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MACI Escala H: Abusos en la infancia

 Escala H: Abusos en la infancia

La victimización no es, obviamente, un problema exclusivo de la infancia y la adolescencia, pero los niños son un grupo especial de individuos dependientes y vulnerables. La aparición de las estructuras sociales familiares ha establecido la subordinación de los niños a sus mavores, lo cual les deja frente al riesgo de falta de cuidado y abusos a la vez que especifica su estatus legal como propiedad de sus padres. El código de derecho familiar protege a los niños ante las vicisitudes y peligros de aspectos culturales más amplios pero les deja enteramente vulnerables dentro de la familia. Sujetos a un control casi absoluto en sus casas se convierten en vulnerables a abusos potencialmente ilimitados tanto físicos, como psíquicos y sexuales.

Tanto Pierre Janet como Sigmund Freud habían reconocido, a finales del siglo diecinueve, que los orígenes de la histeria adulta, especialmente entre las mujeres, podían ser rastreados como efectos posteriores al hecho de haber sufrido abusos sexuales en la infancia. Janet centró su atención en una serie de acontecimientos traumáticos, empleando el concepto de disociación para explicar cómo la memoria de estos acontecimientos aparece desconectada de la corriente central de las ideas que se asocian normalmente. Freud se interesó de forma especial en la conexión entre el trauma sexual y la patología posterior. A pesar de que, posteriormente, Freud repudiara su primitiva tesis de la seducción infantil, sustituyéndola por las «fantasías» infantiles, como agente etiológico principal de lo que denominó complejo de Edipo, continuó enfatizando el rol del trauma psíquico en sus teorías posteriores.

Que el trauma infantil y los abusos son elementos importantes en el desarrollo posterior de psicopatología es algo bien establecido, aunque existe cierta preocupación de que ello haya adquirido una cualidad evanescente en las últimas dos décadas. 

No obstante, los estudios retrospectivos de pacientes psiquiátricos internados sugieren que quizás entre un tercio y la mitad de ellos tienen historias de abusos físicos o sexuales o de ambos. Las mujeres aparecen con más probabilidad de ser víctimas que los hombres, especialmente en el caso de abusos sexuales. 

Los hombres que han sufrido abusos tienen una mavor tendencia a reaccionar volviéndose agresivos, mostrando características de personalidad antisociales o sádicas, mientras que las mujeres se inclinan a volverse autodestructivas (autolesivas o suicidas) mostrando características de personalidad límite o autopunitiva.

Los abusos durante la infancia parecen incrementar el riesgo de que sus víctimas abusen en el futuro de sus propios hijos. De acuerdo con estudios recientes, aproximadamente un tercio de aquellos que sufrieron abusos fisi- cos, abusos sexuales, o fueron gravemente descuidados maltratarán a sus propios hijos. Esta transmisión entre generaciones del abuso aparece incrementada en los padres socialmente aislados que no han tenido la posibilidad de asimilar las pautas culturales que corresponden a formas de crianza más saludables.

El abuso emocional es un término genérico que engloba diversas variantes del maltrato por parte de los padres (p. ej., rechazan, aterrorizan, ignoran, aíslan o corrompen). El abuso sexual, una forma específica y especialmente problemática de abuso tanto físico como emocional, aparece con una prevalencia de aproximadamente el 20% en la historia de las mujeres de edad universitaria v entre el 7% y el 8% de varones en edad universitaria. El contacto sexual entre hermanos es la forma de incesto más frecuente, aunque es más probable que se informe de la

actividad incestuosa entre hijas y sus padres o padrastros.

Los supervivientes del incesto o de otros abusos sexuales, muestran una amplia variedad de psicopatología adolescente y adulta, incluyendo problemas sexuales, aislamiento social, confusión de rol, abuso de sustancias, baja autoestima, depresión, tentativas de suicidio, síntomas disociativos y características de personalidad agresiva y límite

La escala de Abusos en la infancia fue diseñada para descubrir abusos en el entorno del adolescente. Debería destacarse que a pesar de estar basada en criterios clínicos, esta escala mide únicamente la percepción y el recuerdo de estos acontecimientos por el adolescente; esto no afirma necesariamente la realidad de estas experiencias.

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