CUESTIONES DE CONFIANZA
Cuando los padres o tutores no inspiran seguridad, se desarrolla en los niños un profundo sentido de desconfianza. El mundo parece un lugar peligroso, hostil, impredecible. Por lo tanto, el niño debe estar siempre alerta y tener todo bajo control. Piensa que "si yo lo controlo lodo, entonces nadie me podrá sorprender descuidado y lastimarme".
El control se convierte en adicción.
Ejemplos:
Una persona puede temer perder tanto el control de sus actividades, que puede trabajar muchísimas horas. No puede delegar autoridad porque no confía en que otros hagan su trabajo.
Una mujer puede sentirse perturbada cuando su marido le pide el divorcio dado que ésta siempre tiene que alterar todo lo que él hace. Nunca está satisfecha a menos que las cosas se hagan a su modo.
La locura por controlar todo causa severos problemas. No hay manera de intimar con un cónyuge que desconfía de uno. La intimidad exige que cada uno acepte al otro tal corno es.
También existe el problema inverso de confiar en extremo en los demás. Uno cede todo el control y confía de una manera tonta, se aferra a los demás y los estima en demasía, o uno se sumerge en la soledad y el aislamiento y erige murallas para los que desean entrar.
Como lo señala el especialista en adicción Patrick Carnes, una persona que no ha aprendido a confiar, confunde la intensidad con la intimidad, la obsesión con el cuidado, y el control con la seguridad.
Lo primero que debemos aprender en la vida es que los otros (mamá, papá, el mundo exterior) son dignos de confianza. Si podemos confiar en el mundo, seremos. capaces de aprender a confiar en nosotros mismos.
Bibliografía
Bradshaw, J. (s.f.). Volver a casa.
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