ELEMENTOS TRANSVERSALES DE LA
TERAPIA: CONCLUSIONES
Independientemente del tipo de orientación terapéutica que
usemos y del momento en el que se encuentre la terapia vamos a encontrar
elementos que van a estar siempre presentes durante todo el tratamiento. El
paciente viene a consulta con un sufrimiento que quiere que le ayudemos a
eliminar. Es importante que le expliquemos desde un primer momento que esa
ansiedad que sufre es un síntoma de algo más profundo que está ocurriendo en su
mente y que para poder aliviarlo debemos trabajar con cosas que ocurrieron en
su pasado y que le están afectando en su presente.
Muchas veces los pacientes pueden pensar en la psicología;
es como el modelo médico en el que en muchos casos es un sujeto pasivo sobre el
que el médico actúa interviniendo con tratamiento farmacológico u otro tipo de
intervención, pero debemos explicar claramente que en psicología es
fundamental la cooperación e intervención del paciente durante todo el proceso.
Y que muchas veces va a existir un dolor a corto plazo para lograr una
mejoría en el largo plazo.
La demanda que trajo la primera vez a consulta va a
ir cambiando a medida que avancemos en el tratamiento y una vez disminuida
la intensidad de los síntomas y ganada la confianza del paciente podremos ir
más a fondo hacia el origen de la enfermedad.
Nada de esto puede lograrse sin una buena relación
terapéutica en la que el paciente pueda confiar plenamente en el terapeuta y
este sea capaz de mantenerse constante y firme a lo largo de todo el proceso.
Hay muchas emociones de miedo, vergüenza, culpa o rabia, que el paciente ha
tenido y sufrido a lo largo de mucho tiempo y que van a tener que ser sorteadas
y poco a poco trabajadas hacia otras más adaptativas para que el paciente pueda
enfrentarse a sus miedos sin tanto sufrimiento.
Si las emociones que el paciente trae a consulta
desbordan o no son manejadas eficazmente por el terapeuta puede producirse una
retraumatización en el paciente, que una vez más sentirá que las personas en
las que confía le han fallado. Por tanto, debemos ser empáticos y profesionales
con la demanda del paciente, pero no dejar que sus emociones negativas
nos contagien y contaminen el trabajo terapéutico.
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