Cómo las creencias afectan a las emociones
Ejercicio 3.1.
El enlace entre sus creencias y emociones
Imagine que ha quedado usted con un amigo en que va a pasar por su casa a recogerle para llevarle a cenar a un restaurante donde usted ya ha hecho una reserva para las 7 p.m. Como usted vive a quince minutos del restaurante, su amigo ha acordado pasar a buscarle a las 6:45. Imagine que su reloj da las 6:45 y su amigo no ha llegado todavía. ¿Cómo se sentiría usted en este momento? ¿Qué emoción cree usted que podría estar experimentando, de experimentar alguna? ¿Qué pensamientos rondarían su mente?
Emociones a las 6:45 p.m.:
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Pensamientos a las 6:45 p.m.:
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Imagine que usted sigue esperando a su amigo durante 20 minutos más. Son las 7:05, llega tarde a su reserva, y su amigo todavía no ha llegado. ¿Qué emoción podría estar sintiendo usted llegado este punto? ¿Qué pensamientos podrían estar rondando por su cabeza?
Emociones a la 7:05 p.m.:
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Pensamientos a las 7:05 p.m.:
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Imagine que pasan otros 40 minutos. Son las 7:45, y usted se encuentra realmente hambriento. Su amigo todavía no ha aparecido.
Llama por teléfono a casa de su amigo y nadie le contesta. ¿Qué podría estar sintiendo y pensando usted ahora? ¿Habría cambiado en algún aspecto su forma de pensar o de sentirse con respecto a las circunstancias anteriores?
Emociones a las 7:45 p.m.:
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Pensamientos a las 7:45 p.m.:
Imagine que tres minutos más tarde, su amigo aparece cubierto de grasa de arriba abajo por haber tenido que cambiar una rueda en medio de la autopista, y siendo éste el motivo de su tardanza. Su amigo le pide disculpas por el retraso y muestra una clara expresión de impotencia y frustración. Deciden quedarse en casa y pedir comida a domicilio. ¿Cómo se sentiría usted ahora que su amigo ya ha llegado? ¿Serían sus emociones o pensamientos diferentes a los que experimentaba hace 10 minutos?
Emociones cuando el amigo llega:
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Pensamientos cuando el amigo llega:
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Interpretación y emociones
Al trabajar con personas que experimentan problemas con la depresión, la ansiedad, o dificultades similares, a menudo les pedimos que imaginen escenas como la anterior para ayudarles a ilustrar la relación entre pensamientos y emociones. Aunque la escena que proponemos es a menudo la misma, las respuestas obtenidas a estas preguntas varían considerablemente de individuo a individuo. Algunas personas nos dicen que ellas serían incapaces de reaccionar negativamente ante el retraso de su amigo. Ante la circunstancia, tomarían un pequeño tentempié para pasar el hambre y dedicarían el tiempo restante a completar alguna tarea de la casa que pudiera haber quedado por concluir mientras su amigo aparece. Otras personas nos cuentan que podrían ir sintiéndose más enfadados progresivamente con su amigo mientras esperan. Estos sentimientos podrían estar asociados a pensamientos acerca de que su amigo se está comportando de manera despreocupada o desconsiderada. Podría apreciarse que esta conducta contradice cierto valor o actitud, como el de que “las personas no deben llegar tarde”. Cuando el amigo llega y se hace evidente que el retraso estaba más allá de su voluntad o su control, estos sentimientos de ira podrían ser reemplazados por sentimientos de culpa por tomar conclusiones fatales acerca de un amigo.
Otras personas nos cuentan que ellas se sentirían probablemente muy preocupadas si su amigo no apareciera a tiempo. A medida que la tarde transcurre, estas personas podrían desarrollar pensamientos progresivamente más frecuentes acerca de que algo terrible le ha ocurrido a su amigo. Cuando el amigo llega finalmente, estos sentimientos de ansiedad y preocupación podrían ser reemplazados por sentimientos de alivio. Otros individuos nos cuentan que se sentirían tristes si su amigo no apareciera a tiempo. Podrían llegar a pensar que su amigo no se preocupa lo suficiente por ellos al no llegar a tiempo, y como resultado, ellos podrían cuestionarse sus méritos y su autoestima mientras dura la espera. Del mismo modo que las personas que responden a esta escena con ansiedad y preocupación, los individuos que predicen que se sentirían tristes a menudo cuentan que presumiblemente se sentirían aliviados al ver a su amigo aparecer y la causa del retraso quedara clara.
Esta escena ilustra cómo la misma situación puede llevar a un amplio abanico de emociones dependiendo de la interpretación de lo ocurrido por parte de cada individuo. A pesar de todas las posibles interpretaciones posibles de esta escena, la situación real es la misma en todos los casos: Un amigo llega tarde a cenar por culpa de un pinchazo.
Así, la reacción de la persona que espera a su amigo podría ser de ira, ansiedad, tristeza o cualquier otra del amplio rango de emociones posibles, dependiendo de cómo se interprete la situación.
La idea principal es, en estos momentos, que las personas no responden a los eventos que acontecen en sus vidas, sino a sus interpretaciones de esos eventos. El mismo evento puede conducir a reacciones muy diferentes en diferentes personas, dependiendo del significado asignado a cada evento. Son sus creencias, pensamientos, interpretaciones, predicciones, suposiciones, y otros patrones cognitivos los que determinan su modo de actuar frente a eventos y situaciones.
Las personas perfeccionistas tienden a presentar patrones de pensamiento que ayudan a sostener su perfeccionismo. Por ejemplo, alguien que tiende a ser perfeccionista podría pensar que sólo existe un modo correcto de fregar los platos. La mayoría de las personas piensan que saben cómo fregar los platos correctamente, pero si usted se toma su tiempo observando cómo diferentes personas friegan los platos, se dará cuenta de que existen muchas maneras de realizar esta labor, y todas ellas funcionan bastante bien. Esta es la idea: existen maneras muy diversas de fregar los platos.
Si una persona se aferra demasiado a sus creencias sobre cómo deben realizarse las tareas, él o ella podrían llegar a tener problemas con otras personas que también tienen una opinión férrea acerca de cómo deben hacerse las cosas. El perfeccionismo puede afectar a sus interpretaciones (p.e., “esa no es la manera de fregar los platos “) que, a su vez, afectan a sus emociones (p.e., “pues ahora me enfado”.)
Pensamientos perfeccionistas automáticos e inconscientes
A menudo, las personas no son conscientes de los pensamientos y las interpretaciones que causan en ellos intensas reacciones a las situaciones. Con frecuencia, estos pensamientos ocurren de un modo tan rápido y automático que quedan fuera del alcance de su conciencia.
Esto no le resultará sorprendente, si piensa en ello. Existen numerosas situaciones en las que usted procesa información sin darse cuenta de ello. Cuando camina, usted no tiene que pensar “pie derecho...pie izquierdo... pie derecho... pie izquierdo”. Usted es capaz de caminar automáticamente. Si hay un obstáculo en el camino, usted lo rodeará automáticamente (aunque, comúnmente, algunos presentamos cierta tendencia a tropezarnos con obstáculos cuando estamos distraídos.) De hecho, un minuto después, podría olvidar que había un obstáculo a evitar.
En situaciones muy habituales, como al caminar, usted es capaz de procesar información con la atención u otras fuentes cognitivas limitadas. De hecho, usted procesa información incluso cuando duerme. Por ejemplo, las personas se despiertan con más probabilidad al oír su nombre que ante cualquier otro sonido. Muchos padres y madres de recién nacidos comentan que se despiertan más fácilmente al oír llorar a sus bebés que al oír cualquier otro sonido.
Dado que las personas procesan a menudo información que está fuera del alcance de su conciencia, muchas de las creencias que se asocian a su pensamiento perfeccionista podrían ser difíciles de identificar por el propio individuo. Con la práctica, identificar las creencias perfeccionistas se irá haciendo más y más fácil. Una manera de conseguirlo es darse cuenta de las situaciones en las que usted experimenta una emoción negativa como la ansiedad, tristeza, ira, frustración, o la sensación de que algo no marcha correctamente. Una vez la emoción ha sido identificada y etiquetada, suele ser más fácil identificar las creencias e interpretaciones que podrían estar contribuyendo a esta sensación negativa. Podrían incluso darse creencias contradictorias que causan una mezcla de emociones. Por ejemplo, si un supervisor se siente frustrado porque un empleado no está llevando a cabo su labor “adecuadamente”, podría hacer consciente algunos pensamientos causantes de su frustración como “es muy importante que los empleados hagan el trabajo a mi manera”. Al mismo tiempo, el supervisor podría reconocer también hasta cierto punto que existen maneras diferentes de hacer las cosas y que podría estar bien que los empleados realizaran su trabajo a su manera.
Antes de que usted pueda aprender a modificar patrones perfeccionistas de pensamiento, es importante identificar estos pensamientos, interpretaciones y creencias. Utilizar un cuestionario de monitorización cognitiva (el ejercicio 3.2), puede ayudarle a visualizar estos pensamientos. La próxima vez que usted sienta
que está a disgusto por no haber rendido lo suficiente al realizar un cometido o que está frustrado por la conducta de alguien en su entorno, intente completar este cuestionario.
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