TRATAMIENTO
PSICOLÓGICO DEL DOLOR CRÓNICO
El dolor crónico es quizá el trastorno psicofisiológico en
el que la aproximación cognitivo-conductual ha demostrado más ampliamente su
utilidad clínica.
El acercamiento psicológico a los problemas de dolor crónico
es un acercamiento amplio que recoge e integra todo el conjunto de variables
(fisiológicas, emocionales, cognitivas y conductuales) implicadas en la
percepción del dolor. La intervención psicológica suele empezar por la
identificación de los diferentes aspectos implicados en cada caso concreto y el
análisis de las relaciones funcionales existentes entre ellos.
Se asume que cualquier intervención sobre uno de los
aspectos repercute en los demás y, por tanto, que al modificar cualquiera de
ellos hay que prever y servirse del efecto que produce en los restantes.
1. Técnicas de
regulación fisiológica
Son las técnicas que más atención han recibido y las
primeras en ser consideradas como objeto de tratamiento conductual.
Su aplicación se basa en un simple supuesto estratégico,
coherente con el modelo lineal tradicionalmente asumido: Si el dolor se produce
por la alteración de una respuesta fisiológica (p.ej., un incremento de la
tensión muscular en la cefalea tensional o en la lumbalgia), la regulación de
dicha respuesta solucionará el problema del dolor.
Aunque este supuesto no está demostrado y a pesar de la
complejidad y diversidad de la experiencia de dolor, es un hecho asumido que,
las técnicas de regulación fisiológica siguen siendo los procedimientos de elección
para abordar el trastorno de dolor crónico fundamentada en la facilidad de su
administración y en que su eficacia es una de las más elevadas, aún en los
casos en que se administren de forma aislada.
Los procedimientos
más utilizados:
·
Biofeedback
·
Relajación
Sin embargo, en el Centro
Beatriz, utilizamos como técnicas de regulación fisiológica de forma
combinada:
·
Entrenamiento
en Relajación Progresiva (Jacobson, 1939)
·
Entrenamiento
en Relajación Autógena (Schulz, 1931)
La relajación
Es un
elemento terapéutico frecuente en el tratamiento del dolor generalmente
asociado a otras técnicas y, en ocasiones, formando parte de programas
multicomponente
Para valorar su asociación con otras técnicas hay que
conocer que eficacia tiene por sí sola, en el tratamiento del dolor y en qué
tipo de síntomas y condiciones clínicas opera.
No tiene un efecto directo sobre el control del dolor. Su
acción produciría, en principio, una reducción de un determinado tipo de
actividad fisiológica: la musculoesquetal, así como una disminución de la
actividad adrenérgica y un aumento de la actividad parasimpática. Estos efectos
podrían de forma genérica, producir una disminución de la ansiedad y también,
la reducción de algunas actividades fisiológicas concretas que pudieran perpetuar
o incrementar el dolor. Lo cierto es que la relajación, tanto progresiva como
autógena, ha sido poco utilizada como única técnica de tratamiento y sólo ha
sido estudiada convenientemente en el tratamiento de las cefaleas.
2. Tratamiento de
los aspectos conductuales
Programa de Fordyce (1976, 1978)
Fordyce elaboró un programa de tratamiento de los
aspectos comportamentales implicados en el dolor crónico basándose en los
principios del condicionamiento operante cuyo objetivo es:
La extinción de conductas de queja y evitación
El incremento gradual de conductas adecuadas
Progresiva reducción del uso de analgésicos
Así mismo, estableció como criterios de aplicación sólo a pacientes que cumplan:
·
Cronicidad mínima de 4 meses
·
Existencia de reforzamiento de las conductas de
dolor
·
Posibilidad de instaurar comportamientos
adaptativos alternativos a las conductas de dolor
·
La inexistencia de causa orgánica conocida
responsable del dolor o que ésta sea mínima o cuestionable
·
Posibilidad de modificar las contingencias de
reforzamiento para lo cual es necesario controlar los reforzadores actuales y
potenciales, así como la colaboración de las personas allegadas al paciente.
Actualmente, el conjunto de técnicas conductuales que se
aplican en los programas de tratamiento son:
Programación gradual de actividades y ejercicios
Reforzamiento social
Reorganización de las contingencias de mediación
Entrenamiento en técnicas de auto-control
a) Programación
gradual de actividades y ejercicios
Busca invertir la
inactividad, combatir el senderismo para eliminar las consecuencias que dicho
estilo de vida origina: disminución de las actividades gratificantes y
distractoras, incremento de la dependencia de los demás, disminución de la
tolerancia del ejercicio...
En primer lugar, se
establece el nivel basal de actividad y tolerancia en función de los diarios
que ellos mismos cumplimenten.
A continuación, se
contrasta con el paciente la información aportada por esos autoinformes y se
integra con una explicación sobre los perjuicios de seguir con la inactividad y
los beneficios de someterse al programa de incremento gradual.
Finalmente, se comienza
el programa planteando metas por debajo del nivel de tolerancia del paciente
para luego ir incrementando los ejercicios y actividades.
b) Reforzamiento
social
El objetivo es la
reorganización de las contingencias de reforzamiento que suelen contribuir al
mantenimiento del comportamiento desadaptado.
Estos patrones
inadecuados de reforzamiento suelen estar muy instaurados y son difíciles de
modificar cuando el paciente permanece en su ambiente natural, por ello, es
necesario entrenar a los familiares que conviven con él en los principios de
aprendizaje.
c) Reorganización de
las contingencias de medicación
El objetivo es la
disminución gradual de los analgésicos. Fordyce (1976) reparó en la
coincidencia de las tomas de medicación con los momentos de máximo dolor, y
cómo el comportamiento contingente actúa como un potente reforzador de esa
conducta de dolor.
La intervención
debe comenzar por establecer la línea base de medicamentos y respetando en
principio la dosis diaria total, sustituir la pauta de medicación contingente
con el dolor por otro basado en la división de la dosis total en intervalos
temporales fijos (ITF).
Posteriormente, y
de forma gradual, se reduce la cantidad de medicación hasta llegar a
eliminarla.
En la mayoría de
los programas, la medicación se disuelve en zumo u otro líquido de modo que la
cantidad de líquido de ese coktail de dolor permanezca constante a lo largo del
tratamiento, mientras que se disminuye la cantidad de medicación disuelta.
d) Estrategia de
autocontrol
Es imprescindible
para que los pacientes puedan generalizar lo aprendido el entrenamiento en
estrategias de autocontrol.
Un componente
imprescindible es la autoobservación mediante los Autorregistros diarios por
parte del paciente para que este tome consciencia de los comportamientos a
modificar.
Posteriormente, se
le ayuda a reconocer las señales de peligro para poner en marcha algunas
estrategias aprendidas e ir identificando los progresos.
Además, se pretende
que el paciente aprenda a autorreforzarse cada vez que emita una conducta
apropiada y que evite este autorreforzamiento cuando la conducta sea
inadecuada.
La contribución
de cada estrategia se desconoce porque normalmente se aplican combinadas y a
veces, junto a otras TCC.
Aunque la
disminución del dolor no es uno de los objetivos prioritarios de las
intervenciones conductuales, a largo plazo las reducciones se mantienen entre
el 20 y el 30%.
3.
Tratamiento de los aspectos emocionales
Se asume una doble implicación de la
ansiedad y la depresión con el dolor como causa y como efecto del propio dolor
de modo que, cuando con el tratamiento se consigue la disminución del dolor, es
frecuente observar una mejoría en el estado emocional y viceversa.
Sin embargo, a veces se observa
independencia entre ellas de forma que, aunque con el tratamiento se consiga
mejorar el estado de ansiedad o depresión no produce disminución paralela del
dolor. En este caso, hay que indagar la ocurrencia de factores no relacionados
con el dolor ya que la mayoría de los cambios emocionales están originados por
la experiencia de dolor.
Cuando el miedo y la ansiedad están producidos por una situación que
no tiene que ver con el dolor, pueden reducir el dolor, pero cuando la ansiedad
es derivada del padecimiento del dolor, el bucle dolor-ansiedad-dolor se
retroalimenta a sí mismo.
En el trastorno de dolor crónico, la depresión es el problema emocional
más frecuente. Suele ser consecuencia de un estilo de vida característico:
Evitación de las actividades que podrían
incrementar el dolor
Pérdidas de reforzadores que con ellas
obtenía
A su vez, la depresión suele producir
agravamiento del dolor al incrementarse estas limitaciones conductuales y las cogniciones negativas autoreferidas
perpetuándose el círculo vicioso dolor-depresión-dolor.
4. Técnicas
cognitivas
El grupo de Turk, realiza una de las
aportaciones más fructífieras:
la adaptación de la técnica de inoculación
de estrés al ámbito del dolor
Se realiza siguiendo las mismas fases
que el programa original:
·
Educacional
·
Adquisición
de habilidades específicas
·
Aplicación
práctica
El objetivo de la intervención es:
·
Facilitar la información para eliminar ideas
irracionales
·
Señalar cómo la valoración cognitiva,
expectativas... tienen influencia emocional inmediata posibilitando la
aparición de cambios emocionales negativos
·
Dotar de estrategias para afrontar estos
cambios, tanto desde un punto de vista cognitivo-evaluativo como atencional,
fisiológico y comportamental
Actualmente, los programas
cognitivos-conductuales siguen derivándose de las formulaciones originales.
Suelen aplicarse en grupo o integrados en programas multidisciplinares más
amplios, que integran los objetivos terapéuticos:
1)
Combatir la desmoralización. Ayudando a cambiar
de actitud hacia el dolor y sufrimiento de insoportable a manejable.
2)
Enseñar que existen técnicas de afrontamiento y
habilidades que pueden ayudarles a adaptarse y responder al dolor y a los
problemas consiguientes.
3)
Ayudar a reconceptualizar la perspectiva de
ellos mismos como pasivos, reactivos, indefensos pasando a ser activos,
competentes y con iniciativas.
4)
Ayudar a que aprendan las asociaciones entre
pensamientos, sentimientos y su conducta y subsecuentemente a identificar y
alterar los patrones automáticos desadaptativos.
5)
Enseñar habilidades específicas de afrontamiento
y cómo y cuándo utilizar esas respuestas adaptativas
6)
Alentar la autoeficacia y animarles para que
atribuyan los resultados exitosos a su propio esfuerzo.
7)
Ayudar a anticipar sus problemas y generar
soluciones, de modo que facilite el mantenimiento y generalización.
Para conseguir estos objetivos se
recurre a estrategias que a veces se solapan en el tiempo pero que se encuadran
en 6 fases:
1)
Evaluación inicial
2)
Reconceptualización
3)
Adquisición y consolidación de habilidades
4)
Entrenamiento en ensayo y aplicación
5)
Generalización y prevención de recaídas
6)
Seguimiento
Las intervenciones cognitivas
tienen su origen en la aplicación de la técnica de inoculación del estrés al
tratamiento del dolor crónico por lo que se trata más de una intervención
multicomponente (psicoeducativa, adquisición de habilidades, puesta a prueba de
dichas habilidades) que estrictamente cognitivo.
Es un programa para identificar y
probar diversas estrategias de afrontamiento
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