VACÍO (APATÍA, DEPRESIÓN)
El niño herido de la infancia también contamina la vida adulta
con una ligera depresión crónica experimentada como un vacío
la depresión es el resultado de que el niño tenga que adoptar un
yo falso, dejando atrás su verdadero yo. Este abandono del
verdadero ser equivale a dejar un hueco en el interior de uno
mismo. Me he referido a esto como el fenómeno del "agujero en
el alma". Cuando una persona pierde su yo auténtico, pierde
contacto con sus verdaderos sentimientos, necesidades y deseos.
Lo que experimenta, en cambio, son los sentimientos requeridos
por el falso yo.
Por ejemplo, "ser agradable" es un componente común del falso
yo. Una "mujer agradable" nunca expresa ira o frustración.
Tener un falso yo es actuar la vida. El verdadero yo nunca está
presente.
Sentirse vacío es una forma de depresión crónica, ya que uno
siempre sufre por la desaparición de su verdadero yo. Todos los
adultos padecen cieno grado de depresión crónica.
El vacío también aparece en forma de apatía. Como consejero, a
menudo oigo a los adultos quejarse de que sus vidas no tienen
significado, y no pueden entender por qué a otras personas les
entusiasman todas las cosas.
Cuando nuestro niño interior está herido nos sentimos vacíos y deprimidos. es irreal; estamos allí, pero no participamos de ella.
Este vacío conduce a la soledad. Como nunca somos en realidad
nosotros, nunca estamos verdaderamente presentes. Y aunque la
gente nos admire y se aferre a nosotros, nos sentimos solos. Yo
me sentí así la mayor parte de mi vida.
Siempre me las arreglé para ser el líder del grupo al que
perteneciera. Tenía gente alrededor, admirándome y
elogiándome. Sin embargo, nunca me sentí verdaderamente
vinculado a alguno de ellos.
Con esto también explico cómo el niño herido que llevamos en
el interior resulta afectado al concentrarse en sí mismo. Los niños
afectados, que viven en un adulto, se abstraen en la
contemplación de sí mismos. Su vacío es como un dolor crónico
que origina una situación en la que Ui10 piensa únicamente en sí
mismo. Como terapeuta, resulta-exasperante tratar con el
egocentrismo en pacientes de esa naturaleza. He llegado a
comentarles a algunos de mis colegas que alguna de esas
personas podría estar presente mientras yo huía de mi oficina en
llamas y no obstante eso, me preguntaría:
"¿Puedo hablar con usted un momento?"
Bibliografía
Bradshaw, J. (s.f.). Volver a casa.
Comentarios
Publicar un comentario