TEMA 6: OTRAS INTERVENCIONES: PAREJA,
FAMILIA Y GRUPAL
La terapia EMDR comenzó a
aplicarse con víctimas de TEPT y, poco a poco, su aplicación se ha ido
ampliando a múltiples trastornos: ansiedad, depresión, TOC, TCA… Así, de la
misma forma se han ido haciendo adaptaciones en los protocolos para poder
intervenir no solo de forma individual, sino también en pareja, familia y de
forma grupal.
En este tema, pretendemos que el alumnado consiga:
·
Conocer diferentes instrumentos
disponibles para la evaluación.
·
Saber utilizar cada protocolo de forma
ágil.
·
Diferenciar las diferentes necesidades y
poder adecuar el tipo de terapia.
·
Tener herramientas para poder intervenir
según la población.
·
Tener un modelo de intervención
práctico.
EMDR PARA
PAREJAS
·
Normalmente las personas vienen a terapia con la expectativa de que es
el otro miembro de la pareja el que necesita cambiar, culpan a la pareja de su
propia desregulación emocional, su comportamiento impulsivo o cuando se sienten
dañados.
·
También pueden culpar a la relación en sí misma de los problemas,
como por ejemplo «problemas de comunicación» que no son culpa de nadie en
particular, difuminándose la responsabilidad, y el hacerse cargo de la
situación y de cada uno como miembro dentro de la pareja.
·
Necesitaremos que cada uno pueda hacerse cargo de su parte y puedan ver la
pareja como un equipo.
Tipos de intervención: conjunta y
separada
·
Cuando usamos EMDR en pareja, ambos pueden darse
apoyo emocional, empatizar en los diferentes problemas y el sufrimiento del
otro.
·
El EMDR conjunto se lleva a cabo exactamente igual que en sesiones
individuales, la única diferencia es que la pareja está sentada discretamente y
permanece en silencio mientras que el otro miembro reprocesa. La decisión
de quién empieza a trabajar primero y quién observa cada sesión es mejor si se
toma en común (Litt, 2007a, 2007b).
De igual forma, se puede
utilizar EMDR para solucionar problemas de pareja de forma
individual. En este caso, buscaremos los traumas en la relación de
la pareja para cada uno de los miembros. Si la terapia de pareja se realiza de
forma individual, es recomendable que los terapeutas sean distintos para cada miembro, así como para las
sesiones que se hagan conjuntas también recomendamos que estén presentes ambos
terapeutas o que el terapeuta sea otra persona distinta a la de la terapia de
cada miembro.
No podremos usar EMDR de forma
conjunta si:
- La persona que está reprocesando es incapaz de
expresar sus emociones en presencia de su pareja.
- La persona que está trabajando no está lista
para contar su historia personal en presencia de su pareja.
- Hay probabilidad de que el miembro observador pueda
utilizar las revelaciones de la persona que está reprocesando con malas
intenciones.
- El miembro que observa no puede tolerar
emociones intensas o revelaciones de la persona que está reprocesando.
- El miembro que observa no puede o no quiere
dejar que la persona que está reprocesando tenga toda la atención del terapeuta
(ej.: interrumpe la sesión con comentarios, preguntas…).
Apego a la pareja
Tendremos que evaluar el apego de cada miembro de
la pareja para poder intervenir de la mejor forma posible.
Como hemos comentado anteriormente, explorar el apego cobra mucha
importancia. A través de él aprendemos a relacionarnos con otras personas, con
nosotros y con el mundo, y esto se refleja directamente en cómo se relacionan
los miembros en la pareja y con nosotros en consulta, porque se activará su
apego.
Buscaremos para reprocesar los traumas T y los traumas de apego (t) en la pareja, tanto los cometidos como los recibidos, y estos serán distintos según su
tipo que apego.
De estos traumas (t), pediremos para cada uno:
primer, peor y último recuerdo y lo reprocesaremos con el protocolo
estándar de EMDR.
Hay varios traumas (t) de apego que tendremos que
reprocesar siempre que existan:
·
Falta de base segura: separaciones de la pareja, ya sea temporal, no estar cuando se le necesitó
o en situaciones de peligro.
·
Maltrato (de cualquier tipo), faltas de respeto, intrusión o negligencia.
·
Enfermedades (en la pareja, en uno mismo).
·
Deslealtad: mentiras, infidelidades, revelar información…
·
Desregulación emocional.
·
Patología: crisis de ansiedad, depresión, TOC de la pareja…
·
Desconexión emocional: no mostrar interés, ignorar, no ayudar, quitar importancia.
·
Falta de intimidad.
Evaluación
Al igual que en terapia individual, es recomendable explorar primero las
siguientes áreas:
·
Apego.
·
Historia personal y social.
·
Regulación emocional.
·
Recursos.
·
Síntomas.
·
Motivo de consulta.
·
Relaciones interpersonales.
·
Personalidad de padre y madre.
·
Intentos previos de solución.
Después, una vez nos hayamos asegurado de que las personas tienen
recursos de autorregulación y no habiendo psicopatología grave, podremos pasar
a aplicar el protocolo EMDR para parejas.
Puede ser aplicado con ambos miembros de la pareja en la mayoría de los
casos, aunque tendrán que elegir quién empieza a trabajar primero.
Pasos para evaluar el problema en la relación
Paso 1. Identificar el problema en la relación
Consiste en observar
patrones de relación repetitivos o estereotipados en la pareja que pueden haber
sido aprendidos en la infancia (dependencia emocional, culpa, rabia…).
Cuando hayamos visto alguno, pediremos
permiso para explorarlo.
Ejemplo
Me gustaría que parásemos un momento para
compartir con vosotros lo que he estado observando. Juan, cuando estaba
hablando María sobre (problema en cuestión), noté que parecías (emoción:
enfadado, triste, frustrado, etc.) y reaccionaste con (reacción defensiva, como
tomarlo como un ataque personal, reaccionado con críticas o culpa).
Nuestro objetivo es centrarnos en lo que
dispara el malestar del paciente y
no quedarnos enganchados en por qué se justifica la reacción o pedir al otro
miembro de la pareja alguna explicación o disculpa.
Ejemplo
Juan, parece que cuando he comentado que
estabas (estado emocional actual, enfado, rabia) se está desviando el tema,
¿puedes verlo?, ¿podemos parar y explorar ese patrón?, ¿con qué frecuencia
sucede?
Esta misma pregunta se puede hacer al otro miembro de la pareja para tomar conciencia
de cómo cada uno desencadena una reacción en el otro: «Por el contrario,
(mirando al otro miembro) María ha reaccionado (estado emocional de cómo
reaccionó la pareja). ¿Podemos parar y explorar ese patrón?, ¿con qué
frecuencia sucede?».
Paso 2. Identificar la Creencia Negativa (CN), emoción y sensación
Este paso se parece a la fase 3
de evaluación de Shapiro (2001). Se elegirá un miembro de la pareja para
evaluar el problema. La elección puede ser porque esté más activado, sea
más patológico en la relación, esté más disponible o porque sea más propenso a
culpar al otro, en cualquier caso, es mejor si la decisión es tomada entre los
miembros de la pareja.
Pediremos permiso para explorar
la emoción, sensación y cognición negativa que esté activada en ese momento. En
lugar de utilizar una imagen, como en el protocolo estándar de EMDR,
utilizaremos el problema actual. Ejemplo: «Juan, has dicho que tú sentiste
(emoción) cuando María (estado emocional de María) hablaba. Me gustaría entender
esto mejor. ¿Podemos explorarlo ahora?».
·
Cognición negativa (CN): «Pensando en lo que estaba pasando con
(María), ¿qué creencia sobre ti mismo se ajusta mejor a cómo te sientes
ahora?».
·
Cognición positiva (CP): «¿Qué te gustaría pensar sobre ti mismo
ahora? ».
·
Validación de la cognición
(VOC): «Cuando piensas en lo
que está pasando, ¿cómo de ciertas sientes estas palabras? (Repetir CP). Ahora,
¿en una escala de 1 a 7, donde 1 es completamente falso y 7 completamente
verdadero?».
·
Emociones: «Cuando piensas ahora en lo que acaba
de pasar y en las palabras (repetir CN), ¿qué emociones estás sintiendo
ahora?».
·
Unidades subjetivas de
perturbación (SUD): «En una escala de 0 a 10, donde 0 es ningún malestar o neutro y 10 el peor
malestar que puedes imaginar, ¿cuánto malestar estás sintiendo ahora?».
·
Localización de sensaciones en
el cuerpo: «¿Dónde notas el
malestar en tu cuerpo?».
Paso 3. Contextualizar la experiencia
En este paso
intentamos identificar la experiencia original desde la que deriva la
activación actual. Esto puede ser un disparador específico
o una configuración relacional familiar que sucede en
incontables ocasiones (una madre ansiosa, un padre crítico…). Aquí es
fundamental ayudar a los pacientes a darse cuenta de sus configuraciones
relacionales, percepciones y actitudes que están ancladas en patrones
disfuncionales pasados que se activan en el presente. Esto ayuda a que
logren asumir su responsabilidad para poder hacer un cambio.
Buscaremos el recuerdo más
antiguo de la actual CN, emoción, sensación.
Ejemplo
Juan, cuando notas estos sentimientos,
sensaciones, y el pensamiento (CN), me gustaría que cerrases los ojos y fueras
hacia atrás hasta el recuerdo más antiguo en el que ya te sentías así.
Después de que el paciente encuentre uno o
más recuerdos, seguimos:
Entonces, ¿con quién tuviste una
experiencia parecida a la que acabas de tener ahora?, ¿qué hiciste para manejar
esa situación?, ¿algo de eso parece encajar con lo que sucede actualmente con
María?
Paso 4. Negociar un cambio
Entendiendo las
configuraciones relacionales de la familia de origen que se están activando en
el presente, los pacientes pueden ver que sus actitudes relacionales son
antiguas y están manteniendo parte del problema. Negociaremos con cada miembro
de la pareja un cambio adaptativo.
Ejemplo
Juan, ahora que ves cómo tu reacción es
defensiva, y no solo pones a María en un rol de «madre», que no favorece el
diálogo, ¿estarías dispuesto a hacer algo diferente? Puede que no puedas dejar
de sentirte a la defensiva durante un tiempo, pero tal vez puedas al menos
comprometerte a no reaccionar de la misma forma y en lugar de eso, ¿crees que
sería posible hacer una pausa, utilizar algún recurso (autorregulación) y
volver a acercaros de nuevo cuando los dos estéis más tranquilos y podáis
hablar para que podáis resolver el problema?
María, puede que Juan no responda siempre
como tú necesitas, sobre todo al principio, ¿podrías seguir intentando que os
comuniquéis de otra forma, aunque Juan esté a la defensiva?, tal vez podrías
dejarle una nota, o intentarlo de nuevo después cuando estéis más calmados.
Paso 5. Terapia EMDR para tratar el trauma
original
Lo que queremos
transmitir aquí es que nuestro comportamiento no depende de la conducta del
otro.
Ejemplo
Dado lo que me has contado sobre tus
experiencias anteriores, puedo entender mejor lo que te sucede cuando María
hace (comportamiento disparador). Y puedo apreciar cómo tiene sentido o parece
justificado hacer (la reacción defensiva). Pero creo que, cuando damos un paso
atrás, podemos ver que la reacción se formó cuando eras pequeño, hace mucho
tiempo.
¿Cómo sería si dentro seis meses esta misma situación no te hiciera
sentir mal?, ¿si en lugar de sentir (emoción y cognición negativa), te
sintieses bien y vieses que tu pareja se encontraba mal y te necesitaba?
Solo cuando el paciente se hace
responsable de un problema (por ejemplo, reactividad, evitación) tiene sentido
pasar al siguiente paso. Aquí propondremos EMDR como un tratamiento que
puede reducir la reactividad emocional y dar paso a una respuesta adaptativa.
Ejemplo
Hemos hablado de cómo cada uno, a su manera, se activa/dispara por su pareja,
lo que, a su vez, dispara el malestar de uno mismo. A veces, por mucho que
lo intentamos, las reacciones emocionales son reflejos y no se pueden deshacer
intentándolo o dándonos cuenta. ¿Os parece bien si utilizamos EMDR en la
terapia?
Estos pasos pueden y se deben utilizar
con cada miembro de la pareja durante el proceso de terapia. De esta forma,
cada uno se dará cuenta de cómo su propia activación y su posterior reacción
defensiva está interrumpiendo un diálogo constructivo. Así, nuestra postura
como terapeutas es multidireccional (Boszormenyi-Nagy y Krasner, 1986)
conservando la confianza y la igualdad en terapia.
Objetivos en la terapia
Los objetivos pueden ser comunes y
estar de acuerdo ambos miembros o no.
El objetivo principal de la terapia de
pareja no es arreglarla y que las personas sigan juntas, sino que
puedan estar bien sea cual sea el resultado y
que el proceso se lleve de la mejor forma posible.
Trataremos de que los miembros lleguen
a diferenciarse mejor y a relacionarse de forma más competente, lo que les hará
estar menos reactivos y a la defensiva.
Desarrollarán habilidades para identificar
sus propios pensamientos, sentimientos y necesidades, llegarán a ser más
asertivos sin mostrar agresividad, desarrollarán más empatía con ellos mismos y
con la pareja, pudiendo dar paso a una mayor intimidad física y emocional.
Ejemplo
¿Cuáles son tus objetivos
para esta terapia?; ¿qué te gustaría que fuese distinto cuando estás con tu
pareja?
Si la persona da
respuestas vagas o imprecisas, podemos aclarar con preguntas como: «¿Cómo
sabrás cuándo has logrado (indicar el objetivo)?»
INTERVENCIONES FAMILIARES
Un principio fundamental en la teoría de sistemas familiares es que el todo
es más que la suma de sus partes (Von Bertalanaffy, 1968).
Principio de causalidad circular: la mayoría de las teorías proponen que cada elemento
es un factor que contribuye al otro, por lo que los síntomas de una persona
se entienden como producto del sistema familiar en la cual cumple una función y
mantiene la patología.
El trabajo con los familiares como complemento a la terapia
individual es importante, especialmente cuando la persona sigue
conviviendo con su familia, se relaciona o depende económicamente de ellos, ya
que los patrones familiares y sus relaciones interfieren en nuestro trabajo a
nivel individual con los pacientes y el entorno familiar.
En determinados casos juega un
papel vital en la posible evolución y mantenimiento de la mejoría de los
pacientes. Los familiares necesitan orientación para saber cómo pueden ayudar.
Algunas de las actitudes que
surgen durante la terapia y que pueden ayudar o complicar nuestro trabajo y la
evolución de los pacientes. Nos solemos encontrar con tres formas de actuar por parte de los familiares (Mosquera,
2004):
- Los que
siguen pautas y colaboran, acelerando la mejoría de la persona.
- Los que
esperan a que les quite el problema o «las tonterías de la cabeza»
e intentan mantenerse al margen.
- Los que
permanecen críticos a cualquier cambio y temen perder su papel de
cuidadores.
Este último suele ser más frecuente en
personas cuyo papel en la vida es cuidar del «enfermo». Por lo general, cuando
empiezan a ver cambios se suelen asustar y rechazar cualquier pauta o
sugerencia, tienen terror al cambio y a lo desconocido y, en ocasiones, a
perder su función de cuidadores. Si han dedicado su vida a cuidar y a
sobreproteger al paciente, ¿cuál sería su papel si este mejora, se vuelve
independiente y ya no necesita toda su atención y cuidados?
Es muy común ver que cuando el paciente
mejora, el cuidador empeora y viceversa. En ningún momento esta circunstancia se
genera conscientemente ni con mala intención, pero sí como respuesta a una
necesidad del cuidador.
Ejemplo
·
«Cuando mi hijo mejoró tanto, yo caí en una profunda depresión».
·
«Yo soy la única persona que lo puede aguantar, nunca cambiará».
El objetivo de la terapia EMDR es ayudar a
las personas a reprocesar los sucesos dolorosos del pasado, liberándolas de los
elementos experienciales que sentaron las bases de la patología actual. La
terapia familiar puede ayudar a consolidar los cambios y a crear patrones
relacionales distintos y más adaptativos dentro del sistema.
Este enfoque integrador requiere
flexibilidad por parte del terapeuta para cambiar de lo individual a lo
sistémico, alternando sesiones de reprocesamiento de eventos pasados a
interacciones circulares actuales.
TLP
Las personas con trastorno límite de la
personalidad suelen tener dificultades en las relaciones
en general, que se intensifican en las relaciones con sus familiares.
A veces, por el desgaste y
agotamiento producido por años de preocupación, los propios familiares pueden
adoptar comportamientos similares a los de los pacientes, unas veces como
medida desesperada «a ver si se da cuenta de cómo me siento yo cuando hace
eso», otras como defensa psicológica, ya que pensar que una persona con este
diagnóstico «está así porque quiere» es más fácil que asumir que un ser querido
tiene un problema real, especialmente cuando el problema interfiere y abarca
tantas áreas de la vida de una persona y de aquellos que conviven con ella
(Mosquera et al., 2009).
Las personas con TLP pueden reaccionar de manera
desproporcionada a situaciones que nos parecen de poca o
ninguna importancia, es importante poder ayudar a los familiares a entender el
trastorno y enseñarles la forma de que puedan ayudar, que tanto los familiares
como el paciente entiendan que no estamos buscando culpables, sino situaciones
o actitudes que les afecten de forma negativa para poder cambiarlas y que todos
puedan estar bien.
Las investigaciones han encontrado una alta
incidencia de disociación patológica en pacientes
con TLP, habiéndose identificado síntomas disociativos en más de dos tercios de
las personas diagnosticadas con TLP (Korzekwa, Dell y Pain, 2009; Ross,
2007). Cuando trabajamos con EMDR, la evaluación de disociación es muy
importante, ya que en estos casos se necesita un «enfoque progresivo»
específico para identificar y trabajar las fobias disociativas y acceder de
forma segura al material traumático (González y Mosquera, 2012).
Gran cantidad de investigaciones apoyan
la hipótesis de que el TLP está muy relacionado con experiencias vitales
adversas y traumáticas en los primeros años de vida, por lo que los procedimientos
estándar de EMDR necesitan algunas adaptaciones a lo largo de las ocho fases
de la terapia (Leeds y Mosquera, 2012; Mosquera, 2012b; Mosquera y González,
2011a).
Fase 1 en la terapia EMDR.
Recogida de historia
Necesitaremos recoger información sobre
los problemas actuales y las experiencias vitales adversas y traumáticas del
pasado. Sin embargo, muchos pacientes con TLP no revelan fácilmente sus
problemas actuales o experiencias pasadas más relevantes (patrones de apego
disfuncionales, abuso de sustancias, comportamientos de alto riesgo, etc.).
Tendremos que ajustar nuestro ritmo al
recoger la historia según la ventana de tolerancia y las dificultades actuales
del paciente, cambiando a contención, presentificación y habilidades de
regulación afectiva, y para ello necesitamos estar conectados con el paciente.
Fase 2. Preparación y
estabilización
La fase de
estabilización se ha descrito como esencial
antes de pasar al trabajo con trauma (Courtois, Ford y Cloitre, 2009; van
der Hart, Brown y van der Kolk, 1989). Esto supone muchas particularidades que
se deben tener en cuenta, entre ellas el papel de los estados mentales
relacionados con el apego y las fobias al apego, la emoción y los recuerdos
traumáticos (Pearlman y Courtois, 2005; Van der Hart et al., 2006).
Llegar a establecer una relación
terapéutica, que a la vez sirva de apoyo y esté bien delimitada, es el aspecto
más difícil del tratamiento. Los pacientes con TLP necesitan aprender a
aceptar todas sus reacciones emocionales y colocarlas en los contextos
situacionales para que puedan entender.
La psicoeducación acerca de las emociones y sus
funciones es crucial, al igual que lo que las desencadena.
Fases 3–7. Reprocesamiento del
trauma
Con
la mayoría de las personas con TLP que presentan en la actualidad habilidades
de afrontamiento limitadas y una estabilidad emocional mínima, generalmente
es mejor no comenzar el reprocesamiento por sus peores recuerdos o por ningún
recuerdo temprano traumático o adverso. Sin embargo, en muchos de estos casos en
los que presentan una menor inestabilidad emocional, podemos empezar a utilizar
procedimientos estándar de EMDR en fases relativamente tempranas de la terapia
con los disparadores actuales (Hofmann, 2010; Leeds y Mosquera, 2012; Mosquera,
2012b).
Un aspecto fundamental durante la desensibilización en la fase 4 para
los pacientes con TLP es la necesidad de mantener una estructura (foco). Estos
pacientes son propensos a que se «disperse la activación» (Collins y Loftus,
1975; Leeds, 1998), ya que una red de memoria disfuncional se enlaza con muchas
otras y rara vez conectan con redes de memoria adaptativas.
Diversos autores han propuesto variaciones
en las pautas de reprocesamiento estándar utilizando cadenas asociativas cortas. Después
de solo dos o tres tandas de EBL, o tan pronto uno o dos recuerdos nuevos
(negativos) surgen por asociación espontánea, se vuelve a la diana y se
pregunta «¿qué es diferente?» en vez de «¿qué te viene ahora?» para evitar
la respuesta automática de «lo mismo».
Finalización de la sesión
Cuando
se trabaja con pacientes con TLP, con frecuencia se hace necesario cerrar las
sesiones cuando técnicamente están incompletas (fase 6), para poder asegurarnos
de que la persona se va estabilizada (todo lo posible) y en el presente, haciendo
algunas de estas pautas en el cierre de la sesión:
·
Preguntar
por el nivel de activación emocional y somática del paciente.
·
Intervenciones
de estabilización.
·
Enraizamiento.
·
Presentificación.
·
Análisis de
la sesión con énfasis en la «mentalización».
·
Breve
instalación de declaraciones metacognitivas que reflejen los beneficios.
·
Sugerencias
de tareas o pruebas de autocuidado.
TCA
Con frecuencia, la disociación está
presente a diferentes niveles en los trastornos de conducta
alimentaria (TCA) y, si no es diagnosticada de manera adecuada,
podría dificultar su tratamiento.
La disociación en los TA fue reconocida
inicialmente por Pierre Janet (1907-1965), primer autor en estudiar de modo
específico la relación entre experiencias traumáticas y disociación en
diferentes problemas psiquiátricos, incluidos los TCA. Muchos estudios sobre la
presencia de disociación en los TCA se centran en el abuso en la infancia
como base de estos trastornos. Sin embargo, la falta de cuidados, un control
parental excesivo, la inversión de roles, el abuso emocional o el abuso de
poder podrían ser precipitantes tanto de los TCA como de la disociación.
Dentro de estas causas se incluye también un tipo de
traumatización que a menudo se pasa por alto y está muy asociada a los TCA, son
los llamados traumas ocultos.
Los traumas ocultos hacen referencia a los
traumas silenciosos del día a día que resultan invisibles: los niños
pueden resultar traumatizados por tratamientos médicos, prácticas de crianza
y circunstancias que se consideran normales, incluyendo la incapacidad de
desarrollar un apego seguro con su cuidador principal. Es muy posible nacer y
crecer dentro de una familia cariñosa y atenta y tener una infancia
aparentemente normal, y aun así resultar traumatizado (Robin Carr-Morse,
Meredith Wiley, 2012).
En los TCA, la disociación se puede
percibir en la poca conciencia que los pacientes tienen de que su cuerpo forma
parte de sí mismos. En los TCA, algunas partes están disociadas del
cuerpo, pero en los casos más graves como en la AN o trastorno por atracón
(TPA), puede ser complicado encontrar partes que no rechacen el cuerpo y
quieran ser parte de él. El cuerpo es el enemigo y esta es la razón por
la que se disocian de él. Un ejemplo de esto es cuando las pacientes expresan
comentarios como «estoy atrapada dentro de este cuerpo y no puedo salir».
La distorsión de la imagen corporal, muy frecuente en los TCA, es una disociación psicoforme, es decir, de naturaleza mental. Las personas perciben su cuerpo en
unas dimensiones irreales e idealizan un cuerpo con el que fantasean y que
normalmente no suele corresponder con el real. Este tipo de disociación
está asociado a la parte del yo rechazado, a
través del cual el paciente se ve como si tuviera un cuerpo rechazado del
pasado que le angustia volver a tener (Seijo, 2012).
Los autores Rosen y Petty (1994) indicaron
que cualquier tratamiento de personas con TCA debería incluir un elemento psicoeducativo
que enseñara a los pacientes a reconocer su capacidad de disociar: la toma de
conciencia de las partes disociadas los tranquiliza, ya que organiza y da
nombre al caos interno que sienten.
El esquema de trabajo en
estos trastornos irá de fuera hacia dentro, las capas más externas son las más
duras, las que más protegen, por ello, en esta tendremos que ir trabajando poco
a poco con mucha psicoeducación. También tendremos que trabajar con las
defensas y el apego, porque se activan defensas para proteger el mundo interior
del dolor.
En esta primera parte del tratamiento, validar lo
máximo posible a los pacientes mejorará la colaboración entre las partes y
traerá compasión y comprensión de sus funciones como defensoras del mundo
interior. El objetivo será conseguir que entiendan que todas las partes conforman
el cuerpo y están ahí porque fueron necesarias en el pasado. Debemos ofrecer
psicoeducación y explicar que tal vez la manera en la que las partes defienden
el mundo interior ya no es adecuada hoy en día, pero fue adecuada en el pasado
y, probablemente, esta fue la razón por la que sobrevivió. Así, todo su
interior se podrá sentir visto, reconocido, sentirse validado y aceptado como
es (CP: estoy bien como soy).
Una vez preparado el camino de
elaboración en las primeras capas se continúa en el proceso de fuera a dentro
(Seijo, 2012).
Paso
1
Se nombran y describen las partes que
conforman el sistema interno para que todas sean identificadas y vistas, ver
qué función están cumpliendo, cómo lo hacen y qué necesitan para poder estar
bien.
El terapeuta debería reconocer y
respetar el significado que la paciente le da al TCA, cómo funciona la
disociación como defensa y cómo puede cumplir las demandas de las partes
intentando evitar el conflicto interior.
Paso 2
Vamos identificando los acontecimientos
que a lo largo del tiempo han ido marcando la vida de los pacientes, trauma T y
t, sobre todo aquellos basados en el trauma de apego y los traumas ocultos
citados previamente. Estos recuerdos serán dianas importantes para ser
reprocesadas con EMDR.
Paso 3
El trabajo con las partes emocionales
disociadas lleva implícito trabajar con las creencias que las
acompañan y que, a su vez, alimentan a cada una de ellas. Conocer e identificar
estas creencias facilita el trabajo con las partes y la base que las sostiene.
Unas de las preguntas que dan respuesta
a estas creencias son: ¿dónde aprendieron a «ser rechazadas», «sentirse
inferiores», «comer para no pensar», «vomitar para no chillar»? y ¿qué dice eso
de ellas o del mundo?
Ayudar a la persona adulta a que sea ella
misma quien tome conciencia de las partes, su función y lo que representan,
siempre poco a poco y a su ritmo, proporcionándole todo el espacio que necesite
hará que poco a poco se vaya fomentando la integración y una mayor toma de
conciencia.
Paso 4
Las defensas que protegen las partes y la
sensación de bloqueo terapéutico son habituales en estos trastornos. Se
trabaja dando espacio y voz a las partes que habitualmente no han podido
mostrarse.
Paso 5
El trabajo con las defensas también
incluye el trabajo con la ira, emoción más frecuente en los TCA, junto con
la vergüenza, la culpa y la tristeza. Tratar la ira es fundamental para desbloquear el mundo interno y dar espacio a la
expresión de aquello que necesita ser aliviado.
El trabajo puede centrarse en las
partes somáticas, ayudándoles a expresar en palabras lo que es traumático, en
lugar de hacerlo a través de síntomas. Porque cuando no son capaces de hacerlo
en palabras, este material no puede salir a la luz de forma sana y adaptativa.
Las partes somáticas se muestran través de
la postura, los gestos o los síntomas físicos.
Este paso se elabora haciendo que la paciente tome
conciencia a través del darle voz a los síntomas que se manifiestan. Se
puede trabajar de diferentes modos; centrarse en el síntoma en sí, procesar un
recuerdo somático a través de una diana de EMDR.
Una vez que las partes van sanando, habrá
que tener presente el duelo, dado que es una consecuencia natural de la integración (Van der Hart,
Nihenhuis, & Steele, 2006).
Paso 6
Cada una de las partes ha estado ahí
durante mucho tiempo y tener que aprender a vivir sin aquello que ayudaba a defender
el mundo interno es una experiencia difícil para muchos pacientes, aunque los
efectos de defenderlo como solían hacerlo fuesen negativos. Después de darse
cuenta del propio pasado traumático, existe la necesidad de hacer el duelo de
esas experiencias, incluyendo todo lo que se perdió por ello y que aún puede faltar.
Permitir el desarrollo del duelo y anticipar sus posibles efectos
ayuda a la paciente a normalizarlo y tener presente cómo se sentirá en un
futuro.
Adicciones
La literatura científica recoge la prevalencia
del TEPT asociado al consumo de drogas. Ambos se complican entre sí
dificultando su abordaje, por lo que resulta imprescindible descartarlo al
hacer el diagnóstico, así como múltiples estudios que demuestran que la
existencia en la infancia de eventos traumáticos, como pueden ser el abuso
físico o sexual, se asocia con la aparición de trastornos mentales,
especialmente con depresión y trastorno de estrés postraumático, y con el abuso
de sustancias.
Los sujetos que sufrieron en la infancia
alguna experiencia de este tipo tienen un riesgo tres veces mayor de
desarrollar una dependencia (Kendler, Bulik, Silberg, Hettema, Myers y
Prescott, 2000), llegando a ser entre siete y diez veces mayor en caso de haber
tenido cinco o más experiencias traumáticas (Dube, Felitti, Dong, Chapman,
Giles y Anda, 2003).
En la actualidad hay cierta controversia en cuanto al
uso del protocolo estándar de EMDR para el trauma en los casos con adicciones.
Existen principalmente dos posturas:
·
Las que
consideran que la persona debería estar sobria o abstinente ante de hacer
trabajo con trauma.
·
Las que
consideran que cuando el trauma está alimentando la adicción, es necesario
abordarlo.
Es realmente difícil evitar los aspectos
traumáticos cuando la persona quiere hablar de ellos y se hace evidente que
están interfiriendo en su capacidad para mantenerse abstinente. De la misma
forma, una persona que necesita recurrir a sustancias para regularse con
frecuencia tendrá dificultades para acercarse al trauma o para regularse.
Leeds (2009) sugiere cautela a la hora de
hacer trabajo con trauma en los pacientes que están usando sustancias
activamente. Algunos autores (Abel y O´Brien, 2010, O´Brien y Abel, 2011) plantean
que se puede utilizar el protocolo estándar si se hace de manera cautelosa, ya
que, aunque algunos casos no se beneficiarán del trabajo con el trauma hasta
que la persona esté abstinente, en otros, no podrán recuperarse si no se
abordan los aspectos traumáticos previamente.
Muchas personas recurren al uso de
sustancias para no pensar y para evitar conectar con los recuerdos traumáticos.
Y es frecuente que el paciente evite hablar de su historia, incluso que
niegue haber vivido experiencias traumáticas. Se recomienda cautela en la fase
1 a la hora de recoger información en estos casos y tener en cuenta aspectos de
disociación estructural y defensas.
Cuando
hay una historia traumática, la adicción puede tener varias
funciones:
- Regularse.
- Tener sensación de control (aunque sea temporal), les ayuda a no pensar en los
recuerdos traumáticos o intrusiones.
Lo ideal es que la persona no esté
consumiendo o bebiendo cuando viene a terapia, pero esto no siempre va a ser
fácil porque la adicción les ayuda a estar menos en contacto con otros temas,
incluidos los recuerdos traumáticos.
Para comprender la historia de cada
paciente es importante hacer una buena recogida de historia (fase 1), en la que
es importante explorar los siguientes aspectos (Mosquera, 2010):
- Cuándo empezó la adicción.
- Cuál fue el factor precipitante (abandono, muerte
de alguien, cambio de trabajo…) y, desde ahí, ir para atrás y ver cómo se
conecta con su historia.
- Otros sucesos que ocurrieron en ese periodo.
- El nivel de motivación que tiene el paciente de 0
a 100 para dejar de consumir ¿cuánto quiere dejar de consumir, beber,
fumar…? Siempre va a ver una ambivalencia: una parte quiere dejarlo, pero
otra lo necesita o le gusta o está apegado a la adicción. Es importante
que la persona esté motivada: 50-60 %.
- Cuando no hay mucha motivación vamos a intentar aumentarla.
Si no hay intención de dejar de consumir/beber/fumar, no podemos pretender
hacer un programa de tratamiento focalizado en estos aspectos.
Hacer historia de la adicción. A veces encontramos
modelos de adicción en la familia, aunque la naturaleza sea distinta, la
adicción (la que sea) es vista como la solución.
No queremos trabajar sobre el síntoma al principio,
sino con recursos y también vamos a explorar una lista de ventajas que tendría
la persona si no tuviese la adicción (y desventajas).
·
Explorar
disparadores existentes y la frecuencia.
El protocolo DeTUR (Popky, 2005) fue desarrollado para ayudar a los
pacientes a reforzar habilidades de manejo positivas. En la primera parte
del protocolo DeTUR, el paciente se focaliza en lo que han denominado «un
objetivo de tratamiento positivo». Cada paciente desarrolla una imagen de
cómo sería su vida cuando consiga hacer cambios en el consumo de sustancias o
alcohol, independientemente de que el objetivo sea la abstinencia o la
reducción del daño.
Tras reforzar este objetivo a través del
uso de imaginación con EBL, se trabaja con el paciente para ayudarlo a
desarrollar recursos internos y externos que favorezcan el cambio.
Terapeuta y paciente trabajan para desensibilizar
cada uno de los disparadores asociados al consumo. Los pacientes aprenden a
utilizar la EB por ellos mismos cuando aparecen las ganas de consumir.
El protocolo de Memoria de la adicción, CRAVEX (Hase, 2010) hace
diana de manera específica en los recuerdos de las últimas recaídas o en el
impulso de consumir. El reprocesamiento de los recuerdos de la adicción
genera una disminución en las ganas de consumir (craving).
Utiliza el guion del
protocolo estándar con algunas modificaciones. En lugar de usar la escala
SUD (Subjective Units of Distress)
para medir el nivel de perturbación, recurre a la escala LOU (level of urge), que mide el
impulso de consumir en una escala del 0 al 10, donde 0 en ningún impulso y 10
es el máximo que uno pueda imaginar. Las cogniciones positivas y negativas se
identifican, al igual que las emociones y la localización en el cuerpo. Una vez
desensibilizado el recuerdo (LOU 0), se instala la creencia positiva.
Sistema interno
Las partes disociadas de la personalidad
pueden ser percibidas y descritas por los pacientes como «diferentes aspectos»
o como «reacciones cambiantes».
La exploración de la presencia de las
partes disociadas de la personalidad a través de representaciones concretas
(dibujos, pequeñas figuras, etc.) es útil para que los terapeutas puedan
desarrollar y refinar una formulación del caso en más profundidad y para que
los pacientes desarrollen habilidades de pensamiento reflexivo y una
perspectiva metacognitiva (van der Hart, Groenendijk, González, Mosquera y Solomon,
2013, pp. 8–9).
Poder comprender estos distintos aspectos
de la personalidad es esencial para poder reprocesar el trauma con EMDR
(González y Mosquera, 2012). En los casos en que la disociación estructural no
es destacada, no es necesario trabajar con partes disociadas de la personalidad
durante mucho tiempo, pero una exploración específica de estos aspectos en la
fase de preparación a menudo ayuda a prevenir o resolver dificultades durante
las fases 3 a 7.
INTERVENCIÓN GRUPAL EN EDMR
La intervención grupal en EMDR nos posibilita
poder ayudar a un mayor número de personas en menos tiempo, es útil en
situaciones de crisis, emergencias, catástrofes, traumas comunes, etc., con el
objetivo de evitar que se desarrolle TEPT. También podemos usarlo con personas
que trabajan con trauma y están expuestos a trauma vicario:
policías, médicos, enfermeros, profesores…
Si queremos desarrollar recursos
positivos, también podemos hacerlo de forma grupal.
Crisis y emergencias
Las situaciones de crisis, emergencias,
catástrofes, traumas compartidos, etc. son eventos comunes y complejos donde lo
que es cotidiano y hasta el momento daba seguridad se vuelve inestable.
La investigación evidencia que la
experiencia de vivir una situación de desastre, destrucción, pérdida del hogar,
familiares y estar expuesto a escenas terroríficas es un factor de riesgo grave
para la salud mental de adultos y niños. Además de esto, el trauma causado por
desastres colectivos puede interferir con las funciones sociales, cognitivas y
emocionales (Fletcher, 2003).
Las experiencias traumáticas alteran
los procesos homeostáticos fisiológicos y el comportamiento social,
distorsionan la percepción y sustituyen comportamientos sociales espontáneos
por reacciones defensivas (Porges, 2014).
El sistema de conexión social hace que nos mantengamos en una zona de arousal óptimo, en nuestra ventana de
tolerancia, eso hace que puedan darse los sistemas motivacionales,
interpersonales y las funciones cognitivas superiores.
Las respuestas de lucha o huida nos
mantienen en una zona de hiper-arousal,
dando lugar a la reactividad emocional, incremento sensorial,
hipervigilancia, imaginación intrusiva y el procesamiento cognitivo se
desorganice.
Las respuestas de inmovilización,
nos mantiene en una zona de hipo-arousal,
generando torpeza emocional, relativa ausencia de sensibilidad, el movimiento
físico se reduce y el procesamiento cognitivo se inhabilita.
Por encima y por debajo de la ventana de tolerancia (hiper
e hipoactivación) no se facilita el procesamiento del trauma, sino su
representación continua en la vivencia de la persona.
El estado óptimo de regulación del arousal está dentro de la
ventana de tolerancia, en la cual las distintas intensidades de activación
emocional y fisiológica se integran sin interrumpir la funcionalidad del
sistema, permitiendo el procesamiento del trauma (Porges, 2014).
Según la Psychological First Aid: Guide
for field workers (Organización Mundial de la Salud, 2012):
¿Qué hacer y decir en situaciones de
crisis?
·
Encontrar un
sitio tranquilo para hablar.
·
Respetar la
privacidad y mantener el secreto profesional.
·
Estar cerca
de la persona, respetando la distancia justa.
·
Hacer ver
que se está escuchando (por ejemplo, asintiendo).
·
Mantener la
calma y tener paciencia.
·
Dar
información con honestidad sobre lo que se sabe y lo que no.
·
Comunicar la
información de forma que pueda entenderla.
·
Reconocer la
fuerza y los recursos de la persona (repitiendo sus mismas palabras).
·
Comprender y
respetar el silencio.
¿Qué no hacer ni decir en situaciones de
crisis?
- No forzar a las personas para hablar.
- No interrumpir la narración, no mirar el reloj.
- No tocar a la persona a menos que estemos seguros
de que es adecuado, en cualquier caso, pediremos permiso: «¿Puedo tocarte?
Esto podría ayudar».
- No juzgar lo que han hecho o no las personas ni
sus sentimientos.
- No usar términos demasiado técnicos.
- No contar historias de otras personas.
- No hablar de problemas personales.
- No hacer falsas promesas o dar falsa seguridad:
«Lo van a reconstruir, no volverá a pasar…».
- No pensar ni actuar como si tuviésemos que solucionar
todos sus problemas.
- No disminuir la capacidad de las personas para
cuidar de sí mismas.
¿Qué decirnos a nosotros como terapeutas?
(Autocuidado)
- Solo puedo ayudar a las personas a encontrar sus
propios recursos.
- No puedo autocalmarme con una persona que
necesita ayuda. Ej: «Pero al final has sobrevivido».
- No me está pasando a mí ni a las personas que
quiero.
¿En qué puede ayudar EMDR? ¿Cómo lo hacemos?
El protocolo de EMDR grupal fue creado por
dos psicoterapeutas: Ignacio Jarero y Lucina Artigas a raíz del huracán Paulina
(México). Por cada grupo de cada diez personas, es necesario un terapeuta.
Fase 1. Recogida de información
Recogeremos la mayor
cantidad de información sobre el grupo
Fase 2. Preparación
·
Daremos psicoeducación
sobre el trauma y explicaremos EMDR y el abrazo de la mariposa.
Preguntaremos si han tenido síntomas de TEPT (pesadillas, miedo,
irritabilidad…), normalizaremos las respuestas de estrés.
·
Realizaremos
algún ejercicio de calma, instalaremos algo positivo o una sensación
agradable como recurso, por ejemplo, el lugar tranquilo, respiración
abdominal…
·
Elegiremos
las dianas para procesar en grupo (si alguien
quiere, puede compartir su elección, pero este paso no debe hacerse en fases
agudas).
·
El abrazo de la mariposa es
una técnica de regulación emocional con estimulación bilateral creada por
Lucina Artigas, que practica EMDR en México y es formadora de formadores de EMDR
en Latinoamérica. Esta técnica fue creada en su trabajo con los supervivientes
del huracán Paulina.
Fase 3. Evaluación
Daremos folios blancos (A4), pediremos que
pongan su nombre y edad en la esquina superior y que lo doblen por la mitad y
lo vuelvan a doblar, así saldrán cuatro cuadrados iguales, escribiendo una
letra en cada cuadrado: A, B, C y D.
·
Para el cuadrado A podemos decir: «Pensad ahora en la imagen que representa la
peor parte de (el terremoto, el accidente en la excursión, la muerte de X, la
enfermedad de Z…), la emoción que estáis sintiendo ahora y el punto del
cuerpo donde sentís el malestar. Coged eso que está en vuestra mente y vuestro
cuerpo pensando en la peor imagen y dibujadlo en el cuadrado A».
Damos tiempo para
dibujar y pediremos que puntúen cuánta perturbación sienten ante lo que han
dibujado en el cuadrado A en una escala de 0 a 10, donde 0 es ningún malestar y
10 el máximo malestar, así como que escriban dicho nivel de malestar en el
cuadrado (Ej: A = 8).
Fase 4
En esta fase se hará
el abrazo de mariposa y
podemos explicarlo de la siguiente manera: «Colocad vuestras manos, cerrad los
ojos, si preferís, y concentraos en lo que habéis dibujado o escrito en el
cuadrado A, sentid la emoción que tenéis ahora y dónde la sentís en vuestro cuerpo.
Empezaremos con la EBL, cada uno a su propia velocidad».
Esto se hará en sets
de 40-60 segundos. Al final de cada set se hará una pausa para realizar una
respiración profunda y continuar de nuevo con la EBL. Este proceso también se
ha de explicar.
Después de tres o
cuatro sets, se pedirá que vuelvan al recuerdo inicial que hayan escogido y
en el cuadrado B habrán de dibujar lo
que notan tras pensar en el recuerdo. Estas acciones se repiten hasta llegar al
cuadrado D.
Al final se pregunta
al grupo:
·
¿Pueden
levantar la mano las personas que hayáis experimentado que el nivel de malestar
ha aumentado del cuadrado a al D? (Normalmente entre 0 % y 10 %).
·
¿Cuántos
de vosotros habéis sentido el mismo malestar desde el cuadrado A al D? (Entre 0
% y 15 % normalmente).
·
¿A
cuántos de vosotros os ha bajado el nivel de malestar desde el cuadrado A al D?
(Normalmente 80-90 %).
·
¿A
cuántos de vosotros os ha aumentado el nivel de malestar en los cuadrados B y C
y después se os ha reducido?
Haremos psicoeducación y normalización sobre los cambios en el
SUD.
Fase 5. Instalación
En esta fase se pedirá que levanten la
mano quienes, en algún momento del abrazo de la mariposa, desde el cuadrado
A al D, hayan llegado a un pensamiento positivo, un recuerdo agradable o una
sensación agradable o de alivio. Tras este paso, se solicitará que den la
vuelta al folio y, ocupando todo el espacio en blanco de la parte de atrás, dibujen
el pensamiento, recuerdo o sensación positiva que hayan tenido.
Aquellos que no hayan identificado una asociación
positiva, pueden dibujar algún recurso positivo. Al terminar, tendrán que
elegir una palabra o una pequeña frase que describa lo que han dibujado y escribirla.
Dejamos tiempo para dibujar y se pedirá
que, de nuevo, se coloquen en la posición del abrazo de la mariposa (figura 2)
y se concentren en lo que acaban de dibujar y en la palabra o frase escrita,
comenzando con la EBL en dos sets breves de 15-20 segundos separados por una
respiración profunda.
Fase 6. Escáner corporal
En esta fase se pedirá que todos se pongan
en pie y se concentren en su cuerpo para notar si hay sensaciones agradables o
desagradables.
Se explicará que estamos llegando al
final de la reunión y queremos dejar ir un poco la tensión residual que pueda
haber quedado.
Se hará algún ejercicio de movimiento,
como sacudirse imaginándonos como un perro que sale del agua o darnos
toquecitos para sacudir el malestar hasta debajo de nuestro cuerpo.
Fase 7. Cierre
Si lo vemos apropiado, podemos dar la
palabra al grupo para saber qué tal ha ido.
Preguntaremos
qué ha sido útil de lo que se ha hecho y haremos psicoeducación sobre EMDR y
sobre el reprocesamiento después de la sesión.
Recordaremos la siguiente cita de terapia,
la disponibilidad telefónica o la posibilidad de sesiones EMDR individuales (si
esto es posible y oportuno).
Agradeceremos a los participantes haber
compartido una parte tan importante de sus procesos con los demás y nos
despediremos hasta la próxima sesión.
Fase
8. Reevaluación
Preguntaremos cómo ha ido el periodo de
tiempo transcurrido desde la última sesión hasta ahora. Normalizaremos todo
lo que vaya surgiendo y reforzaremos los aspectos positivos.
Reevaluaremos el SUD respecto al recuerdo
original, solicitando lo siguiente:
·
Ahora os
pido que volváis a pensar en el recuerdo original, aquel que elegisteis hace tres
días en la sesión anterior de EMDR grupal.
·
Levantad la
mano para los que el malestar sea de 0 o 1.
·
Aquellos que
han levantado la mano, ¿tenéis en mente otro evento crítico desde que ocurrió
hasta hoy?
Referencias bibliográficas
·
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(EMDR) Scripted Protocols: Special Populations. Chapter 9 and 10. Springer
Publishing Company
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Mosquera D. (2004). Diamantes
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Hase, M. (2010). EMDR
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Germany.
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treatment expert panel. Paper presented at the annual meeting of the EMDR
Europe Association, Paris, France
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