PROGRAMA
DE TRATAMIENTO INDIVIDUALIZADO PARA EL DOLOR CRÓNICO
El tratamiento individualizado de un problema de dolor
crónico debe iniciarse, realizando el análisis conductual del caso. Luego en
función de los datos de este análisis, se planificarán los objetivos de la
intervención, así como las técnicas adecuadas para conseguir dichos objetivos.
Los datos procedentes de los Autorregistros, junto a los
aportados directamente por el paciente durante las entrevistas, suelen ser los
elementos básicos para planificar la intervención. Estos datos pueden
contrastarse o complementarse, siempre que se considere necesario, con los
procedentes de cuestionarios.
Una tarea importante en las primeras sesiones es valorar el
concepto que el paciente tiene acerca de su problema de dolor (creencias,
expectativas...). Conjugando este conocimiento con los demás datos del análisis
conductual, el terapeuta debe elaborar un esquema explicativo del problema del
paciente, que pueda ser entendido por éste y compartido por ambos a lo largo de
la intervención. Lo más práctico es adaptar todo el conjunto de datos al
esquema más sencillo posible. Es decir, un esquema que contenga sólo aquellos
elementos cruciales para la intervención, que sean fácilmente identificados y
compartidos por el sujeto. Un esquema útil sería:
ESTRÉS
--------------------------TENSIÓN-----------------------------------DOLOR
No obstante, debido al conjunto de elementos que suelen
aparecer funcionalmente relacionados con el dolor, y la forma en que se
producen estas relaciones en la mayoría de los pacientes, se requiere de un “esquema tipo” que engloba todos los
datos.
Tabla 1Esquema
de las relaciones funcionales del dolor
Factores desencadenantes: 1.
Psicosociales: Situaciones
estresantes Déficit de
habilidades de afrontamiento 2.
Ambientales: Cambios
climatológicos Contaminación 3.
Biológicos Cambios hormonales,
metabólicos |
Predisposición psicobiológica |
Respuestas
Estereotipadas de Activación Incremento
de la tensión muscular Vasoconstricción
periférica |
Dolor |
Consecuencias de Padecer Dolor: ·
Conductas de dolor ·
Inactividad ·
Ansiedad ·
Depresión ·
Pensamientos de incontrolabilidad y catastrofismo ·
Insomnio ·
Consumo excesivo de tabaco y alcohol |
De los factores
psicosociales desencadenantes, quizás el más frecuente sea el estrés que se produce en la vida del
sujeto. A su vez, el que la persona carezca de las adecuadas habilidades para
afrontar dichas situaciones con éxito, incrementa su valor estresante y, por
ende, las repercusiones en el problema del paciente.
Las respuestas de
activación con más influencia en los problemas de dolor
crónico son el aumento de la tensión
muscular y la vasoconstricción periférica. En el inicio del problema de dolor
crónico se suelen observar estas respuestas estereotipadas. Sin embargo, y muy
especialmente en los pacientes con mayor cronicidad, es frecuente encontrar
crisis de dolor en las que no resulta posible identificar dichas respuestas
estereotipadas de activación ni antes, ni durante el episodio de dolor.
Un fenómeno común en la mayoría de los pacientes de dolor
crónico es la incomprensión inicial de cómo el psicólogo o psicóloga va a poder
ayudarles en un problema generalmente concebido como orgánico, como sucede con
el dolor. Sólo mediante una adecuada adaptación del esquema tipo a las
peculiaridades del caso concreto, se consigue que el paciente entienda el dolor
como un problema complejo que se mantiene por diversos mecanismos y que puede
ser abordado a varios niveles y con diferentes técnicas de tratamiento. Es más,
aunque el motivo prioritario de la consulta sea el conseguir la disminución del
dolor, nosotros debemos hacerle comprender, a la vista de su esquema
explicativo, las vías directas e indirectas por las que vamos a acometer esta
labor y los objetivos parciales que vamos a ir abordando secuencialmente.
Al elaborar la secuencia del proceso de tratamiento es
aconsejable, en todos los casos, comenzar por aquellas técnicas que mejor
puedan ayudarnos a fomentar la credibilidad y adherencia del sujeto al
tratamiento. En este sentido, suele ser conveniente empezar por objetivos fisiológicos, ya que resultan
más creíbles para estos pacientes que provienen del ámbito médico y que, suelen
estar convencidos de que su problema es orgánico y que no se ha encontrado aún
la solución para él. Por este motivo, una de las técnicas de tratamiento con la
que suele ser frecuente comenzar la intervención en los problemas de dolor
crónico, es el entrenamiento en relajación.
Con esta estrategia es posible conseguir la regulación de la respuesta
fisiológica alterada, con la que en muchos casos se consigue ya una disminución
de la ocurrencia de dolor. Pero, a su vez, esta técnica de tratamiento suele
contribuir a mejorar otros aspectos del problema global del paciente (como la
ansiedad y el insomnio) por lo que, de forma indirecta, estamos también
potenciando la mejoría del sujeto. A su vez, y cuando el paciente ya ha
aprendido a relajarse rápidamente, puede utilizarse la relajación como
estrategia para el afrontamiento de las situaciones estresantes. De esta forma,
en los episodios funcionalmente relacionados con situaciones estresantes, se
consigue abortar desde su inicio el episodio de dolor.
Alguno de los objetivos conductuales,
como el incremento de actividades,
puede ser acometidos también desde los momentos iniciales de la intervención. A
este respeto, es conveniente señalar que cuando se implanta un programa de incremento gradual de ejercicio físico
y actividades gratificantes, al tiempo que conseguimos combatir la
inactividad del sujeto, se consiguen efectos beneficiosos sobre su estado de
ánimo, ya que se suelen recuperar reforzadores perdidos por culpa de la propia
inactividad. En este mismo orden de cosas, se señala la conveniencia de
estudiar bien la secuencia de implantación de los programas de control de
contingencias para la extinción de las conductas de dolor. Una secuencia
adecuada, en la que se retiran al sujeto los refuerzos que estaban manteniendo
sus conductas desadaptativas, pero sin asegurarse de la consecución de otros
equivalentes por las adaptativas, puede provocar una pérdida de reforzadores
que repercutirían negativamente en el estado de ánimo del paciente, y
lógicamente en su cumplimiento terapéutico.
Algunas estrategias dirigidas a objetivos
cognitivos, como las estrategias
de control y redirección de la atención o la reestructuración de las
cogniciones negativas auto-referidas y el catastrofismo, pueden ser más
difíciles de aceptar inicialmente por el sujeto. Su eficacia suele ser mayor
cuando se introducen más avanzado el tratamiento, es decir, cuando ya se ha
obtenido alguna mejoría clínica y el sujeto se muestra más adherido al
tratamiento.
Durante todo el proceso resulta imprescindible motivar al
paciente para que realice las tareas que se le encomiendan entre las sesiones,
con el fin de que consolide los aprendizajes y los generalice a las situaciones
que habitualmente se dan en su vida normal. A su vez, es conveniente señalarle
a detectar los indicios de nuevas situaciones en las que debería poner en
marcha estrategias aprendidas, y entrenarle para que valore la mejoría
conseguida, no sólo en los parámetros del dolor, sino también en las demás
áreas abordadas durante la intervención.
Referencia bibliográfica
Vallejo, M., & Comeche, M. (2012). Lecciones de
terapia de conducta. España: Dykinson S.L.
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