Encuadre y contención
Encuadre
En la relación asistencial, el encuadre (o setting) es un conjunto de elementos estables que permiten el desarrollo de esta relación, el trabajo conjunto.
Habitualmente se habla de dos niveles: uno externo y otro interno.
a) En el encuadre externo encontramos aspectos como el espacio físico, el tiempo y todo aquello que pueda estar al servicio de garantizar un buen grado de privacidad y confidencialidad.
b) El encuadre interno se refiere a la idea metafórica de un espacio mental común en el cual se establece un punto de comunicación, está relacionado con la actitud del profesional y con la expresión de su propia función. Incluye aspectos como la neutralidad, dejar de lado las ideas preconcebidas, interés por conocer al paciente, capacidad de escuchar y tener paciencia, de tomarse en serio los sentimientos y las fantasías del entrevistado, y la actitud abierta hacia el aquí y ahora conocida como «atención flotante». Otro de los aspectos en los que coinciden la mayoría de autores se refiere a la empatía, un proceso que, en el profesional, implica hasta cierto punto colocarse en el lugar de su paciente, utilizando su propia mente para imaginar cómo será sentirse como la otra persona.
Un encuadre adecuado permite una de las funciones primordiales de la relación de ayuda terapéutica: la contención.
La contención
Por lo general, el paciente acude con un alto grado de ansiedad que le resulta insoportable, doloroso y difícil de tolerar. Si el profesional le ofrece la posibilidad de desahogarse y actúa como una especie de receptáculo del exceso de ansiedad que el paciente no puede enfrentar, por un lado le proporcionará bienestar y, por otro, dará la oportunidad a sus recursos más maduros de recobrar la capacidad de comprender, elaborar e integrar la situación dolorosa en vez de activar en exceso los mecanismos de defensa.
Por lo tanto, la función de contención implicaría, en primer lugar, tolerar los aspectos más difíciles del paciente para poder retornarle comprensión después de que el profesional ha podido elaborar con suficiencia la información recibida.
Este proceso, además de disminuir el grado de ansiedad en el paciente, le proporciona tiempo para que sus propios recursos se activen o desbloqueen y, finalmente, para que pueda incorporar él mismo la función que le permita contenerse a sí mismo.
Esta función de contención solo es posible desde la experiencia de sentirse, uno mismo, contenido. De ahí la importancia de que el profesional de la relación asistencial tenga en el equipo, en la institución o en la supervisión, la experiencia de sentirse contenido en relación con sus propias ansiedades inherentes a la práctica profesional.
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