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LA PSICODINÁMICA DE LA HOMOSEXUALIDAD

 LA PSICODINÁMICA DE LA HOMOSEXUALIDAD  

Bem, un psicólogo —y activista gay— presenta un modelo en el que afirma que “lo exótico se vuelve erótico”.En este modelo, lo exótico —es decir, lo misterioso— para un niño durante su infancia será lo que se volverá erótico cuando sea adulto. Estamos de acuerdo con este concepto: una persona erotiza aquello con lo que él o ella no se identifica. Pero, cabe notar, para Bem no parece problemático que la masculinidad se torne “exótica” para un niño. Evidentemente, él no cree como nosotros que la normalidad es aquello que funciona de acuerdo a su diseño

Cuando un hombre percibe la masculinidad como algo misterioso y exótico, buscándola fuera de sí mismo, creemos que está viviendo desde un falso self y que — empleando nuevamente las palabras de Robert Spitzer— “algo no está funcionando”. 

Los factores socio-parentales siguen siendo nuestro principal enfoque 

Aunque hemos observado que en algunos casos un temperamento atípico puede ser un factor de predisposición para el desarrollo de la atracción homosexual, nuestro enfoque sigue estando principalmente dirigido a la influencia de los factores socio-ambientales en el desarrollo de la atracción hacia personas del mismo sexo (AMS). Ponemos especial énfasis en la familia triádica-narcisista, es decir, en los rasgos de narcisismo y en las deficiencias de identidad de género asociadas a la AMS, así como en el papel etiológico que tiene la falta de sintonización temprana con los padresLa influencia del padre representará un factor crítico en el caso de un hijo que haya nacido con un temperamento sensible.

Respecto a los principios de nuestro tratamiento, subrayamos cuán importante es la poderosa experiencia curativa que tiene lugar gracias a la relación que establecen el cliente y un terapeuta del mismo sexo correctamente sintonizado. Además, resaltamos la relevancia que comporta la constante necesidad de amistades masculinas cercanas —una necesidad que, de hecho, prevalecerá durante toda la vida. 

El principio esencial de la terapia reparativa sigue siendo el mismo: dicho de manera simple por un cliente, “Cuando un hombre real me ve como a un hombre real, entonces me convierto en un hombre real”. 

Reconociendo el déficit de género y el déficit del self 

La terapia reparativa ha avanzado recientemente al concebir la atracción homosexual como algo más complejo que un mero intento por reparar el déficit de género. Ahora podemos percibir desde una perspectiva más amplia que en realidad se trata de un intento por reparar un profundo déficit del self como tal. 

Rasgos comunes observados en estos clientes 

Una acumulación de heridas nucleares a temprana edad, las mismas que. Han generado un daño en el apego. Se cree que la homosexualidad no se reduce a una mera defensa frente a la inferioridad de género, sino que constituye una defensa ante un trauma del self nuclear.

Además de las necesidades que ya considerábamos indispensables para lograr la identificación del propio sexo y su afirmación, ahora comprendemos mejor la condición homosexual al reconocerla como un intento por resolver un trauma de abandono- aniquilación. Solemos pensar en la homosexualidad como un intento por “reparar” un deseo de individuación a partir del género, un deseo que ha quedado frustrado por la vergüenza. Como tal, la homosexualidad puede entenderse como una forma patológica de experimentar el dolor. Sin embargo, adoptando nuevos conceptos de la literatura sobre el duelo y la experiencia del dolor, hemos dirigido nuestra atención hacia las contribuciones de las teorías del apego y el papel que tiene la vergüenza. 

Un modelo interactivo 

Entre las posibles etiologías que reconocemos existen muchas combinaciones que pueden ser consideradas como causantes de la homosexualidad. Estos factores se reúnen de una manera única en cada persona. Si bien nuestro modelo no descarta las influencias biológicas (un temperamento sensible), consideramos que tiene todavía mayor relevancia la incapacidad de los padres para apoyar la identidad emergente del niño. También serán importantes las experiencias negativas de la infancia con compañeros del mismo sexo

Todos estos factores crean en los hombres con atracción homosexual una peculiar sensación de extrañeza que, como el psicólogo y activista gay Daryl Bem también ha identificado, se manifiesta cuando el niño con AMS percibe a los demás hombres como si fueran misteriosos, distintos a él o, en una palabra, exóticos.

Durante los años que llevamos trabajando con miles de hombres que luchan con su AMS indeseada, hemos escuchado una y otra vez las mismas historias de infancia, llenas de dolorosas decepciones relacionales, traiciones y desencantos inconsolables. Los clientes se quejan constantemente de sentirse débiles, inadecuados y sin control, por lo que mantienen una postura precavida frente a la vida y las relaciones.Es precisamente a través del abordaje de estas profundas heridas que ocurre un encuentro entre el terapeuta y el cliente a un nivel todavía más profundo. Y es precisamente en este nivel de encuentro humano donde la curación comienza a ocurrir.

Una visión amplia 

Se da un paso importante cuando el cliente deja de concentrarse en el modo en que originalmente percibía su problema al comienzo de la terapia —es decir, cuando deja de enfocarse en su AMS indeseada— y pasa en cambio a atender aspectos más profundos y consecuentes, relacionados con la vulnerabilidad que antecede a sus actuaciones homosexuales. 

El hecho de que la falta de autenticidad emocional sea lo que empuja a estos hombres a actuar homosexualmente se vuelve más evidente cuando analizamos lo que hemos llamado el “escenario precedente a la actuación homosexual”. El conflicto entre la aserción y la vergüenza es lo que con mayor frecuencia sumerge a los clientes en un estado depresivo al que llamamos “zona gris”, un estado en el que el deseo homosexual se vuelve todavía más intenso. 

Si afirmamos que la homosexualidad es sólo un síntoma de un problema más profundo de la identidad personal, lo hacemos apoyándonos en la queja casi universal de nuestros clientes que dicen sentirse “inseguros”, “inadecuados”, “como un niño pequeño en un mundo de adultos”, “sin control” y carentes de autoridad en sus relaciones. Durante años hemos oído a distintos clientes expresar esta impotencia interpersonal: “Ella me fastidia, ellos me molestan, él no me toma en serio”.
La vergüenza como elemento constitutivo de la AMS
Si bien la reacción de la sociedad frente a la homosexualidad aparentemente produce vergüenza, considero que la condición homosexual más bien surgió por la vergüenza — específicamente, por los esfuerzos infructuosos de la persona por obtener el apego seguro y la identidad masculina

Basándonos en esta premisa, nuestro abordaje terapéutico apunta más allá de la queja actual del cliente, con la intención de tratar la cuestión más radical del papel o “postura” que la persona haya asumido en su mundo relacional. Por tanto, lo que proponemos es que cuando el cliente sienta y desee ser íntegro, éste se enfrentará con la vergüenza; dicho encuentro generará en él la necesidad de regular su autoestima (reparación), lo que a su vez le empujará a buscar el apego erótico con otros hombres. Dado este particular enfoque, el objetivo de la terapia reparativa será ayudar al cliente a rechazar la vergüenza para que viva desde la postura asertiva. 

A diferencia de los terapeutas de afirmación gay, quienes sostiene que la vergüenza es una consecuencia de la falta de aprobación social de la homosexualidad (homofobia), nosotros consideramos que la homosexualidad representa una solución narcisista a un problema relacionado con la vergüenza.

El trabajo corporal terapéutico 

Hemos adoptado en la terapia reparativa una serie de intervenciones conocidas en conjunto como “terapia centrada en el afecto” (Affect Focused Therapy/AFT). Los representantes más importantes de este movimiento son Davanloo (1980); Neborski (2004); Alpert (2001); Coughlin Della Selva (1996) y Fosha (2000). 

La técnica intensiva de la AFT se enfoca en reducir los conflictos y traumas nucleares a nivel intrapsíquico. Algunos conflictos nucleares específicos ocurren con una regularidad casi predecible en la vida de los hombres con AMS, para quienes los principios y técnicas de la AFT resultan particularmente útiles. 

A nuestro propio modelo de AFT le hemos denominado “trabajo corporal”. (El trabajo corporal nunca implica tocar o tener contacto físico con el paciente)Hemos realizado algunas modificaciones a este abordaje terapéutico —pues en otras de sus aplicaciones puede implicar una alto grado de confrontación— hasta convertirlo en una versión más “amable y gentil” para nuestros clientes. Nuestros clientes en general refieren haber sido víctimas de la manipulación y del control; por esta razón, el trabajo corporal no se concentra en la confrontación sino en la creación de una alianza de trabajo de mutua colaboración y apoyo. 

El trabajo corporal facilita que el cliente responda en el presente con sus auténticos sentimientos, en lugar de que reaccione a los eventos actuales como si fueran eventos del pasado. Este trabajo se concentra en la expresión y resolución del conflicto emocional, y recuerda en parte a la terapia Gestalt de Fritz Perls. El trabajo corporal aborda a través de una especie de “marcha forzada” o método acelerado la estructura defensiva con la que el cliente está inhibiendo la expresión del afecto. De esta manera, el trabajo corporal permite acceder rápidamente a dicha estructura, dando lugar a una efectiva expresión emocional que como consecuencia resultará en un estado de autoconsciencia. Estas técnicas son eficientes para vencer las defensas del cliente y acceder inmediatamente a sus sentimientos. También resultan particularmente útiles en el caso de los clientes con AMS, cuya sintomatología actual suele ser el resultado de una inhibición afectiva —es decir, una consecuencia de la vergüenza traumática. 

La meta del cliente en terapia reparativa no será recrear sus heridas del pasado en el presente, sino lograr experimentar ahora, en el presente y en presencia del terapeuta, los sentimientos auténticos del pasado. Cuando el terapeuta apoya e insta al cliente a abrirse, el cliente volverá a experimentar esos sentimientos y sus asociaciones en presencia de otro hombre que se mantiene sintonizado con él. De esta manera, el cliente será capaz de “interiorizar” esta nueva autoconsciencia. El conflicto identificado será por tanto redefinido y transformado, siendo ahora capaz de darle un significadonuevo y coherente. 

El trabajo corporal, por tanto, ayuda a los clientes a entender su atracción al mismo sexo no sólo a nivel cognitivo, sino “desde dentro”, desde sus sensaciones corporales. A través de este proceso, los clientes suelen percatarse de la profunda sensación que tienen de ser indignos. 

Determinando el origen del apego 

Nuestra identidad personal se fundamenta en el apego. Es a través del apego del niño con la madre que éste desarrolla su sentido de self y descubre quién es en realidad. La vergüenza experimentada durante este proceso de apego e individuación trastocará no sólo el desarrollo de la identidad del self, sino también el desarrollo de la identidad de género. A un nivel muy fundamental no se sintieron “vistos” por sus padres por lo que realmente eran, también sienten que tampoco fueron amados —al menos, en el sentido más profundo y genuino. Comparten la penetrante sensación de que sus padres —aunque en realidad hayan sido bien intencionados— no logaron verlos, conocerlos y aceptarlos plenamente. Este trauma ocurre durante sus primeros intentos de individuación. Sintiéndose abandonados al no haber sido realmente conocidos, estos niños desarrollarán la respuesta inadaptada del falso self. Si bien el falso self sirve como una adaptación y para proteger el ego durante la infancia, éste se convierte en un recurso inadaptado en la vida adulta. Como se trata de una defensa que evita la expresión auténtica de los sentimientos, el falso self también mina las oportunidades para establecer apegos auténticos. El cliente deberá abandonar la defensa del falso self para poder recibir la afirmación masculina necesaria para resolver su AMS. 

Constantemente observamos los efectos persistentes de la vergüenza infantil por no haberse sentido vistos por lo que realmente eran. Por esta razón exhortamos al cliente con AMS a reexperimentar el trauma —particularmente, el enojo y la tristeza que suelen estar asociados al evento— para que de esta manera sean “vistos y conocidos” por el terapeuta durante el trabajo del dolor (ver parte 3). Durante dicho trabajo el terapeuta también mostrará al cliente las consecuencias negativas que se derivan del empleo de estas ilusiones y distorsiones que, si bien le han protegido, también han impedido que reconozca y reexperimente sus pérdidas nucleares del apego. 

El reto de ser padres de un hijo que no actúa acorde a su género 

Entre los hombres con AMS solemos observar un temperamento más sensible, más emotivo, relacional y orientado a lo estético que los hombres que actúan acorde a su género. De hecho, la mayoría de los hombres homosexuales refieren haberse sentido “diferentes a los demás niños”, y haberse sentido incómodos entre otros hombres (incluso con sus padres). 

Ambos padres se enfrentan a un reto particular cuando tienen un hijo de temperamento sensible. Estos hijos tendrán una especial dificultad para sortear la fase de identificación de género durante la infancia. Los padres suelen recordar que este niño en particular, a diferencia del resto de sus hijos, parecía rechazarlos. Será crucial que el padre se acerque a su hijo y activamente “vaya y lo traiga” de regreso a su esfera masculina, pues —a diferencia del resto de sus hermanos con características más masculinas— a este hijo le resultará mucho más fácil refugiarse en la consolación femenina. 

Reconociendo los factores biológicos 

Todo comportamiento, claro está, tiene alguna base biológica, y algunos niños podrían, en efecto, tener una predisposición biológica para desarrollar la homosexualidad. Pero predisposición no es lo mismo que “predeterminación”. Ser susceptible no es equivalente a inevitableHasta este momento no existe ningún estudio que haya demostrado que algunos niños estén inevitablemente destinados a ser homosexuales. 

Si las investigaciones confirmaran que se tratara de un factor en el desarrollo de la AMS, ¿deberíamos considerar “normal” un cerebro que no estuviera completamente masculinizado? Suele asumirse erróneamente que si algo es innato entonces se trata de algo normal. Sin embargo, muchos de nosotros nacemos con condiciones innatas, como serían un temperamento explosivo, inclinaciones hacia la obesidad y el alcoholismo, miopía, o desórdenes de déficit de atención. Podríamos afirmar que los individuos con dichas condiciones han “nacido así”, pero no que fueron dieñados así; éstas son anormalidades y obstáculos que pueden ser superados. Es fácil confundir el concepto de “haber nacido así” con el de “haber sido diseñados así”. Incluso en el caso biológico extremo de un cerebro que no estuviera totalmente masculinizado, tendremos que admitir que éste sería (como, por ejemplo, el desorden de déficit de atención), un error biológico del desarrollo. 

¿Una variante normal? 

Ahora bien, cuando se analiza honestamente la condición homosexual, nos percatamos de que no se trata de una expresión normal de la diversidad humana. Incluso sin considerar sus consecuencias negativas para la sociedad, observamos que posee un penetrante nivel de desesperanza y una característica desconexión emocional. 

No es ninguna sorpresa que nuestros propios clientes muestren una actitud de desesperanza frente a la vida y desconfíen tanto de las relacionesAnticipan que todas las cosas buenas, al fin y al cabo, les traicionarán. Esto es de esperarse, pues la homosexualidad, después de todo, siempre ha requerido esfuerzos y luchas para lograr un sentido de pertenencia en un mundo dotado de género. 

También identificamos la continua auto-preocupación narcisista que tan comúnmente observamos entre los hombres con AMS, una preocupación que constantemente debilita la tendencia humana de mantenerse emocionalmente conectados. Un cliente de 35 años de edad describía su batalla personal (pero muy típica) contra la absorción que el narcisismo producía en él: “En mi caso, tengo que hacer un esfuerzo consciente para salir de mí, para conectarme con los demás. Siempre es como una especie de ejercicio, un acto de voluntad para salir del aislamiento y permitir que los demás entren”. Este miedo tan característico al compromiso emocional (Nicolosi) (MarcadorDePosición1) (Nicolosi)vida y, finalmente, a la resignación a vivir una vida de relaciones superficiales. 

Otro hombre hablaba de la larga depresión por la que había estado pasando, y afirmaba que ésa era la razón por la que la vida social gay le había atraído durante tanto tiempo: “Me pregunto, ‘¿Qué era lo que más me llamaba la atención de la vida gay?’ y pienso, ‘La frivolidad —es, bueno, hablemos de cosas divertidas’. Pero esas ‘cosas divertidas’ sólo han hecho que caiga en la desesperación”. 

Finalmente, los clientes descubren que el arduo trabajo de la terapia no se trata tanto de eliminar toda tentación homosexual, sino que en realidad se trata de aprender a desarrollar la autenticidad a nivel personal e interpersonal. Se trata de rastrear los caminos tomados en la infancia que condujeron a esta persona hasta este desafortunado camino. 

Al preguntarle a un cliente qué le diría a otros hombres que estuvieran en terapia reparativa, me dijo lo siguiente: 

“Les diría, ‘No crean en la agenda gay. Sigan lo que su corazón y su mente realmente les esté diciendo. Este modo de vida nunca podrá ser auténtico. Si están siguiendo el camino del cambio, no se detengan —no se den por vencidos. Esto me ha hecho mucho más feliz que cualquier otra cosa que hice durante mis días locos de actuación gay’ ”

BIBLIOGRAFÍA

(s.f.).

Nicolosi, J. (s.f.). Vergüenza y la pérdida del apego.

 

 

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