REACCIONAR Y RESPONDER A LOS PENSAMIENTOS
Este es un ejercicio que muestra cómo interpreta el cerebro las situaciones
y cómo dicha interpretación puede provocar estrés si se reacciona a ella.
Toma conciencia de lo que pensarías y cómo te sentirías en esa
situación. Lee con atención, sin prisa.
Imagina que entras en una cafetería de tu barrio... Te sientas... El
camarero se acerca para tomar nota... Pides un café y un cruasán... El
camarero lo apunta... Esperas a que te sirva... Pasan cinco minutos... Diez
minutos... Pero no hay señales de tu café y tu cruasán... Pasan quince minutos
y sigue sin llegar tu pedido... Ni rastro del camarero...
¿Qué pensamientos te asaltan en esta situación?
¿Cómo te sientes (por ejemplo, triste, enfadado, tranquilo, molesto,
impasible, asustado, aburrido)?
Los clientes, dan respuestas distintas. Sin embargo, la situación es siempre la misma: un camarero que no nos sirve lo que le hemos pedido.
Veamos algunos posibles pensamientos (interpretaciones) y los sentimientos que se les aparejan.
Interpretación
«Este camarero me odia. Siempre me pasa lo mismo. Debería ser más
asertivo. Este no va a ser un buen día.»
Sentimiento
Tristeza. Desaliento.
Interpretación
«Seguramente, el camarero está muy ocupado. No es un trabajo fácil.
Creo que voy a ir a recordarle lo que le he pedido.»
Sentimiento
Tranquilidad.
Interpretación
«El típico camarero. Es patético. Menudo vago. Voy a decirle cuatro
cosas. A ver dónde está.»
Sentimiento
Ira.
Cuando te culpas de la situación, el resultado es un estado de
ánimo bajo y alicaído. Cuando culpas al otro, el resultado es la ira y la
frustración. Y cuando no culpas a nadie, sino a las circunstancias, el
sentimiento es neutro o, como mucho, de preocupación.
Este ejercicio demuestra que los pensamientos desempeñan un papel clave en la forma que adoptan los sentimientos. O, para ser más precisos, los pensamientos que consideras ciertos influyen en tus sentimientos.
En el pasado, los psicólogos animaban a la gente a cambiar el patrón de pensamiento para conseguir que fuera más realista. Actualmente, en cambio, está surgiendo un nuevo enfoque con atención plena para afrontar las emociones difíciles. Solo hay que
entrenar al cerebro para que vea los pensamientos exactamente como lo que
son: pensamientos o interpretaciones.
Los ejercicios y las meditaciones mindfulness le enseñan al cerebro a responder a los pensamientos y las emociones, en lugar de reaccionar a ellos de forma automática.
Te presento otro ejercicio que puedes probar. Piensa lo siguiente: «Puedo
atravesar las paredes». Dilo para tus adentros unas cuantas veces. Mantén ese
pensamiento en la cabeza. ¿Crees que es verdad? Por supuesto que no. Por lo
tanto, ni siquiera vas a intentar atravesar una pared. Del mismo modo, cuando
percibas que tus pensamientos no son más que una interpretación, y no un
hecho, aprenderás a darles menos importancia porque no creerás que sean
ciertos.
El estrés no está provocado por cualquier pensamiento, sino por aquellos
pensamientos que crees que son ciertos.
Reflexión
La próxima vez que te sientas estresado, observa qué es lo que te
provoca el estrés. A continuación, percibe qué pensamientos son los
causantes del estrés.
Escribe los pensamientos que te provocan estrés. ¿Son hechos
absolutos o solo una interpretación?
CONSEJO La postura corporal y los movimientos influyen en el
pensamiento y en las interpretaciones. Prueba a sentarte con
la espalda completamente recta, sal a dar un paseo con paso
rápido, mantén una sonrisa durante veinte segundos o realiza
diez respiraciones profundas y conscientes.
A continuación, comprueba si eres capaz de interpretar la situación de
otra manera. ¿Qué efectos han tenido estas sencillas técnicas?
Comentarios
Publicar un comentario