El problema del dolor
El dolor psíquico hace daño, por definición. Pero no se limita a eso. Muchas veces el dolor te aparta de vivir la clase de vida que querrías vivir. No hay duda de que una persona con un trastorno de pánico no querría volver a experimentar ese sentimiento de miedo extremo porque es algo tremendamente desagradable. Pero de ese malestar forma parte también el hecho mismo de que el pánico nos está obstruyendo el camino del vivir mismo.
Si sufres un trastorno de pánico, puede que te sientas demasiado asustado para implicarte en actividades que en una situación normal llevarías a cabo por el propio miedo a que el pánico pueda hacer acto de presencia. Puede que ya no te atrevas a ir al supermercado porque temes que allí podría darte un ataque de pánico. Tal vez te sientas incómodo en reuniones sociales porque no quieres que nadie se dé cuenta de tu pánico. Tienes amigos con los que te sientes seguro, pero también, dependes de sus propios programas y disponibilidad. Empiezas a vivir tu vida adaptándola a tu problema y el resultado es que la vida se te va volviendo más y más limitada y cada vez menos flexible.
Es conveniente que te des cuenta de hasta qué punto el pánico que sientes se está convirtiendo en tu principal foco de atención ya que llega a interferir en todas tus demás actividades. Una forma de llegar al núcleo de ese problema es que te imagines en qué cambiaría tu vida si el pánico desapareciera. Imagina que alguien te ha tocado con su varita mágica y tu pánico se ha esfumado. Imagina que despiertas una mañana y, de pronto, sin ninguna razón, la depresión crónica que has estado padeciendo durante todos estos años (o puede que la ansiedad, o la preocupación, o cualquier conflicto emocional que experimentes) ha desaparecido. La nube se ha despejado y el dolor se ha terminado. ¿Qué harías? No se trata de una pregunta retórica; tómatela literalmente: ¿Qué harías? ¿Cómo querrías que fuera tu vida? ¿Hasta qué punto tu lucha psíquica ha estado interfiriendo en tus metas y aspiraciones? Vamos a explorarlo en el ejercicio siguiente:
Ejercicio: El dolor ha desaparecido, ¿y ahora qué?
Si ________________ ya no fuera un problema para mí, entonces yo podría______________.
Si no tuviera _______, yo podría __________.
Toma un elemento de tu inventario de sufrimiento. Puedes elegir uno cualquiera, pero sería mejor que empezaras con alguno que hayas colocado en los primeros puestos de tu lista y que se relacione con otros elementos. Probablemente ese va a ser un asunto que está interfiriendo en gran medida en tu vida.
Ahora, piensa qué harías si ese sufrimiento desapareciera de pronto. Lo más importante de este ejercicio no es pensar lo que te podría gustar hacer un día determinado si tus problemas ya no estuvieran atormentándote. La idea no consiste en celebrarlo diciendo: “mi depresión ha desaparecido, ¡me voy a Disneylandia!”. De lo que se trata es de que pienses, de un modo más amplio, en cómo cambiaría el curso de tu propia vida si esa lucha continua con el dolor emocional ya no fuera un asunto a tener en cuenta. No te preocupes si crees que no te va a resultar una experiencia agradable.
En algún lugar, en tu propio interior, sabes cuáles son las cosas que de veras te importan. Concéntrate en ellas.
Si la ira ya no fuera un problema para mí, podría tener más relaciones íntimas.
Si no tuviera tanto estrés, trabajaría más en mi carrera e intentaría encontrar el empleo que siempre soñé tener.
Si no me sintiera tan ansioso, viajaría y participaría de una manera más plena en la vida.
Ahora, vuelve atrás y completa las líneas en blanco sobre lo que harías si tu dolor desapareciera. Sé honesto contigo mismo y piensa en lo que realmente quieres. Piensa en aquello que consideras valioso. En lo que da sentido a tu vida.
Hagámoslo una vez más pero, esta vez, con un área distinta de sufrimiento (aunque, ciertamente, tampoco estaría contraindicado que hicieras este ejercicio con todos los elementos de tu Inventario de Sufrimiento). Esta vez, elige otro elemento, distinto del primero, que esté afectando a un área diferente de tu vida. (Aunque después de pensártelo puede que te des cuenta de que no son tan diferentes como parecían a primera vista).
Si __________ ya no fuera un problema para mí, entonces yo podría ______________.
Si no tuviera ____________, yo podría _____________.
Bibliografía
Hayes, S. C. (2013). Sal de tu mente, entra en tu vida. La nueva terapia de aceptación y compromiso. Bilbao: Desclée de Brouwer.
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