1º Fase: evaluación y educación.
Objetivos:
· Que el cliente sea capaz de identificar y activar sus esquemas desadaptativos tempranos, sobre todo aquellos que son especialmente destacados en cada caso
· Que el cliente empiece a ser instruido sobre el papel que juegan esos esquemas a la hora de mantener patrones de vida desadaptativos.
Estrategias:
1º. Se hace una revisión de vida del cliente, identificando aquellos patrones que le funcionan y se relacionan los problemas actuales del paciente con sus orígenes históricos.
2º. Los clientes aprenden sobre sus esquemas leyendo capítulos importantes del libro de
autoayuda Reinventando tu vida. En este libro se describen los esquemas, las raíces de ellos, sus patrones
de mantenimiento y las estrategias para el cambio.
3º. Los clientes deben examinar sus respuestas dadas a una variedad de inventarios de esquemas desarrollados por el grupo de Young:
· Cuestionario de Esquemas de Young y Brown
· Inventario de Evitación de Young y Rygh
· Inventario de Compensación de Young
· Inventario Parental.
4º. Los esquemas se activan mediante técnicas experienciales, como, por ejemplo, técnicas en imaginación, silla vacía...
5º. Se discuten los patrones comportamentales que provocan esos esquemas en el marco de la relación terapéutica.
6º. Se descubren los modos de esquemas disfuncionales de larga duración, los estilos de afrontamiento de los clientes y otras conductas desadaptativas que interfieren con la satisfacción en las relaciones y en su campo profesional.
Por lo tanto, la evaluación que se lleva a cabo en esta fase es múltiple. Al final de la fase, terapeuta y
paciente han desarrollado una conceptualización del caso completa y están de acuerdo en el plan del tratamiento a seguir, incluyendo las técnicas cognitivas, experienciales y conductuales, así como los componentes
curativos de la relación paciente-terapeuta que están estableciendo.
Al final de la fase de evaluación el terapeuta debe ser capaz de completar una conceptulización sobre los esquemas del paciente. Se asume que la conceptulización de esquemas en la terapia de Young tiene un enfoque
mucho más amplio que en los otros modelos cognitivos. Entendemos que este alcance más amplio, se puede
relacionar con encontrar los antecedentes “históricos”, familiares, de dichos esquemas, aunque debamos asumir
que el tipo de conceptualización adecuada en cada modelo va a estar muy relacionada con las necesidades de cada caso, en estas primeras fases terapéuticas.
Elementos principales de la conceptualización de esquemas
1. Grupo de esquemas.
2. Disparadores de los esquemas.
3. Gravedad, y riesgo de descompensación.
4. Orígenes evolutivos.
5. Recuerdos infantiles.
6. Distorsiones cognitivas centrales.
7. Conductas de afrontamiento.
8. Prestar atención a la relación terapéutica.
La identificación correcta del esquema o esquemas principales de los clientes guía la intervención, aumenta la alianza terapéutica ayudando a que el cliente se sienta comprendido y anticipa posibles áreas de problemas durante la fase del cambio.
La conceptualización de esquemas recoge los principales conceptos dentro del modelo de Young y la meta fundamental estriba en conseguir obtener una descripción, lo más extensa posible, de todos los factores que influyen en el origen y mantenimiento de los esquemas. Gracias a ello, el terapeuta debe ser capaz, en esa fase inicial, de encontrar los principales esquemas del paciente, asociándolos con problemas de vida de éste, al menos los más relevantes. Es decir, el terapeuta debe ser capaz de:
· Establecer los vínculos entre los principales esquemas del paciente, aunque estos pertenezcan a dimensiones de esquemas diferentes
· Especificar qué situaciones, en concreto, de la vida de los clientes, van a ser que aparezcan determinados esquemas.
· Considerar en qué medida estos esquemas y sobre todo, la incapacidad para afrontarlos, puede producir graves consecuencias en el paciente o tal y, como conceptualiza Young esta cuestión, un riesgo de descompensación. Como, por ejemplo, el suicidio.
· Tener en cuenta, igualmente, los orígenes históricos o evolutivos de los esquemas. El terapeuta debe disponer de información sobre el comportamiento de la madre y el padre sobre el tratamiento que el cliente recibía durante su infancia por parte de las personas significativas de su familia o de su entorno. Es necesario conocer, por ejemplo, los patrones habituales de conductas familiares, si se satisfacían o no y cómo, las necesidades básicas del paciente...
· Describir el tipo de conductas que los clientes realizan, sobre todo aquellas relacionadas con el mantenimiento de los esquemas, conductas como, por ejemplo de evitación, o de rendirse o de sobrecompensar los esquemas
· Tener en cuenta la relación terapéutica, es decir, aquí debemos establecer el impacto de los esquemas o los modos de esquemas en la conducta del cliente en sesión, sus reacciones personales y sobre todo, la posibilidad de que el terapeuta manifiesta contratransferencia. Este es un aspecto particularmente importante, no sólo porque se emplea para promover el cambio, sino por que buena parte de los síntomas, en el caso de los pacientes con trastornos de personalidad, suponen serias “amenazas” contra la relación terapéutica. Por ejemplo, un paciente con un trastorno obsesivo-compulsivo va a tener problemas en la confección de las tareas por su nivel elevado de exigencia, lo cual afectará a su relación con su terapeuta. Un paciente con un trastorno dependiente puede provocar reacciones negativas en el terapeuta al “aferrarse” excesivamente a él...
Otro aspecto importante es que el cliente tiene que intentar encontrar recuerdos o imágenes de su infancia
que luego se pueden asociar o vincular con la aparición de determinados esquemas.
Además, los clientes van a presentar gran número de distorsiones cognitivas que luego se tratarán con diversas técnicas, sobre todo, de tipo cognitivo. Distorsiones cognitivas que entran en el rango de las detectadas en otros modelos.
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