TÉCNICAS DE ESTABILIZACIÓN Y RELAJACIÓN
La única información
que tenemos es información acerca del pasado mientras que la
única información
que es importante es la relacionada con el futuro.
P. Crittenden
Shopenhauer, el genial filósofo alemán planteó que los
animales solo pueden vivir en el presente mientras que los seres humanos pueden
planificar el futuro o recordar el pasado a voluntad. El filósofo dice:
«... concede al hombre aquel discernimiento que distingue absolutamente
su conciencia de la de los animales, y por la cual todo su peregrinaje sobre la
tierra aparece tan diferente del de sus hermanos irracionales. Él los supera
por igual en poder y en sufrimiento. Ellos viven solo en el presente; él, a la
vez, en el futuro y en el pasado. Ellos satisfacen la necesidad momentánea; él
mira por su futuro, al servicio del cual inventa las instituciones más
artificiosas, y, más aún, se preocupa por el tiempo que no podrá vivir. Ellos
viven entregados por completo a la impresión del momento, a la acción de motivo
intuitivo; a él lo determinan conceptos abstractos independientes del presente.
Por eso pone en práctica planes meditados u obra según máximas, sin considerar
su entorno ni las impresiones accidentales del momento Shopenhauer...» (2013)
pág 37.
Los rasgos evolutivos que distinguen a los seres humanos nos
han permitido colonizar todo el planeta, pero hemos pagado un precio: la
ansiedad.
La ansiedad es un síntoma de alerta que nuestro cerebro
interpreta de forma errónea provocando diferentes reacciones que producen mucho
sufrimiento y malestar. En el trabajo terapéutico evaluamos y trabajamos para ayudar
al paciente a entenderse mejor, a conocer cuál es el origen de su problema y
cómo cambiar los pensamientos y las emociones.
Es muy importante poder enseñar estrategias que ayuden a
estabilizarse y reducir el malestar, estas técnicas se pueden usar desde el
primer momento como tareas en la consulta o para trabajarlas en la vida diaria.
Si el paciente se siente muy inestable, habrá que reducir la ansiedad lo
suficiente para que pueda empezar a sentir que puede controlar sus emociones y
pensamientos y pueda aplicar lo aprendido.
Técnicas muy útiles para trabajar con la ansiedad y cómo utilizar
los recursos que el paciente posee para poder reforzar sus puntos fuertes y
ayudarle a sentirse en control.
A)
MINDFULNESS
Mindfulness o consciencia plena es una técnica psicológica
que bebe de las religiones orientales como el taoísmo o el budismo. Sería un
“estado de conciencia que implica prestar atención a la experiencia del momento
(Didonna, 2011). Este concepto se dividiría en varios conceptos a desarrollar:
• Vivir el presente
• No juzgar
• Aceptación
• Anular el piloto automático mental
a)
Vivir el presente
Esta es la causa
principal de la ansiedad en los seres humanos, si bien poder recordar el pasado
a voluntad y poder pensar en el futuro para poder planificar nos ha llevado a
la cumbre de la evolución si lo hacemos de una forma negativa se convierte en
una fuente de dolor y sufrimiento. Si pensamos en el futuro de forma
negativa tendremos miedo y si lo hacemos sobre el pasado de forma negativa
tendremos culpa.
PENSAMIENTO |
·
Futuro negativo |
·
miedo |
·
Pasado negativo |
·
culpa |
El ser humano es el único animal que puede ir con su pensamiento al
futuro o al pasado a voluntad, cuando lo hace de forma negativa puede
percibirse como culpa o como miedo.
Pensar de forma abstracta lo puede lograr el ser humano gracias al
desarrollo de las áreas corticales, pero la amígdala no diferencia un peligro
real de uno imaginario. Cuando pensamos en el futuro o el pasado de forma negativa
se activarán los circuitos cerebrales relacionados con la alerta y nuestro
cuerpo sentirá ansiedad con el consiguiente malestar asociado. Esta va a
ser una de las principales fuentes de sufrimiento de nuestros pacientes, el
pensar de forma obsesiva sobre aquello que ocurrió y sobre lo que podría
ocurrir. Cuando se piensa en el presente exclusivamente
no puede existir la ansiedad (Sapolsky, 2004).
Las terapias de mindfulness y las de aceptación y compromiso
(Hayes & col, 2014) insisten mucho (en mi opinión de forma muy acertada) en
vivir y pensar solo en el presente. El problema es que si una persona sufre un
trauma su mente quedará congelada en lo que ocurrió y por mucho que lo intente
no podrá dejar de sufrir por lo que ocurrió y con miedo porque vuelva a pasar
(Herman, 2015). Es muy importante resolver los traumas
antes de poder aplicar las técnicas para centrarse en el presente. Una vez resuelto el trauma no habrá ningún problema para
poder trabajar la conciencia del presente.
Para lograr esto podemos utilizar técnicas de parada
del pensamiento o utilizar objetos que ayuden a los pacientes a recordar centrarse
en el presente. Un ejemplo sería:
Vivir en el presente (una vez que el paciente está
preparado) es algo absolutamente necesario para poder eliminar la ansiedad, una
vez que se va consiguiendo los pacientes irán sintiendo que recuperan el
control de su mente y de sus vidas.
T: Ya sé que no puedes dejar de preocuparte sobre cosas que podrían
ocurrir en el futuro. Pero me gustaría que intentaras centrarte en el presente,
en el aquí y ahora.
C: Es muy difícil.
T: Sé que es difícil, pero lo vamos a hacer poco a poco.
Cada vez que te venga un pensamiento sobre algo del pasado o del futuro para tu
pensamiento y vuelve a traer la mente al aquí y ahora. Puedes tocar tu piel u
observar la ropa que llevas puesta. Cualquier cosa que te ayude a volver al
aquí y ahora.
C: Pero muchas veces tengo que pensar en cosas del futuro,
cómo planificar unas vacaciones o recordar cosas que hice en el pasado. ¿Cómo
lo hago?
T: Puedes hacerlo pero de una forma positiva sin miedo, planificas
tus vacaciones e inmediatamente vuelves al presente.
C: Ok, ahora lo entiendo. Lo hago todos los días.
T: Lo haces constantemente. Al principio te costará trabajo
pero es una gimnasia mental y cuando lo vayas practicando podrás terminar
haciéndolo de forma automática.
b)
No juzgar
Debido a nuestra arquitectura y fisiología cerebral el ser
humano es el único animal capaz de hacer juicios de valor y de actuar según
decisiones. En palabras
de Ortega y Gasset el “hombre es un animal obligado a tomar
decisiones”. A veces las decisiones pueden ser acertadas o equivocadas con
el consiguiente alivio o contento, o ansiedad y sufrimiento.
Hacer juicios constantes sobre lo que hacen los demás o
nosotros mismos lleva a incrementar los niveles de alerta de la amígdala
(inconsciente) y consiguientemente a la aparición de la ansiedad. Obviamente es
necesario hacer juicios de valores y tomar decisiones para poder vivir, pero
una vez más debo insistir que no es patológico lo que se hace sino cómo se
hace.
Las personas que viven con culpa
y vergüenza (y por consiguiente con miedo) lo hacen porque constantemente se
están juzgando de forma negativa. Hacerles ver cómo hacen este
proceso y ayudarles a cambiarlo también puede ayudarles mucho a sentirse mucho
mejor, con menos pensamientos negativos, emocionalmente más estables y con menos
ansiedad.
Un ejemplo podría ser:
T: No sé si te has dado cuenta de lo crítico que eres
contigo. Y no sé si también con los demás.
C: No, solo soy crítico conmigo mismo; me juzgo siempre muy duramente.
T: ¿Y qué ganas con eso?
C: Nada. Pero no puedo evitarlo.
T: Me pregunto si alguien en tu pasado era así de crítico
contigo.
C: Sí, mi madre. Nunca le parecía bien nada de lo que yo
hacía.
T: ¿Y eso te gustaba?
C: ¡Qué va! Lo odiaba y lo sigo odiando.
T: Quizás has aprendido a hablarte como te hablaba tu madre.
¿No crees que ha llegado el momento de cambiarlo?
C: Me encantaría, pero no sé cómo hacerlo.
T: Simplemente cada vez que escuches esa voz criticando,
párala. Imagínate que le hablaras así a otra persona. Experimenta cómo se
sentiría. Al principio te costará trabajo, pero poco a poco verás cómo resulta
más fácil hasta que puedas cambiarlo del todo.
c)
Aceptación
Aceptar algo es lo contrario de resignarse. Aceptar
significa que si algo no me gusta pongo toda mi energía en tratar de
cambiarlo. Resignarse significa que si algo no me gusta pongo
mucha energía en enfadarme y solo me queda una poca para poder cambiarlo.
Esta es otra de las cuestiones en las que nos diferenciamos
de los animales, estos solo pueden aceptar, no pueden controlar como hacemos
los seres humanos (en el sentido de frustrarse porque las cosas no hayan sido
de otra manera). Obviamente a los animales les ocurren muchas cosas que no les
gustan pero aprenden a vivir con ellas y tratan de cambiarlas sin frustración.
Los seres humanos cada vez que se enfadan o frustran
hacen que el cerebro emocional perciba una alerta con el consiguiente mecanismo
de activación del miedo y la ansiedad.
Esto no significa que uno deba estar siempre sometiéndose o
acomodándose, quiere decir que debemos utilizar toda nuestra energía en
cambiarlo pero sin malestar ni ansiedad. Dice un viejo proverbio chino « Si
no puedes cambiarlo ¿por qué te enfadas? y si puedes cambiarlo ¿por qué
te enfadas?»
T: Pareces frustrado e imagino que esto te debe provocar
mucho malestar.
C: Sí, estoy harto de no lograr nada de lo que me propongo.
Ya no tengo ganas de hacer nada.
T: Quizás si pusieras más energía en ocuparte y menos en preocuparte
las cosas irían mejor.
C: Seguro que sí. Pero no sé cómo hacerlo.
T: Gastas mucha energía en lamentarte y quejarte. Prueba primero
a hacer primero la cosa más sencilla y poco a poco irás haciendo cosas más
complicadas. Pero sobre todo no gastes nada de energía en lamentarte o
enfadarte.
C: Ok lo intentaré.
T: Te recomiendo que no lo intentes, porque ahí llevas
implícito un posible fracaso. Simplemente hazlo.
C: Ok, así lo haré.
d)
Quitar el piloto automático
Hemos visto cómo nuestro cerebro tiende a repetir
pensamientos, emociones o acciones como forma de poder usar mejor los recursos
y poder tener disponible energía para usarla en más asuntos. Esta memoria
inconsciente la llamamos implícita y más concretamente “automática o
procedimental”. Y resulta muy útil y necesaria para poder sobrevivir. Pero a
veces, cuando actúa de forma negativa se puede convertir en nuestro mayor
enemigo.
En muchas ocasiones vamos a tener que parar los procesos
que hacemos y reflexionar sobre lo conveniente de nuestras acciones,
pensamientos o emociones. Es lo que conocemos como mentalización
(Fonagy & Luyten, 2014).
Este apartado está directamente relacionado con los otros
tres, tenemos que aprender a parar nuestro proceso automático habitual y
aprender a vivir en el presente, aceptar la realidad para poder cambiarla;
mejor no hacer juicios constantes. Algunos autores también llaman a
esto fluir (flow en inglés). (Csikszentmihaly, 1987). Es la sensación de dejarse
llevar por el momento y por actividades que den sensación de bienestar, logro y
plenitud.
B)
HIPNOSIS Y RELAJACIÓN
Hay multitud de técnicas de relajación, la más conocida es
la “relajación progresiva de Jacobson” que consiste en
tensionar y relajar sucesivamente uno a uno diferentes músculos del cuerpo para
ir logrando una relajación profunda. En mi opinión tiene el inconveniente de
que es farragosa y lleva mucho tiempo su ejecución.
Otra técnica muy recomendada es la “meditación”
que ha demostrado tener múltiples ventajas a nivel físico y mental (Didonna,
2011, Hayes & col, 2014). El inconveniente que plantea es que a los
pacientes les cuesta mucho trabajo dejar la mente en blanco, y al intentarlo se
ven frecuentemente asaltados por pensamientos de malestar y ansiedad. La meditación
es recomendable solo cuando los pacientes se encuentren con muy poca o ninguna
ansiedad, resulta muy útil (especialmente combinada con ejercicios de yoga) como
mantenimiento para evitar recaídas.
En mi opinión la hipnosis (y la autohipnosis) al guiar a los
pacientes con sugestiones sobre lo que deben pensar y cómo actuar o sentirse,
les es mucho más difícil pensar en sus problemas y el estado de relajación es
mucho más profundo.
Importante: No se debe hacer una relajación muy
rápida a personas con mucha ansiedad o al intentar relajarse demasiado
rápido pueden no controlar la respiración o sus sensaciones y sufrir un
ataque de pánico.
La autohipnosis es una técnica de relajación en la que se enseña al
paciente a relajarse lo más rápido posible, hay muchas técnicas de autohipnosis
(Eimer, 2003). Yo voy a reproducir aquí la que por su eficacia y facilidad más
me gusta. Debe decirse exactamente como lo reproduzco aquí:
Cierra los ojos y deja los párpados descansar, ahora haz
como si quisieras abrir los ojos y no pudieras. Eso es... muy bien, déjalos volver
a descansar y deja que esa sensación de relax baje de tus ojos por todo tu
cuerpo poco a poco, muy despacio hasta llegar a la punta de los dedos de tus
pies. Disfruta de esa sensación durante 30 segundos y cuando vuelvas a abrir
los ojos te encontrarás mucho más tranquilo y descansado.
Es importante ajustar el género de la narración al del
paciente (hombre o mujer). Una vez hecho con nuestra voz enseñaremos al
paciente a hacerlo solo hasta que pueda repetirlo sin esfuerzo. Se recomienda
hacerlo en cualquier momento que le apetezca como forma rápida y sencilla de
relajación.
La hipnosis es una técnica ancestral de relajación en la que se
relaja al paciente lo más posible y se le realizan sugestiones que puedan
ayudarle a cambiar diferentes aspectos de su personalidad además de disminuir
la ansiedad. Hay dos tipos de hipnosis principalmente.
·
Hipnosis naturalista o Ericksoniana: No utiliza
inducciones sino que utiliza la comunicación no verbal del paciente,
metáforas o símbolos como forma de ayudar al paciente a relajarse. Los
defensores de esta técnica defienden que el paciente usará lo que oiga
de forma inconsciente para poder cambiar lo que necesite. Un ejemplo de inducción
Ericksoniana sería:
A medida que vas escuchando mi voz y vas sintiendo cómo
tu cuerpo se acomoda a la postura, me pregunto si habrás decidido ya
si prefieres hacer una relajación profunda o una ligera (= técnica de doble
vínculo) o quizás has decidido no relajarte en absoluto (=técnica de confusión)
pero estoy seguro de que tu inconsciente ya sabrá lo que debe hacer y ya
está haciendo los cambios necesarios para ayudarte a cambiar eso que te
preocupa o quizás simplemente está permitiendo relajarte para poder imaginarte
que te ves a ti mismo desde fuera (=técnica de disociación) y pensarás qué consejo le
darías a un amigo que estuviera pasando por una situación parecida a la tuya
(=técnica de distanciamiento) y si le saliera bien el
consejo que le has dado qué bien se sentiría de ver cómo se siente mejor (técnica de protocolo
de futuro).
·
Hipnosis clásica: Esta plantea tres fases diferenciadas
a la hora de hacer la relajación.
• Inducción
• Profundización
• Sugestión
• Cierre
La inducción es una técnica estándar que ayuda a al paciente a relajarse
profundamente, a mí la que más me gusta es la “inducción de Elman”.
Mira mi mano fijamente. Respira lo más profundamente que puedas,
contén el aliento. Ahora deja salir el aire lentamente y ve dejando que tus
ojos se cierren.
Ahora pon especial atención en tus párpados. Puedes
relajar tus párpados tanto que no querrán abrirse. Una vez que hayas hecho esto,
mantente en ese estado de relajación. Verifica que tus párpados, efectivamente
no quieren abrirse. Bien, ahora relájate más profundamente. Ahora deja que esa
sensación que sientes en tus párpados recorra todo tu cuerpo desde la parte
superior de tu cabeza hasta la punta de los dedos de tus pies, como si llegara
a una relajación diez veces más profunda.
Bien; ahora iremos a una relajación más profunda. Voy a
contar de 3 hacia atrás y cuando llegue al cero te pediré que abras tus ojos y
vuelvas a cerrarlos y cuando lo hagas te relajarás el doble de lo que estás
ahora.
Una vez más. Voy a contar de 3 hacia atrás y cuando
llegue al cero te pediré que abras tus ojos y vuelvas a cerrarlos y cuando lo hagas
te relajarás el doble de lo que estás ahora.
Voy a levantar tu mano y después dejarla caer. No me
ayudes a levantarla, solo deja que yo lo haga mientras sigues muy relajado.
Permite que yo haga todo, bien, ahora vamos a profundizar
esta relajación.
Ahora que hemos relajado tu cuerpo vamos a relajar tu
mente. Permite que tu mente se relaje, tal como tu cuerpo está relajado.
Dentro de un momento voy a pedirte que cuentes lenta y tranquilamente,
comenzando con el número uno. Después de cada número deja que tu mente duplique
la relajación. Después de algunos números (que no serán muchos), serás capaz de
relajar tu mente de una forma más agradable de tal modo que los números irán
desvaneciéndose, desvaneciéndose, desvaneciéndose hasta que desaparezcan. Si lo
quieres lo puedes hacer fácilmente. Cuando los números se hayan ido, levantarás
el dedo índice de la mano derecha, para hacerme saber que se han ido... (Tu
paciente dice: uno) suavemente... (Tu paciente dice: dos) ahora, duplica tu
relajación mental). (Luego di: tres y así consecutivamente) Ahora, deja que los
números se vayan lejos tal y como tu relajación y tu mente lo está haciendo
(cuatro) duplica tu relajación mental, hasta que se desvanezcan, desvanezcan, desvanezcan.
Cuando los números se desvanezcan di “bien hecho, ve más profundo”.
La profundización: Una vez finalizada la inducción se
puede profundizar en el estado de trance usando diferentes técnicas, la más
usada por mí es la de la escalera. Que consiste en:
Ahora, mientras permaneces profundamente relajado,
imagina que te encuentras en lo alto de una escalera de siete escalones. La
escalera te va a conducir a un lugar tranquilo y relajado, conforme la vayas
bajando peldaño a peldaño, tu estado de somnolencia de agradable pesadez y
relajación va a ir intensificándose, finalmente cuando llegues abajo... Cuando
pises el último escalón, estarás más conectado a tu propio interior, en un
estado de trance más profundo, intenso y agradable. Visualizas ahora los
peldaños de la escalera que vas a descender mientras permaneces más profundamente
relajado y dormido, no es necesario que visualices toda la escalera, basta con
que veas en tu mente el escalón que te dispones a pisar, imagina ahora que
levantas el pie y ahora pisas el peldaño número siete, te sumerges en un sueño
más profundo, puedes sentir la pesadez y la somnolencia que se extiende por tu
cuerpo y por tu mente, levantas de nuevo el pie y pisas el escalón número seis,
sueño más profundo e intenso, cada escalón te lleva más cerca de tu propio
interior y más alejado de la realidad exterior que carece de importancia, por
eso deseas seguir descendiendo la escalera...”. Se seguiría así hasta llegar al
escalón número cero.
La sugestión: Este es el texto más importante donde
utilizaremos guiones que podremos hacer antes de la sesión o bien estándar en
función de la problemática del paciente. Es importante para que las sugestiones
tengan más efecto que esté lo más relajado posible. Un ejemplo podría ser:
Vas a imaginar un futuro en el que el problema que te ha
traído aquí se ha resuelto completamente e imaginas la cara de sorpresa de las
personas que quieres al saber que te has convertido en una persona nueva. No
podías imaginar que iba a llegar ese momento ni lo fácil que te ha resultado.
Atrás quedaron todas las preocupaciones y todos los sinsabores, eso que viviste
te ha ayudado a darte cuenta mucho mejor de lo que quieres. Te extraña todo eso
que pasó como si le hubiera sucedido a una persona distinta, como si todo eso
le hubiera ocurrido a alguien diferente hace mucho tiempo. De hecho vas a poder
disfrutar de esta sensación de calma y control durante los próximos minutos,
horas, días. para poder sentir que todo funciona mucho mejor.
Cierre: Es el momento final de la hipnosis, se debe
hacer de una forma pausada y poco a poco para que el paciente se acomode al
ritmo que le sea más conveniente, por ejemplo:
Ahora vas a ir moviendo poco a poco las partes del cuerpo que más
te apetezcan y a medida que te vaya apeteciendo vas a ir abriendo los ojos y
vas a dejar que todas las sugestiones que has oído formen parte de tu cuerpo,
de tu mente y de tu espíritu.
En mi práctica terapéutica siempre grabo las sesiones y las
envío posteriormente al móvil del paciente para que pueda oírlas en su casa
siempre que quiera. Con eso consigo tres objetivos:
a. Tiene una herramienta para poder relajarse fuera de la
consulta.
b. Se siente acompañado y confortado por la voz de la
hipnosis, es como si el terapeuta le siguiera acompañando entre las consultas.
c. Permite que los mensajes que quiero transmitir sean
escuchados muchas veces y por tanto puedan penetrar más profundamente en su
mente.
C) RECURSOS DE ESTABILIZACIÓN
Para ayudar a los pacientes a sentirse mejor y poder tolerar
mejor el malestar y la ansiedad podemos utilizar técnicas de estabilización que ayuden
al paciente a tener una sensación de control sobre sus emociones, pensamientos
y sensaciones. Algunas pueden ser:
Control de la respiración
La respiración es el guía de nuestra mente, esto es algo
conocido por todos los practicantes de meditación y yoga de todo el mundo. Si
la respiración se acelera la mente se agita en cambio cuando la respiración es
tranquila la mente se serena.
Cuando hay un peligro (y por lo tanto tenemos ansiedad)
nuestro cerebro manda órdenes al cuerpo para que se movilice en posición
lucha-huida (aunque el peligro no sea real) y entre otras cosas se produce una hiperventilación
para llevar más oxígeno a los diferentes órganos del cuerpo (Sapolsky, 2004).
Esta hiperventilación, al no haber una demanda real de
oxígeno extra, provoca un aumento del anhídrido carbónico en sangre, lo que
se conoce como hipocapnia. (Moreno & Martín, 2007), con la
consiguiente alcalosis de la sangre. Los síntomas que se provocan cuando
ocurre esto son:
• Taquicardias.
• Sensación de ahogo, falta el aire.
• Sensación de mareo.
• Sensación de morir por infarto o asfixia.
• Sensación de volverse loco.
El grado de malestar va a variar desde leve, en el caso de
una ansiedad moderada hasta extremo en personas que sufren ataques de pánico.
De hecho, los individuos que tienen ataques de pánico suelen acabar en
urgencias porque piensan que han sufrido un infarto de miocardio. Cuando esto
ocurre, el diagnóstico es ansiedad.
Es muy importante explicar todo esto con mucha claridad a
los pacientes para que conozcan qué les ocurre y que en ningún caso por
desagradables que sean los síntomas van a sufrir un ataque al corazón ni se van
a morir.
Para poder ayudarles a controlar la respiración en caso de
un ataque de ansiedad o de pánico hay un ejercicio muy sencillo pero
extremadamente útil. Hay que practicarlo en la consulta con el paciente varias
veces hasta que pueda hacerlo solo. El ejercicio consistiría en:
Como te he explicado, tú mismo, al no poder respirar bien
te provocas los síntomas de asfixia. Cuando sientas que te falta el aire
vas a aguantar la respiración 5 segundos y después vas a expirar muy
despacio por la boca y a inspirar brevemente por la nariz y vuelves a aguantar
la respiración 5 segundos. Vamos a hacerlo juntos: Toma aire por la
nariz, aguantamos la respiración. Contamos: Uno, dos, tres, cuatro y
cinco. Muy bien. Expiramos muy despacio por la boca y tomamos aire por
la nariz. Contamos: uno, dos, tres, cuatro, cinco.
Es importante explicarles que este ejercicio será muy
difícil de hacer cuando estén en plena crisis y que es importante que lo hagan
en cuanto empiecen a sentir los síntomas de malestar. Es muy conveniente
practicarlo varias veces durante el día para poder practicarlo con
soltura cuando haya malestar. Con este ejercicio ayudaremos a los pacientes
a poder controlar los síntomas mucho mejor y a darles sensación de control.
Chorro de luz
Esta técnica puede ser útil tanto para el dolor físico
como el emocional. También es un potenciador de la energía. (Shapiro,
2013). Si te sientes alterado, concéntrate en esas emociones/sensaciones
desagradables en tu cuerpo.
Pregúntate lo siguiente:
Si esa sensación/emoción tuviera forma, ¿cuál sería?
Si esa sensación/emoción tuviera tamaño, ¿cuál sería?
Si esa sensación/emoción tuviera color, ¿cuál sería?
Después piensa cuál es tu color favorito o qué color
asociarías al bienestar.
Imagina que una luz del color elegido entra por la parte
superior de tu cabeza y se dirige a esa forma (sensación desagradable) dentro
de tu cuerpo. Esa luz no se acaba, es continua, como un haz de luz. La luz se
dirige hacia la forma, vibra dentro y alrededor de ella. Imagina, ¿qué le
ocurre a la forma, a su tamaño o a su color?
Crear un lugar seguro
Esta técnica consiste en crear un lugar seguro, puede ser
real o imaginario, e imaginar que se está en él. Se trataría de vivir con
la mayor intensidad posible las sensaciones de bienestar y calma
asociadas. Una vez que se pueda imaginar con soltura se puede hacer en
cualquier momento que se tenga ansiedad para relajarse.
Lata de pintura
Podemos imaginar un recuerdo que nos resulta perturbador
e imaginar que lo ponemos dentro de una lata de pintura. Una vez dentro lo
removemos y vemos cómo cambia su color y por lo tanto las sensaciones
asociadas (Shapiro, 2013).
Podemos hacerlo también con sensaciones corporales o con
situaciones que estemos viviendo actualmente. Técnicas parecidas pueden ser
imaginarnos que vemos el recuerdo traumático en una pantalla de cine y
cambiamos el color o la velocidad de la película.
Espiral de emociones
Esta técnica se usa para poder acomodarse y trabajar con sensaciones
desagradables. Se le pide al paciente que imagine la sensación y dónde la siente.
Se le pregunta:
Si esa sensación girara ¿en qué dirección lo haría? Cuando conteste
se le pide que imagine que gira en sentido contrario. Este ejercicio se puede realizar
todas las veces necesarias hasta conseguir que desaparezca o se atenúe. De este
modo el paciente puede acomodarse a ellas.
Contenedor de recuerdos
Se utiliza mucho en las sesiones donde se han trabajado temas
traumáticos o molestos y no se quiere desestabilizar al paciente entre
sesiones. Se le pide que coja todo lo trabajado ese día y lo ponga en un
contenedor bien cerrado y que imagine que lo arroja al fondo del mar y no se
volverá a abrir hasta la próxima sesión.
También se puede decir que el terapeuta lo puede guardar en
su oficina hasta la próxima visita. Lo más importante es que no vuelva a
abrirlo entre sesiones.
CONCLUSIONES
Es fundamental para poder trabajar de forma segura tener
recursos de estabilización tanto para que puedan trabajarse durante la sesión,
como para que el paciente pueda recurrir a ellos cuando el terapeuta no esté
presente.
Hay varias técnicas que podemos utilizar como el mindfulness,
que incluye técnicas para aprender a centrar la mente en el presente, aceptar
lo que suceda sin resignarse y no juzgar. La hipnosis es
también una herramienta muy útil para poder ayudar a los pacientes a relajarse
y al mismo tiempo poder dar sugestiones que le ayuden a modificar aspectos
emocionales o de pensamientos que les estén perjudicando.
La hipnosis es un recurso muy útil para ayudar a los
pacientes a relajarse y poder ayudarles a imaginar un futuro en el que tienen
recursos nuevos o el problema se encuentra resuelto. Grabar las sesiones
hipnóticas también resulta muy útil para que el paciente siga el trabajo
terapéutico entre las sesiones. Existen varios tipos de hipnosis que deben ser
usadas en función de las necesidades terapéuticas y las características del paciente.
También he planteado la posibilidad de utilizar recursos
propios del paciente, como la respiración, tan importante en todo lo relacionado
con la ansiedad y técnicas para regular la ansiedad, como el contenedor de
recuerdos, el lugar seguro o el chorro de luz.
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