LA DISOCIACIÓN
ESTRUCTURAL Y LA CAPACIDAD INTEGRADORA
Una personalidad sana se caracteriza por una capacidad fuerte de
integrar experiencias (Janet, 1889). La integración es un proceso de adaptación
que implica acciones mentales continuas que permiten tanto diferenciar como vincular
experiencias a lo largo del tiempo en una personalidad flexible y estable que
promueve el mejor funcionamiento en el presente (Jackson, 1931/32; Janet, 1889;
Mearesm 1999; Nijenhuis y col.,2004a, 2004b).
La capacidad de ser abierto y flexible nos permite que cambiemos
cuando es necesario, mientras que la capacidad de permanecer cerrados nos
permite
mantenernos estables (es decir, actuar de
maneras preconcebidas).
En la disociación
estructural,
aunque las partes no son completamente estáticas o cerradas, existe una
conexión y coordinación insuficiente entre ellas. Así, la entera
personalidad del individuo traumatizado es demasiado cerrada y rígida en
aspectos fundamentales, llevando a la proliferación de acciones de coordinación
relativamente estereotipadas y pobres dentro y entre las diferentes partes
disociadas.
La síntesis
Varios tipos de acciones mentales integradoras necesitan ser
entendidas para que el tratamiento de los individuos traumatizados pueda ser lo
más eficaz posible. Una de las más importantes es la síntesis (o sea,
vincular/atar) y diferenciar una gama de experiencias internas y externas en un
momento dado y a lo largo del tiempo.
La síntesis incluye
unir y diferenciar percepciones sensoriales, movimientos, pensamientos,
afectos y la conciencia de uno mismo. Es un concepto dimensional y la capacidad
de sintetizar oscila. Por ejemplo, cuando un individuo está completamente
despierto, la síntesis tendrá una cualidad superior que cuando la misma persona
está cansada. La síntesis mantiene la unidad normativa de la conciencia e
historia del individuo.
Alteraciones de la conciencia y síntomas de disociación pueden
surgir cuando la síntesis es incompleta.
La comprensión
Otra acción mental relacionada, pero de un nivel integrador
superior, es la comprensión (o sea, el grado en el cual los individuos son conscientes
de las implicaciones y el sentido de sus experiencias personales).
La comprensión implica el grado en el
cual se alcanza el cierre de la experiencia (Janet, 1935; Van
der Hart y col.,1993). Consiste en dos operaciones mentales que están constantemente
madurando la visión que tenemos de nosotros mismos, de otros
y del mundo: la personificación (Janet, 1903) y la presentificación (Janet, 1928a).
La personificación supone
integrar la síntesis de una experiencia con un sentido explícito y personal
de la pertenencia (por ej. “Eso me ha pasado a mi y creo y siento eso y lo
otro sobre ello”).
La presentificación es
la acción mental que supone estar firmemente enraizado en el presente e
integrar el pasado, presente y futuro de uno mismo, de manera personificada.
Se manifiesta en actuar en el presente de la manera más adaptada y
atenta.
Tanto la PAN y la PE carecen de una comprensión completa del
trauma.
La PAN carece de la personificación
de la
experiencia traumática y sus efectos secundarios. Así, la PAN puede negarlo
o experimentar varios grados de amnesia en cuanto al/los hecho(s). La PAN quizá
sabe del trauma pero insiste que “no siento como si me hubiera pasado a mí”.
La PE no
vive que el trauma haya acabado y de esta manera carece de la presentificación, de la
habilidad de estar completamente en el presente. Limitadas por sus
sistemas de acción correspondientes, tanto la ANP y la EP responden de
manera selectiva a una gama limitada de indicaciones (por ej. las que
son relevantes para dar cuidados o defender los intereses). Esto hace
que disminuya la capacidad de comprender completamente el trauma y de
integrarlo y estar por completo en el presente.
La memoria traumática
versus la memoria narrativa autobiográfica
Una noción importante relacionada con la disociación estructural y
las acciones mentales integradoras es la memoria traumática versus la narrativa
autobiográfica. Janet (1928a) notaba que la memoria normal consiste en dos grupos de acciones:
1) las acciones realizadas durante el acontecimiento mismo
y
2) un relato del acontecimiento que simboliza las
acciones realizadas después.
Esta acción dual tendría que tener lugar dentro de la personalidad
como un proceso integrador. Sin embargo, la PE está fijada en la primera
parte
de la acción, dado que vuelve a experimentar
constantemente la vivencia del trauma de una manera sobre todo sensorio-motriz
y con una gran carga afectiva. (Janet, 1919/25; NIjenhuis & Van der Hart, 1999; Van der
Kolk & Fisler, 1995; Van der Kolk & Van der Hart, 1991).
Brewin se ha referido a esta memoria traumática como a una memoria accesible
circunstancialmente (SAM; Brewin, 2003) porque es evocada por
desencadenantes más que es accedida verbalmente o conscientemente.
La PAN evita dar un relato del
trauma o desarrolla uno sin una personificación completa.
A lo
largo del curso del tratamiento, los recuerdos traumáticos deben ser
convertidos en recuerdos narrativos, para que el trauma pueda ser comprendido e
integrado gradualmente como un acontecimiento pasado en la autobiografía de
uno, de esta manera aliviando la disociación estructural (Janet, 1928a; Van
der Hart y col., 1993). Brewin llamó a ésto memoria accesible verbalmente (VAM;
Brewin, 2003) y la nueva VAM inhibirá la SAM que seguirá existiendo.
Bibliografía
Kathy Steele, MN, CS, Onno van der Hart, PhD Ellert R.S.
Nijenhuis, PhD Journal of Trauma & Dissociation,6(3), 11-53. 6
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