CONCEPTUALIZACIÓN DEL CASO
Conozca todas
las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar otra alma humana,
sea apenas otra
alma humana.
Carl Jung
LA PRIMERA ENTREVISTA
En la consulta cada persona nueva que deposita su confianza
en mí es alguien a quien tengo que conocer poco a poco para de esa manera poder
ayudarle a
conseguir lo que necesita. En muchos casos esas personas van
a poder abrirse y aportarme toda la información que necesito desde el primer
momento y otras seré yo el que poco a poco les tenga que animar a ir
desprendiéndose de sus defensas, para acceder a sus sensaciones y recuerdos más
íntimos. Las personas que vienen a verme son algo más que una etiqueta o un
diagnóstico, son seres humanos que necesitan ayuda y vienen buscando la seguridad
y apoyo que no consiguen encontrar en sus vidas. Es por eso por lo que cada
persona que deposita su confianza en nosotros merece toda nuestra atención y
curiosidad para poder encontrar la esencia de su individualidad.
Me gusta decirles a mis pacientes que cada uno de ellos es
como un puzzle, tengo las piezas delante y tengo que encajarlas para descubrir
cómo puedo convertir ese caos inicial con el que acuden a la consulta en un
retrato hermoso. Un proceso en el que vamos a trabajar juntos para conseguirlo.
Esta fase va a ser el pilar sobre el que construyamos el
resto de la terapia, va a ser vital a la hora de poder acometer el trabajo
terapéutico. De forma intuitiva puede parecer obvio que lo primero que debamos
hacer es recoger la historia del paciente, pero muchas veces esto no va a ser
posible. Los trastornos psicológicos, tuvieron parte de su origen en
emociones de rabia y miedo que han llevado a una fuerte sensación de culpa y
vergüenza. Si el paciente no se siente escuchado o atendido, repetiremos las
sensaciones de no sentirse acompañados que hubo en la infancia y perderemos una
oportunidad de oro para crear una buena alianza terapéutica.
El objetivo de las primeras sesiones no es solo recoger
el historial del paciente para poder planificar el tratamiento, es también
crear una fuerte alianza terapéutica y lograr si es necesario una
reducción de los síntomas en las primeras sesiones, y así conseguir que el
paciente aumente su confianza en nosotros y poder vencer sus miedos.
Según Dworkin (2005) el primer encuentro es crucial, el
paciente lleva en su memoria implícita y explicita los traumas y sus
experiencias de apego, así como un mecanismo neurobiológico para establecer
relaciones interpersonales. Es una situación muy delicada en la que el clínico
tiene el reto de establecer una conexión cómoda con una persona desconocida a
la vez que simultáneamente le tiene que realizar preguntas personales y a veces
dolorosas. Es una cuestión de respeto y dedicación hacia el paciente pasar todo
el tiempo que sea necesario hasta construir una buena relación durante esta
fase... pág. 35.
En las primeras sesiones, cuando el paciente haga la demanda
de lo que quiere solucionar debemos actuar con sumo cuidado, porque en muchos
casos pueden venir con una petición de tratamiento que se han autodiagnosticado
después de haber mirado en internet o pueden sentir mucha vergüenza de
decirnos cuál es el problema que les trae a consulta. Si como hemos
visto la base de estos trastornos es la culpa y la vergüenza, no es de
extrañar que desde un principio estas dos emociones aparezcan como obstáculos
en el tratamiento.
Una mujer de 42 años que acude a terapia porque sufre de insomnio
y de mucha ansiedad que le impide tener una vida normal. El proceso
terapéutico se encuentra un poco atascado después de cinco sesiones y
decido trabajar con técnicas de hipnosis para trabajar con recuerdos de
la infancia que puedan tener relación con esa ansiedad.
Al recordar eventos de los cinco años empieza a recordar con
mucho dolor y llanto (=abreacción) tocamientos que su abuelo le hacía
cuando se quedaba con ella para cuidarla. Ante mi pregunta (habitual en
estos casos) si recordaba conscientemente lo que ocurrió me dijo que no,
pero que de algún modo siempre lo había intuido. Esta revelación
hizo que trabajáramos el abuso sexual, lo que nos ayudó a desterrar la
ansiedad y el insomnio.
La etapa de conceptualización es un proceso
de conocimiento del paciente y no va a quedar nunca cerrada del todo durante el
proceso terapéutico, bien porque nos den información nueva relevante
de forma espontánea o porque el paciente no se sentía preparado para
compartirla en las primeras sesiones hasta que se fortalezca la alianza terapéutica.
Siempre que esto ocurra debemos ocultar nuestra frustración por no habérnoslo
dicho antes. Les enfatizaremos lo difícil que ha debido ser para ellos contárnoslo
y cómo le agradecemos la confianza que han puesto en nosotros.
En ningún caso debe parecer en las primeras sesiones que
solo queremos recoger datos como autómatas para dar un diagnóstico o
etiquetarlo dentro de un diagnóstico, debemos lograr que el paciente perciba un
sincero interés y empatía por su sufrimiento en todo momento. En los primeros
encuentros es cuando vamos a crear la alianza terapéutica que como hemos visto
es tan importante durante el proceso terapéutico. Al mismo tiempo que somos
empáticos debemos ser directivos a la hora de recoger la información necesaria
para poder hacer una buena conceptualización de cuál ha sido la historia del
trastorno del paciente.
Aunque la etapa de conceptualización debería ser la primera
numéricamente no siempre va a poder serlo en la práctica. Tendremos que
alternar estabilización,
comprensión y enseñanza de
herramientas para poder reducir el malestar entre sesiones antes de poder elaborar
una buena historia del trastorno. Esto no significa que no podamos o debamos
trabajar en recoger la historia del paciente en las primeras sesiones, sino que
debemos hacerlo con mucho cuidado para que sienta que tenemos un sincero interés
por él como persona y siempre que el paciente se encuentre estabilizado. No olvidemos
que gran parte de la base del trastorno ha sido la sensación de abandono y rechazo.
Según Leeds (2011) “Los pacientes ... a menudo tienen un
terror tan profundo en reconectar con esas experiencias (tempranas) que solo
serán capaces de identificarlas conscientemente cuando hayan logrado cierto
dominio de sus síntomas de pánico actuales y hayan desarrollado una mayor
confianza en la alianza terapéutica...” pág.444
En función del trastorno va a haber una mayor cooperación
del paciente para poder hacer una buena historia de la patología. No será igual
la conceptualización en niños o adolescentes que en adultos. Las adicciones,
conductas antisociales o trastornos alimenticios requieren una amplia fase de
motivación a la hora de enfocar el tratamiento (Miller & Ronick, 2015),
mientras que en los temas relacionados con la ansiedad la motivación de los
pacientes va a ser muy alta y vendrán casi siempre con una necesidad urgente de
disminuir el sufrimiento asociado al trastorno. Lo que puede significar para el
terapeuta que en el proceso de contratransferencia sienta una gran presión por
reducir el sufrimiento del paciente a cualquier precio con las desventajas que
puede suponer esto para el tratamiento. Nunca debemos acortar las etapas por
presión del paciente pues esto supondría una violación del contrato
terapéutico, la recogida de datos es fundamental para poder realizar una buena
terapia, se puede posponer para estabilizar al paciente, pero nunca se debe
obviar.
Debemos tener en cuenta que ni los mismos pacientes saben
bien lo que les ocurre y que su vida está sumergida en un auténtico caos y
nosotros debemos ir poniendo orden en el marasmo de emociones que sienten. Para
eso será fundamental que hagamos las preguntas pertinentes para ir
permitiendo al paciente que pueda ir conociéndose a sí mismo y empiece a tener
sensación de control sobre su trastorno.
En pacientes con rasgos evitativos es más
complicado establecer una historia completa porque tienden a evitar
cualquier tema relativo a su pasado, en cambio los pacientes de tipo
ansioso tratarán hablar una y otra vez de sus síntomas y de cómo se
sienten, sin entrar en detalles relevantes para el tratamiento. En todos
los casos el terapeuta debe ser firme en su línea de trabajo y cuidadoso
al mismo tiempo, porque si caemos en las trampas que los pacientes han
creado para sobrevivir, abandonarán la terapia por no considerarla
eficaz.
En el trabajo de recogida
de datos vamos a tener presente:
·
Las emociones del modelo PARCUVE
·
¿Cómo fueron los primeros años y su relación con
los cuidadores?
·
¿Cómo se enfrenta a sus miedos?
·
¿Cómo maneja la sensación de impotencia y la
ansiedad?
·
¿Cuáles son los mecanismos que usa para poder
regularse emocionalmente?
·
Si existe culpa o sensación de fracaso
(=vergüenza). Las preguntas se hacen de forma abierta, con muestras de interés
por parte del terapeuta permitiendo que esta primera fase de la terapia permita
construir una sólida relación terapéutica.
Los cuestionarios que
detallo a continuación son un guión para tener una referencia a la hora de
conocer al paciente:
·
¿Cuándo empezó el problema y por qué
persiste?
·
¿Cómo trata de solucionarlo?
·
¿Qué síntomas tiene?
·
¿Qué rasgos de personalidad predominan a la
hora de relacionarse con los demás?
DATOS A RECOGER EN LA CONCEPTUALIZACIÓN
Los principales temas que tendremos que reflejar en esta
fase son:
• Desencadenantes del trastorno, especialmente de
la ansiedad asociada.
• Listado de síntomas.
• Historia del trastorno en el pasado y situación en la
actualidad.
• Tratamientos psicológicos y psiquiátricos anteriores
y en la actualidad.
• Existencia de trastornos disociativos.
• Presencia de duelos no resueltos en la infancia
o en la edad adulta.
• Historia de sus relaciones de apego en el pasado y en
la actualidad.
Debemos hacer un
historial pormenorizado y una evaluación lo más completa posible:
Es vital comprender toda la complejidad del
trastorno.
Las preguntas deben tener en cuenta comorbilidades,
conductas de evitación, rituales, traumas o trastornos de
personalidad que puedan interferir en el tratamiento.
¿Tiene el paciente traumas importantes? ¿Tiene síntomas de conductas fóbicas o
evitativas? ¿Síntomas de depresión? Todas las cuestiones que el terapeuta
necesite para poder comprender mejor al cliente deben ser contestadas.
Ejemplo:
T: Hola, me has contado algo por teléfono de lo que te trae
a consulta, pero me gustaría que me lo explicaras en detalle para así poder
conocerte mejor.
C: Sí claro. Tengo muchísima ansiedad y la verdad es que no duermo
bien. Estoy tomando pastillas, pero no me hacen nada, estoy desesperada. He
recurrido a usted porque vi su página web y me dio confianza, pensé que quizás
podría ayudarme. Aunque yo me siento como un caso perdido.
1. Desencadenantes de la ansiedad
La base de todas las patologías es el miedo, y asociada a
este la ansiedad. Y este va a ser el síntoma más frecuente que vamos a
encontrar en la consulta. La ansiedad es una sensación que sirve de alerta al
cerebro para hacer los cambios necesarios para reaccionar y encontrar un
equilibrio nuevo que reduzca el nivel de alerta. Cuando esto no es posible es
cuando encontramos la enfermedad y asociada a ella la ansiedad.
Las crisis de ansiedad pueden aparecer asociadas a múltiples
trastornos, como fobias, TOC, trastornos alimenticios o TEPT. Es importante
tener en cuenta las situaciones en las que suele aumentar la ansiedad.
(Moreno & Martin, 2011). Estas pueden ser de varios tipos:
a) Inesperadas: El paciente percibe las crisis como
inesperadas, sin ningún motivo que pueda provocarlas; es la más típica en los
casos de ataques de pánico y en la ansiedad que no tiene un desencadenante
concreto. No hay ningún motivo o lugar que provoque las crisis y los pacientes
evitan todo tipo de situaciones que relacionen con la ansiedad, incluido en
casos graves salir de casa.
b) Determinadas situacionalmente: Las crisis
ocurren ante situaciones concretas que el paciente conoce. Pueden ser a su vez
de tres tipos:
·
Ambientales: Son lugares o
situaciones que el paciente percibe como peligrosos, por ejemplo, lugares
muy concurridos o cerrados; o situaciones que el paciente percibe que no tiene
el control como conducir por autovías, montarse en ascensor o subir a un avión.
O fobias, como miedo a los perros o a las alturas.
·
Relacionales: Tiene miedo al rechazo
o hacer el ridículo frente a los demás por alguna característica que le hace sentir
vergüenza. Por ejemplo, miedo a ir a la playa por tener que enseñar las
piernas o miedo a ir a un restaurante por sudar.
·
Causales: Hay un motivo conocido que
causa la ansiedad pero que no puede evitarse. Por ejemplo, hacer un ritual
compulsivo, insomnio, frustración o rabia o la necesidad de tenerlo todo bajo
control.
2. Listado de síntomas
Una fuente de información muy importante para poder evaluar
la situación del paciente es el listado de síntomas, estos nos pueden dar mucha
información para poder realizar un diagnóstico y como forma de poder evaluar si
hay mejoría en el estado del paciente a lo largo de la terapia.
CATEGORÍA SUEÑO |
|
Bruxismo Dificultad
para conciliar sueño Dificultad
para mantener sueño Dificultad
para despertar Ciclo sueño desregulado Narcolepsia Sudoración
nocturna Terrores
nocturnos Pesadillas o
sueños vívidos |
Movimientos
de piernas periódicos Síndrome de
piernas inquietas Sueño
inquieto Apnea del
sueño Sonambulismo Ronquidos Habla durante
sueño Enuresis
nocturna |
CATEGORÍA ATENCIÓN Y APRENDIZAJE |
|
Dificultad
completar tareas Dificultad
toma decisiones Problemas
para organizar tiempo o espacio
personal Dificultad
recordando nombres Problemas
para cambiar foco atencional Dificultad
para cambiar de tarea Dificultad
para pensar con claridad Falta de
alerta Falta de
sentido común Escritura
sucia y descuidada No escucha Pobre
concentración Memoria a
corto plazo pobre |
Dificultad
para pensar con claridad Dificultad
entendiendo conversaciones Distracciones
demasiado frecuentes Problemas de
lectura Desmotivación Atención
sostenida pobre Expresión
verbal pobre Vocabulario
pobre Problemas
para encontrar palabras Pensamiento
enlentecido Habilidades
de dibujo pobres Problemas
matemáticos |
CATEGORIA
SENSORIAL |
|
Hipersensibilidad
auditiva Sensibilidad
a sustancias químicas Mareo
cinético Pobre
conciencia corporal Déficits
somatosensoriales |
Tinnitus o
acúfenos (notar golpes o sonidos en el oído) Vértigo Déficits
visuales Hipersensibilidad
visual Hipersensibilidad
táctil |
CATEGORÍA
CONDUCTUAL |
|
Conductas
adictivas Conducta
agresiva Anorexia Atracones y
purgas Conductas
compulsivas Ingesta
compulsiva Llantos Habla excesiva Hiperactividad
Impulsividad Inflexibilidad Falta de
conciencia apetito Falta de
sentido de humor Falta de
interés social |
Conducta
manipuladora Tics motores
o vocales Morderse las
uñas Conducta
oposicionista o desafiante Pobre
contacto ocular. Autocuidado pobre Pobre
reciprocidad social y emocional Pobre
articulación del habla Ataques de
ira Conductas
autolesivas Tartamudez |
CATEGORÍA
EMOCIONAL |
|
Agitación o
ira Ansiedad Depresión Dificultad
para calmarse Se avergüenza
con facilidad ¿en qué situaciones? Reactividad
emocional Miedos ¿a
qué? ¿Cuándo? Sensaciones
de desrealización Flashbacks de
trauma Impaciencia |
Falta de
placer Falta de
conciencia social Baja
autoestima Manía Cambios de
humor Pensamientos
obsesivos negativos Preocupaciones
obsesivas Ataques de
pánico Paranoia Ideaciones
suicidas Irritabilidad Falta de
conciencia emocional |
CATEGORÍA
FÍSICA |
|
Alergias Asma Estreñimiento
crónico Torpeza Dificultades
para moverse o caminar Problemas
para trabajar Encopresis Fatiga Palpitaciones Hipertensión Sofocos Deficiencia
inmune Bajo tono muscular Tensión
muscular Contracciones
musculares |
Debilidad
muscular Náusea Síntomas
premenstruales Problemas de
equilibrio Pobre
coordinación motora fina Pobre
coordinación motora gruesa Reflujo Crisis
epilépticas Erupción
cutánea Espasticidad Incontinencia
urinaria de esfuerzo Sudoración Taquicardia Temblores Incontinencia
por urgencia miccional |
CATEGORÍA
DOLOR |
|
Dolor
abdominal Dolor crónico Dolor por
fibromialgia Dolor
mandibular Dolor en
articulaciones Cefaleas migrañosas |
Cefaleas tensionales Ciática Cefaleas por
sinusitis Dolor
estomacal Neuralgia del
trigémino Dolor
muscular |
Es importante hacer que el paciente nos explique con más o menos detalle
los problemas que le traen a la consulta y tratar de que las respuestas no sean
cerradas del tipo sí/no. Es mucho más conveniente que nos indique la intensidad
de los síntomas, por ejemplo, de 0 a 10. ¿Cuándo comenzaron?, y si
mejoran o empeoran en circunstancias diferentes.
La forma de explicar los síntomas:
·
insistir mucho sobre ellos o quitarles
importancia;
·
darle prioridad al sufrimiento de los demás en
vez del propio;
·
no valorar las consecuencias de la carga que
supone la enfermedad para la familia etc.
nos va a indicar también mucho de los rasgos de personalidad
del paciente, lo que va a condicionar mucho el enfoque terapéutico para ayudar
a esa persona.
T: Me gustaría que leyeras el listado que te acabo de dar, y
que me comentaras qué síntomas tienes de los que aparecen en el listado y que
me los describas un poco para hacerme una idea de lo que te pasa. Lee el
listado y marca los síntomas con los que más te identificas.
C: Seguro que cuando los lea los tengo todos, Dios mío ¡qué horror!
A ver... Yo me identifico sobre todo con dificultad para pensar con claridad,
ciclo sueño desregulado, desmotivación, no te lo había dicho porque me daba
vergüenza, pero también me doy a veces atracones de comida y vómito.
T: Te agradezco mucho tu confianza, ¿hay algo más aparte del
miedo a que te haga ruido el estómago y lo que me has comentado ya?
C: Tengo muy poca autoestima y pensamientos obsesivos negativos
de que voy a hacer el ridículo.
3. Historia del trastorno en el
pasado y situación en la actualidad
Cuestiones para evaluar el grado de
ansiedad.
·
¿Con qué frecuencia ha tenido los
síntomas en las dos últimas semanas? ·
Si tiene ansiedad ¿cómo la describiría de 0 a
10? |
·
Intensidad y duración de los síntomas
actuales ·
¿Cuándo aparecieron por primera vez? ¿Cómo
calificaría la intensidad del trastorno 0 a 10? |
·
Experiencias con la ansiedad ·
¿Cuáles considera que son los causantes de la
ansiedad? |
·
Frecuencia, intensidad y duración de
los síntomas en el pasado ·
¿En los últimos meses la intensidad y
frecuencia de los síntomas ha aumentado o ha disminuido? |
·
Situaciones actuales evitadas o temidas ·
¿Qué situaciones tiende a evitar por miedo? |
·
Primer suceso ·
¿Cuál fue la primera vez que comenzó la
ansiedad o el trastorno? ·
¿Consumía drogas en esa etapa? ¿Y en
este momento? ·
¿Cómo era la situación familiar en ese
momento? ·
¿Había algún elemento personal, laboral o
académico que le estresara en esa etapa? |
·
Inversión del rol padre-hijo ·
¿Recuerda situaciones en las que usted cuidara
de sus padres por estar enfermos, tristes o deprimidos o ·
incapacitados por el abuso de alcohol o de
otras sustancias? ·
¿Con qué frecuencia ocurría? ¿Cuánto duraba? |
·
El momento más representativo del síntoma ·
¿Cuál fue el momento de su trastorno más
fuerte o más desagradable que ha tenido? |
·
Ataque más reciente ·
¿Cómo ha sido el problema más reciente
relacionado con su problema que ha tenido? |
·
Señales internas y externas que
anteceden a los síntomas ·
¿Hay algún condicionante que usted sepa que le
provoca más malestar y empeora el trastorno? |
T: ¿Tienes algún recuerdo de cuándo fue la primera vez que empezó
todo esto? (En muchos casos los pacientes no van a recordar esto, pero podemos
usar técnicas de hipnosis para ayudarles a conectar los recuerdos).
C: Me viene un recuerdo de cuando tenía unos 10 años y estábamos
en una obra de teatro que nos llevaron con el colegio. Era por la mañana y no
había desayunado y la barriga comenzó a hacerme ruido y sentí una vergüenza
enorme. Los niños se reían muy bajo y yo no podía levantarme e irme porque
estaba en medio de la fila y hubiera llamado mucho la atención. Todavía lo recuerdo
ahora y me parece que fue ayer.
T: Claro. ¿Y la sensación de impotencia tuvo que ser
terrible?
C: Estaba enfadada con el mundo, con mi madre por no darme
el desayuno porque se había quedado dormida, con mis compañeros por reírse de
mí y sobre todo conmigo misma por hacer el ridículo así y ser tan tonta y vergonzosa.
Sí, sobre todo conmigo misma.
4. Tratamientos psicológicos y psiquiátricos anteriores y
en la actualidad.
Debemos informarnos sobre posibles trastornos psicológicos o
psiquiátricos en la actualidad o/y en el pasado y si fueron diagnosticados y hubo
tratamientos psicológicos y/o psiquiátricos. También si en la actualidad está
tomando algún medicamento.
Es muy importante para orientar nuestras terapias preguntar
al paciente si tiene experiencia previa con otras terapias y terapeutas.
Preguntar por lo que más le ayudó de su experiencia (=fortalezas) y lo que
menos le gustó (=debilidades) puede orientarnos de cómo podemos enfocar la
terapia. Si por ejemplo un paciente nos dice que fue a un terapeuta de
corriente psicoanalítica y que se sentía mal porque este nunca le hablaba, sabremos
que es una persona que va a necesitar mucha psicoeducación. O si fue a un terapeuta
de corte cognitivo-conductual y nos comenta que le ayudaban mucho las tablas y
ejercicios que le ponía entre sesiones nos indicará que debemos usar
herramientas de este tipo para el tratamiento.
Tabla para conocer antecedentes psicológicos y
psiquiátricos.
Tratamientos
psiquiátricos |
·
¿Ha tomado en el pasado algún tipo de
medicamento para tratar algún problema psiquiátrico? ·
¿Está tomando actualmente algún tratamiento en
la actualidad? ·
¿Tiene algún diagnóstico? |
Tratamientos
psicológicos |
·
¿Ha ido alguna vez con anterioridad al
psicólogo? ¿Por qué motivo? ·
¿Qué fue lo que más le gustó de su anterior
psicólogo? ·
¿Qué fue lo que menos le gustó de su anterior
psicólogo? ·
¿Por qué no ha decidido volver o continuar con
él o ella? ·
¿Le dio algún diagnóstico? |
Temas médicos
generales |
·
¿Hay algún trastorno médico que pueda tener
relación con su patología, como colon irritable, alergias, dolores ·
crónicos, cefaleas, hipertiroidismo, etc.? ·
¿Ha descartado que se trate de trastornos
orgánicos? |
Preocupación
excesiva con la enfermedad |
·
¿Ha temido alguna vez que la ansiedad sea algo
más grave? ·
¿Tiene miedo de poder contraer enfermedades
graves a raíz de todo esto? ·
¿Visita con frecuencia al médico o urgencias
por miedo a morir o tener una enfermedad no detectada? |
T: María Jesús, ¿has acudido alguna vez al psicólogo o al psiquiatra
en busca de ayuda antes de mí?
C: Sí, he ido un par de veces al psiquiatra, pero no me han ayudado
mucho, me daban pastillas que no me sentaban muy bien, y sobre todo que no me
ayudaban a solucionar mi problema. Me sentía peor como si la culpa de que no me
pusiera bien fuera mía.
T: ¿No fuiste a ningún psicólogo?
C: Sí, fui a una chica que trabajaba en la zona donde vivo.
Me sentí mejor en esa etapa, hice avances y empecé a llevar una vida casi
normal. Pero aprobó unas oposiciones y dejó la consulta.
T: ¿Qué fue lo que más te gustó de ella?
C: No me juzgaba, me entendía. Sentía que era casi como una amiga.
Me ponía tareas para hacer entre sesiones y me daba mucho ánimo cuando
avanzaba.
T: Me gustaría que me explicaras ¿cuándo sientes que la
ansiedad te sobrepasa? ¿Puedes ponerme algún ejemplo?
C: Tengo un miedo atroz a que me suenen las tripas en
público, mi madre dice que es una tontería, que le pasa a todo el mundo. Pero
yo estoy obsesionada con eso, no puedo evitarlo.
T: ¿Hay alguna situación que te pase especialmente?
C: Al principio solo me pasaba cuando estaba más nerviosa,
así que lo que hacía era no comer si iba a estar en un sitio con más gente y
funcionaba. Pero de un tiempo a esta parte me da miedo que me pase en cualquier
situación y ya no soy capaz de coger el autobús, ir a comprar o ir al banco, de
hecho no salgo de mi casa. Hoy he salido para venir a la consulta, pero llevaba
dos semanas en pijama sin salir.
5. Existencia de
trastornos disociativos
En los trastornos relacionados con el apego y en los
trastornos de estrés postraumático vamos a encontrar con frecuencia disociación
traumática. Es muy importante valorar esta posibilidad porque si existe vamos a
necesitar protocolos especiales para poder trabajarla, en estos casos como me
gusta decir a mis pacientes «yendo despacio llegaremos mucho antes».
De acuerdo con Putnam (1994), la disociación es un proceso
que produce una alteración en los pensamientos, sentimientos o actos de una
persona de forma que, durante un periodo de tiempo, ciertas informaciones que
llegan a la mente no se pueden asociar o integrar con otras como sucedería en
condiciones normales, debido a la existencia de un trauma. Por otro lado,
otros autores (Steinberg & Schnall, 2003) comentan que las
experiencias disociativas se caracterizan sobre todo por una “compartimentalización
de la consciencia”. Esta expresión se refiere al hecho de que ciertas
experiencias mentales de las que se espera normalmente que se procesen juntas y
al mismo tiempo (pensamientos, emociones, sensaciones, recuerdos y el sentido
de la
identidad), se encuentren
aisladas funcionalmente unas de otras permaneciendo en algún caso inaccesibles
a la consciencia o a su recuperación mnésica voluntaria.
Para poder explorar la existencia de disociación podemos
utilizar el cuestionario de Steinberg & Schnall (2003) teniendo en
cuenta que es un cuestionario cualitativo, nos interesan las respuestas y
comentarios que nos hagan sobre los diferentes ítems. Esta información nos va a
resultar muy útil para poder valorar si debemos tener precauciones especiales a
lo largo del tratamiento.
Tiene 5 apartados con sus correspondientes ítems:
• Amnesia
• Despersonalización
• Desrealización
• Confusión de identidad
• Alteración de identidad
Podemos encontrar el cuestionario completo en
https://trastornosdisociativos.files.wordpress.com/2012/06/cuestionarios-steinberg.pdf
6. Presencia de
duelos no resueltos en la infancia o en la edad adulta
Si el circuito del pánico/separación se activó con
frecuencia en la infancia, la persona va a ser extremadamente sensible a lo
largo de su vida a cualquier
tipo de pérdida sea real o
imaginaria.
Con frecuencia los pacientes que tienen ansiedad, es por un
duelo traumático o no resuelto. Siguiendo a Payas (2012) describiendo un duelo
complicado relata:
Cuando la emoción natural pierde su capacidad reguladora de
la experiencia real y se convierte en una defensa rígida y mal adaptativa,
funciona como una manera de cortocircuitar el procesamiento de la
experiencia y reduce el malestar asociado a la pérdida, pero a costa de
anular la posibilidad de elaboración de significados y cambios: el miedo se
convierte en ansiedad, pánico o fobias... Pág. 248.
Como vemos en este texto, la descripción de un duelo en la
edad adulta no difiere en nada de las descripciones que hemos hecho de las
emociones que tiene un niño cuando tiene una experiencia de ruptura del apego
con sus cuidadores. Si estos duelos han sido frecuentes o muy intensos en la infancia
es obvio pensar que la amígdala habrá desarrollado una hiperactivación ante
posibles rupturas en el apego, estas pérdidas pueden ser reales o imaginarias.
En personas que sufren ataques de pánico debemos buscar duelos que hayan podido
sobrecargar el sistema de alerta provocando esta patología.
A la hora de recoger la historia es fundamental preguntar:
¿Qué pérdidas hubo a lo largo de la vida? Estas pueden ser
reales o imaginarias. Por ejemplo, sentirse solo porque nació un hermano
pequeño o porque los padres pasaban el día trabajando va a ser tratado como una
ruptura en el apego lo mismo que si hay una muerte de alguien cercano. Como
siempre, mientras más implicadas estuvieron las figuras de apego en el
problema, menor fue la edad a la que ocurrió y más se activó el circuito del
miedo, mayor impacto traumático vamos a encontrar.
Cuestiones para conocer pérdidas y duelos:
·
¿Ha habido alguna muerte de alguna o
algunas personas muy queridas para ti a lo largo de tu vida? ¿Cuáles? (Obviamente
mientras más temprana fue la edad del paciente cuando la pérdida y más
cercana era la persona más significativo habrá sido el trauma).
·
¿Ha habido alguna muerte de alguna
persona significativa para ti en el año anterior al primer ataque de
ansiedad fuerte o pánico? (Pueden ser familiares o amigos)
·
¿Ha habido algún acontecimiento importante
que te haya obligado a ti o alguna persona muy cercana a ti de separaros por
algún motivo médico (hospitalización), laboral, etc.? (Es decir algún
tipo de alejamiento en la distancia que el paciente haya podido vivir como un
duelo).
·
¿Ha habido algún momento en tu infancia que
te hiciera sentirte especialmente solo o vulnerable? (Es muy frecuente que
los pacientes digan que no lo recuerdan o que su infancia fue muy feliz,
debemos investigar y no dejarnos llevar por las respuestas evitativas de los
pacientes).
T: María Jesús, perdona el bombardeo de preguntas. Pero necesito
conocerte mejor. ¿Has perdido alguna a vez a alguien que te resultara muy
cercano?
C: Sí, a mi abuela. En realidad era como una madre, fue la persona
que cuidó de mí de pequeña porque mi madre siempre estaba trabajando.
T: ¿Qué edad tenías cuando se fue?
C: 15 años. La echo mucho de menos. La paciente se pone a
llorar, y yo guardo un silencio compasivo de respeto a su duelo.
7. Historia de sus
relaciones de apego en el pasado y en la actualidad
El tipo de apego que cada persona desarrolle en su infancia
va a determinar cómo se relaciona con los demás (y consigo mismo) a lo largo de
su vida. Betherton (1985) defiende que los modelos «cómo creo que me ven los
demás y a mí mismo» son intercambiables. Por ejemplo, un niño que experimenta
rechazo de padres es muy probable que desarrolle un modelo negativo de sí
mismo.
Las sensaciones de poca valía, de perfeccionismo, de
culpar a los demás de los fracasos, de necesidad de cuidar de todos, etc.: van
a ser adquiridas en los primeros años de vida como forma de regulación
interpersonal; cuando estas conductas sean insuficientes o se vuelvan
ineficaces harán aparición las estrategias de regulación que, si son ineficaces
o defectuosas, conducirán a los trastornos psicológicos y la ansiedad asociada.
Modelo de tipo apego en función como se ven a sí mismos y cómo cree
que lo ven los demás. Basado en el modelo de Feeney & Noller (2001).
Bartholomew, (1990) basándose en los trabajos de Bowlby defiende que los
patrones de apego en la edad adulta reflejan los modelos internos de
funcionamiento de sí mismo como el de las figuras de apego en la infancia.
Los modelos de sí mismo se pueden dividir en positivos (creo de
mí mismo que merezco amor) y negativos (creo de mí mismo que no merezco
amor).
Del mismo modo, los modelos del otro se pueden diferenciar en
positivos (creo que el otro está disponible y se preocupa por uno) o negativos
(se cree que el otro le rechaza a uno, se muestra distante o no se preocupa por
uno).
|
MODELOS DE SÍ MISMO |
||
MODELO
DEL OTRO |
|
POSITIVO |
NEGATIVO |
POSITIVO |
·
Cómodo
con la intimidad y la cercanía |
·
Preocupado ·
Ambivalente ·
Demasiado dependiente |
|
NEGATIVO |
·
Resistencia ·
Negación al apego |
·
Temeroso ·
Miedo
al apego ·
Evitativo |
Estos modelos se combinarían y darían a cuatro tipos de apego diferentes
(Feeney & Noller, 2001)
El modelo Camir o cuestionario de apego adulto en su versión
reducida de Balluerka et al. (2011) constituye una herramienta básica para
poder evaluar el tipo de apego de los pacientes que acuden a nuestra consulta.
Una vez más es importante resaltar que el cuestionario debe ser realizado en
forma de preguntas abiertas que ayuden a los pacientes a reflexionar sobre su
historia de apego pasada y actual.
1. En mi familia, las experiencias que cada
uno tiene afuera son una fuente de conversación y de enriquecimiento para
todos. 2. De niño(a) me dejaban pocas
oportunidades para experimentar por mí mismo. 3. Las amenazas de separación, de traslado
a otro lugar, o de ruptura de los lazos familiares son parte de mis recuerdos
infantiles. 4. En mi familia, cada uno expresa sus
emociones sin temer a las reacciones de los otros. 5. Mis padres eran incapaces de tener
autoridad cuando era necesario. 6. En caso de necesidad, estoy seguro(a) de
que puedo contar con mis seres queridos para encontrar consuelo. 7. Desearía que mis hijos fueran más
autónomos de lo que yo he sido. 8. En la vida de familia, el respeto a los
padres es muy importante. 9. De niño(a), sabía que siempre encontraría
consuelo en mis seres queridos. 10. Pienso que he sabido devolver a mis
padres el cariño que ellos me han dado. 11. Las relaciones con mis seres queridos
durante mi niñez, me parecen, en general positivas. 12. Detesto el sentimiento de depender de
los demás. 13. Aunque sea difícil de admitir, siento
cierto rencor hacia mis padres. 14. Solo cuento conmigo para resolver mis
problemas. 15. De niño(a), a menudo mis seres queridos
se mostraban impacientes e irritables. 16. Cuando era niño(a), mis padres habían
renunciado a su papel de padres. 17. Más vale no lamentarse mucho de una
pérdida, de un duelo, para poder superarlo. 18. A menudo, dedico tiempo a conversar con
mis seres queridos. 19. Mis seres queridos siempre me han dado
lo mejor de sí mismos. 20. No puedo concentrarme sobre otra cosa,
sabiendo que alguno de mis seres queridos tiene problemas. 21. De niño(a), encontré suficiente cariño
en mis seres queridos como para no buscarlo en otra parte. 22. Siempre estoy preocupado(a) por la pena
que puedo causar a mis seres queridos al dejarlos. 23. De niño(a), tenían una actitud de
dejarme hacer. 24. Los adultos deben de controlar sus
emociones hacia los niños, ya sea de placer, amor o cólera. 25. Me gusta pensar en mi niñez. 26. De adolescente, nunca nadie de mi
entorno, ha entendido del todo mis preocupaciones. 27. En mi familia, cuando uno de nosotros
tiene un problema, los otros se sienten implicados. 28. Actualmente, creo comprender las
actitudes de mis padres durante mi niñez. |
Determinar las relaciones de apego que hubo en la infancia y cómo son en
la edad adulta nos va a aportar una información muy valiosa para corregir las
experiencias pasadas durante el tratamiento. Fue la sensación de culpa y
vergüenza lo que dio lugar a estrategias de regulación que permitieran
encontrar un equilibrio nuevo que redujera el malestar. Nuestro objetivo
en la terapia es conocer qué ocurrió en esos primeros años tan cruciales y
ayudar a eliminar las emociones de culpa y vergüenza del paciente.
Cuando el paciente es capaz de poder
vivir lo que ocurrió con los ojos de la persona que es en la actualidad,
acompañada con seguridad por el terapeuta se produce una emoción que
sustituye a la anterior. Consigue eliminar la culpa y la vergüenza
asociadas a lo que ocurrió.
PATRONES DE PERSONALIDAD
Sería imposible levantarse por la mañana y tener que volver
a aprender todo lo que hemos aprendido en los días y años anteriores de nuestra
vida. Nuestro cerebro guarda memoria de lo que ha ocurrido para poder invertir
la energía en cosas diferentes, es lo que conocemos como un sistema de “economía cognitiva”, es decir, maximizar
el rendimiento de nuestro cerebro con el menor gasto posible para que este
pueda usarse en otros usos como la reproducción, la crianza de los hijos o
resolver problemas de cualquier índole. Este es el sentido de la “memoria implícita
procedimental”
Cuanto más hayamos realizado una conducta o más temprana
sea la edad cuando lo aprendimos más difícil será poder cambiarlo
posteriormente, el fenómeno del kindling (Morrell, 1990) hará que quede
cada vez más consolidado en la memoria inconsciente o implícita.
En otras palabras, cuantas más veces hagamos algo más tendencia tendremos a repetirlo,
aunque ya no resulte eficaz o incluso sea patológico. Cambiar esa conducta, emoción
o pensamiento exigirá mucho esfuerzo para ser modificado.
Igual que cuando nacemos y aprendemos el idioma de nuestros
padres, adquirimos muchas emociones y conductas que vamos aprendiendo desde
pequeños con una tendencia a repetirlas una y otra vez hasta que no seamos
capaces de hacerlas de otra manera. Es a esto a lo que llamamos «esquemas» o patrones de
personalidad. Estos son conductas y/o emociones que se configuran
en la infancia, se mantienen y elaboran posteriormente y se imponen en las
experiencias de la vida adulta incluso aunque ya no resulten aplicables
(Young & col. 2013).
Muchos de estos esquemas se van a crear a partir de las
relaciones que hayamos tenido de niños con nuestro entorno y de las respuestas
que hemos tenido ante demandas de cuidado o atención. Cuando los padres atienden
de forma positiva los niños incorporan modelos internos de funcionamiento que
harán que sientan que pueden tener relaciones positivas con los demás y si al
contrario han sido negativas tendrán sensación de poca valía, culpa, vergüenza
y miedo a ser rechazados en las relaciones interpersonales.
Estos esquemas grabados en el inconsciente tienden a
repetirse una y otra vez, quedando registrados como memoria implícita, y solo
podremos cambiarlos si ponemos toda nuestra atención en ellos; al
hacerlos explícitos y conscientes se puede actuar sobre ellos. Creo que gran parte de nuestro trabajo como terapeutas es
detectar estos patrones repetitivos, inconscientes y patológicos y al sacarlos
a la luz y hacerlos conscientes, ayudar a nuestros pacientes a cambiarlos por
otros más adaptativos.
Muchas veces estos patrones
cambiarán de forma espontánea y en otras harán falta experiencias emocionales correctoras que permitan aprendizajes nuevos que
al verse reforzados sustituyan a los anteriores
que resultaban disfuncionales.
En el caso de las personas con ataques de pánico o una
ansiedad excesiva, vergüenza patológica o rumiaciones excesivas entre otros
trastornos, hay estrategias de control o regulación que les han ayudado a
manejar el malestar en algún momento del pasado pero con el paso del tiempo se
han convertido en patrones que resultan patológicos.
En la conceptualización debemos conocer cuáles son los más
frecuentes y ayudar a los pacientes a hacer conscientes esos patrones que se
realizan de forma inconsciente.
Según Young & col. (2013) los patrones desadaptivos se
caracterizan por:
• Un patrón o tema amplio y generalizado...
• Constituido por recuerdos, emociones, cogniciones y
sensaciones corporales.
• Relativo a uno mismo y a la propia relación con los demás.
• Desarrollado durante la infancia y la adolescencia.
• Elaborado a lo largo de la vida.
• Disfuncional en grado significativo.
Existen muchas tipologías de personalidad para evaluar la
presencia de patrones de personalidad que rigen las conductas y emociones de
los individuos. Destacan algunos de la «terapia de esquemas» de Young & cols
(2013).
Dimensiones del
temperamento emocional (Young & cols, 2013)
Lábil
– No reactivo
Distímico
– Optimista
Ansioso
– Calmado
Obsesivo
– Distraído
Pasivo
– Agresivo
Irritable
– Alegre
Vergonzoso
- Sociable
A)
Los patrones de abandono/inestabilidad y de
imperfección/ vergüenza, serán más característicos de personas que inhiben
su ira y enfado, y tienen tendencias a ser cuidadores y perfeccionistas.
Las características son:
·
Patrón de abandono/inestabilidad: Tienen la sensación de
que las personas importantes de su vida no seguirán estando ahí porque son
emocionalmente imprevisibles, solo están erráticamente o morirán o abandonarán
al paciente por alguien mejor.
·
Patrón imperfección/vergüenza: Equivale al sentimiento
de que uno es imperfecto, malo o poco merecedor y que si se expone a los demás
estos no le querrán.
B)
Los patrones de grandiosidad y de
insuficiente auto-control y auto-disciplina serán más
característicos de individuos con rasgos narcisistas que proyectan su
enfado hacia fuera, no sintiéndose nunca culpables de nada malo de lo
que les pasa.
·
Patrón de grandiosidad: Estos individuos se sienten
especiales. Tratan de controlar a los demás para satisfacer sus necesidades.
Consideran a los demás inferiores e inútiles.
Nadie está a la altura de sus expectativas. Culpan a
todos cuando las cosas no salen como ellos creen que se merecen.
·
Patrón de insuficiente auto-control: Tienen problemas
para controlarse y plantearse metas que puedan realizar. No tienen
capacidad para tolerar la disciplina, y son incapaces de contener sus emociones
e impulsos. Tienen tendencia a tener conductas antisociales y culpar a
los demás de todo lo que no les sale bien, buscan las gratificaciones a
corto plazo.
Obviamente no vamos a encontrar estos rasgos de personalidad
en todos los pacientes, ni de una forma pura. Pero sí con muchísima frecuencia,
y nos va a resultar muy útil cuando a lo largo de la terapia trabajemos la
psicoeducación y todo el trabajo relacionado con las experiencias traumáticas
del pasado.
Algunas cuestiones que podemos
hacer de forma abierta para conocer la tendencia de la persona a tener unos
rasgos de personalidad u otros.
Personalidades
complacientes, el síndrome de “lo siento...” ·
¿Te preocupas en exceso de lo que los demás
puedan pensar de ti? ·
¿Te preocupas en exceso de que otras personas
puedan enfadarse contigo? ·
¿Evitas conflictos y discusiones a cualquier
precio? ·
¿Pones las necesidades de los demás siempre
por delante de las tuyas? ·
¿Te resulta difícil decir no, incluso cuando
te das cuenta de que se están aprovechando de ti? ·
¿Absorbes el estrés de los demás, y tomas
demasiado esfuerzo e interés porque los demás estén bien? |
Personalidades con
miedo a la pérdida/separación y al conflicto ¿Te preocupas
excesivamente acerca de la seguridad y el bienestar de tu familia y seres
queridos? ¿Te preocupa
constantemente la posibilidad de separarte o perder a algún o algunos seres
queridos? ¿Te preocupas
en exceso de estar solo o tener alguna situación que no puedas afrontar solo
o ponerte enfermo? ¿Te preocupas
en exceso de tu salud, de la muerte en general o de morir tú? |
Personalidades con
inhibición emocional ·
¿Tratas de ocultar tus emociones por miedo de
molestar o herir a los demás? ·
¿Minimizas u ocultas sensaciones de
frustración, enfado o resentimiento dentro de ti para evitar una
confrontación? ·
¿Sientes que escondes sentimientos de tristeza
o rabia? ·
¿Crees que mostrar tristeza o enfado es un
signo de debilidad? ·
¿Es no molestar o ser una carga una de tus mayores
características como persona? |
Personalidades
narcisistas ·
¿Sientes que te equivocas a menudo? ¿Cuándo
fue la última vez que diste la razón y reconociste que te habías equivocado? ·
¿Qué opinión te merece tu familia, compañeros
de trabajo, etc.? ·
¿Cómo te sientes cuando no te dan la razón? ·
¿Sueles sentirte satisfecho con facilidad? ·
¿Sueles interpretar los comentarios de los
demás como algo personal? ·
¿Eres muy sensible al éxito o al fracaso?
¿Cómo crees que te ven los demás? |
CONCLUSIONES
La conceptualización o recogida de la historia del paciente
es crucial a la hora de abordar cualquier tratamiento y especialmente en los
trastornos de ansiedad y pánico. En muchas ocasiones podremos realizarla en las
primeras sesiones de forma ordenada, pero muchas veces debido al malestar o
incapacidad para dar un discurso coherente o la urgencia por aliviar los
síntomas que provocan mucho sufrimiento en el paciente esto no va a ser
posible. En estos casos vamos a tener que comenzar con psicoeducación y/o estabilización antes de
poder hacer la recogida de la historia.
La recogida de información debe incluir datos tanto del historial
médico y psicológico del trastorno como de la historia personal
del paciente, rasgos de personalidad, figuras de apego y su relación con ellas.
De este modo podremos conocerle y sobre todo que el paciente pueda
conocerse a sí mismo. Encontraremos muchos datos que serán narrados por
el paciente (memoria explícita) pero también deberemos investigar lagunas en la
narración, contradicciones o incoherencias que denoten aspectos contenidos
en la memoria implícita (muchas veces olvidados o no contemplados como
relevantes) que son cruciales para comprender los orígenes del
trastorno.
En cualquier caso, es importante destacar que la recogida de
información va a estar presente a lo largo de todo el tratamiento. A medida que
vayamos trabajando irán apareciendo datos nuevos que resultarán muy relevantes
o diferentes matices sobre hechos ya recogidos en la historia que ayudarán al
paciente y al terapeuta a arrojar una luz nueva sobre la historia del
trastorno.
Es importante durante esta fase que el paciente pueda
preguntar todo lo que necesite.
A menudo cuando avancemos en la terapia tendremos que volver
a explicar de nuevo muchos conceptos o pautas que ayuden al paciente a
conocerse mejor y poder cambiar lo que le resulta patológico.
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