COMPRENDER MEJOR LA DEPRESIÓN Y LA ANSIEDAD
Patrones de comportamiento negativo
Las personas con depresión y/o ansiedad tienden a reaccionar
en estos patrones de comportamiento negativo ya que así se pueden sentir mejor
de manera temporal. Al no hacer algo o al huir de una situación, se sienten
cómodas en el corto plazo, pero lamentablemente esto no les ayuda a mejorar en
el mediano a largo plazo, ya que estos patrones hacen que se mantengan y
refuerzen los síntomas asociados a la depresión y ansiedad.
Ejemplos de estos
comportamientos: procrastinar, estar mucho tiempo en cama, no hacer actividad
física, comer mucho, ignorar correos o llamadas telefónicas, evitar socializar,
evitar salir de casa, hacer actividades lo más rápido posible, huir, dejar
cosas pendientes, etc.
Estos patrones negativos evitan que la persona pueda lograr
un sentido de satisfacción o logro de sus propias acciones. Al dejar de hacer
cosas, lo único que hacen es complicar aún más el ciclo de la depresión y
ansiedad. La persona no se permite obtener una nueva experiencia o aprendizaje
al interactuar con su entorno, que podría ayudarla a comprender mejor la
situación y fortalecer su capacidad de respuesta ante esta. Entonces, para
combatir estos patrones de comportamiento, debemos hacer lo contrario, ponernos
activos (así no tengamos muchas ganas iniciales).
El estar activo (realizando actividades que te sumen y generen valor
personal) es una de las claves para sobresalir de la depresión y ansiedad.
De igual manera, la actividad física es esencial para
reducir los posibles síntomas físicos, generando bienestar físico y mental. No
necesitas ir a un gimnasio, para empezar puedes caminar un rato. Lo ideal sería
hacer actividad física al menos 3 veces por semana por 30 minutos. Una
estrategia que puede ayudar a organizarte mejor en el día a día es el planificar tus
actividades. Agarra una hoja (o escribe en tu celular) una lista de
actividades diarias que deseas realizar. Antes de irte a dormir, simplemente
planifica las cosas que te gustarían hacer al día siguiente, incluyendo cosas
beneficiosas para tu desarrollo personal (como trabajar, estudiar u otros
deberes personales) y cosas que te ayuden a sentirte mejor (ya sea leer,
jugar, cocinar, escuchar música, etc.).
El planificar esto, te ayudará a organizarte mejor, evitar
que deambules o te distraigas durante el día y hará que te sientas con mayor
control de tu vida. Además, el mantenerte activo evitará que tu mente se
llene de preocupaciones, ya que estarás concentrado en las cosas que hayas
elegido hacer en tu día a día (haciendo que te centres en el momento presente).
Así te sentirás más productivo, y poco a poco irán aumentando tu proactividad y
motivación.
Planificando actividades
Al momento de escribir las cosas que uno planifica hacer
durante el día, es recomendable asignar horarios definidos (hora exactas o
estimadas), mezclando actividades “importantes” y actividades “divertidas” (para
comenzar). Por ejemplo, en lugar de plantearnos estudiar 2 horas seguidas,
podríamos proponer estudiar 1 hora y luego hacer otra actividad, y así
alternarlo de la mejor manera para ir progresando gradualmente. Esto con la
finalidad de evitar saturarte o sobrecargarte de tantas responsabilidades de
manera inicial (no tienes que llenar todos los horarios, pero prioriza las
cosas importantes). La idea es organizarte de la mejor manera posible para que
puedas cumplir con las actividades propuestas.
Estos 4 pasos pueden ayudar:
-Planifica y escribe una lista de las actividades por
realizar durante el día.
-Concéntrate en el momento presente al realizar tus
actividades.
-Al finalizar el día corrobora en tu lista las actividades
realizadas.
-Evalúa los resultados de tus actividades.
De igual manera, es recomendable iniciar el día de la
mejor manera posible, elige una actividad que sientas que puedes lograr en la
mañana y procura tomar un buen desayuno. Recompénsate a ti mismo (con una
actividad divertida o pequeño descanso) a medida que vayas cumpliendo con
tus actividades importantes propuestas.
Recuerda estar fuera de la cama durante el día, esto
evitará que tu mente se confunda y asocie a la cama con el día. Procura no
dormir durante el día.
Ejercicio: Planifica tus actividades diarias, escríbelas y
trata de cumplirlas de la mejor manera posible.
Practicando la conciencia plena
Tras definir tus actividades diarias por realizar, sería
beneficioso practicar la conciencia plena al hacerlas. Esto significa, prestar
atención al momento presente, centrándote en la experiencia y las sensaciones
asociadas a esta (sin prejuicios). En otras palabras, esto implica activar
tus 5 sentidos y poder explorar tu interior.
Para guiarte, podrías tener en consideración las siguientes
preguntas al realizar tus actividades:
- ¿Qué puedo ver? Enfócate en tu sentido de la vista.
- ¿Qué puedo tocar? Enfócate en tu sentido del tacto.
- ¿Qué puedo escuchar? Enfócate en tu sentido del oído.
- ¿Qué puedo oler?
Enfócate en tu sentido del olfato.
- ¿Qué puedo probar? Enfócate en tu sentido del gusto.
A medida que practiques, no sólo serás capaz de percibir
mejor tus sentidos, sensaciones y emociones, sino que también podrás notar
diversos pensamientos asociados a la depresión y ansiedad.
Algunos de estos podrían ser pensamientos negativos que te
debiliten internamente, como por ejemplo: “No quiero hacer esto ahora”, “Es muy
difícil hacer esto”, “Mejor lo haré mañana”, “No tengo tiempo para esto”, “Es
una perdida de tiempo”, “Estoy cansado para esto”, “Esto no funcionará”, etc.
Tras darte cuenta de este tipo de pensamientos, sé comprensivo contigo mismo y recuerda
que simplemente son pensamientos automáticos sin mayor sentido. Intenta
no reprimir estos pensamientos, reconócelos y déjalos ir poco a poco, sin
prestarles mayor atención.
Para ayudarte, al identificar estos pensamientos, puedes
intentar concentrarte en tu respiración, prestando mayor atención a tu
inhalación y exhalación. Luego que fluyan estos pensamientos, puedes volver a
tu actividad propuesta. Al finalizar el día, sería bueno que puedas
reflexionar sobre los resultados de tus actividades, evaluándolas internamente
para saber cómo te sentiste al momento de realizarlas y tras completarlas. Para
el día siguiente puedes replantear algunas actividades o tomar en consideración
algunas cosas nuevas aprendidas durante el día anterior. Recuerda que será
difícil cumplir todo lo planteado satisfactoriamente, pero lo ideal es ir
mejorando poco a poco en busca de la mejora continua. No sobreestimes los
problemas, y no subestimes tu capacidad de respuesta.
Estrategia para resolver problemas
Generalmente las personas con depresión y/o ansiedad tienen
dificultades en tomar decisiones, ya que tienden a sentirse agobiados por
sus problemas. Veamos una estrategia simple para resolver problemas, esta
se compone de los siguientes 6 pasos:
-Paso 1: Identifica el problema (de preferencia escríbelo)
-Paso 2: Genera
posibles soluciones mentales (de preferencia escríbelas)
-Paso 3: Evalúa las posibles soluciones (ventajas y
desventajas)
-Paso 4: Elige la mejor solución (dentro de lo posible y
aplicable)
-Paso 5: Planifica cómo y cúando aplicar la solución
-Paso 6: Evalúa el resultado final
Recuerda que mientras más practiques en tomar tus propias
decisiones, mejor preparado estarás para enfrentar los problemas coditianos que
puedas tener en la vida, así estos no te parecerán tan complejos y reforzarás
tu capacidad de respuesta.
Al momento de elegir el problema, trata de ser lo más
específico posible. Si pareciera aún algo difícil de resolver, puedes
intentar dividirlo en pequeñas partes y enfocarte sólo en avanzar con la parte
inicial. Sólo considera resolver un problema a la vez para evitar
sobrecargarte. Al momento de pensar en las posibles soluciones, intenta listar
todas las que se te vengan a la mente, sin importar si algunas son
absurdas, sé creativo y no te reprimas ya que luego de escribirlas podrás
evaluarlas. Al momento de evaluarlas, deberás reconocer las ventajas y
desventajas de cada una de las soluciones planteadas. Deberás aceptar que no
existe solución perfecta, pero procura seleccionar la mejor posible y aplicable.
Lo más recomendable es elegir una solución que no sea muy compleja y que se
pueda aplicar de manera inmediata (a pesar de no ser perfecta). Ya que
generalmente por querer esperar una solución perfecta una persona con depresión
y ansiedad o espera mucho tiempo o simplemente no realiza alguna acción al
respecto, quedando paralizada en el tiempo.
Finalmente, planifica el paso a paso de las acciones
requeridas para aplicar la mejor solución y pon tu mejor esfuerzo. Evalúa
el resultado.
Ejercicio: Reflexiona sobre algún problema que desees
mejorar, intenta aplicar la estrategia de resolución de problemas.
Explorando los pensamientos
Los pensamientos son eventos mentales, son las cosas que te
dices en tu mente, ya sean sobre tu misma persona, sobre otras personas o sobre
el mundo en general. Sin darnos cuenta, tenemos miles de pensamientos diarios,
y estos definen cómo interpretamos el mundo en el día a día. Los
pensamientos se pueden expresar de diferentes maneras, ya sea en palabras,
imágenes, recuerdos, sonidos, o una simple creencia o sentido de “saber” cómo
son las cosas. Algunos pensamientos pueden activarse de manera
intencional y otros de manera automática. Los pensamientos pueden durar
un corto periodo de tiempo (unos segundos) o permanecer por un tiempo mayor
(minutos y horas).
Los pensamientos son importantes porque afectan cómo nos
sentimos, están asociados a nuestras sensaciones y emociones, y tienden a guiar
nuestro comportamiento. Por lo general podríamos calificarlos de manera negativa,
neutral y positiva.
Veamos algunos ejemplos negativos: “Soy un fracaso”
(depresión), “Estoy loco” (susto), “Esto no funcionará” (resignación), “Se
aprovechan de mí” (ira), “No me entienden” (soledad), “Necesito ser perfecto”
(frustración), etc.
Sin embargo, si por el contrario tuvieramos pensamientos
más racionales y/o positivos, estos nos ayudarían a sentirnos mejor. Por
ejemplo, pensar: “Haré mi mejor esfuerzo” (motivación), “Puedo mejorar” (esperanza),
“No necesito ser perfecto” (comprensión), etc.
Replantear los pensamientos es algo difícil, pero posible.
Recuerda que estos se formaron debido a múltiples factores: experiencias
pasadas, experiencias actuales, conocimiento, valores, cultura, entorno
familiar, etc. Al haberlas aceptado internamente, estas por lo general se
activan de forma automática y tienden a parecernos muy “creíbles” o “reales”.
El asumir que estos pensamientos (negativos) son completamente reales y
absolutos, nos dificulta de poder cuestionarnos y reflexionar si realmente lo
son.
Para mejorar ante la depresión y ansiedad debemos
identificar y retar estos pensamientos negativos, ya que por lo general se
tiende a magnificar los problemas y pensar de una manera pesimista sobre la
vida (“otros me juzgarán”, “todo saldrá mal”, “el mundo es muy peligroso”,
“nunca lo lograré”, etc.). Debemos de sobresalir de este ciclo vicioso de
pensamientos negativos que no nos traen ningun beneficio. El secreto está en
poco a poco ir flexibilizando la rigidez mental negativa.
Identificando los pensamientos
Para reducir el poder que tienen los pensamientos negativos
sobre nosotros, debemos primero aprender a reconocerlos e identificarlos.
Aparte de utilizar las técnicas de respiración, conciencia plena y activar
nuestros sentidos para explorar nuestras sensaciones internas, estas también
nos pueden ayudar a tener pausas internas necesarias, para poder identificar
ciertos pensamientos que pudieran circular por nuestra mente. Deberás
despertar tu curiosidad y prestar atención al momento presente al realizar
cualquier actividad diaria (ya sea al respirar, comer, caminar, etc.). Al
dirigir y mantener tu completa atención a una experiencia primaria (por ejemplo,
respirar), podrás notar e identificar si ocurriera una experiencia secundaria
(pensamientos y/o sensaciones). Al darte cuenta de estas, no te juzgues, es
normal que las experimentes y simplemente identifícalas.
Tras identificarlas, vuelve a centrar tu atención a tu
experiencia primaria, dejando “pasar” o “ir” cualquier experiencia secundaria.
La práctica es esencial para poder ir mejorando, mientras más practiques estas
técnicas de conciencia plena o mindfulness, irás desarrollando mejor tu
capacidad de dirigir, mantener y centrar tu atención ante las diferentes
experiencias primarias que te ayudarán a identificar aquellas secundarias
(incluyendo pensamientos repetitivos que puedan surgir en tu mente).
Al intentarlo las primeras veces, es normal sentirse algo
frustrado, reprimido, preocupado, extraño o inclusive aburrido. Sólo a medida
que continues practicando podrás ir descubriendo mejor tus pensamientos y las
sensaciones y emociones asociadas a estos. Mientras más explores tu mente,
mayor claridad obtendrás sobre lo que sucede dentro de esta. Recuerda que el
objetivo no es reprimir o forzar que los pensamientos negativos desaparezcan,
sino aprender a identificarlos y darte cuenta que están ahí y que vuelven
esporádicamente una y otra vez. No te juzgues o culpes por tener estos
pensamientos, todos eventualmente los tenemos.
Ejercicio: Practica
ejercicios de respiración y conciencia plena para poco a poco ir identificando
mejor tus pensamientos. Puedes encontrar audios y videos online para guiarte
bajo el término “meditación” o “mindfulness”. Tras aprender a reconocer
nuestros pensamientos negativos, nos podremos dar cuenta que existen ciertos
patrones en algunos pensamientos.
Patrones de pensamiento negativo
Los patrones de pensamiento negativo son distorsiones de
pensamiento comunes que podríamos reconocer tras practicar a identificar
nuestros pensamientos. Existen diversos tipos de pensamientos negativos:
-Tendencia catastrófica: sobreestimar la posibilidad de
que algo malo vaya a ocurrir (pensando en el peor escenario o resultado
posible). Por ejemplo: “Mi ansiedad me va a matar”, “Cometí un mínimo error,
ahora todo saldrá mal”, “Mi pareja se irá y me quedaré sólo para siempre”, etc.
-Pensamientos extremos: pensar que todo es blanco o
negro, sólo enfocarse en cosas o muy buenas o muy malas, sin ver los
intermedios. Por ejemplo: “Uno es perfecto o un fracaso”, “Uno es o muy buena
persona o muy mala persona”, “O todo me va bien o todo me va mal”, etc.
-Subestimarse: subestimar la propia capacidad de
respuesta ante un problema. Por ejemplo: “No resistiré”, “No puedo”, “No lo
lograré”, etc.
-Leer mentes: cuando se asume saber con certeza lo que
la otra persona piensa, sin siquiera preguntarle o escucharla. Por ejemplo: “A
ella no le agrado”, “Él piensa que estoy loco”, “Ellos piensan que soy tonto”,
etc.
-Exceso de responsabilidad: tomar responsabilidad total y
culparse si algo sale mal o si otros se sienten mal (inclusive sin haber hecho
algo malo). Por ejemplo: “Todo es mi culpa”, “Yo fui la responsable de todo”,
etc.
-Predicción futura: anticiparse a situaciones que
creemos negativas, asumiendo que todó resultará mal (ya sea por temor o hechos
pasados). Por ejemplo: “Esto terminará en desastre”, “Reprobaré el exámen”,
etc.
-Filtración: concentrarse sólo en lo negativo de la
situación, ignorando lo positivo. Sólo buscar interés en saber lo malo que pasa
y no en lo bueno. Por ejemplo: “No tengo nada bueno”, “Eso sólo fue suerte”,
etc.
-Estándares irreales: tener expectativas demasiado
altas o irreales, sin pensar en el bienestar de uno mismo o de los demás. Por
ejemplo: “No soy lo suficientemente bueno”, “Debo hacer todo perfecto”, etc.
-Etiquetas: asignar características o denominaciones
negativas (poner etiquetas a las cosas o personas para describirlas
negativamente). Por ejemplo: “Soy un tonto”, “Esta cosa no sirve”, “Él no sabe
nada”, etc.
-Saltar a conclusiones: llegar a conclusiones negativas
sin tener un adecuado sustento o evidencia objetiva de por qué todo saldría
mal. Por ejemplo: “Me duele la garganta, debe ser coronavirus”, “No hice la
tarea, seguro reprobaré todo el año”, “No desayuné, ahora me enfermaré”, etc.
-Razonamiento emocional: asumir que las emociones
negativas reflejan el modo de cómo está el mundo y las cosas (asumiendo que
todo está mal). Por ejemplo: “Me siento muy mal, entonces todos deben estar
igual”, etc.
Monitoreando los pensamientos
Para poder monitorear los pensamientos negativos (tras
aprender a identificarlos), lo más recomendable es empezar a escribirlos.
Cada vez que sientas un ligero cambio en tu estado de ánimo asociado a la
depresión y/o ansiedad, empieza a escribirlo junto a tus pensamientos.
Trata de escribir esto por separado (por un lado escribe el pensamiento y por
el otro asóciala a una particular emoción o sensación). De igual manera,
intenta identificar qué tipo de pensamiento es, acorde a los patrones de
pensamiento negativo previamente revisados. Si te costara mucho escribir los
pensamientos cuando te sientas deprimido y/o ansioso, intenta practicar en un
inicio escribiendo tus pensamientos en situaciones habituales del día a día. A
medida que vayas practicando, irás mejorando en identificar y plasmar tus
pensamientos, sensaciones y emociones de manera escrita. Luego te darás
cuenta que muchos de estos pensamientos son repetitivos y se enfocan en angustias
sobre el pasado y sobre el futuro. Las rumiaciones (pensamientos
repetitivos sobre el pasado) y las preocupaciones (pensamientos repetitivos
sobre el futuro) tienden a intensificarse a medida que uno experimenta
depresión y ansiedad. Poco a poco ve identificándolas y escríbelas.
También podrías aprender a reconocer la situación o el
contexto que suelen activar las reacciones de mayor depresión y ansiedad en ti,
de ser así también escríbelas. Eventualmente aprenderás a observar
conscientemente todos los pensamientos que puedan venir a tu mente. Este es el
primer paso y el más importante para poder enfrentarlos. Piensa, ¿Cómo puedes
mejorar algo si no lo llegaras a reconocer y comprender?
Tras dominar este primer punto de partida, el siguiente paso
consiste en ir desprendiéndoce y verificar la validez de estos pensamientos
negativos, que no nos traen ningún beneficio en el día a día.
Ejercicio: Identifica, escribe y monitorea tus pensamientos
negativos.
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