ORIGEN DE LA DISOCIACIÓN
CRÓNICA
La
disociación se desarrolla generalmente cuando una experiencia es demasiado amenazadora
o abrumadora en algún momento para que una persona pueda integrarla totalmente,
en especial en ausencia de un apoyo emocional adecuado. La disociación crónica
entre partes de la personalidad o del yo puede convertirse en un “estrategia de
supervivencia” en quienes han sufrido un trauma en su temprana infancia. En
alguna medida, la disociación permite a una persona intentar seguir
con una vida normal, mientras continúa evitando ser abrumada por experiencias
extremadamente estresantes, tanto en el pasado como en el presente.
Desafortunadamente, también deja una o más partes de la persona
“bloqueada” en experiencias no resueltas, mientras que otra parte intenta
evitar para siempre estas experiencias que no han sido integradas.
Es
importante que usted sepa que en su proceso de entender y vivir con su
disociación necesitará centrarse inmediatamente en su pasado doloroso. Mejor
aún, el primer objetivo es dar sentido a sus aspectos disociativos y aprender a
relacionarse más eficazmente con ellos, para poderse sentir mejor en su vida
cotidiana. Resolver el pasado es un paso posterior después de haber aprendido a
afrontar en el presente, tanto su mundo externo como su mundo interno.
Existen
factores biológicos, sociales y del entorno que hace que algunas personas sean
más vulnerables a la disociación que otras. Algunos pueden tener una tendencia
biológica a disociarse o, quizá, tengan disfunciones orgánicas en su cerebro
que provoca que les sea más difícil integrar en general lo que viven.
Los niños pequeños poseen menos capacidad para integrar experiencias
traumáticas que los adultos, porque su cerebro no ha madurado
suficientemente para ello. Su sentido del yo y de la personalidad no son
todavía suficientemente maduros a este respecto. Desde hace tiempo se ha
reconocido que aquellos sin suficiente apoyo social y emocional son más vulnerables
a desarrollar trastornos crónicos traumáticos, en especial quienes viven experiencias
crónicas de desatención y abusos. Por último, muchas familias carecen simplemente
de habilidades para relacionarse bien con sentimientos y temas difíciles; por
ello, no pueden ayudar a niños que se han visto superados a aprender
habilidades emocionales eficaces. Se necesitan estas habilidades para
superar la disociación y resolver experiencias traumáticas.
Bibliografía
Boon, S., Steele, K., & VAn Der Hart, O. (2015). Vivir
con disociación traumática. Entrenamiento para pacientes y terapeutas.
Desclée de Brouwer.
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