Temperamento emocional
Además de las experiencias infantiles tempranas, el temperamento biológico del niño desempeña un papel importante en el desarrollo de los esquemas. Numerosas investigaciones apoyan la importancia de los apuntalamientos biológicos de la personalidad.
El temperamento interactúa con los acontecimientos de la infancia en la formación de los esquemas. Los diferentes temperamentos exponen de modo selectivo a los niños a diferentes circunstancias vitales. Por ejemplo, un niño agresivo tendría una mayor probabilidad de producir abuso físico por tener un padre violento que un niño pasivo, apaciguador. Además, los diferentes temperamentos hacen que los niños sean diferencialmente susceptibles a circunstancias vitales similares. Con el mismo tratamiento, 2 niños podrían reaccionar de modo muy diferente. Por ejemplo, consideremos 2 niños que son rechazados por sus madres. El niño tímido se esconde del mundo y cada vez se vuelve más apartado y dependiente de su madre, mientras que el niño sociable se aventura y entabla otras conexiones más positivas. En efecto, se ha demostrado que la sociabilidad es un rasgo prominente de los niños resistentes que se halla a pesar de sufrir abuso o negligencia.
Dimensiones innatas del temperamento emocional que son difíciles de cambiar, simplemente, con la psicoterapia.
Lábil No reactivo
Distímico Optimista
Ansioso Calmado
Obsesivo Distraído
Pasivo Agresivo
Irritable Alegre
Vergonzoso Sociable
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