CÓMO RESULTÓ HERIDO SU NIÑO INTERIOR
Casi todo el mundo se anima con la presencia de un bebé. Aun la
persona más hosca se conmueve con la risita de un niño.
Los niños están llenos de expectación hacia la vida; son
espontáneos y viven el presente. He aquí una semblanza del niño
con expectación.
EXPECTACIÓN
Todo es interesante y emocionante para el niño. Él posee una
necesidad innata de saber, experimentar, explorar, observar y
tocar. La curiosidad conduce al niño al descubrimiento de sus
manos, su nariz, sus labios, sus genitales, sus dedos; finalmente
lo lleva a descubrir su yo.
No obstante, la experimentación y la exploración también pueden
causar problemas al niño. Si a los padres les reprimieron en la
infancia su expectación natural hacia la vida, ellos inhibirán a sus
hijos de la misma manera. Esto provoca que el niño se encierre
en sí mismo y tema explorar y correr riesgos. Para él, la vida se
convierte en un problema, más que en una aventura.
La expectación y la curiosidad son también la energía que nos
impulsa siempre hacia nuevos horizontes. Esta chispa que nos
proporciona vida es indispensable para nuestro crecimiento y
esencial para el trabajo del poeta, el artista y el pensador creativo.
Nuestra expectación y curiosidad forjan una especie de interés
que despierta la esperanza en que "hay más por conocer".
OPTIMISMO
La chispa natural que posee el niño lo empuja a explorar de una
manera placentera, espontánea. Si sus padres son, aunque sea un
poco accesibles, el niño llega a confiar en su entorno y así se le
facilita obtener la satisfacción de sus necesidades. Los niños, por
naturaleza, piensan que el mundo es amistoso; tiene esperanza;
para ellos todo es posible. Este optimismo innato es parte
esencial de nuestras dotes naturales y es la base de lo que se
denomina "fe infantil".
Debido a este estado natural de optimismo y confianza, los niños
pueden ser heridos por sus tutores. Cuando el niño tiene plena
confianza, es vulnerable. A diferencia de otros animales, el niño
no posee un "sistema computadorizado instintivo" que le señale
qué hacer. Los niños necesitan aprender, y su aprendizaje
depende de sus tutores. Desarrollan fuerzas interiores como
resultado de sus interacciones con sus tutores.
Cuando se abusa de un niño o se lo avergüenza, su confianza y
apertura perecen. El vínculo que le permitía tener confianza e ir
hacia adelante de manera optimista queda cortado. Se vuelve
ansioso y temeroso.
Si esas situaciones se repiten constantemente, se toma pesimista.
Sus esperanzas se desvanecen y llega a creer que debe manipular
para cubrir sus necesidades. En lugar de utilizar su energía para
dirigir su interacción con el mundo, la utiliza para forzar a los
que lo cuidan a hacer por él cosas que podría realizar por sí
mismo.
El optimismo y la confianza son las bases de la intimidad.
Debemos aceptar el riesgo de ser vulnerables, si deseamos
intimar. Sin embargo, como nunca tendremos la suficiente
información para confiar absolutamente en alguien, también
debemos asumir el riesgo de confiar en los demás en algún
momento. Necesitamos el optimismo en nuestra vida; con él, la
realidad adquiere un valor positivo. Nos permite apreciar el lado
brillante, fijamos en la rosquilla y no en el agujero.
INGENUIDAD
La ingenuidad es parte del encanto y atracción del niño; es el
núcleo de su inocencia. Los niños viven el momento y están
orientados hacia el placer.
Los niños están orientados hacia la vida. Al principio, sus
movimientos carecen de dirección porque están tan interesados
en todo, que les es difícil elegir una cosa. Por ello el niño se mete
en lugares prohibidos, toca cosas no seguras y prueba sustancias
nocivas. Esto obliga a sus padres a prestarle mucha atención;
deben ser pacientes y comprensivos. En muchos de los casos de
abuso físico que conozco, el padre abusivo creía que el niño
deliberadamente actuaba mal. Esperaba que fuera más maduro de
lo que su edad le permita.
La tendencia a aventurarse en lugares prohibidos frecuentemente
se cita como evidencia de la maldad natural en el niño. Se la
relaciona con el pecado original cometido por Adán y Eva. Y de
esa supuesta evidencia proviene muchas prácticas educativas
represivas y crueles. No obstante esto, no hay evidencia clínica
que apoye esta idea.
El lado opuesto de esta situación es la sobreprotección paterna
de la ingenuidad e inocencia del niño, lo que propicia una
perjudicial ingenuidad en la edad adulta.
Los niños también pueden aprender a manipular con una falsa
ingenuidad e inocencia.
El "hacerse el tonto" es una forma de esa manipulación. La
representación de la rubia tonta es una manera clásica de acceder
a una falsa inocencia en la madurez. ~n los niños que temen ser
abandonados, el llanto o los ruegos histéricos son formas de
"hacerse el tonto". Con dicho 'comportamiento, evitan asumir su
papel, ser responsables y correr riesgos.
La ingenuidad e inocencia del niño que usted lleva dentro puede
ser de gran valor en su proceso de recuperación. La ingenuidad
es un ingrediente importante de la docilidad, estado que lo hace
a uno capaz de aprender. Al atender a su niño herido interior,
emerge el niño que ve la vida con expectación. Y éste puede
cooperar para que usted aprenda a crear nuevas y fortificantes
experiencias.
DEPENDENCIA
Por naturaleza, los niños son dependientes y necesitan de apoyo.
A diferencia del adulto el niño no puede satisfacer sus
necesidades mediante sus propios recursos, por lo que tiene que
depender de otros para cubrir dichas necesidades. Para bien o
para mal, su vida es moldeada desde el principio por la habilidad
que posean sus padres o sus tutores para conocer y satisfacer sus
necesidades en cada etapa de su desarrollo.
Si nuestros padres o tutores poseen un niño herido en su interior,
sus propias necesidades les impedirán satisfacer los
requerimientos de sus hijos. Así, o les disgustarán las
necesidades de su hijo o intentarán satisfacer las suyas propias
convirtiendo a su hijo en una extensión de ellos mismos.
Un niño maravilloso es dependiente porque está en un proceso
de maduración. Cada etapa de su desarrollo lo acerca a la
madurez. Si sus necesidades no son cubiertas en el momento
adecuado y en la secuencia correcta, avanza sin los recursos
necesarios para conseguir las metas de la etapa siguiente. Un
pequeño error en el inicio tiene posteriormente complicadas
consecuencias.
La vida del ser humano se caracteriza por un crecimiento
continuo.
Las características de la niñez a las que me refiero -asombro,
dependencia, curiosidad, optimismo -son cruciales para el
florecimiento y desarrollo de la vida humana.
En cierto sentido, somos dependientes toda nuestra vida. Siempre
necesitamos amor e interacción. Nadie es tan autosuficiente que
no necesite a nadie más. La dependencia de nuestro niño
maravilloso nos permite establecer relaciones y formamos
propósitos. Conforme nos vamos convirtiendo en adultos,
requerimos ser necesitados. Cuando crecemos de manera
saludable, en algún momento nos volvemos generativos y nos
interesamos en la vida misma. Ésta es nuestra vocación
evolutiva.
Se trata de conseguir el equilibrio entre la dependencia y la
independencia. Cuando nuestro niño interior resultó lastimado al
descuidar las necesidades de dependencia en su desarrollo, se
aísla y se retira o se aferra y se enreda.
EMOCIONES
Dos emociones son propias de los niños: la risa y el llanto.
Según Montagu, los niños tienen sentido del humor a las doce
semanas de haber nacido. Observe la cara y los ojos de un bebé
que es amado y está bien atendido y verá su alegría natural.
Observe a un grupo de niños retozando y jugando y escuchará el
intenso gozo de sus risas.
La felicidad y el entusiasmo de un niño pueden ser rápidamente
bloqueados. Si al niño herido que lleva un padre en su interior le
reprimieron sus risas, él se las prohibirá a sus propios hijos. Tal
padre hará a sus hijos recomendaciones como: "no rías
demasiado fuerte", "deja de hacer ruido”, 'no seas tan
escandaloso", y otras por el estilo.
Los pequeños que reprimen su risa o su alegría se convertirán en
niños sombríos o estoicos. Generalmente se transformarán en los
tiránicos padres, maestros o predicadores que no pueden tolerar
el entusiasmo y las risotadas de los niños.
El lado opuesto de la risa es el llanto.
Los seres humanos son los únicos animales que lloran (Otros
animales gritan, pero no derraman lágrimas.)
Esto tiene un especial valor de supervivencia para el niño. Sus
arrullos de alegría y el gorjeo de su risa nos acercan a ellos y
establecen un vínculo simbiótico que todos los niños necesitan.
Sus lágrimas son señales de auxilio que nos impulsan a ayudarlo
y reconfortarlo.
Como expresiones emocionales que producen una respuesta de
los demás, la risa y el llanto probablemente han tenido una
enorme influencia en el desarrollo de las comunidades humanas,
en todas las épocas. El llanto ha tenido un papel especial en
nuestro desarrollo como seres compasivos.
Según Ashley Montagu, "la libertad para llorar contribuye al
bienestar del individuo y tiende a profundizar nuestra
participación en el bienestar de los demás".
Los niños a quienes se avergüenza por llorar son severamente
dañados en su desarrollo. En la mayor parte de las familias, el
llanto de un pequeño evoca una tristeza no disipada en el niño
herido que persiste en el interior de sus padres. La mayor parte
de los adultos confía en su llanto.
Los, padres reprimen sistemáticamente el llanto de sus hijos en
la creencia de' que con esa actitud los harán fuertes. Esto es
evidentemente falso.
ELASTICIDAD
La elasticidad es la habilidad que poseemos para recuperamos del
dolor causado por la interacción con nuestro entorno. Los niños
son por naturaleza elásticos; y mientras más pequeños, más
elásticos son. Cuando un niño aprende a comer o a caminar, se
hace patente su elasticidad. Observé a una beba de veinte meses
que pretendía ponerse de pie en un sofá. Cada vez que hacía el
intento, se caía. Un par de veces lloró levemente, pero después
emprendía una vez más la tarea, hasta que logró su propósito al
cabo de cuando menos cinco intentos. Después se sentó a
regodearse de su éxito. Cuando mi perro entró en la habitación,
ella lo observó con precaución y terminó acercándose para
estudiar a esa extraña criatura.
Mientras ella se acercaba, el perro, jugueteando, se frotó contra
ella. Esto la molestó, ¡así que le dio un golpe en la nariz! Estaba
frente a un animal tres veces más grande que ella, y se atrevía a
golpearlo. ¡Eso es ser valiente! Realmente, todos los niños son
valientes. Y al compararnos con ellos, los adultos debemos
parecer gigantes. En vez de considerar su persistencia como
maldad o mala conducta, debemos verla como valor. Los niños
son elásticos y valerosos.
El renombrado psicólogo Rudolf Dreikurs (seguidor de la escuela
de Adler) afirmaba que todos los niños con desórdenes de
comportamiento se sentían desvalorizados y que, al haber
perdido su fuerza interna, optaban por manipular para satisfacer
sus necesidades.
Relacionada estrechamente con la elasticidad, se encuentra la
flexibilidad de conducta, que permite al niño aprender
comportamientos en respuesta a cualquier patrón de socialización
al que quede expuesto. Tal flexibilidad es una característica
específica de los seres humanos y es un fuerte indicio de salud
mental.
La elasticidad y la flexibilidad son el resultado de nuestra
habilidad para adaptarnos a situaciones nocivas. Todas las
conductas que he atribuido al niño herido son conductas
adaptadas. La elasticidad y la flexibilidad de nuestro niño interior
le permitieron sobrevivir a la enfermedad, los desórdenes y el
abandono emocional. Pero es una desgracia que hayamos tenido
que utilizar nuestro dinamismo y energía para sobrevivir, en vez
de emplearlos para desarrollamos.
Como la elasticidad es un rasgo básico de nuestro yo auténtico,
podernos alegramos de su retorno al enmendar y defender a
nuestro niño herido interior. Esto tomará tiempo, porque ese niño
herido que se aloja en nosotros debe aprender a confiar en nuestra
protección. Al sentirse protegido, su natural expectación y
elasticidad empezarán a emerger y después estarán presentes
plenamente.
JUEGO LIBRE
Los niños poseen un sentido natural de libertad, y cuando se
sienten seguros, se mueven con gran espontaneidad. Estas
cualidades-la libertad y la espontaneidad forman la estructura
del juego. Platón observó un modelo de juego real en la necesidad
que tienen los niños de brincar, lo que representa probar los
límites de la gravedad. El juego es la forma en que el niño
trasciende la repetición del hábito. Conforme crecemos, a
menudo perdemos de vista esta cualidad del juego y llegamos a
considerarlo como algo frívolo, algo que está bien para los niños
pequeños, pero no para los adultos. De hecho, muchos adultos
consideran el juego como algo ocioso. Desgraciadamente, en los
Estados Unidos hemos corrompido el juego libre y espontáneo y
lo hemos convertido en un impulso agresivo que sólo tiene como
meta la competencia. El juego espontáneo auténtico es una
actividad de simple placer y deleite. En las últimas etapas del
desarrollo, puede realizarse por el placer proveniente de la
habilidad y la deportividad requeridos por un juego específico.
El juego es parte de nuestra naturaleza. Todos los animales
juguetean, pero en los niños el juego tiene un alcance mucho
mayor. La imaginación desempeña un papel. esencial en los
juegos infantiles.
Para los niños, el juego es un asunto serio; es parte de la base
para su vida futura. Tal vez si se nos permitiera jugar cómoda y
seguramente cuando somos niños, no tendríamos que recurrir a
los poco creativos juegos de adultos. Tales actividades son un
sustituto de necesidades de la niñez no satisfechas, y provocan la
acumulación de "juguetes de adulto".
Esta transformación de las actividades de los niños nos impide
que apreciemos la vida como una aventura libre y espontánea.
Si consideramos la infancia como una etapa de juego libre y
creativo, podemos percatamos de que ser humanos es tener la
capacidad de jugar.
Los mayores logros de la humanidad son "saltos de la
imaginación" a los que se deben nuestras más grandes
invenciones, descubrimientos y teorías.
SINGULARIDAD
Aunque el niño es inmaduro, posee un sentido de integridad, de
ser. En otras palabras, se siente conectado y unificado dentro de
sí mismo. La sensación de integridad es el verdadero significado
de la perfección, y en este sentido, cada niño es perfecto.
La integridad también hace a cada niño especial, único y
maravilloso.
Nadie es exactamente como él. Esta singularidad hace a cada
niño verdaderamente precioso. "Precioso" significa "muy
valioso".
El niño así lo siente instintivamente cuando nace.
El sentido natural del niño sobre su valor y dignidad es muy
precario, ya que exige inmediata confirmación de sus padres. Si
los padres no reflejan amorosa y exactamente al niño como él es,
éste perderá el sentido de ser especial y único.
Los niños también son por naturaleza espirituales. En lo que a mí
concierne, la integridad y la espiritualidad son sinónimos. Los
niños son místicos ingenuos. Pero es una espiritualidad ingenua,
sin crítica más tarde, será la esencia de la espiritualidad madura,
reflexiva.
La espiritualidad involucra lo más profundo y auténtico en
nosotros: nuestro verdadero yo, Cuando somos espirituales,
estamos en contacto con nuestra singularidad. Es nuestro ser
fundamental. La espiritualidad involucra también la sensación de
conexión con algo más grande que nosotros mismos. Los niños
son creyentes naturales; saben que existe algo más grande que
ellos mismos.
Pienso que nuestro ser fundamental constituye la base de nuestra
semejanza con Dios. Cuando una persona reconoce este ser, está
en Comunión consigo mismo y se acepta. Por naturaleza, los
niños poseen este concepto. La más profunda espiritualidad humana es ese ser, que incorpora las condiciones de ser valioso, precioso y especial. El
"único" es aquel que es quien es, que nunca ha sido antes y que
nunca volverá a ser.
Una herida en nuestro espíritu, más que cualquier otra cosa, nos
prepara para convertimos en adultos codependientes. La historia
de la caída de cada hombre y cada mujer se inicia cuando un niño
precioso, maravilloso, valioso y especial perdió su sentido de "yo
soy quien soy".
AMOR
Los niños están, por naturaleza, predispuestos al amor y al afecto.
Sin embargo, el niño primero debe ser amado para después ser
capaz de amar.
Aprende a amar siendo amado.
Ningún niño tiene la habilidad de amar en un sentido maduro,
altruista Más bien, él ama a su manera, de acuerdo con su edad.
El crecimiento saludable del niño depende de que alguien lo ame
y lo acepte incondicionalmente. Cuando esta necesidad infantil
es satisfecha, su energía de amar queda liberada, de modo que él
puede amar a otros.
Cuando un niño no se ama a sí mismo, su sentido de
individualidad queda bloqueado. Por ser tan dependiente,
predomina su egocentrismo, y su verdadero yo nunca emerge
realmente. Si no llega a ser amado incondicionalmente, el niño
sufre la más profunda de todas las privaciones. Sólo un débil eco
del mundo de los demás llega verdaderamente al adulto que tiene
un niño interior herido y despojado. Nunca lo abandona la
necesidad de amor. El deseo de tener subsiste y el niño herido
que vive en él intenta llenar este vacío de las maneras que he
descripto.
Al recuperar y proteger a su niño herido interno, usted le brinda
la aceptación positiva e incondicional que anhela. Esto le
permitirá a él reconocer y amar a otros tal como son.
LA HERIDA ESPIRITUAL
Creo que todas las maneras en que el niño con grandes
expectativas es herido pueden resumirse en la pérdida de su
identidad. Cada niño necesita desesperadamente saber que sus
padres están sanos y son capaces de cuidarlo, y que él les importa
a ellos.
El sentir que él es importante para sus padres significa que la
condición de ser especial se refleja en los ojos de ellos o de las
otras personas encargadas de su cuidado. Que él les importa
también se observa en el tiempo que le dedican. Los niños saben
intuitivamente que la gente pasa el tiempo con quienes ama. Los
padres hacen que sus hijos sientan lástima de sí mismos, al no
tener tiempo para ellos.
Cualquier niño de una familia con problemas recibirá esta herida
espiritual. Una madre alcohólica y un padre codependiente no
pueden atender debidamente a sus hijos. A la alcohólica la
absorbe la bebida, y al codependiente lo absorbe la alcohólica.
Simplemente no pueden prestar la debida atención a sus hijos. Lo
mismo sucede cuando los padres se hallan bajo tensión crónica,
incluyendo las adicciones al trabajo o a las actividades religiosas;
los desórdenes en las comidas; las adicciones al control excesivo
o al perfeccionismo; o las enfermedades físicas o mentales.
Cualquiera que sea el desorden, cuando a los padres los absorben
sus cuestiones emocionales, no pueden prestar la debida atención
a sus hijos.
La frustración del deseo de un niño de ser amado como persona
y de que acepten su amor es el mayor trauma que puede sufrir
una criatura.
Los padres de una familia con problemas no pueden ofrecer a sus
hijos lo que necesitan, porque ellos mismos están demasiado
necesitados.
Un chico, cuyo padre era alcohólico, cuando tenía siete
años, nunca sabía si su padre iba a ir o no a su casa. A los
once, su padre lo abandonó emocional y económicamente. Cada
niño necesita un padre; para ser capaz de amar como hombre,
necesita el amor de un hombre; necesita vincularse con un
hombre. Pero Joshua nunca tuvo ese vínculo paternal. Se sentía
aterrorizado la mayor parte del tiempo y sufrió la profunda
inseguridad de un niño que no tiene protección. El padre
representa protección.
Además, inconscientemente, su madre odiaba a los hombres. En
tres ocasiones, mientras comían, ella humilló a Joshua al burlarse
del tamaño de su pene. Aparentemente ella pensaba que eso era
una broma, y culpaba su hijo de ser demasiado sensible. Pero ésta
era su área masculina más vulnerable. Con todo lo irrazonable
que pueda ser, el tamaño del pene es símbolo de masculinidad en
nuestra cultura. El niño necesitaba con desesperación confirmar su masculinidad, y se sintió traicionado por la única persona que significaba algo para él. Su madre, una víctima no atendida de incesto, descargaba en su hijo su rabia y desprecio profundos hacia los hombres.
ABUSO SEXUAL, FÍSICO Y EMOCIONAL
Abuso sexual
Cuando un adulto comete un abuso sexual contra un niño, lo está
utilizando para su placer. Así el niño aprende que la única manera
en que él puede ser importante es realizando actos sexuales con
un adulto. Como consecuencia, el niño crece con la idea de que
debe ser un gran compañero sexual o ser sexualmente atractivo
para que alguien realmente se preocupe por él.
Existen muchas formas de abuso sexual, entre las cuales se
encuentran las no físicas, que muchas personas ni siquiera las
consideran formas de abuso y que pueden ser las más nocivas.
Para entender claramente el abuso sexual no físico o emocional
necesitamos comprender que una familia es un sistema social
regido por sus propias leyes. Las leyes más importantes de los
sistemas familiares son:
1) La familia puede ser definida solamente por la interrelación
de sus miembros, no por la suma de sus partes.
2) Todo el sistema opera sobre un principio de equilibrio, de
modo que, si un miembro altera ese orden, otro miembro lo
compensará. Por ejemplo, la actitud de un padre borracho,
irresponsable, puede ser compensada por una madre abstemia,
súper responsable; una esposa iracunda, histérica, puede estar
equilibrada por un esposo calmado, de modales finos y hablar
reposado.
3) Todo el sistema está reglamentado. En los sistemas positivos,
las reglas son negociables y abiertas; en los sistemas negativos,
son rígidas e inflexibles.
4) Los miembros del sistema desempeñan diferentes papeles para
mantener sus necesidades en equilibrio. En los sistemas
familiares saludables, los papeles son flexibles y compartidos; en
los sistemas nocivos, los papeles son rígidos y estáticos.
Un elemento fundamental en el sistema familiar es el
matrimonio. Cuando el matrimonio presenta una alteración en su
intimidad, surge el principio de equilibrio y complementariedad,
La familia necesita un matrimonio saludable para estar
balanceado. Al faltar ese equilibrio, la energía dinámica del
sistema empujará a los niños a crearlo. Si el papá no está
satisfecho con la mamá, es posible que se dirija a su hija para
satisfacer sus necesidades emocionales. La hija se convierte así
en la consentida del padre. Asimismo, el hijo puede convertirse
en el "pequeño hombrecito" de la madre, o en su hombre
significante, en lugar del papá.
Los niños se hacen cargo del matrimonio de sus padres y son
utilizados para aliviar la soledad de éstos. A menudo un padre es
rechazado sexualmente, pero sus necesidades sexuales siguen
presentes. Una niña puede sentirse molesta por los besos
constantes o el manoseo del padre. Por lo general, cuando un niño
es más importante para uno de sus padres que su cónyuge, se
habrán presentado las condiciones para que surja el abuso sexual
emocional. Esto se convierte en un abuso porque el padre, o la
madre, utilizan al niño para satisfacer sus propias necesidades.
Los padres deben dar a los niños tiempo, atención y orientación, no
utilizarlos para satisfacer sus propias necesidades. El uso es
abuso.
La violación sexual inflige una lesión espiritual más intensa que
cualquier otra clase de violación. Recientemente hemos
analizado la violación sexual desde otras perspectivas. Ahora
sabemos más acerca del impacto del exhibicionismo y la actitud
de voyeur dentro de la familia.
El factor clave en dichos abusos parece ser la actitud de los
padres, esto es, si ellos se excitan con su propia desnudez, o al
contemplar los cuerpos de sus hijos.
Muchas de las violaciones sexuales que se cometen en las
familias se deben a que no se respetaron los límites. Tal vez los
niños no tuvieron un lugar en donde pudieron estar seguros y en
privado; quizá sus padres . entraban en el baño mientras ellos
utilizaban el inodoro; O pudieron haberlos interrogado acerca de
cada detalle de su vida sexual.
La violación sexual ocurre porque no existen límites sexuales
apropiados entre los padres y sus hijos. A menudo los
comentarios y las discusiones inapropiadas generan esta
situación.
El caso de una chica cuando ella era pequeña, que su padre a menudo le daba palmadas en el trasero y le hablaba de su "sensual cuerpo" y de cómo a él le gustaría tener su edad para establecer "una relación con ella".
Estos comentarios siempre molestaron a la niña, quien más
adelante se relacionaba con hombres de edad excitados por su
trasero.
La madre de una chia compartía su vida sexual con ella; le contaba
que su padre no la satisfacía como amante y que tenía un pene
muy pequeño.
Al hacer eso, transgredía violentamente los límites que requería
su hija. La niña estaba tan identificada con su madre, que no poseía
personalidad sexual propia. Tuvo muchas aventuras con hombres
casados, pero al final siempre los rechazaba; hasta para tener un
orgasmo ella tenía que imaginar que era su madre.
También se considera abuso sexual el hecho de que los padres no
instruyan a los hijos sobre el sexo. Los padres de una chica no le
proporcionaron ninguna información acerca de su sexualidad.
Cuando empezó a menstruar, pensó, aterrorizada, que estaba muy
enferma.
La violación sexual también puede cometerla un hermano que
tenga por lo menos dos años más que el pequeño. Los niños de la
misma edad con frecuencia practican exploraciones sexuales, lo
que constituye, por lo general, parte de su desarrollo. Sin
embargo, si un niño se comporta, con otro de su edad, de una
manera inadecuada para el nivel de comprensión de su edad, esto
se considera un síntoma de que el niño agresor ha sido violado y
está agrediendo sexualmente al otro.
Por ejemplo, el caso de un niño quien fue importunado varias
veces por su mejor amiguito, cuando ambos tenían seis años y
medio.
Resultó que ese niño había sido violado por un tío. Después, él
cometió ese abuso a su amigo
Los niños confían en sus padres y llegarán a imaginar relaciones
fantásticas para mantener esa confianza. Yo me engañaba creyendo que tenía una madre luchadora, buena, amable, cariñosa, tímida que nos quería muchísimo pero que no tenía suerte o peor aún que no tenía las capacidades para lograr sus deseos. Algo pasaba que siempre todo le iba mal. Todos los trabajos siempre fracasaban. Vivíamos en la precariedad económica, emocional y social. Esa era la verdad que yo imaginaba para no enfrentarme a la verdad. Mi madre era una mujer irresponsable, egoísta, centrada más en ella, el amor era ausente y la atención y protección de sus hijos mínima. Pero hasta edad muy avanzada no me di cuenta de que esa mujer sólo se quería a sí misma, centrada en lo material, en sí misma, manipulando a los hijos para lograr tener servidas sus necesidades. Elaboré durante toda mi vida una fantasía de madre buena pero que no podía ocuparse de nuestras necesidades ni de darnos amor porque estaba siempre triste porque todo le salía mal. Me convertí en su protectora y la de mis hermanas, pasaba la vida intentando que no estuviera triste, trabajando para que no le faltara nada. Sin embargo, todo lo que le daba era insuficiente, la tristeza y la manipulación no desapareció nunca. Esta fantasía se forma porque a nadie le gusta ser utilizado. Como adultos, cuando nos enteramos de una situación así, nos ponemos furiosos. Los niños no pueden saber que están siendo utilizados; pero el niño que habita en el interior debe soportar esta herida.
Cuando somos víctimas de abuso sexual, sentimos que no somos dignos de ser amados tal como somos, y nos transformamos en seres anti sexuales o súper sexuales.
Abuso físico
También el abuso físico inflige herida espiritual. El niño que es
golpeado difícilmente podrá creer que es un ser especial,
maravilloso y único.
El castigo físico corta el vínculo interpersonal con los padres.
No tenemos idea de cuántas familias violentas hay. Estas
estadísticas quedan ocultas en las salas de emergencia de los
hospitales, en la vergüenza familiar y, sobre todo, en el terror a
las represalias si se habla de más.
Golpear a las mujeres y niños es una tradición antigua y
persistente.
Todavía creemos en el castigo corporal. Existen evidencias reales
de que las palizas o cualquier castigo corporal tienen efectos
secundarios duraderos. Sólo en un sentido pervertido puede un
niño creer que se lo ama cuando es golpeado, abofeteado o
amenazado.
Además, los niños que presencian acciones violentas también son
víctimas de la agresión.
Abuso emocional
El abuso emocional también provoca una herida espiritual. Gritar
a los niños altera su autoestimación. Los padres que llaman a sus
hijos "estúpidos", "tontos", "locos", etcétera, los hieren con cada
palabra. El abuso emocional se presenta también en forma de
severidad, perfeccionismo y control. El perfeccionismo produce
una honda sensación de vergüenza recurrente. No importa lo que
se haga, nunca se consiguen buenos resultados. Todas las
familias basadas en la vergüenza usan el perfeccionismo, el
control y la culpa como medios de manipulación. Nada de lo que
usted diga, haga, sienta o piense está bien. Usted no debe sentir
lo que siente, sus ideas son locas, sus deseos son tontos.
Constantemente se encuentran fallas en su comportamiento.
ABUSO EN LA ESCUELA
También en la escuela se presenta la vergüenza recurrente.
Inmediatamente cada niño es juzgado y clasificado; tiene que
competir para ser aprobado. Los niños se paran ante el pizarrón
y se los avergüenza públicamente. Hasta el otorgamiento de
calificaciones puede ser vergonzante.
En las escuelas también se permite que los compañeros se
ridiculicen entre sí, y los niños son crueles al burlarse de otros.
El llorar es especialmente vergonzoso. A causa de esto, las
escuelas pueden formar una dependencia doble en esos niños: son
presionados por sus padres y maestros para que se esfuercen y
sobresalgan en sus estudios, pero cuando lo hacen, los otros niños
se burlan de ellos.
En la escuela nos damos cuenta de los orígenes étnicos y la
posición socioeconómica de cada uno de nosotros.
Los niños en edad escolar conocen muy pronto la existencia de los
estratos sociales.
ABUSO EN LA IGLESIA
Al niño también se lo puede avergonzar por medio de la doctrina
o en la iglesia, al hacerle escuchar un sermón amenazante. A niños en edad escolar les inflige una herida espiritual.
VERGÜENZA CULTURAL
Nuestra cultura tiene su propio sistema de perfección que nos
hiere espiritualmente. Hay hombres con pene grande y mujeres
con senos grandes o trasero firme. Pero si sus genitales no son
grandes, se le considera inferior. Recuerdo lo molesto que era
darse una ducha en los vestidores después de una práctica de
fútbol. Los muchachos grandes molestaban a los más chicos. Yo
rezaba porque no la tomaran conmigo.
Reía nerviosamente y me les unía cuando acosaban a otro.
Recuerdo también a los chicos gordos y feos; para ellos asistir a
la escuela era una pesadilla. Los muchachos torpes, los no
atléticos, también eran avergonzados en los descansos y durante
los juegos.
Esas situaciones dejan cicatrices que perduran toda la vida. Como
crecí siendo pobre, todavía me avergüenza acudir a un lugar exclusivo, y aunque sé que estoy en mejor situación económica que la gente que me rodea, aún siento el dolor enajenante de la vergüenza cultural.
Desde muy pequeños, los niños se percatan de que existen reales
diferencias económicas y sociales entre ellos y sus amigos. Se
vuelven sensiblemente conscientes de la moda y de los barrios
elegantes. Todos tenemos algún valor, pero a menudo ese valor
no es suficiente. El mensaje es: Tu forma de ser no es la correcta.
Debes ser como nosotros queremos que seas.
VERGÜENZA RECURRENTE
Todas estas clases de abuso crean vergüenza recurrente; es decir,
esa sensación de ser censurado y de no cumplir nunca con todos
los requisitos.'
Esta vergüenza tóxica duele más que la culpa. Uno se siente
culpable cuando ha hecho algo malo; pero eso se puede reparar,
se puede hacer algo para remediarlo. Pero la vergüenza
recurrente implica que existe algo mal en uno y no hay nada que
pueda hacer al respecto; sino que es un ser inadecuado y defectuoso.
La vergüenza recurrente es la esencia del niño herido.
MI NOMBRE ES VERGÜENZA RECURRENTE.
Llegué a ti cuando eras mágico
Antes que pudieras saber que yo estaba allí
Partí tu alma
Te perforé hasta el fondo
Te infundí sentimientos de ser imperfecto
Te inspiré sentimientos de desconfianza, fealdad, estupidez,
duda, falta de valor e inferioridad
Te hice sentir diferente
Te dije que había algo malo en ti
Manché tu semejanza con Dios
Existí antes que la conciencia
Antes que la culpa
Antes que la moralidad
Soy el amo de la emoción
Soy la voz interna que susurra palabras de condena
Soy el estremecimiento interno que maldice a través de ti sin un
razonamiento previo
MI NOMBRE ES VERGÜENZA RECURRENTE.
Vengo de tutores "desvergonzados", del abandono, el ridículo, el
abuso, el descuido, de los sistemas perfeccionistas
Me fortaleció la impactante intensidad de la ira de un padre
Los crueles comentarios de hermanos
La escarnecedora humillación de otros niños
El inexacto reflejo en los espejos
El contacto que se siente repulsivo y espantoso
La bofetada, el pellizco, la sacudida que rompe la confianza
Estoy avivado por
Una cultura racista, sexista
La justa condena de los fanáticos religiosos
Los temores y presiones del aprendizaje
La hipocresía de los políticos
La vergüenza multigeneracional de los sistemas familiares
disfuncionales
MI NOMBRE ES VERGÜENZA RECURRENTE.
Puedo transformar a una mujer, un judío, un negro, un
homosexual, un oriental, un niño precioso, en una mujerzuela, un ser
despreciable, un indigno, un maricón, un infame, un pequeño granuja
Tengo un dolor que es crónico
Un dolor que no desaparecerá
Soy el cazador que te acecha noche y día.
Todos los días en todas partes
No tengo fronteras
Tratas de esconderte de mí.
Pero no puedes
Porque vivo dentro de ti
Te provoco desesperación
Como si no hubiera salida
MI NOMBRE ES VERGÜENZA RECURRENTE.
El dolor que causo es tan insoportable que deben pasarme a otros
a través del control, el perfeccionismo, el desprecio, la crítica, la
culpabilidad, la envidia, el juicio, el poder y la ira.
Debes cubrirme con adicciones, actuaciones rígidas,
representaciones y defensas inconscientes del ego.
Mi dolor es tan intenso
Que debes adormecerte para dejar de sentirme.
Te convencí de que me fui, de que no existo; experimentas
Ausencia y vacío.
MI NOMBRE ES VERGÜENZA RECURRENTE.
Esta meditación resume las formas en que el niño maravilloso
resultó herido. La pérdida de su YO implica el desmoronamiento
espiritual. El niño maravilloso es abandonado y se queda solo.
Como señala Alice Miller en For Your Own Good: es aún peor
que ser sobreviviente de un campo de concentración.
Los reclusos de un campo de concentración ... en su interior son
libres de odiar a sus perseguidores. Tienen la oportunidad de
experimentar sus sentimientos, aun de compartirlos con otros
reclusos, y eso les evita tener que rendir su yo ....Los niños no
tienen esta oportunidad.
No deben odiar a su padre ....no pueden odiarlo ... Temen que
por esa causa ya no los amen ... Así, los niños, a diferencia de los
recluidos en campos de concentración, afrontan a un verdugo que
aman.
El niño continúa viviendo en su tormento, sufriendo pasivamente
o renegando, fingiendo externa e internamente, proyectándose y
expresándose de la única manera que conoce. Recobrar a este
niño es la primera etapa de nuestro viaje a casa.
Bibliografía
Bradshaw, J. (s.f.). Volver a casa.
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