ENFOQUES PARA LOS TRATAMIENTOS DE LOS TRASTORNOS EMOCIONALES
Debemos tener la mayor cantidad de herramientas disponibles
y saber usarlas de forma adecuada para poder lograr la sanación de nuestros pacientes.
Adaptar los enfoques a las necesidades de nuestros pacientes.
Existen múltiples modelos para el tratamiento de los
trastornos emocionales. Lo ideal es trabajar desde un modelo integrador que
sume elementos de diferentes enfoques para hacer el tratamiento mucho más
eficaz. Así podemos complementar las carencias de unos enfoques con las
ventajas de otros. Es obvio que un problema complejo va a necesitar soluciones
complejas.
1. MODELOS BIOLÓGICOS
Muchos investigadores achacan el origen de los trastornos
emocionales y la ansiedad a disfunciones biológicas, lo cual es
obviamente verdad. Nada puede ocurrir en nuestro cuerpo que no tenga un origen
biológico. Es lo que describimos como cerebro. Ese sería la parte química y
la mente sería la valoración e interpretación que hacemos de la realidad, ambas
se influyen mutuamente.
Siempre tendremos que descartar trastornos orgánicos que
puedan desencadenar el trastorno, pero es indudable que detrás de la mayoría de
estos se esconden múltiples factores psicológicos. La mente y el cerebro
interactúan y se modifican mutuamente de forma constante.
Los principales
factores biológicos que se encuentran detrás de la ansiedad son:
a)
Estudios genéticos: Estos plantean que si son más
frecuentes en una misma familia el origen podría ser genético, pero bien podría
ser que la causa de esa frecuencia sean factores ambientales más que genéticos.
Se han realizado estudios con gemelos monocigóticos o dicigóticos que han sido
criados en familias diferentes para ver si existe mayor frecuencia de ataques
de pánico que en la población normal pero los resultados han sido
inconsistentes (Barlow, 1988).
b)
Hipótesis de la hiperventilación: Se ha sugerido que
algunas personas hiperventilan al respirar y que esto podría llegar a provocarles
ansiedad y ataques de pánico, efectivamente, esta provoca alcalosis de la
sangre, mareos, dolores de cabeza, y síntomas de desrealización. Las personas
que sufren ataques de pánico hiperventilan, y uno de los ejercicios que
tendremos que enseñar es manejar mejor la respiración. Pero creo que la hiperventilación
viene por la sensación de miedo y activación del circuito del miedo. Algunos
autores como Ley (1989) postulan que los pacientes sienten la asfixia y después
sienten el pánico, lo cual no demuestra que el ataque no tenga un origen
psicológico.
c)
Desregulación del sistema noradrenérgico: Se sabe que
cuando se activan las neuronas del locus coeruleus se produce un exceso
de noradrenalina que induce a la ansiedad y puede que a ataques de pánico. Si
bien es necesario descartarlo como base de un trastorno orgánico, no
justifica que pueda activarse por el pensamiento. También es importante
descartar un hipertiroidismo que puede dar síntomas de ansiedad severa o un ataque
de pánico.
Este modelo es muy reduccionista, pues plantea que el
origen y la solución del trastorno son orgánicos, y en mi opinión es muy
eficaz para poder tratar los síntomas, pero al no solucionar la causa puede
crear dependencia a los fármacos o frecuentes recaídas. En muchos casos para
poder realizar el trabajo terapéutico con los pacientes estos tendrán que
medicarse como forma de estabilización hasta que la terapia haga efecto, por lo
que es conveniente tener comunicación con el médico o psiquiatra del paciente
para coordinarse con el uso de la medicación.
2. TRATAMIENTOS COGNITIVO-CONDUCTUALES:
Las terapias cognitivo-conductuales (TCC) son las más
populares y frecuentes en el tratamiento de los ataques del pánico y la
ansiedad (en la mayoría de los casos combinada con los tratamientos
farmacológicos).
En palabras de Dattilio (2000) «... la TCC tiene en cuenta
los roles de predisposición de vulnerabilidad (biológicos y psicosociales)
junto con otros factores precipitantes tanto internos (sensaciones
corporales) como externos (ambientales)...» pág 46.
Una de las principales corrientes en el tratamiento de la
ansiedad se basa en la teoría cognitiva de Beck, según la cual las emociones
no son resultado de la situación en sí, sino de cómo la evaluamos; es decir, de
lo que pensamos acerca de ella. La ansiedad se asocia a pensamientos de
peligro o amenaza percibida, sea esta real o no. Por tanto, si una persona
supone, por ej., que está a punto de morir de un ataque al corazón, reaccionará
experimentando el mismo terror que si ello fuese cierto.
Los autores de esta
línea terapéutica defienden que la ansiedad es fruto de:
• La malinterpretación de sensaciones interoceptivas como señal
de que va a ocurrir una catástrofe inminente (volverse loco, morir o perder el
control).
• Señales exteroceptivas que se evalúan de
forma errónea. Esta interpretación catastrofista hace que aumente la ansiedad,
la cual a su vez incrementa las
sensaciones interoceptivas temidas, ya que son sensaciones
asociadas a la ansiedad. Así se desencadena un círculo vicioso que da lugar a
más ansiedad.
• Ideas o creencias irracionales que distorsionan la
realidad haciendo que esta se viva siempre con una sensación de peligro y
alerta constante.
Las personas que sufren mucha ansiedad la experimentan
porque han desarrollado una tendencia estable, a malinterpretar las sensaciones
corporales benignas como indicadores de una catástrofe mental o física
inminente. Ej., las palpitaciones pueden ser interpretadas como evidencia de
que está sufriendo un ataque al corazón.
Por tanto, la terapia consiste en una serie de estrategias
dirigidas a que el paciente aprenda a evaluar correctamente dichas sensaciones
y pensamientos, superando así tanto su tendencia a hacer interpretaciones
catastrofistas como las alteraciones emocionales y conductuales que se derivan
de ellas (Roca, 2005).
Barlow (1988), basa su trabajo en cuatro aspectos
fundamentales, que serían cinco en el caso de que existiera agorafobia:
a)
Observación y comprensión del trastorno: Se trataría de
realizar la reestructuración cognitiva, mediante la realización de auto
registros, para poder demostrar a los pacientes que existe una mejoría. Esta
fase es fundamental para poder pasar a la siguiente.
b)
Técnicas de control físico: Serían el control de la
respiración diafragmática y la relajación muscular. Su función no sería
disminuir la ansiedad sino rebajar el nivel de activación.
c)
Reestructuración cognitiva: Cambiar las cogniciones
erróneas como el miedo a volverse loco o sufrir un infarto.
d)
Exposición interoceptiva: Se trataría de buscar las
sensaciones en lugar de evitarlas. Se empiezan provocando en un ambiente
controlado (por ej, la consulta) posteriormente el paciente solo y finalmente
en situaciones que le provoquen miedo. (Lacasa, 2005)
e)
La exposición a situaciones o lugares temidos. Su
objetivo es evitar las conductas de escape. La exposición debe ser sistemática
y regular.
Sea cual sea la técnica que utilicemos para ayudar a
nuestros pacientes estos van a tener que enfrentarse a las situaciones que
temen. En mi opinión el método es demasiado simple y conlleva una
tasa muy alta de recaídas y no permite al paciente conocer el origen de su
enfermedad. Esta es la queja de la mayoría de los pacientes que acuden
a mi consulta después de haber hecho TCC, en muchos casos estas técnicas por sí
solas les han resultado ineficaces o insuficientes y no han podido llegar a
saber el origen de sus problemas, lo cual agrava aún más su sensación de falta
de control.
En el modelo integral usaremos estas técnicas en la fase
final del tratamiento cuando el paciente sea capaz de controlar sus
pensamientos y esté preparado
para enfrentarse a las situaciones
temidas.
3. ENFOQUES PSICODINÁMICOS:
Los enfoques psicodinámicos herederos del psicoanálisis dan
una gran importancia al rol del inconsciente en la aparición y mantenimiento de
diferentes patologías, por tanto, según los autores de esta línea
terapéutica, la ansiedad se debería a conflictos inconscientes en la
mente del paciente.
Los autores de esta corriente psicológica defienden que los
pacientes que sufren ansiedad tienden a somatizar sus emociones e impulsos, y
por lo tanto durante el curso de la terapia habría que explorar los conflictos
no resueltos en la mente del paciente, lo cual permitiría no solo reducir los
síntomas sino además ayudar a conocerse mejor y obtener personalidades más
maduras (Daittilo, 2000).
(Milrod & col, 1997) plantean tres fases:
• En la primera se trataría de explorar las sensaciones y
sentimientos asociadas a la ansiedad. Los conflictos psicodinámicos
se basarían en temas de separación e independencia y reconocimiento de la ira y agresividad
hacia otras personas o hacia el propio paciente. El principal objetivo en esta fase
sería reducir los síntomas para poder seguir con las siguientes fases.
• En una segunda fase se trabajaría para conocer en
profundidad las configuraciones mentales del paciente. El principal
objetivo reducir la vulnerabilidad del paciente mediante la
descripción de los guiones interpersonales con los que los pacientes se relacionan
con los demás.
• En la tercera fase el objetivo sería que los pacientes superen sus
dificultades con la separación y la independencia. La idea es
permitir al paciente revivir conflictos internos con el
terapeuta como forma de que pueda solucionarlos.
Algunos autores (Milrod, 1997, Gassner, 2004, Leeds 2012)
defienden que la mayoría de los pacientes que sufren pánico o ansiedad fuerte
sufrieron en su infancia situaciones de desamparo, (abusos que pudieron ser
físicos, emocionales o sexuales). Una infancia traumática les dejó con una
profunda sensación de desamparo y profundos conflictos de amor/odio frente a
sus cuidadores. Lo cual les haría tener una profunda ambivalencia respecto la
cercanía/separación con las figuras de apego.
Una de las terapias en mi opinión más interesantes que han
surgido desde la psicología dinámica es la Terapia de tiempo abreviado (Solomon
& col, 2001; Mccullough 1995; Fosha, 2000) que estudia los conflictos
internos del paciente consigo mismo y de modo interpersonal, para poder
eliminar la sensación de alerta y por ende la ansiedad.
Las técnicas psicodinámicas son muy útiles a la hora de
poder ayudar al paciente a conocer el origen de sus problemas, saber por qué
persisten o qué ganancias secundarias pueden tener al padecerlos. Adolecen
de la limitación de no trabajar con las estrategias de afrontamiento o
las sensaciones físicas, este tipo de terapia resulta fundamental para un
abordaje profundo del trastorno, pero debe ser complementado con otras técnicas
terapéuticas.
5. TERAPIA ESTRATÉGICA
Nardone (2004) creador de esta terapia, defiende que para
solucionar un trastorno emocional
no es necesario conocer el origen de este sino conocer su funcionamiento,
por lo tanto, no sería
necesario conocer los antecedentes del paciente. Solo estudiar la dinámica de su ansiedad, puesto que el paciente tiene miedo
no de lo que sucedió sino de lo que puede
sucederle.
Según este autor, los pacientes se provocarían a sí
mismos la ansiedad al dispararse el miedo ante sus propias sensaciones y al
tratar de controlarlas. Esto les llevaría a perder definitivamente el control,
desembocando en el temido malestar. En la línea de los tratamientos en este
tipo de terapias se aumentaría el miedo como forma de anularlo o se pautarán
conductas o pensamientos que por sobrexposición hagan que el miedo desaparezca.
Se utilizarían estratagemas terapéuticas que llevan al
paciente sin su conocimiento, a experimentar de forma concreta la superación
del miedo. Solo cuando los síntomas hayan desaparecido del todo la persona será
conducida a la plena conciencia de sus recursos personales.
El tratamiento se realizaría en cuatro fases: (Nardone, 2004)
• Determinar el tipo específico de miedo patológico y
al mismo tiempo introducir elementos que cambien la visión del paciente
sobre el problema.
• Sugerir, conducir o prescribir directamente acciones o
pensamientos que induzcan a las personas a realizar acciones de cambio.
• Llevar a la persona a incrementar sus experiencias de
éxito en la gestión de las sensaciones y situaciones que le asustan.
• Clausura de la intervención y redefinición del
resultado.
Las tareas consisten principalmente en hacerle ver al
paciente en las contradicciones que cae al solucionar el problema; y al
plantearle paradojas irresolubles le obligará a actuar y pensar de una forma
diferente de como lo había hecho hasta antes del tratamiento.
Las estadísticas del autor son propias y no están
reconocidas por otros autores por lo que se permite dudar del éxito de la
terapia, pero sí es de gran ayuda para poder plantear tareas que ayuden al
paciente a resolver parte de sus síntomas y le ayuden a conocer la dinámica de
su trastorno.
6. TERAPIA SOMÁTICA
Este tipo de terapias se basan en los hallazgos más
recientes en neurobiología y de cómo el
cuerpo siempre guarda memoria del trauma (Damasio, 2011. Levine, 2012, Ogden, 2009; Van der Kolk, 2014). Nuestro cuerpo guarda memoria somática (Porges, 2009).
Según Shapiro (2010):
Hay muchos tipos de terapias somáticas. La mayoría comparten
la idea que el trauma desregula el cuerpo, causando restricciones en las
emociones y los
movimientos.; los movimientos no
realizados desde el momento del trauma deben ser experienciados y la
focalización en las sensaciones y movimientos sanarán el trauma (pág 308).
Podemos acceder a un trauma bien desde el recuerdo de una
imagen, un olor o de algo que nos han contado o de una sensación, por ej.
en traumas preverbales no puede haber memoria narrativa. Por tanto, desde
una sensación corporal podemos ir sintiendo diferentes sensaciones que lleven a
la resolución del trauma.
Levine (2012) defiende que en todas las especies animales
existe un mecanismo de descarga de la energía traumática almacenada, que
consiste en agitarse repetidamente hasta la eliminación de cualquier vestigio
de traumatización en el cuerpo. Este mecanismo no existiría en los seres
humanos por lo que en terapia se trataría de volver a sentir las sensaciones
y realizar las acciones que no se pudieron hacer durante el evento traumático.
La terapia, en mi opinión, no es eficaz por sí sola en el
tratamiento de la ansiedad, pero es muy útil complementada con otro tipo de
técnicas, es obvio que todos sentimos en nuestro cuerpo (no podemos sentir en
ningún otro sitio), y que es fundamental explicar y ayudar a nuestros pacientes
a conocer mucho mejor sus sensaciones y cómo poder reconocerlas para poder
controlarlas y vivirlas sin miedo. Resulta muy útil en estadios tempranos de
la terapia para poder generar un clima de confianza entre el paciente y el
terapeuta, ayudando por ejemplo a manejar los síntomas en la consulta y generando
sensación de control en el paciente.
7. TERAPIA FAMILIAR O SISTÉMICA
Esta plantea que el individuo vive en un sistema con el que
está obligado a relacionarse constantemente (o no relacionarse). (Schwartz,
1995) Los modelos familiares tratan de conocer los modos de interacción de
la persona con su familia, conocidos o compañeros de trabajo porque consideran
que esta sería la base del trastorno. La ansiedad sería el malestar creado por
un sistema familiar mal organizado (Minuchin & Fishman, 1984) porque
las jerarquías estén mal organizadas, como por ejemplo que el padre no
ocupe el papel que le corresponde.
Esto crearía sistemas familiares o sociales defectuosos en
los que se dan relaciones patológicas que llevan a la sensación de malestar.
Para resolverlos es necesario conocer y evaluar las relaciones entre la familia
para detectar las anomalías existentes en las relaciones, como fallos en las
jerarquías, conflictos, grupos dentro de la familia contra otros grupos,
sobredependencia o sobreprotección de unos familiares a otros.
En mi opinión es una terapia completamente necesaria en
cualquier enfoque que trabaje con trastornos emocionales, de hecho, el
apego no sería más que el principio de la formación de las redes familiares.
Aunque como otros enfoques es incapaz por sí sola de resolver los
trastornos emocionales. De hecho, este enfoque no aborda las emociones como
parte de su modelo terapéutico basándose casi siempre en las relaciones entre
los miembros del sistema familiar o social.
8. TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO
Este enfoque es una evolución de las terapias cognitivas a
partir de la utilización de técnicas de atención plena o mindfulness
(Didonna, 2011). La terapia de aceptación y compromiso (TAC) defiende que la
ansiedad viene provocada por una evaluación distorsionada de la realidad
que lleva a sufrir por acontecimientos que no han ocurrido.
El malestar puede venir causado tanto por elementos internos
(sensaciones) como externos. Sería principalmente la valoración negativa que
se hace de las cogniciones y las emociones lo que llevaría a sentir la ansiedad.
(Hayes, & col, 2012). Para los autores de esta línea considerar los
pensamientos y las sensaciones como un problema sería parte del
problema.
Como su propio nombre indica el objetivo sería que el
paciente pueda aprender a aceptar y dejar de luchar contra sus pensamientos,
emociones y sensaciones y al hacerlo el organismo volverá a encontrar un
equilibrio.
Los principales puntos que defienden son:
• No juzgar. No hacer juicios de valor ni de los demás ni
de sí mismos.
• Aceptar: Tratar de cambiar las cosas, pero sin
sufrimiento, aceptándolas.
• Vivir en el presente: No analizar lo que ya ocurrió ni
preocuparse de lo que no ha ocurrido.
• No controlar: Tratar de tener el control y no “fluir”
con las experiencias lleva al malestar y la ansiedad.
• No evitar: Evitar las sensaciones u objetos o
experiencias es lo que conduce al malestar y la patología.
• No identificarse: No identificarse con los
pensamientos y creencias. Vivir como si pertenecieran a otra persona.
Esta técnica no trabaja con eventos del pasado, solo cómo
se interpretan los hechos en el presente. En mi opinión esta técnica
resulta muy útil al principio de la terapia cuando se usa como
psicoeducación o como forma de regulación emocional transitoria. En algunos
casos cuando el origen de la ansiedad sea la “necesidad de control” resultará
muy útil para ayudar a enseñar al paciente a no estar siempre en alerta.
En los casos de trauma complejo
solo es eficaz al final de la terapia cuando
hayamos trabajado con las situaciones que provocaron el malestar en el
pasado y una vez resueltas se podrá trabajar para enseñar a vivir los
acontecimientos de una forma diferente.
9. EMDR
«Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares o
EMDR (acrónimo en inglés de Eye Movement Desensitization and
Reprocessing) es una técnica psicológica que describe el trauma como una
información almacenada en el cerebro de manera disfuncional, a partir de una
experiencia considerada traumática; al ser archivada de ese modo, no puede ser
utilizada ni integrada a la experiencia cotidiana del sujeto, y por
consiguiente se convierte en responsable de los síntomas del paciente»
(Wikipedia, 2015).
El modelo se basa en el Procesamiento Adaptativo de
la Información (PAI) que consta de tres principios Mandfield & Shapiro
(2004):
·
Existe un sistema de procesamiento de la
información intrínseco que ha evolucionado para permitir a los humanos
reorganizar sus respuestas ante acontecimientos perturbadores de la vida,
partiendo de un estado disfuncional inicial de desequilibrio y llegando a un
estado de resolución adaptativa.
·
Un acontecimiento traumático o un estrés
persistente durante una fase de desarrollo vital puede interrumpir el
proceso adaptativo de la información. Como resultado del impacto emocional
la información relacionada se almacena en una forma de “estado específica”, en
forma de memoria implícita.
·
Existiría un proceso de autocuración en el
cerebro (idéntico al que puede ocurrir con la piel u otros órganos) que no
ha podido desarrollarse por el impacto del trauma (es como si una herida física
se hubiera infectado), pero según Mandfield &Shapiro (2004) la combinación
de las fases del procedimiento estándar del EMDR y la estimulación bilateral
restaura el equilibrio del sistema del procedimiento adaptativo de la información
(siguiendo con la metáfora es como si sanáramos y cicatrizáramos la herida).
El protocolo básico
de EMDR se basa en ocho fases secuenciadas y estructuradas de forma rígida:
• Conceptualización del caso.
• Estabilización y evaluación de idoneidad para el
tratamiento.
• Evaluación: Se pregunta por:
o la
imagen peor del recuerdo,
o qué
piensa el paciente sobre sí mismo (creencia negativa),
o qué
le gustaría pensar (creencia positiva),
o en
qué parte del cuerpo lo siente,
o qué
emociones siente y
o cómo
es la intensidad del malestar y
o la
valoración de la creencia positiva.
• Desensibilización: Se utilizan movimientos de ojos,
tapping o sonidos bilaterales para activar el reprocesamiento de la información
almacenada de forma traumática.
• Instalación: Se trata de lograr que el paciente sienta
la CP como completamente verdadera y unir la CP con la sensación de bienestar
en el cuerpo.
• Exploración corporal: Se evalúa si queda alguna
sensación desagradable en el cuerpo y si es así se trabaja con esta hasta que
desaparezca.
• Cierre: Se comprueba que la información ha sido
reprocesada y que no existe ningún malestar ni emocional ni físico asociado al
recuerdo.
• Seguimiento: Se trabaja para reevaluar el proceso y confirmar que no ha
quedado ningún malestar asociado al recuerdo.
El protocolo básico del EMDR ha demostrado una
extraordinaria eficacia en el TEPT pero en traumas más complejos se hace
imprescindible utilizar técnicas complementarias para poder trabajar con las
experiencias traumáticas (Mandfield & Shapiro, 2004).
Vamos a encontrar muchas situaciones traumáticas que se
pueden trabajar con el protocolo básico y otras que necesitarán intervenciones
más complejas, algunos de los factores que pueden influir son:
• Edad con la que ocurrió por primera vez el trauma. Mientras
menor sea la edad, más complejo será el tratamiento.
• Qué personas estaban involucradas en el suceso
traumático, mientras más próximas afectivamente sean, mayor será el impacto.
• Cuánto tiempo y cuántas veces ha ocurrido el suceso
traumático, obviamente a mayor intensidad y/o duración mayor será la herida.
• ¿Cómo fue el evento traumático? No es lo mismo un abuso sexual en el
que la persona se siente un objeto que un accidente de coche.
• Cómo era la relación con las figuras de apego en ese momento y cómo actuaron estas.
¿Estuvieron involucradas? ¿Protegieron a la víctima o la acusaron de haberlo provocado?
¿Negaron el problema o actuaron como apoyo?
En los trastornos emocionales vamos a encontrar a menudo
situaciones traumáticas de abusos físicos, psicológicos o emocionales,
situaciones en las que se ha tenido miedo demorir, sensaciones de no tener el
control, miedo al rechazo etc. y también podemos encontrar comorbilidad con
otro tipo de trastornos como TOC, trastornos alimenticios o trastornos de
personalidad que van a hacer el trabajo terapéutico más complejo.
La pregunta que la mayoría de los terapeutas que utilizan el
EMDR se hacen es ¿cuándo aplicar el protocolo básico y cuándo utilizar otras
herramientas
complementarias?
Utilizamos el protocolo básico cuando se dan dos requisitos:
• Cuando la persona recuerda un evento concreto (o
varios asociados a ese) como un antes y un después en su vida.
• Cuando una vez hecha la conceptualización del caso y
creada la alianza terapéutica, el paciente es capaz de procesar el trauma
estando dentro de su ventana de tolerancia (Ogden & Minton,
2009).
Vamos a encontrar muchas situaciones que debido al tipo de
patología y/o a la existencia de trastornos disociativos va a ser imposible
aplicar el protocolo básico y vamos a tener que utilizar herramientas más
complejas antes de poder procesar los traumas.
En cualquier caso, usemos el protocolo básico o un abordaje
terapéutico más complejo, el objetivo sigue siendo el mismo, potenciar el
PAI para poder restaurar el equilibrio psicológico del paciente y que todos los
recuerdos traumáticos queden integrados en redes neuronales que resulten
adaptativas. Hay que resaltar que todo el trabajo con los eventos
traumáticos del pasado tiene como único objetivo que el paciente pueda vivir
mejor en el presente y pueda imaginar el futuro con alegría y bienestar. No
podemos cambiar el pasado, pero podemos aceptarlo e integrarlo en nuestra mente
para poder vivir mejor nuestro presente.
CONCLUSIONES
Hay tantos tratamientos psicológicos enfocados al
tratamiento de los AP y enfermedades asociadas como corrientes psicológicas.
Este gran número de terapias potenciales no hacen sino sumar más confusión a
los terapeutas y a los pacientes a la hora de elegir un tratamiento. En muchos
casos cuando el tratamiento no mejora el trastorno del paciente lo achacamos a
su resistencia o a que no hace las tareas encomendadas o que no sigue nuestras
instrucciones. Yo prefiero pensar que somos los terapeutas los que tenemos
que adaptarnos a las necesidades de los clientes y no al revés.
Necesitamos crear protocolos unificados que integren diferentes modelos
terapéuticos que han demostrado su eficacia en el pasado. Yo tomo como modelo
de referencia el EMDR porque en mi opinión permite integrar diferentes enfoques
actuando como elemento aglutinador.
A la hora de aplicar el tratamiento es importante
diferenciar qué tipo de trauma vamos a tratar para poder trabajar con un
protocolo básico para desensibilizar recuerdos traumáticos aislados o deberemos
utilizar protocolos modificados para poder trabajar con pacientes que van a
requerir por su historial psicológico un tratamiento más adaptado a sus
necesidades.
En todos los casos seremos los terapeutas los que debemos
adaptarnos a los pacientes y no al revés, siguiendo los pasos necesarios en
función de la tolerancia al proceso del tratamiento y su grado de disociación.
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