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Práctica del EIE

 La práctica del EIE


Los objetivos del tratamiento del EIE se centran en tres áreas fundamentales:

·         La promoción de una actividad autorreguladora adecuada que implica reducir o suprimir la intensidad de auto-verbalizaciones, imágenes y emociones perturbadoras e incrementar o instaurar aquellas que proporcionen un funcionamiento más adaptativo según la situación.

·         La modificación de conductas desadaptativas y el incremento o instauración de conductas adaptativas

·         La revisión y modificación de estructuras cognitivas (creencias, supuestos básicos...) que estén promoviendo valoraciones negativas de uno mismo y del mundo

1.  Fase de conceptualización o fase educativa

Objetivos:

·         Identificar y definir el problema 

·         Ayudarle a entender la naturaleza y sus efectos en sus emociones y conductas

·         Definir los objetivos terapéuticos

En esta fase se da importancia a la comprensión del problema y cómo poder abordarlo 

a)    Evaluación y diagnóstico de los problemas

El primer paso consiste en identificar el problema o problemas que presenta la persona. Para ello es necesario ayudar a definir los problemas de forma concreta y específica, en términos conductuales, procurando evitar las descripciones generales. En este sentido, se enseña al cliente a analizar y describir cada uno de los problemas de forma independiente, tratando de no hacer una valoración global de todos ellos.

Una vez realizada una primera aproximación al problema según los descrito por el cliente, es necesario llevar a cabo una evaluación más exhaustiva que permita averiguar el mayor número posible de variables internas o externas implicadas en el desarrollo y mantenimiento del problema, así como las interrelaciones existentes entre las distintas variables. Para ello en el EIE se recomienda utilizar los distintos procedimientos de evaluación: entrevista, Autorregistros, reconstrucción en la imaginación y mediante el recuerdo de la experiencia   incluyendo el mayor número posible de detalles, cuestionarios, evaluaciones conductuales en vivo, role-playing...

El entrenamiento en habilidades de auto-observación, es primordial en esta primera fase.

b)   Conceptualización del problema

Una vez llevado a cabo el proceso de evaluación inicial, se proporciona una reconceptualización del problema en los términos que permitan abordarlo de forma más efectiva. 

Esta reconceptualización implica:

·         Transmitir al cliente que el estrés tiene diferentes componentes y diferentes fases

·         La conceptualización debe ser plausible y creíble para el cliente

·         Enseñar al cliente a reconocer las situaciones o estresores que no pueden cambiarse, de los que sí pueden hacerlo con el fin de ajustar sus recursos y esfuerzos. 

·         Desmontar las creencias erróneas o los mitos que consideran que:

a)    Existe una homogeneidad en las respuestas emocionales o reacciones al estrés que ha de experimentarse ante determinadas situaciones o acontecimientos vitales (p.ej., llorar ante la pérdida de una persona significativa)

b)    Los síntomas de estrés o malestar emocional ante situaciones difíciles son un signo de anormalidad o signos de debilidad

c)    Las personas no deberían experimentar reacciones de estrés mucho después de que hayan ocurrido los acontecimientos vitales estresantes

2. Fase de adquisición y entrenamiento de habilidades

a)   Acciones a llevar a cabo durante esta fase

·         Determinar qué estilo de coping es más adecuado para el cliente y para la situación que es necesario afrontar.

·         Examinar qué nivel de esfuerzo conlleva afrontar el problema y qué factores internos o externos pueden estar interfiriendo.

·         Entrenar estrategias de coping centradas en el problema y orientadas a la modificación, evitación y minimización del impacto de los estresores.

·         Cuando la situación estresante es incontrolable o inmutable, entrenar estrategias de afrontamiento paliativas

·         Entrenar al cliente a buscar, utilizar y mantener el apoyo social de forma efectiva, identificando el tipo de apoyo que necesita (p.ej., emocional, informativo, material).

·         Ayudar al cliente en el desarrollo y ejecución de distintas respuestas de coping para facilitar la flexibilidad a la hora de la elección, favoreciendo que el nivel de destreza vaya adquiriéndose gradualmente.

·         Promover la integración y ejecución de estrategias de afrontamiento mediante ensayo de conducta y técnicas de imaginación de forma progresiva.

·         Utilizar modelos de afrontamiento reales o mediante video, comentando, discutiendo y proporcionando feedback de las estrategias de coping

·         Discutir las posibles dificultades y los obstáculos que se van apareciendo al utilizar las estrategias de coping.

b)  Entrenamiento en habilidades y estrategias de afrontamiento

Se presta especial atención a los componentes emocionales, conductuales y cognitivos que en la evaluación inicial presentaban mayores déficits o contribuían en mayor medida al funcionamiento inadecuado.

Las habilidades y estrategias específicas que se entrenan dependerán de las características de la persona, de la naturaleza del problema y de otros factores ambientales, no obstante, hay una serie de estrategias de afrontamiento efectivas que se utilizan en el EIE

ESTRATEGIAS
TÉCNICAS
COGNITIVAS
·         Técnicas de solución de problemas
·         Autorrefuerzo
·         Reestructuración cognitiva
CONTROL DE LA ACTIVACIÓN EMOCIONAL
·         Relajación
·         Ejercicios de respiración profunda
CONDUCTUALES
·         Exposición en imaginación
·         Modelado
·         Exposición graduada
·         Técnicas operantes
·         Entrenamiento en habilidades sociales
AFRONTAMIENTO PAULATIVO
·         Toma de perspectiva
·         Contacto con personas en situación similar
·         Desviación de la atención
·         Apoyo social
·         Expresión emocional



a.   Estrategias cognitivas

Estrategias de solución de problemas
Autoinstrucciones de solución de problemas:
1.    Ver la situación estresante como un problema concreto a resolver
2.    Analizar los requisitos que son necesarios para abordar el problema 
3.    Dividir la situación estresante en unidades más pequeñas y manejables 
4.    Solucionar el problema estableciendo un plan de acción en función de la meta establecida
Entrenamiento en autorrefuerzo
·         Entrenamiento específico en autorrefuerzo por los intentos de afrontamiento realizados y por los resultados parciales y totales conseguidos.
·         Entrenamiento en autoinstrucciones positivas relacionadas con autoeficacia y competencia en el afrontamiento y en la ejecución
Reestructuración cognitiva
·         Se trabaja la identificación y utilización de todas aquellas estrategias cognitivas que se consideran adecuadas para un afrontamiento efectivo y la modificación de pensamientos disfuncionales o inapropiados.
·         Se utiliza especialmente el análisis de la evidencia confirmatoria o disconformatoria de pensamientos o creencias mediante diálogo socrático y la realización de experimentos conductuales. Al mismo tiempo, se van confeccionando listas de pensamientos alternativos que podrían ser más adaptativos o relevantes para cada una de las secuencias importantes en que puede descomponerse cada situación conflictiva.
·         Se presta especial atención al entrenamiento en entrenamiento en autoinstrucciones que puede servir de estrategias para poner en marcha las estrategias más adecuadas en 4 momentos específicos de afrontamiento de la situación:
1)    Preparación para enfrentarse al estresor. Ayuda a centrarse en los requisitos específicos de la tarea o estresor, combatir el pensamiento negativo asociados y recalcar la planificación y preparación que requerirá el afrontamiento.
2)    Confrontación con el estresor. Se trata de controlar la reacción de estrés, reafirmar que uno puede abordar la situación, interpretar los signos de estrés que van apareciendo de manera constructiva, reforzar el uso de respuestas de afrontamiento entrenadas como la relajación o habilidades específicas, permanecer centrado en la tarea o en la situación.
3)    Afrontamiento de las sensaciones de estrés o malestar si se producen. Han de permitir poner en marcha estrategias que permitan afrontar el peor momento que puede ocurrir en una situación como sentirse abrumado, desbordado o sin control. Han de servir de guía para estimularse para permanecer a pesar de todo en la situación, centrarse en lo que está ocurriendo, aceptar los sentimientos y esperar a que disminuyan y a aprender a tener cierto control incluso si sucede lo peor.
4)    Valoración de los esfuerzos de afrontamiento. Han de permitir evaluar lo que realmente le ayudó y lo que no, en qué nivel pudo poner en marcha las estrategias entrenadas, la utilidad de las estrategias utilizadas para afrontar el estresor, reconocer y valorar los avances, aunque sean pequeños, reforzarse y felicitarse por el intento.




b.   Estrategias de control de la activación emocional

·         Técnicas de relajación

·         Ejercicios de respiración profunda

Y cualquier otra técnica que sirva para aliviar los síntomas fisiológicos y la tensión emocional.

Se enseña, además, a detectar algunos de los indicios que preceden al incremento de la activación con el fin de controlar la activación, ansiedad o estrés, en el momento en que comienza a producirse. También es importante entrenar en el uso de técnicas de relajación y control de la activación en los momentos de máxima tensión y en aquellas situaciones que requieren cierto grado de control de la activación, pero no es posible o conveniente su eliminación.

c.   Estrategias conductuales

Dependen del tipo de problema y de las situaciones que lo provocan. 

En los casos en que se produzcan conductas de evitación, como las fobias y miedos, se suelen entrenar técnicas de exposición en imaginación o en la realidad. 

En problemas de ansiedad a la evaluación (exámenes o exposición oral), en función de la evaluación realizada, se entrenan técnicas relacionadas con hábitos de estudio, modelado, exposición graduada y todas aquellas técnicas conductuales que favorezcan la eliminación o reducción del problema.

Cuando los problemas están relacionados con el dolor una vez realizada la evaluación pertinente sobre el tipo de dolor y las recomendaciones médicas para abordarlo, se iniciará el entrenamiento en conductas para ayudar a aliviarlo, por ejemplo, eliminar o implantar hábitos, realizar determinados ejercicios...

Es importante entrenar estrategias adecuadas para afrontar distintos momentos de la situación. P. ej., en el caso del dolor: antes de que comience, cuando se tienen los primeros síntomas, en los momentos que existe el dolor, cuando el dolor es de máxima intensidad y cuando el dolor ha finalizado.

d.   Habilidades de afrontamiento paliativo.

Se trata de estrategias que pueden ayudar a mitigar el malestar producido por una situación cuyo grado de aversividad o amenaza es sostenida y de difícil alteración o controlabilidad, p.ej., un dolor intenso y prolongado, enfermedades incurables u operaciones graves inminentes. En este grupo se incluyen también el temor o la alerta permanente a la que se ven sometidas las personas que son posibles objetos de terroristas incontrolados (militares, policías...)

Toma de perspectiva
·         Útil para personas que tienden a incrementar o a magnificar sujetivamente el ya elevado grado de aversión que presenta la situación a la que están sometidos.
·         Una forma de ayudar a la persona a tomar una cierta perspectiva es entrenándole a analizar la dimensión temporal del grado máximo de aversión. Es decir, comprobar que, p. ej., en el caso del dolor no siempre se mantiene en su máxima intensidad, sino que hay oscilaciones. Se le puede pedir que evalúe en una escala que vaya de 0 a 100 la intensidad de dolor que experimenta a lo largo del día para que pueda comprobar que existen oscilaciones importantes. Este tipo de comprobaciones puede ayudar a la persona a que en momentos de máximo dolor pueda decirse a sí mismo “sé que este dolor tan intenso se va a reducir”.
·         Igualmente, en situaciones que suscitan alta tensión emocional y que en el momento que se están padeciendo la persona tiende a pensar, al igual que en caso del dolor, que la situación jamás terminará, es insoportable, incrementando al malestar real, el que se deriva de la sensación de indefensión al creer que esa situación o malestar jamás terminará y que no se tiene los recursos personales suficientes para tolerarlo.
Contacto con personas en situación similar
Esto puede ayudarles a sentirse más comprendidos y a valorar si las estrategias de afrontamiento que están utilizando pueden ampliarse con las que a otras personas les están siendo de utilidad.
Desviación de la atención
Puesto que la capacidad atencional es limitada, una forma de reducir el malestar, sobre todo cuando es inevitable, es desarrollando y practicando distintas técnicas de distracción externas (ver TV, hablar con alguien...) e internas (pensar en algo agradable, imaginarse un viaje...) que permitan restar recursos atencionales a los estímulos dolorosos o aversivos.
Apoyo social
Para conseguirlo puede ser necesario llevar a cabo un entrenamiento en habilidades sociales que faciliten la comunicación, y ayude a las personas a ser explícitas sus necesidades y a realizar estimaciones adecuadas sobre las ayudas que les pueden ofrecer las personas que le rodean. Si su ambiente no puede cubrir sus necesidades, ha de aprender a buscar dónde y qué tipo de personas pueden proporcionarle lo que no consiga con su medio, evitando con ello el aislamiento y promoviéndose, mediante su acción y la ayuda necesaria, mejores estrategias de afrontamiento.
La expresión adecuada de los afectos
Útil para aquellas personas que controlan en exceso sus sentimientos o para aquellas que, por el contrario, expresan tanto sus emociones que se convierten en su único tema de conversación y, por tanto, les resulta difícil distraer su atención de su malestar y tomar cierto distanciamiento emocional o poner en marcha estrategias de afrontamiento adecuadas.



3.    Fase de aplicación y consolidación de las habilidades adquiridas


Objetivos:

a)    Poner en práctica ante las distintas situaciones reales las estrategias aprendidas

b)    Comprobar la utilidad y eficacia de las habilidades de afrontamiento adquiridas

c)    Corregir aquellos problemas que vayan surgiendo durante el proceso de exposición

Esta fase está interrelacionada con la anterior, puesto que, normalmente, a medida que se van adquiriendo habilidades, se van poniendo en práctica inicialmente en las sesiones y posteriormente en situaciones reales.

Las acciones que han de llevarse a cabo pueden agruparse en dos bloques:

a)   Las relacionadas con la aplicación de las estrategias de coping

·         Preparar la exposición a los estímulos o situaciones aversivas o amenazantes utilizando autoinstrucciones ya entrenadas para facilitar la puesta en marcha de estrategias de coping que se requieren en los distintos momentos en los que se puede dividir el afrontamiento del estresor (antes, durante, en el momento de máxima intensidad y al finalizar la exposición)

·         Llevar a cabo la exposición a las distintas situaciones de forma gradual, comenzando por las que producen menor nivel de malestar, hasta llegar a las de mayor nivel

·         Utilizar las técnicas de exposición graduada para afrontar cada estreesor, partiendo de técnicas de imaginación o role play en las sesiones hasta llegar a la exposición en situaciones reales

·         Utilizar las estrategias de afrontamiento entrenadas para prevenir las recaídas tanto las seleccionadas para utilizar en los momentos o situaciones identificados como de alto riesgo como las entrenadas para utilizar ante distintas reacciones cognitivas, emocionales y conductuales que pueden tener ante el estrés.

·         Fomentar y reforzar atribuciones de la autoeficacia revisando y valorando tanto los esfuerzos de afrontamiento, en función del nivel de amenaza o aversión del estresor, como del éxito total o parcial.

b)  Las que van encaminadas a preparar el mantenimiento de los resultados obtenidos y a fomentar la generalización a otras situaciones aversivas o estresantes.

·         Ir gradualmente trabajando la generalización, exponiéndose a distintas situaciones estresantes (potenciales y reales) para poner en marcha los recursos de afrontamiento adquiridos y generar por sí mismo nuevas habilidades.

·         Ir gradualmente distanciando las sesiones, terminando el tratamiento y programando sesiones de seguimiento

·         Implicar a otras personas relevantes o relacionadas con el tratamiento y que estén presentes durante el mantenimiento (familiares, grupos de ayuda...)

·         Alentar al cliente a entrenar a otras personas con un problema similar para afianzar las habilidades de coping entrenadas.



Referencia bibliográfica

Ruiz, E., SAlazar, I., & Caballo, V. E. (2012). Inteligencia emocional, regulación emocional y estilos/trastronos de personalidad. Psicología conductual, 20(2), 281.


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