LA CONFIANZA EN LA
RELACIÓN DE PAREJA
Los
problemas que surgen en las relaciones interpersonales son compartidos. La conducta
de las personas en pareja es interdependiente: lo que hace o experimenta uno está
en función de lo que hace o experimenta el otro; lo que a uno le pasa o siente
influye en mayor o menor medida en el otro. Por tanto, en la mayoría de los
casos, los celos dependen del tipo de relación que se disfruta.
Si se
quiere construir una buena relación, hay que conocerse a uno mismo, conocer al
otro y saber cómo se reacciona en diferentes situaciones. Esto permite
anticipar crisis y conflictos y mejorar las reacciones de ambos para
afrontarlos con éxito o, al menos, para que no empeoren. Tener una buena disposición para
resolver problemas y para mejorar ayuda mucho.
Las
relaciones interpersonales se basan en la confianza y en el intercambio de
la información sincera. La base y el objetivo de toda relación es afianzar
la confianza mutua durante todo el tiempo que se esté con la otra
persona. Los celos son una amenaza directa a la confianza porque la duda
permanente es intolerable y puede destruir la relación.
Construir
una relación de confianza lleva tiempo y esfuerzo, pero se puede destruir muy rápidamente
y tal vez para siempre. Y si la desconfianza impera, puede que la relación
se rompa pronto o que se convierta en un infierno para ambos. Un primer
consejo es el de hacer todo lo posible por aumentar la confianza, tarea que
es de todos los días. Para ello, lo mejor es no preocuparse mientras no
haya indicios claros y reiterados de deseo de
abandono o de interés hacia otra persona por parte del
amante. Lo que no está roto no hay que arreglarlo, y donde no existen problemas
no hay que crearlos. No hay que obsesionarse pensando que es inevitable que a uno
le va a engañar precisamente quien más le quiere.
Es necesario
dialogar con la pareja sobre los asuntos o personas que pueden suscitar celos
con el ánimo de aclararlo todo. Por difícil que pueda parecer, no se deben
eludir temas que pueden amenazar la relación. Confianza quiere decir ser
capaz de hablar de todo y comentarlo todo, incluso los asuntos más delicados, y
la infidelidad es uno de ellos. Los temas y las cuestiones importantes,
como el amor y la fidelidad, ponen al descubierto la fuerza o la fragilidad de
la relación.
Tratar
a alguien con quien se comparte todo o con quien se quiere vivir supone abordar
tarde o temprano cuestiones relevantes sobre el futuro, asuntos de trabajo y dinero,
posibilidad de tener descendencia, cómo desenvolverse en las relaciones con la
familia cercana y con otras personas, incluyendo los exnovios y los amigos. En
estas conversaciones se va adquiriendo una idea de cómo son el comportamiento,
las emociones y las actitudes de la otra persona y, por tanto, se puede saber
si es más o menos celosa.
Aunque
la infidelidad sea relativamente frecuente, no lo es tanto discutirla con la pareja.
En un momento dado hay que hablar de ella y de asuntos relacionados. Si se vive con un celoso, equivale a
mentar la soga en casa del ahorcado y se corre el riesgo de provocar, como
poco, momentos de tensión. Hablar sobre infidelidad no hace más que aumentar
sus miedos y reforzar su convicción sobre la posibilidad de que el suceso temido
ocurra. La infidelidad cercana o que afecta a personas famosas lleva a la
pareja a plantearse su actitud ante las aventuras sexuales, y a preguntarse por
qué sucedió en tales casos. Este tipo de pensamientos puede ser odioso para el
celoso. Si se comenta un caso conocido, puede ser una ocasión para mostrarlo
como mal ejemplo, en la dimensión que se quiera, y reforzar el vínculo. A
menudo se terminan estas conversaciones con una rápida y terminante crítica
contra él o la infiel. Peor es callarse y que los asuntos posiblemente
conflictivos queden pendientes y, se vayan sumando o multiplicando hasta
estallar un día. En caso de duda es mejor hablar.
Bibliografía
M., M. J. (2016). Celos. Claves para comprenderlos
y superarlos. Paidós.
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