LA RELACIÓN CLÍNICA
Sin ninguna duda el estilo terapéutico varía radicalmente de un terapeuta a otro. Lo que funciona a uno no es útil para el otro. Dicho esto, existen una serie de características que son consideradas como propias de un “buen profesional clínico”. En general, esta serie incluye:
· las destrezas de escucha,
· una intensa sensación de empatía,
· el respeto por la autonomía del paciente,
· buenas destrezas de persuasión y,
· sentido del humor.
Específicamente, el profesional debe adoptar dos entidades:
1) Demostrar su maestría a fin de generar la confianza del paciente en el régimen de tratamiento. Esto es particularmente importante en la fase inicial del tratamiento, cuando el centro de atención se halla en el elemento didáctico de la terapia (Sesiones 1-4).
2) Adoptar un rol menos directivo, particularmente en la última mitad de la terapia. Durante esta fase del tratamiento, será más útil para paciente que el profesional adopte menos el rol de médico o psicólogo y más de terapeuta físico (entrenador y/o coach). Puede ser difícil de organizar que el paciente vea ambos aspectos del rol del profesional, pero suele generar el efecto deseable de hacer ver al paciente quién tiene responsabilidad de los logros clínicos positivos en la segunda mitad de la terapia.
Otro ingrediente requerido para el establecimiento de una buena alianza terapéutica es que el terapeuta:
· transmita con claridad al paciente los posibles resultados de la terapia
· qué se requiere para el logro de dichos resultados y
· en cuánto tiempo puede el paciente esperar obtener resultados positivos.
Es fundamental que esta información no esté “dulcificada”. Si el paciente espera que la terapia sea fácil y no conlleve sacrificio, probablemente le sorprenderán algunas cosas y/o se sentirá sobrecargado y será mayor la probabilidad de que no cumpla o que abandone el tratamiento. Es esencial que el paciente entienda que sentirá un empeoramiento antes de advertir alguna mejoría. Si el paciente está preparado para esta experiencia, es más probable que “se mantenga firme en el programa” y resista a la fase inicial de la terapia. La alianza terapéutica también se verá fortalecida si se garantiza que el paciente comprende las razones que subyacen a cada uno de los
procedimientos que deberá ejecutar. Algunos pacientes se sienten motivados para hacer “lo que el médico les ha recomendado”, pero en la mayoría de los casos los pacientes tienden a adherirse más al programa cuando saben por qué hacen lo que hacen.
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