INDICACIONES DE CONTRARRESISTENCIA EN EL TERAPEUTA
·
Hablar demasiado durante las sesiones o no lo
suficiente
·
Revelar demasiadas cosas de uno mismo o con
demasiada frecuencia
·
Los dos, paciente y terapeuta, evitan abordar
cuestiones difíciles al tiempo que disfrutan de la relación entre ellos
·
Hacerse amigos o sexualizar la relación con el
paciente
·
Idealizar al paciente
·
Desvalorizarlo y hablar mal del paciente con
otros compañeros terapeutas
·
Sentir lástima por el paciente
·
Sentir la necesidad de arreglar o de curar al
paciente
·
Tener sentimientos crónicos negativos acerca del
paciente (frustración, enfado, vergüenza, culpa, repulsión, aburrimiento) sin alcanzar
a resolverlos.
·
Sentir que el paciente es especial y que por ello
necesita un tratamiento especial
·
Sentir fascinación por la disociación y por las
partes disociativas
·
Tratar a las partes disociativas como si fueran
personas diferentes
·
Tener miedo de las sesiones
·
Ver a un determinado paciente a unas horas
inusuales, en lugares diferentes del despacho; tener sesiones sin establecer
cuándo empezarán o cuándo terminarán.
·
Saltarse los límites; ser inconsciente con los
límites y el encuadre terapéutico
·
Aumentar el contacto con un paciente crónicamente
suicida, movidos por el miedo
·
Llegar constantemente tarde a las sesiones o no
acabar las sesiones a su hora.
·
Olvidarse de que había sesión
·
Hacer entrar al paciente con retraso (por
sobrecarga de la agenda) o bien citar a dos pacientes a la misma hora, y ello
de manera crónica o continuada.
·
No fijar un horario o régimen habitual de
sesiones con un paciente.
·
Tranquilizar, apaciguar, preocuparse por el
paciente y cuidar de él, o bien juzgarlo o criticarlo, todo ello en exceso
·
Ser incapaz o mostrarse reticente a hablar de
temas importantes con el paciente (p.ej. sexualidad, honorarios, fantasías,
vergüenza, límites)
·
Ser incapaz o mostrarse reticente a abordar
determinadas partes disociativas del paciente (p.ej. la parte que imita al
agresor, la parte enfadada y agresiva, la parte sexualizada, la parte infantil)
·
Favorecer a determinadas partes por sobre otras
·
Negar que haya problemas con la terapia
·
Sentirse incapaz o reticente a intervenir, debido
a la vergüenza, el miedo o la rabia; o intervenir impulsivamente o en reacción
al paciente
·
Demostrar incapacidad o reticencia a seguir las
sugerencias razonables planteadas en la supervisión y en el asesoramiento
especializado
·
No buscar supervisión o asesoramiento
especializado
·
Mantenerse reacio a poner fin a una terapia inviable
después de que exista una considerable cantidad de sugerencias de asesores
especializados y de recomendaciones respecto de la necesidad de proceder a
ello.
·
Sentir la necesidad de que el paciente tenga
éxito como un reflejo de que somos unos buenos terapeutas
·
Sentir la necesidad de “salvar” al paciente
cueste lo que cueste
·
Sentir la necesidad de que el paciente nos
necesite
·
Evitar hablar o tratar acerca de los problemas o
cuestiones relacionadas con la dependencia en la terapia
·
Tratar de trabajar en situaciones de “chantaje”
emocional, sin abordarlas directamente (p.ej. Si no me llama todos los días, me
mato; la única persona que me puede ayudar es usted...)
·
Fomentar la desunión dentro del equipo de
tratamiento; hablarle mal al paciente acerca de otros miembros del equipo, o
hablarles mal a otros miembros del equipo acerca del paciente
·
Centrar excesivamente la atención en el
contenido de los recuerdos traumáticos o manifestar una actitud contrafóbica
hacia el trauma
·
Sostener una creencia (o una incredulidad) ciega
acerca del paciente, ser incapaz de reflexionar acerca de qué es lo que el paciente
necesita, en lugar de acerca de qué es “verdad” y qué “no es verdad”
·
Episodios de acting-outs crueles con el
paciente, con interpretaciones a modo de castigo, negándoles algo, mostrándoles
desdén...
Bibliografía
Van Der Hart, O., Steele, K., & Boon, S. (2017). El
tratamiento de la disociación relacionada con el trauma. Bilbao: Desclée De
Brouwer.
Comentarios
Publicar un comentario