemplo: recibir a los huéspedes, ver televisión o comer).

·         Indique su objetivo para la cantidad de hacinamiento permitido en cada habitación.

Asegúrese de incluir en su plan áreas amplias para el almacenamiento.

Paso 5. Decida por dónde empezar

Esta decisión sobre por dónde empezar es a menudo la más difícil de tomar. Elija un área que, en caso de encontrarse despejada, suministraría un alto grado de satisfacción. Por ejemplo, podría ser la mesa de la cocina, el vestíbulo o la esquina de la sala. Este es el mejor lugar para empezar.

Otro modo es escoger algún tipo de objeto del que dispongamuchos en algún pequeño área, tal como libros, ropa o algunos tipos de papeles, y trabaje, en un inicio, sólo en ese tipo de ítems. Como es más sencillo clasificar y almacenar grupos amplios de objetos similares, el trabajo se acelerará y suministrará una satisfacción más rápida.

Paso 6. Establezca unas normas mínimas y sencillas para colocar, almacenar y deshacerse de los objetos y cíñase a ellas

Coloque tres cajas grandes vacías en el área a trabajarse. Etiquete una caja con la leyenda “Almacenar”, en la siguiente ponga “Vender” o “Donar” y en la tercera “Desechar”. Una norma valiosa para eliminar el hacinamiento (Frost y Steketee, 1998) se denomina la norma OHIO: Manéjelo una sóla vez (en inglés Only Handle It Once). Esto significa que una vez que un ítem es tocado o recogido, no puede devolverse a la desordenada acumulación de objetos. Debe colocarse en una de las tres cajas.

·         Como la acción de deshacerse de objetos provoca una ansiedad máxima, empiece por aquellos ítems que causen la menor ansiedad.

·         Empleando la escala de USAs, evalúe su nivel de malestar (en una escala de 0-100) cuando se deshaga de ítems en un área específica.

·         Empiece primero por descartar los ítems que provoquen una puntuación menor en la escala de USAs, digamos por ejemplo entre 0 y 40.

·         Después pase a los ítems que provoquen una mayor ansiedad, en el rango de los 40-80 USAs.

·         Finalmente, deshágase de los objetos que se encuentren en el rango de los 80-100.

·         Si descartar un objeto fuera demasiado estresante, colóquelo en la caja que lleva la leyenda “Almacenar”.

·         Asegúrese de encontrar un lugar en el que guardar dicha caja.

Es útil establecer la siguiente norma para la caja “Desechar”: si en estos momentos carece de un uso específico para ese objeto –tal como exponerlo– o si no prevé un uso específico para dicho objeto durante los siguientes seis meses, deshágase de él. Conserve sólo aquellos a los que adjudique un uso y función diferentes dentro de su casa.

Quizás se sienta especialmente paralizado por el temor a cometer un error. Usted puede sentir que se deshará erróneamente de algo que podría utilizar en un futuro. Pregúntese qué es lo peor que podría suceder si nunca viese nuevamente ese objeto. Lo más probable es que, tras su malestar inicial, ¡se olvide de que se deshizo de él!

Es valioso establecer una distinción entre lo que usted “siente” que podría usar y lo que sabe con certeza que será utilizado para un propósito diferente durante los siguientes seis meses. Basar su decisión en lo que usted “siente” que “podría” utilizar algún día (el cual casi nunca llega) sólo logrará perpetuar su problema de acaparamiento. Una valiosa alternativa sería basar su decisión exclusivamente en los hechos. Memorice esta afirmación: “En caso de duda ¡tírelo!”.

Recuerde, su meta es crear un espacio vital funcional, y no un “museo de recuerdos”. Si usted presenta un apego particular a un objeto que ocupa demasiado espacio, o al que no le puede encontrar lugar, considere la posibilidad de venderlo o donarlo. Regalarlo le reportará la satisfacción de saber que alguien más puede disfrutarlo, ¡tal como lo hizo usted! Si el objeto carece de utilidad para todos menos para usted, recuerde que deshacerse de él no significa borrarlo de la memoria. El recuerdo siempre perdurará. ¡Lo que verdaderamente no necesita es el hacinamiento derivado de ese objeto (y de todos los demás)!

Paso 7. Márquese un ritmo

No se exceda. Esto es una maratón, no un sprint. No se agote. Márquese un ritmo. Pruebe el “sistema 30/30”: identifique primero un pequeño ámbito que le gustaría trabajar –por ejemplo los sofás, la esquina de una habitación o la mesa de la cocina. Programe un temporizador entre los 15 y los 30 minutos y después trabaje sobre su área identificada durante ese período de tiempo. Al finalizar dicho período, haga algo divertido o relajante durante los siguientes 15-30 minutos.

Juegue en el ordenador, haga punto, juegue con sus hijos, disfrute de una taza de café o lea el artículo de la revista que había deseado leer.

Después programe el temporizador y siga librando espacio de nuevo durante otros 15-30 minutos. Siga así hasta que el lugar se encuentre despejado. Algunos otros esquemas temporales que funcionan igualmente son 15/15, 5/5, 5/30 y etcétera. Trabaje a diario, pero cada ciertas jornadas tómese uno libre de modo que pueda pensar con ilusión en descansar. Recompénsese cuando supere un gran obstáculo.

Paso 8. Cuando un lugar se encuentre limpio, decida cómo puede utilizarse apropiadamente

¿El lugar se utilizará para trabajar? ¿Para relajarse? ¿Para dormir? ¿Para entretenerse? ¿Para almacenar? ¿Para decorarse?

Comience a preparar el área para el uso que se pretende. Si no puede decidirse, posponga su conclusión hasta que tenga una idea clara del modo en el

que será utilizado ese espacio. ¡Pero asegúrese de no hacinar nuevamente el área! Establezca la norma de “no apilar” en el espacio particular que a usted le tienta y ¡cíñase a ello!

Claves para liberarse

1. Todas las decisiones referentes a guardar, descartar y organizar los objetos, deben ser efectuadas tan sólo por la persona que experimenta el problema de la acumulación. Los familiares pueden servir de más ayuda permitiendo que la persona que vive el problema de acaparamiento tome las decisiones que necesita aprender a adoptar. Decidir por esa persona no será útil.

2. Los familiares deberían implicarse sólo hasta el límite que les indica la persona con el problema de acumulación.

3. Durante cada sesión de “limpieza”, permanezca centrado en un área pequeña. No pase a otra lugar hasta que haya completado el área que había empezado. De este modo, es más probable que perciba los efectos positivos derivados de sus esfuerzos.

4. Ponga música de fondo agradable y relajante mientras hace la limpieza. Eso puede dar la sensación de que el trabajo avanza más deprisa.

5. Una conducta severa de acumulación se encuentra asociada con una serie de trastornos neurológicos y psiquiátricos, además de con el trastorno obsesivo compulsivo (Damecour y Charron, 1998).

Si usted no logra progresar con el programa autodirigido, consiga que un neurólogo o psiquiatra cualificado le efectúe una evaluación minuciosa. De ese modo, podrá planificarse la ayuda adecuada para este problema específico de acumulación.

Bibliografía

C., P., & M., H. B. (2003). Guía práctica del TOC. Pistas para su liberación. Desclée de Brouwer.

 

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