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AUTOESTIMA: NATURALEZA

 

LA NATURALEZA DE LA AUTOESTIMA

La psicoterapia afecta positivamente a la autoestima, y la mejora de la autoestima «puede ser el resultado más importante del asesoramiento». Los clientes entran en la terapia para combatir la ansiedad, la depresión, los trastornos de la nutrición, problemas sexuales, dificultades de relación y muchos otros síntomas. A veces los síntomas mejoran; a veces persisten a pesar de años de trabajo intensivo. Pero la mayoría de los clientes obtienen de la terapia una sensación de mayor valía personal. Si bien los síntomas específicos pueden o no cambiar, los clientes comienzan al menos a sentirse a sí mismos mejor y más capaces. El problema de la terapia es el tiempo. En el curso de meses, y a menudo años, la percepción de sí del cliente cambia en respuesta a una consideración positiva permanente por parte del terapeuta. La sensación de aprobación de una figura de autoridad, particularmente de alguien que sustituye al padre crítico, tiene un potencial curativo enorme.



Mediante la exploración de la voz interior crónicamente negativa, la confrontación sistemática de las distorsiones cognitivas y el desarrollo de una autoevaluación más exacta y compasiva, pretendemos intervenir directamente para elevar el sentido de valía del cliente.

Básicamente hay dos tipos de problemas de la autoestima: situacionales y caracterológicos.

La baja autoestima situacional tiende a mostrarse sólo en áreas concretas. Por ejemplo, una persona puede tener confianza en sí misma como padre, conversador y como pareja sexual, pero espera fracasar en las situaciones de trabajo. Otra puede sentirse socialmente inepto, pero considerarse fuerte y capaz en el ámbito profesional. La baja autoestima situacional es un problema idealmente adecuado para las técnicas de reestructuración cognitiva. Su núcleo consiste en confrontar las distorsiones cognitivas, subrayar las dotes por encima de las debilidades, y desarrollar habilidades específicas para el manejo de los errores y las críticas. Como el cliente no se rechaza a sí mismo globalmente, el cambio de las pautas de pensamiento desadaptadas aumentará significativamente la sensación de confianza y valía.

Una baja autoestima caracterológica tuvo habitualmente su raíz en las experiencias tempranas de abuso o abandono. La sensación de «maldad» es, en este caso, más global y tiende a afectar a muchas áreas de la vida. Como la baja autoestima caracterológica deriva de una formulación básica de la identidad, una sensación de estar mal, el cambio de los pensamientos del cliente no basta. La identificación y control incipiente de la voz interior crítica será de utilidad, pero no diluye por completo los sentimientos de maldad. Por ello, su principal énfasis terapéutico ha de estar en la identidad negativa que da lugar a los pensamientos negativos. Hay que enfocar hacia el desarrollo de la autocompasión y hacia el desarrollo de una actitud no valorativa. Estas posiciones pueden reforzarse mediante visualización y técnicas hipnóticas.

Reestructuración cognitiva de la autoestima

El mejor punto de partida son los pensamientos del cliente. Pregúntele en qué estaba pensando durante un episodio reciente de autorreproche. Consiga el mayor número de detalles posible acerca de la voz crítica interior y luego introduzca la noción de crítica patológica y desarmar a la crítica. Hay que animar al cliente a desarrollar su nombre específico de la crítica a fin de que empiece a apropiarse del concepto. Los nombres típicos son «el obligador», «el tiburón», «mi atizador», «el señor Perfecto», «Marsha (la madre del cliente)»...La personificación de la crítica ayuda al cliente a empezar a exteriorizar la voz autoacusadora. Se trata de que el individuo experimente la voz como algo que procede del exterior, en vez de como parte del flujo normal de pensamiento. Es más fácil combatir algo que se percibe como externo. También es más fácil hacer egodistónica la voz crítica, algo que el cliente rechaza eventualmente como «no yo». Al mismo tiempo que identifica y nombra a la crítica patológica, puede introducir al cliente en su «voz sana». La voz sana es la capacidad del cliente para pensar en términos realistas. Subrayando y reforzando esta capacidad, estamos posicionando al cliente para empezar a responder a la crítica. Los nombres que se utilizan típicamente para esta voz sana incluyen «mi parte racional», «mi parte aceptante», «mi parte compasiva», «mi instructor sano»...

Creando esta dicotomía entre la voz crítica y la voz sana, podemos animar al cliente a enfrentarse con su crítica. Los siguientes diálogos ilustran este proceso.

Terapeuta: Así, ¿qué le dijo el crítico cuando usted esperaba y no vio a su nuevo amigo?

Cliente: Que no soy interesante, que yo le aburría y que estaba cansado de mí.

Terapeuta: ¿Qué le respondió a esto el instructor sano?

Cliente: Que nuestra conversación era viva y divertida. Que había bastante energía entre ambos. Yo podía sentirla.

Terapeuta: ¿Qué más? ¿Piensa el instructor que usted debería preocuparse por eso o bien que podría hacer alguna cosa?

Cliente: Podría llamarle e intentar averiguar cómo se siente. 

He aquí otro ejemplo:

Cliente: No concluí un encargo a tiempo en mi trabajo.

Terapeuta: ¿Qué le dijo el «obligador» al respecto?

Cliente: Que soy perezoso. Una y otra vez: «Eres perezoso, te duermes, nunca llegarás a nada».

Terapeuta: ¿Puede movilizar a la voz sana para que responda algo?

Cliente: Todo lo que oigo es al obligador.

Terapeuta: Intente encontrar ahora su voz sana para poder responder al obligador. ¿Es usted realmente perezoso y lento?

Cliente: Bien, mi voz sana me dice: «Te retrasaste un poco, pero lo terminaste, lo hiciste. Nadie más que tú se preocupó por que fuese con retraso».

Terapeuta: ¿Así que el obligador exageraba acerca de su lentitud?

Cliente: Sí. Siempre exagera.

El siguiente paso de la reestructuración cognitiva consiste en identificar la principal función de la crítica de un cliente. En todos los casos, la voz crítica se refuerza porque desempeña alguna función positiva: promueve una conducta deseada, protege paradójicamente la valía de uno mismo, o controla sentimientos penosos.

Un cliente debe comprender la razón por la que utiliza la voz crítica y cómo ayuda a protegerle. He aquí un ejemplo de cómo puede comentarse esta cuestión.

Terapeuta: Cuando se sintió usted nervioso durante la cena, ¿qué decía la crítica?

Cliente: Ella no te querrá. No sabes nada y no tienes mucho dinero. Y además no eres muy divertido.

Terapeuta: Recuerde que dijimos que la crítica siempre intenta satisfacer alguna necesidad.¿De qué estaba intentando protegerle en esta ocasión?

Cliente: Del rechazo al beso.

Terapeuta: ¿Estaba intentando protegerle del miedo al rechazo?

Cliente: Exacto.

Terapeuta: ¿Cómo?

Cliente: Esperándolo y no resultar tan dañado.

Terapeuta: Así que el crítico estaba desensibilizándole, preparándole. Usted no se sentiría tan mal si no le gustase a ella, porque usted ya lo esperaba. Eso es algo que ya hemos visto muchas veces. Es una de las principales funciones de su crítico: protegerle del temor al rechazo.

El conocer la función de la crítica exige una indagación exhaustiva. Todo pensamiento, por doloroso que sea, existe porque se recompensa de algún modo. Los autoataques críticos deben desempeñar por tanto una importante función.

Hay que preguntar al cliente: «¿Qué se vería usted forzado a sentir o tener presente si el crítico no le atacase en esta situación? ¿Cómo le ayuda el crítico en esta situación? ¿Qué teme podría hacer o dejar de hacer sin el crítico en esta situación?». 

Una vez desenmascara la función de la voz crítica, esta información puede utilizarse una y otra vez durante las confrontaciones. «Una y otra vez está usted utilizando a la crítica para impulsarse a niveles de rendimiento imposibles.» «Otra vez afronta el miedo al fracaso dejándole decir al crítico que usted no puede hacerlo y que para qué intentarlo entonces.» «Está usted dejando al crítico castigarle otra vez para que no tenga que sentir tanta culpa.»

 Además, el cliente debe aprender que las importantes necesidades que su crítico le ayuda a satisfacer pueden ser satisfechas de forma más sana. La crítica no es la única forma de afrontar el miedo al fracaso, el miedo al rechazo, la culpa.... Ahora hay que idear nuevas estrategias, no tóxicas.

Terapeuta: ¿Hay otra forma de reducir su ansiedad ante el rechazo? ¿Una forma que no utilice la crítica?

Cliente: Supongo que sí. Yo podría recordarme a mí mismo que probablemente los dos estamos nerviosos. Y que sólo íbamos a pasar una velada agradable y

que no tiene que pasar nada más por encima de esto.

Terapeuta: En otras palabras, decirse a sí mismo que no es más que una cita, y usted no esperará necesariamente gustarle tanto a ella como para pasar el resto de su vida con usted.

Cliente: Exacto.

Terapeuta: ¿Puede esta reformulación reducir su ansiedad?

Cliente: Creo que sí.

Identificación de las distorsiones

Se incluyen nueve categorías específicas de pensamiento distorsionado que contribuyen a reducir la autoestima. La identificación y confrontación de estas distorsiones puede llegar a ser un componente básico de su programa de tratamiento. Es importante definir la distorsión particular de la forma más clara y llena de ejemplos posible.

Terapeuta: Estoy diciendo que palabras como estúpido, fraude e idiota son nombres tóxicos porque son descalificaciones totales de usted como persona. Son censuras globales. No está usted diciendo que ignora todo sobre los impuestos, está diciendo: «Soy un estúpido». No está usted diciendo que se siente inseguro ante determinadas tareas en su trabajo, está diciendo: «Soy un fraude». Estos términos son un rechazo total de sus dotes y capacidades. Son peyorativos y brutales porque generalizan lo negativo y olvidan lo positivo. Son cabalmente erróneos, inexactos. Parte de nuestra labor consiste en encontrar la forma de huir de estas etiquetas y ser más exactos.

El terapeuta ha definido la distorsión y también está definiendo la tarea. Ahora empieza a enseñar al cliente a cambiar las denominaciones tóxicas por un lenguaje preciso.

Terapeuta: Bien, se ha llamado a sí mismo «fraude». Éste es un término peyorativo, además de excesivamente general. ¿Cuál es la formulación más precisa?

Cliente: Que intento parecer más confiado de lo que soy.

Terapeuta: ¿Continuamente o sólo en ciertas cosas?

Cliente: Bien, principalmente en relación al cromatógrafo de gas. Doy la impresión de saber más de lo que realmente sé.

Terapeuta: Así que la formulación precisa es que usted sabe menos de lo que la gente espera sobre el cromatógrafo de gas?

Cliente: Sí.

Terapeuta: Esto es muy diferente de ser un fraude.

Cliente: Cierto. Hablar de «fraude» es incurrir en una gran exageración.

Durante las primeras sesiones, hay que formular muchas preguntas específicas sobre el contenido de cualesquiera pensamientos de autocrítica. «¿Qué le dijo el crítico a usted cuando hizo una visita a la casa? ¿Cuándo concluyó el artículo? ¿Cuándo se enojó su hijo? ¿Al final de nuestra última sesión?» Cuanto más conozca sobre el contenido de la voz crítica, mejor preparado estará para afrontar distorsiones específicas.

Hay que atender sólo a las distorsiones cognitivas más significativas. No saturar al cliente. La mayoría de las personas no pueden recordar como para combatir más de una o dos pautas de pensamiento negativo en un momento dado.

Cuando se consideren por primera vez las distorsiones, es útil repasar tres o cuatro cogniciones autocríticas y mostrar lo que tienen en común.

Terapeuta: La semana pasada habló usted de haberse retrasado y de ser un torpe. Luego estuvo usted luchando con los impresos de los impuestos y dijo que era usted estúpido. Hoy se describió como un fraude y un idiota en el trabajo. Estas son denominaciones tóxicas que realmente socaban su autoestima. Forman parte del problema que estamos tratando. Cada vez que usted usa uno de estos nombres, se hiere un poco más, se corta un poco más adentro. ¿Se ha dado cuenta de en qué medida su crítico usa epítetos tóxicos para desanimarle?

El terapeuta de este ejemplo ha hecho su tarea. Puede señalar ejemplos específicos de denominación tóxica para que la confrontación tenga más impacto. Ha elegido el término «denominación tóxica» (oficialmente conocido como «designación global») porque su cliente es un químico orgánico y el término «tóxico» significa más para él.

Su mejor técnica para ayudar al cliente a llegar a una formulación más precisa es la interrogación socrática. Es éste un método que Sócrates utilizaba para exponer las incongruencias lógicas de los argumentos de los estudiantes. Son tres las principales líneas de interrogación que puede utilizar.

1. Preguntas que denuncian la hipergeneralización: «¿Es cierto que usted siempre es torpe? ¿En todas las tareas particulares? ¿Que no hace nunca una a derechas?».

2. Preguntas que denuncian una defectuosa denominación: «¿Es cierto que obtener una puntuación baja significa que es usted torpe?».

3. Preguntas que denuncian la falta de pruebas: «¿Qué pruebas tiene para pensar que la gente cree que es usted torpe?».

He aquí cómo puede funcionar durante una sesión.

Terapeuta: Así que últimamente el atizador le ha estado diciendo que es usted realmente fea.

Cliente: Me ha estado friendo con esto.

Terapeuta: ¿Son feas todas las partes de su cara y su cuerpo, o sólo algunas? (Denuncia de la hipergeneralización.)

Cliente: Principalmente mi nariz, y creo que también el mentón, que es blando. Y el estómago me ha quedado esponjoso y desfigurado después de dar a luz.

Terapeuta: ¿Tiene alguna parte del cuerpo que le guste?

Cliente: Las piernas, supongo. El pelo y los ojos.

Terapeuta: Así que está generalizando tres rasgos entre muchos y tachándose de totalmente fea.

Cliente: Sí, es un poco absurdo.

Terapeuta: ¿Es cierto que su barbilla y nariz son totalmente feas y repulsivas? (Denunciade la designación defectuosa.)

Cliente: Bien, realmente no son atractivas.

Terapeuta: Pero ¿son realmente feas?

Cliente: No. En realidad, no.

Terapeuta: Así que, ¿cuál es la formulación precisa, qué diría la voz sana?

Cliente: Que tengo las piernas, el pelo y los ojos bonitos, y que no me gusta mi nariz, mi barbilla o mi vientre.

Refutación de la crítica

Su objetivo es desarrollar refutaciones específicas que el cliente pueda poner por escrito y utilizar para cada ataque crítico. Las refutaciones se crean mediante diálogos entre la voz crítica y la sana, mediante su interrogación socrática y mediante la técnica de las tres columnas

Con el tiempo, podrá evaluar y modificar las refutaciones hasta que sean creíbles y efectivas.

Estas constituyen un recurso que se utilizará a lo largo de toda la terapia. Se trata de identificar y enfrentarse a las distorsiones cada vez que las oiga. Esto es así porque el terapeuta modela en la sesión lo que quiere que el cliente empiece a hacer por sí mismo.

Cuando nos enfrentamos de forma consistente a la crítica interior del cliente, cuando no deja que se cuele ninguna distorsión, animamos al cliente a luchar eficazmente en casa.

Terapeuta: Muy bien, la crítica le está diciendo que usted está echando a perder su relación con su hijo. Ésta es de nuevo la autoacusación. ¿Qué podría responder a eso la voz sana?

Detención del pensamiento

La crítica interior es a veces tan insistente y cáusticaque literalmente no deja espacio a la voz sana. Para dejar espacio a las respuestas sanas pueden resultar útiles ciertos procedimientos de detención del pensamiento. Los «mantras de Howitzer», una sencilla técnica para la interrupción del pensamiento. Otro enfoque denominado «preguntar el precio» exige al cliente atender al coste de escuchar a la crítica, en vez de al propio mensaje interior. Una vez se ha silenciado al crítico durante unos instantes, el cliente puede utilizar las refutaciones apropiadas de la lista que han creado ustedes dos.

Identificación de dotes

De forma simultánea a su labor para refutar a la crítica debe aplicarse un programa para sostener en el cliente la consciencia de sus dotes y cualidades

genuinas. Lo mínimo que el terapeuta debería hacer es lo siguiente.

1. Colaborar con el cliente para hacer una lista de dotes y cualidades genuinas. Si el cliente tiene dificultad en identificar sus dotes, pídale que se contemple a sí mismo como le contemplan sus amigos o personas queridas.

2. Haga que el cliente identifique sus debilidades más inquietantes.

3. Señale de qué modo en ocasiones las debilidades se expresan en un lenguaje peyorativo. Revise estas calificaciones utilizando descripciones precisas y no valorativas. Pida al cliente que use sólo la descripción precisa cuando habla con usted.

4. Anime al cliente a utilizar afirmaciones tomadas de la lista de dotes. Éstas pueden reforzarse mediante el uso de signos (afirmaciones colgadas en el espejo donde se afeita, la puerta del aseo, la cartera, etc.).

A partir de la lista de dotes, el terapeuta debe seleccionar de dos a cuatro cualidades que aprecie genuinamente en el cliente. Debería analizarse al menos una de éstas en cada sesión. Esto significa encontrar una forma creativa para resaltar un don particular de forma que encaje en el contexto de la sesión.

• «Soy consciente de la mucha tenacidad que le ha supuesto afrontar el problema de la droga de su hija. Ésa es una cualidad que he constatado en usted una y otra vez.»

• «Eso me recuerda otra vez su capacidad de atención y apoyo genuinos. Usted se entregó mucho con su hermano.»

• «Otra vez constato su capacidad de resolver problemas y hacer frente a una situación de crisis. Recuerde la última vez que hizo eso fue...»

La repetición de dones es imprescindible ya que originalmente resultó dañada la autoestima de su cliente cuando una figura de autoridad (padre) reiteradamente puso en tela de juicio su valía. Exige una considerable dosis de repetición por parte de otra figura de autoridad (terapeuta) empezar a deshacer esa programación temprana. El decirlo una vez, o cinco veces, probablemente no surtirá efecto alguno. Hay que recordárselo al cliente diez, quince o veinte veces antes de que su elogio tenga algún impacto. Ésa es la razón por la cual se debe elegir sólo dos de las cuatro cualidades positivas. El intentar elogiar demasiados dones del cliente diluye la atención que se presta a cada uno de ellos.

Autoaceptación

La autoestima es más que el mero reconocimiento de las cualidades positivas de uno. Es una actitud de aceptación y no valoración hacia uno mismo y hacia los demás. Al final, la única forma de doblegar realmente a la crítica consiste en separar al cliente de toda valoración, crear mantras de aceptación que el terapeuta repite una y otra vez hasta que empieza a aflorar una nueva actitud. El término clave aquí es «congruencia». Se trata de recordar al cliente, una y otra vez, los mantras de autoaceptacion que han desarrollado juntos. El introducir la cuestión, dejarla durante las seis sesiones siguientes y volver a mencionarla otra vez tendrá probablemente muy poco impacto. El concepto y el lenguaje de la autoaceptacion deben entretejerse a lo largo de toda la textura de la labor terapéutica.

Problemas especiales

Hay cuatro problemas especiales que inciden negativamente en la autoestima: 

1) las reglas y deberes inflexibles, 

2) el perfeccionismo, 

3) una extrema vulnerabilidad a la crítica, y 

4) la falta de afirmación. 

          Cuando se da en medida significativa cualquiera de estos rasgos, debe tratarse de forma muy específica. 

Reforzamiento de la voz sana

Las personas con una fuerte crítica siempre tendrán contacto en alguna medida con su voz interior negativa. La tarea del terapeuta es disminuir la intensidad de los ataques a uno mismo, fomentando una conversación con uno mismo más constructiva. En otras palabras, usted puede no librarse nunca por completo de la voz interior que dice: «Te has equivocado, eres estúpido», pero puede reforzar el crecimiento de una voz paralela y aún más fuerte que diga: «Soy bueno, estoy haciéndolo lo mejor que puedo». Tan pronto como la voz sana cobra fuerza, responde más rápidamente, con más intensidad y credibilidad a los ataques de la crítica.

Se pueden utilizar varias intervenciones específicas para reforzar la voz sana.

1. Enseñar afirmaciones defensivasÉstas pueden adoptar la forma de afirmaciones sobre refutaciones específicas de ataques que la crítica formula típicamente.

2. Hipnosis. La hipnosis es efectiva en ocasiones porque sirve de ayuda mnemotécnica para las afirmaciones defensivas que usted quiere que el cliente se aprenda de memoria. Además, como la hipnosis es un estado de hipersugestionabilidad, sus intervenciones penetrarán hasta un más profundo nivel de aceptación.

3. VisualizaciónPermitirán al cliente empezar a considerarse una persona confiada, socialmente confortable y competente. La visualización facilita un cambio más rápido del concepto de sí mismo porque el cliente literalmente ve su cuerpo y conducta de diferente forma.

4. AnclajeEs una técnica para recuperar los sentimientos de confianza y autoagrado de épocas pasadas y traerlos al presente. La capacidad de acceder a sentimientos positivos a voluntad tiene un significativo efecto de fortalecimiento de la voz sana.


Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque

C/ Tunte,6 Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de correos)

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