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TIMIDEZ, INTROVERSIÓN E INHIBICIÓN COMPORTAMENTAL

 

TIMIDEZ, INTROVERSIÓN E INHIBICIÓN COMPORTAMENTAL

Tradicionalmente, el concepto de timidez ha estado, y sigue estando, asociado a otros como la introversión y la inhibición comportamental. sentido, una correcta conceptualización de los mismos nos permitirá una mejor delimitación del concepto de timidez.

Timidez e introversión

Jones et al. (1985) entienden la timidez como un rasgo de personalidad relacionado principalmente con situaciones de amenaza interpersonal y señalan que un individuo caracterizado por un alto rasgo de timidez experimentará un mayor grado de activación que otro con un rasgo menor, independientemente del nivel de amenaza interpersonal de la situación. Así mismo, estos autores establecen que el miedo a la evaluación negativa, relacionada con situaciones sociales, está en la base de la timidez. Se trataría de una característica individual, de un rasgo general de personalidad, que se activa en situaciones de amenaza interpersonal, y que es relativamente independiente de la intensidad de las situaciones.

De modo similar a lo propuesto por Jones et al. (1985) al considerar la timidez como una predisposición o rasgo temperamental, y partiendo el modelo de personalidad desarrollado por Eysenck (1944), la introversión se entiende como una dimensión de personalidad que agrupa las características de sujetos tranquilos, reservados, introspectivos, retraídos, distantes con los demás excepto con los amigos íntimos, cautelosos y con elevado control emocional (Biederman, Rosenbaum, Hirshfeld, Faraone, Bolduc, Gersten, Meminger, Kagan, Snidman y Reznick, 1990). Las características de la personalidad introvertida ya se observan a la edad de 1 año, e incluso pueden aparecer en los primeros meses de vida, y continúan siendo evidentes durante la infancia, manifestándose a través de conductas de inhibición ante los objetos y experiencias desconocidas (Stassen y Thompson, 1997).

Así mismo, para algunos autores (Amies, Gelder y Shaw, 1983; Watson, Clark y Carey, 1988; Salaberría y Echeburúa, 1998) la introversión constituye un factor de vulnerabilidad de cara al desarrollo de ciertos trastornos de ansiedad, en especial de ansiedad social. En cuanto a su etiología, ya en 1967 Eysenck señaló la existencia de una posible base biológica para la introversión, relacionada con el sistema reticular y el sistema límbico. Posteriormente, Kagan (1989) sugirió la posibilidad de que pudieran existir genes responsables de un patrón de respuestas típico del individuo introvertido ante los estímulos novedosos.

Según lo expuesto, el introvertido compartiría muchas de sus características con el tímido, y ello tanto en relación con el patrón de respuestas dado ante lo desconocido y en cuanto a su carácter de factor de riesgo para el desarrollo de una misma patología y a su posible base genética. En esta línea, autores como Eysenck (1982) proponen que altos niveles de introversión se asocian con la timidez y, así mismo, con el desarrollo de ciertos trastornos de ansiedad. Sin embargo, queremos destacar algunas diferencias entre la timidez y la introversión:

En primer lugar, si bien ambas se caracterizan por el mismo patrón de respuesta dado en situaciones sociales novedosas, el comportamiento introvertido no se circunscribe a este tipo de situaciones. En este sentido, la timidez posee más bien un carácter de reacción específica, mientras que la introversión tiene más que ver con un comportamiento generalizado.

En segundo lugar, la timidez se haya más limitada en el tiempo, en tanto que la introversión tiene un carácter más estable.

En tercer lugar, la timidez está más relacionada con la ansiedad evaluativa, así como con la vergüenza y el rubor (es decir, con el sentimiento y la reacción fisiológica) que la introversión.

Timidez e inhibición comportamental

 Kagan, Reznick y Snidman (1988) definieron bajo el término de "inhibición comportamental ante lo no familiar" el comportamiento de aquellos niños que, en condiciones de laboratorio, respondían ante los estímulos no familiares con una excesiva activación simpática y con una conducta de evitación. Algunas de las conductas mostradas por estos niños ante personas u objetos extraños fueron el cese del habla, el retraimiento, o el aislamiento. Años más tarde, Kagan, Snidman y Arcus (1992) plantean que este constructo temperamental puede ser detectado en edades de desarrollo tempranas, en concreto a la edad de 4 meses.

Estos autores defienden, la existencia de dos tipos de temperamento infantil: la "inhibición conductual ante lo no familiar", definido como un patrón de inhibición social y timidez, con correlatos fisiológicos de ansiedad o arousal elevado y el temperamento "conductualmente desinhibido", considerando la presencia o ausencia de conductas de evitación ante objetos o personas no familiares o extrañas como elemento diferenciador entre ambos. Así mismo, plantean incluso que las diferencias encontradas entre las reacciones fisiológicas de los niños (inhibidos y desinhibidos) pueden deberse a diferencias en el sistema límbico, sugiriendo con ello la existencia de una posible base hereditaria en la inhibición comportamental. Yendo más allá, algunos autores plantean que si este patrón de conducta se mantiene estable, o se combina con una historia familiar de patología de ansiedad, puede dar lugar al desarrollo de trastornos de ansiedad (Rosembaum, Biederman, Gersten, Hirshfeld, Meminger, Herman, Kagan, Reznick y Snidman, 1988; Kagan et al., 1988; Biederman, 1990; Biederman et al., 1990; Rosenbaum, Bierderman, Bolduc, Hirshfeld, Farone y Kagan, 1992; Biederman, Rosembaum, Bolduc-Murphy, Faraone, Chaloff, Hirshfeld y Kagan, 1993; Biederman, Rosembaum, Chaloff y Kagan, 1995) y en concreto, de ansiedad social o fobia social (Rosenbaum, Biederman y Hirshfeld, 1991, Kagan et al., 1992; Rosembaum, Biederman, Pollock y Hirsfeld, 1994). En esta línea, Turner, Beidel y Wolff (1996) realizan una revisión de los estudios centrados en la inhibición social y sugieren que un patrón estable de inhibición comportamental puede incrementar el riesgo de padecer trastornos de ansiedad, y especialmente de aquellos relacionados con la ansiedad social y la ansiedad evaluativa. Así mismo, Mick y Telch (1998) señalan que la historia de inhibición comportamental en la infancia se asocia con síntomas de fobia social en la edad adulta, sugiriendo, además, que la inhibición comportamental infantil se asocia más fuertemente a la ansiedad social que a otros trastornos de ansiedad.

Como conclusión, y en relación con las semejanzas y diferencias existentes entre los términos introversión, inhibición comportamental ante lo no familiar y timidez, podemos establecer que tanto la introversión, como la inhibición comportamental y la timidez, hacen referencia a rasgos del temperamento que determinan un patrón de respuesta típico ante objetos o personas desconocidas, que constituyen factores de riesgo para el desarrollo de trastornos de ansiedad, y en concreto, de ansiedad social. Todas estas características compartidas hacen que exista una confusión terminológica en la utilización de estos conceptos en la literatura psicológica. Ahora bien, según lo expuesto a lo largo de este punto, timidez, introversión e inhibición comportamental poseen entre sí características que hacen que se las considere entidades independientes, si bien íntimamente relacionadas.

Bibliografía: ASPECTOS COGNITIVOS, EMOCIONALES, GENÉTICOS Y DIFERENCIALES DE LA TIMIDEZ Cano Vindel, A.; Pellejero, M.; Ferrer, M. A.; Iruarrizaga, I. y Zuazo, A. Universidad Complutense de Madrid (Spain).Revista REME (revista electrónica de motivación y emoción: http://reme.uji.es/articulos/acanoa5610802100/texto.html)

 

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