MODELO EXPLICATIVO DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL
Hasta ahora, sólo se hace referencia a dos factores de
causalidad:
·
Factores de vulnerabilidad genética
·
Factores de vulnerabilidad psicológica
·
Experiencias sociales estresantes
La interrelación entre
variables biológicas y psicosociales nos permite entender, por ejemplo, cómo un
individuo con un temperamento conductualmente inhibido o con un sistema
nervioso altamente sensible desarrolla un TAS mientras que otro no, o cómo
alguien con escasas predisposiciones biológicas desarrolla un TAS por la
influencia de unos padres ansiosos o que han utilizado la exposición a la
vergüenza pública como principal método de disciplina.
Factores de vulnerabilidad
biológica
a)
Heredabilidad del TAS y de los miedos en general (por
ejemplo, si hay familiares en línea ascendente con trastornos de ansiedad).
b)
Temperamento denominado inhibición
conductual, con el que nace aproximadamente un 15% de las personas y
que se caracteriza inicialmente por comportamientos tales como llantos, berrinches,
temor a quedarse a solas, a los desconocidos y a lo novedoso, o asustarse ante
estímulos llamativos. Se ha denominado a estos individuos como personas con
alta sensibilidad (PAS), y suponen que esta clase de individuos tiene un umbral
más bajo para la activación que aquellos sin este temperamento, por lo que se
activarán más fácilmente ante estímulos estresantes y serán también más
sensibles al hambre, al frío, a la inseguridad, a quedar exhaustos y a la
enfermedad (Aron, 1999).
c)
Labilidad del sistema nervioso autónomo (una elevada
activación autónoma), sobre todo entre quienes tienen un mayor nivel de
gravedad en el espectro de la ansiedad social.
d)
Sensibilidad a la ansiedad (por ejemplo,
mostrar temor cuando experimentan síntomas físicos o mostrar preocupación
porque los de-
más se den cuenta de sus síntomas físicos o su nerviosismo).
Factores de vulnerabilidad psicológica
La vulnerabilidad psicológica de las personas con TAS puede
comprenderse analizando la educación que recibieron por parte de sus padres o
cuidadores, las habilidades de afrontamiento, adecuadas o inadecuadas, que incorporaron
a su repertorio y las experiencias que vivieron que aumentaron o disminuyeron
su capacidad de lidiar con los estímulos estresantes:
•
Educación recibida de padres/cuidadores.
•
Sobreprotección.
•
Contexto sociocultural.
•
Habilidades inadecuadas de afrontamiento.
•
Estilos de pensamiento, esquemas, patrones de
comportamiento inadecuados.
Por ejemplo:
·
Niños que nacen con el temperamento de
inhibición conductual (vulnerabilidad biológica) y que son sobreprotegidos
por sus padres durante el primer año de vida (vulnerabilidad psicológica) no
llegan a comportarse de manera desinhibida el resto de su vida.
·
La baja tolerancia a la frustración que
adquieren muchos niños como consecuencia de una permisividad extrema por
parte de sus padres.
·
Los estilos de crianza caracterizados por un
alto nivel de control (exigencia, perfeccionismo e hipercrítica), en los que se
utiliza la vergüenza como un método de disciplina, pueden hacer que el niño
incorpore un procesamiento de la información sesgado hacia la evaluación
negativa por parte de los demás.
·
La educación recibida de los progenitores
o cuidadores, las experiencias con los iguales o familiares en la infancia y
el contexto sociocultural que rodea al sujeto suelen constituir fuentes de aprendizaje
de patrones de pensar, comportarse y sentir que mediatizarán su vivencia de
las situaciones sociales con las que se encuentre. Estos patrones harán que las
personas sean más o menos vulnerables psicológicamente ante los acontecimientos
sociales estresantes que aparezcan en sus vidas.
La confluencia de
estos factores de vulnerabilidad biológica y psicológica dará lugar a la
configuración de unos repertorios cognitivos, conductuales y emocionales
específicos que resultarán inadecuados o insuficientes para manejarse de forma
eficaz en las situaciones sociales.
Repertorios inadecuados
·
Percepción y anticipación de amenaza/peligro
·
Incapacidad para atender a las señales de
seguridad
·
Creencias irracionales como la necesidad de
aprobación
·
Catastrofismo
·
Autoacusaciones
·
Altos estándares de exigencia en cuanto al
propio desempeño social
·
Poca tolerancia con los errores propios
·
Pocas expectativas de logro
·
Bajo sentido de control
·
Interpretación condicionada de síntomas somáticos
·
Déficit en cuanto a las habilidades de
afrontamiento, en general, y de habilidades sociales y regulación emocional, en
particular.
Experiencias sociales estresantes
Incluye todos los acontecimientos ambientales que
desencadenarían o contribuirían al desarrollo de un TAS:
•
Experiencias sociales traumáticas.
•
Separación/abandono de personas importantes.
•
Situaciones sociales estresantes.
Vías de aprendizaje del miedo:
• Condicionamiento clásico. Las situaciones sociales,
que en principio eran «neutras» (por ejemplo, hablar en clase, exponer delante
de otros o dar una opinión) se convierten en situaciones aversivas condicionadas
mediante su asociación con experiencias aversivas incondicionadas (por ejemplo,
un cachete, un golpe o un ataque de pánico) o con situaciones/estímulos que han
sido condicionadas previamente (por ejemplo, una crítica, un frase humillante o
vergonzante o una regañina)
• Por observación. Observar cómo sus padres afrontan
las situaciones sociales y sus consecuencias, así como la manera en que manejan
la ansiedad, puede ser una fuente importante de aprendizaje de los miedos
sociales.
• Transmisión de información. Forma de aprendizaje
menos eficaz que las anteriores, que se concreta, por ejemplo, cuando los
padres o adultos del entorno utilizan mensajes sobre el comportamiento social
(por ejemplo, «la vas a liar con lo que dices», «no debes ir diciendo todo lo
que piensas», «no deberías pelear», «qué feo te pones cuando lloras», «no
intervengas cuando hablen los adultos», «qué van a decir de ti si...»).
Factores de mantenimiento
• Refuerzo negativo de las conductas
• Temor a la evaluación negativa.
• Pensamientos distorsionados sobre sí mismo y los demás.
• Ansiedad/nerviosismo/malestar.
• Conductas de escape/evitación y conductas de seguridad.
Ejemplos:
a)
Bullying. Un niño con inhibición conductual
(vulnerabilidad biológica) que ha sido sobreprotegido por los padres
(vulnerabilidad psicológica) es probable que muestre en la escuela un
comportamiento tímido e inhibido, una característica que parece atraer a los
acosadores y que favorecerá que este tipo de sujetos le agreda y le someta a toda
una serie de vejaciones. En este caso, la presencia de las tres variables
(inhibición conductual, sobreprotección y acoso escolar) favorece el desarrollo
de un TAS a una temprana edad (dependiendo del momento en que se produzca el
acoso escolar).
b)
Abuso sexual
c)
Maltrato por parte de los padres/cuidadores
d)
Ser rechazado por un grupo de iguales o por una persona atrayente
e)
Hacer el ridículo en una actuación en público (bailar, cantar, actuar en una obra
de teatro...)
f)
Ser criticado por el maestro delante de toda la clase, etc.
Aunque este tipo de acontecimientos no son traumáticos por
sí mismos pueden tener impacto en el desarrollo del TAS en función de la mayor
o menor existencia de vulnerabilidades biológica y psicológica. Cuanto más
potente sea el suceso social estresante, menor grado de vulnerabilidad será
necesario para desarrollar un TAS, y viceversa.
Aspectos claves a tener en cuenta en la intervención
Los aspectos de la historia personal enunciados como factores
de vulnerabilidad (biológica y psicológica) pueden ayudar a comprender la
naturaleza del problema (tienen un valor clínico informativo), pero son
inmodificables. Por ello, lo mejor es centrarse
en aquellos factores del tiempo presente que están contribuyendo actualmente al
problema de ansiedad.
. En el condicionamiento clá-
sico,
Cuando las personas han aprendido que las situaciones
sociales son «peligrosas», una respuesta habitual es la de ansiedad. La
constante producción de ansiedad representa un mecanismo persistente, ineficaz,
diseñado para impulsar al organismo a reducir el supuesto peligro que está
activando la respuesta de ansiedad. Sin embargo, cuando el problema no es un
peligro real sino una percepción errónea o una exageración del peligro, la
experiencia de ansiedad es inapropiada para iniciar una acción reparadora. Si
el peligro no existe o es exagerado, el individuo no tiene manera de detenerlo
y, por tanto, la respuesta que se está dando no es adecuada. Esto sucede con
las situaciones sociales que no representan ningún tipo de peligro para la vida
de la persona ni son una amenaza para su supervivencia.
Encontraremos sintomatología típica de los problemas de
ansiedad (por ejemplo, aceleración del corazón, sudoración, rubor facial,
etc.), distorsiones y sesgos cognitivos, anticipaciones o interpretaciones
catastróficas de las situaciones sociales, valoraciones negativas sobre su
propia capacidad para enfrentarse a las mismas y repertorios conductuales
inadecuados (como, por ejemplo, habilidades sociales deficientes o
inapropiadas, así como posibles déficits en cuanto a las habilidades para
regular la intensidad de la ansiedad).
¿Por qué se mantiene la respuesta de ansiedad?
1)
Por la relación funcional que existe entre la conducta y sus consecuencias.
En este caso, cuando la persona realiza conductas de evitación o de escape, así
como conductas de seguridad, la ansiedad disminuye (o se coloca en «límites
tolerables»), lo que significa que en próximas situaciones sociales estas
conductas tendrán una mayor probabilidad de repetirse (refuerzo negativo)
debido al efecto que tienen sobre la disminución de la ansiedad.
Teoría de los dos factores de Mowrer. Explica la adquisición
y mantenimiento del TAS. Los síntomas de este constituyen una respuesta
condicionada adquirida por medio de la asociación entre el objeto fóbico (el
estímulo condicionado) y una experiencia aversiva (el estímulo incondicionado).
Este método de aprendizaje se denomina «condicionamiento clásico».
Una vez que se ha adquirido el miedo fóbico, la evitación de la situación
social reduce la ansiedad condicionada, reforzando, consecuentemente, la
evitación (este método de aprendizaje se denomina «condicionamiento operante»).
Esta evitación mantiene la ansiedad, ya que hace difícil aprender que el objeto
o la situación temidos no son de hecho peligrosos, o no tan peligrosos como
piensa o anticipa el sujeto.
Los pensamientos pueden servir también para mantener el
temor, pensamientos sobre síntomas somáticos, sobre las posibles consecuencias
negativas de la actuación, etc.
2)
A través de la exposición a situaciones
sociales aversivas, además de los patrones de respuesta emocional
asociados con dichas situaciones y la consecuente producción de conductas
dirigidas a disminuir de forma inmediata el malestar experimentado, está el
hecho de que la situación social adquiere para la persona un valor
informativo de gran relevancia. A partir del condicionamiento, a esa
situación se la considera un evento que predice, con gran fiabilidad, la
aparición de otros elementos (por ejemplo, sentirse en el punto de mira de los
otros, recibir críticas o evaluaciones negativas, ser acosado, rechazado,
ridiculizado o humillado, etc.) que juzga amenazantes para su integridad personal
y, por ello, prepara su organismo para huir o evitarlos. Dada la capacidad
de generalizar el aprendizaje, las cogniciones relacionadas con la amenaza
de sufrir alguna humillación, quedar en evidencia o ser rechazado van
configurando patrones de pensamiento y creencias inadecuados e irracionales,
como la necesidad de ser aprobado y aceptado por los demás, que, al estar
automatizados, no tienen la posibilidad de ser cuestionados por los individuos,
que dan por cerrado el ciclo de pensamiento-conducta-emoción de una manera
disfuncional.
En suma, este
proceso explica cómo los individuos con ansiedad social guían luego sus
actuaciones (de carácter evitativo, sobre todo) a partir de las anticipaciones
condicionadas y cómo estas desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de
las reacciones fisioló gicas y emocionales sin ni siquiera estar expuestos a la
situación, ya que puede ocurrir solo con imaginar/pensar (anticipar) que lo
estarán.
Bibliografía
Caballo, V., Salazar, I. C., & Garrido, L. (2018).
Programa de intervención multimodal para la ansiedad social . Piramide.
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