PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN EN EL CONTROL DE LA IRA
Control de ira de Novaco (1975)
·
Mantener una orientación hacia la tarea antes
que hacia la provocación y centrarse en uno mismo ayudará a disminuir el
arousal de ira ante la provocación.En ocasiones, se percibe un incidente como
un desafío o enfrentamiento, lo que lleva a la persona a tomar decisiones en
una dirección agresiva o defensiva, mientras que si se tiende a focalizar la
atención en la tarea a realizar y los objetivos en los que se está trabajando
en ese momento, se tomarán decisiones que conseguirán resolver el problema.
·
Ante una provocación personal, una persona
con alta autoestima tendrá una menor probabilidad de responder con ira que una
persona con baja autoestima. Este hecho indica que un fortalecimiento de la
autoestima también ayudará a evitar respuestas de ira, por lo que se recomienda
el entrenamiento en autovaloraciones positivas por parte del paciente, y la
generalización de las mismas a través de diversas situaciones.
·
La persona con habilidades para responder de
manera asertiva a la provocación tendrá una menor probabilidad de experimentar
ira que aquella persona que fácilmente se deja contraponer a la provocación. Esto
implica que el desarrollo de habilidades que le permitan ser competente ante la
provocación reducirá la respuesta de ira, esas habilidades pueden ser, por ejemplo,
asertivas a la hora de pedir o negar algo, etc. Además, es conocido que este
modo de comportamiento favorecerá que no se genere ira desde la propia
conducta.
·
Aprender a utilizar nuestra propia activación
como señal de punto de partida para la puesta en marcha de estrategias de
afrontamiento no enfrentadas a la provocación incrementará la probabilidad de
controlar con efectividad la ira.
·
La percepción de que comienza a tenerse
control sobre una situación en la que ha habido una provocación disminuye la
probabilidad de experimentar ira e incrementa la probabilidad de que aparezcan
conductas positivas de afrontamiento. La sensación de control favorece
percepciones más placenteras, por lo que promover autoinstrucciones en
esta dirección ayudará a experimentar en menor medida la ira.
·
Aprender a identificar la secuencias de
provocación en diferentes escenarios y momentos y utilizar autoinstrucciones
adecuadas a cada situación facilitará el control de la ira.
·
Una persona incrementará el número de conductas
de afrontamiento que no le enfrentan a la provocación cuánto más eficaz haya
sido reduciendo su activación y experiencia de ira y cuántas más situaciones
haya resuelto con éxito mediante estas estrategias. El refuerzo de estos
éxitos favorecerá la aparición de estas conductas adecuadas de
afrontamiento y mejorará la autoestima de la persona.
Control de ira de Deffenbacher (1994)
·
Aumentar la conciencia del déficit. Los
pacientes con altos niveles de ira a menudo revelan una falta de conciencia que
resulta especialmente importante para un buen manejo de la ira. Para aumentar
respuestas que conduzcan al empleo de habilidades de afrontamiento para reducir
o controlar la ira es necesario que el paciente tome conciencia de la
respuesta airada que está dando, y para ello hay que favorecer la realización
de preguntas del tipo “¿qué es lo que estoy haciendo?” o “¿cómo estoy
respondiendo?” o “¿realmente es esto lo que yo quiero?” o “¿merece la pena
cabrearme tanto?”. En definitiva, se trata de que el paciente desarrolle una
sensibilidad especial a su respuesta de ira que le permita empezar a ponerle
freno cuanto antes. Con esta intención puede ser adecuado el uso de videos con
situaciones de enfados, discusiones, etc. en los que se le enseñe cuáles pueden
ser los indicadores que anuncian una respuesta de ira.
·
Interrumpir el desarrollo de la respuesta de
ira. Consiste en conseguir que el paciente desarrolle algún tipo de
estrategia con la que pueda cortar el desarrollo de la respuesta de ira que
comienza a experimentar. Las estrategias utilizadas son diversas y están poco
delimitadas, aunque fundamentalmente se utilizan autoinstrucciones. El
paciente puede intentar convencerse para apartarse de la situación de riesgo
por un tiempo, o intentar demorar su respuesta emocional tomándose siempre un
tiempo antes de dar una respuesta. También puede buscar esa interrupción a
través de la técnica de detección de pensamientos, con autoinstrucciones
muy precisas, por ejemplo “¡¡basta!!”, seguidas de pensamientos distractores
sobre temas que le puedan interesar, o con visualizaciones de imágenes
agradables o comenzando a realizar otro tipo de actividades. En definitiva,
se trata de conseguir interrumpir el proceso emocional de la respuesta de ira,
lo que en cualquier caso exige una alta motivación y una especial atención por
parte del paciente.
·
Utilizar el entrenamiento en relajación.
La relajación será efectiva por sí sola y también en combinación con otras
técnicas, favoreciendo el uso posterior de estrategias cognitivas. Se propone
un entrenamiento en relajación muscular progresiva que termine utilizando la
visualización de imágenes que eliciten relajación y calma, practicándola,
primero en situaciones no estresantes, y luego en situaciones provocadoras de
ira.
·
Reestructuración cognitiva. Se trata
básicamente de tratar de modificar los sesgos que pueden llevar a dar
una respuesta de ira. Las principales distorsiones que hay que valorar y tratar
son: la equivocación en la predicción de sucesos que elicitan ira; la
utilización de pensamientos e ideas coercitivas como por ejemplo “debería de”,
“tendría que”, etc.; el pensamiento catastrófico así como el pensamiento
dicotómico; la sobregeneralización; y la interpretación de las ideas y
pensamientos de los demás, todo ello con la intención de dotar de una mayor
flexibilidad al tipo de atribuciones que realiza el paciente sobre los demás.
·
Solución de problemas y autoinstrucciones
que ayuden a desarrollar los pasos de la estrategia en solución de problemas
orientando al paciente hacia la ira como un problema a resolver y que le
permitan planificar soluciones. También acompañar los éxitos siempre con
autoinstrucciones que refuercen la autoestima.
Entrenamiento en manejo de la ira (Lochman y Wells, 1996)
·
Impedir las posibles ventajas secundarias
derivadas de la presencia de reacciones de agresividad e ira (extinción,
coste de respuesta, tiempo fuera...
·
Incrementar el reconocimiento de las señales
fisiológicas que preceden a la ira.
·
Identificar los estímulos discriminativos
que desencadenan la conducta agresiva.
·
Detener el impulso que pone en marcha la
respuesta agresiva mediante autoinstrucciones.
·
Proporcionar habilidades sociales que
permitan manejar las situaciones problemáticas de un modo más adaptativo.
·
Promover el empleo de estrategias de solución
de problemas (identificación del problema, desarrollo de alternativas y
elección de respuesta basándose en la anticipación de consecuencias)
Control de ira para niños
Una revisión de los estudios que sobre este tipo de
tratamientos se han publicado en los últimos veinticinco años muestra la
eficacia de algunas intervenciones, en formato de programa, realizadas con
niños de infantil y primaria (véase Mytton, DiGuiseppi, Gough, Taylor y Logan,
2004). Esta revisión evidencia como los programas de tratamiento pueden
centrarse, además de en la propia conducta agresiva, en la respuesta emocional
de ira, coincidiendo, de hecho, que los programas que añaden a la agresión la
ira como objetivo de tratamiento son algunos de los que mejores resultados
presentan en las escuelas de primaria. Algunos de estos programas se apoyan en
técnicas muy diferentes y, así, mientras que el trabajo de Oldfield de 1982
conseguía buenos resultados basando su intervención fundamentalmente en técnicas
de desactivación como la meditación y el uso de horarios conductuales,
otros programas han utilizado técnicas propias de la terapia cognitivo conductual,
en un formato de sesiones clínicas con grupos reducidos de niños, y en las que
fundamentalmente se aprendía a controlar la ira (Sukhodolsky, Solomon y Perine,
2000).
Programas específicos que
pueden mostrar los módulos de técnicas con los que se trabaja.
El primero de ellos,
desarrollado por Kendall y Braswell en 1985 se centraba básicamente en el control
de la respuesta impulsiva ante la aparición de problemas, apoyando la intervención
en el uso de auto-instrucciones (que en estos rangos de edad aumentan su
eficacia). El programa entrenaba cinco pasos en la resolución de un problema:
1) reconocimiento y definición del problema;
2) desarrollo de alternativas de solución al problema;
3) focalización de la atención en los elementos clave del
problema;
4) elección de la potencial mejor solución de acuerdo a la
anticipación de sus consecuencias; y
5), autorefuerzo por el uso de la técnica.
Este programa se centra en el afrontamiento de
situaciones conflictivas y por lo tanto hace referencia a un aspecto concreto
de la respuesta del niño. Sin embargo, otros programas se centran más en la
regulación del proceso emocional y cognitivo en la interacción social y no
tanto en la regulación de la situación.
Así, el segundo programa que se presenta es el desarrollado por Greenberg y
su grupo y denominado PATHS (Promoting Alternative Thinking Strategies)
(Bierman y Greenberg, 1996). Este programa busca el incremento de conductas
prosociales mediante los siguientes módulos:
1) Incremento las conductas sociales positivas mediante:
a) aprendizaje de
habilidades para hacer y mantener amigos;
b) desarrollo de intereacciones sociales placenteras, y
c) desarrollando
habilidades de expresión de opiniones y de escucha en la interacción.
2) Desarrollo de estrategias de autocontrol y regulación
emocional:
a) reconociendo
extremos afectivos y nivelándolos,
b) diferenciando respuestas emocionales de respuestas
conductuales
3) Uso de estrategias de solución de problemas:
a) parando y pensando antes de actuar;
b) planteando múltiples alternativas de solución analizando
sus potenciales consecuencias, y
c) aplicando la solución y evaluando su utilidad.
Bibliografía
REME (revista electrónica de motivación y emoción)Volumen XI
Junio 2008 Número 28
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