El nervio vago
El nervio vago es el componente principal de la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo. No se trata de un solo nervio sino de una “familia de vías neurales” que vagan (vago significa vagabundo en latín) por todo el cuerpo (Porges, 2011, págs.. 27).
Comenzando en el tronco encefálico, el vago dorsal influye principalmente en los órganos debajo del diafragma y el vago ventral afecta principalmente a los órganos por encima del diafragma. A través de las vías vagales dorsal y ventral, los mensajes se envían en dos direcciones. La información sensorial viaja del cuerpo al cerebro y la información motora regresa del cerebro al cuerpo, lo que hace de esta una rica vía de información bidireccional. Las dos vías vagales representan cualquier extremo de la historia evolutiva de la autonómica sistema nervioso.
El vagal dorsal más antiguo (nuestros ancestros reptilianos) y el vagal ventral más nuevo (exclusivamente de los mamíferos) se encuentran en extremos opuestos del continuo de respuesta del vagal dorsal. inmovilización y desconexión al compromiso social vagal ventral. Esto se refleja en la maduración de estas vías en un bebé en desarrollo.
La función autonómica se desarrolla a lo largo del embarazo, los sistemas simpático y vagal dorsal emergen primero y el vago ventral se mieliniza durante el último trimestre del embarazo y durante el primer año de vida (Fukushima, Nakai, Kanasugi, Terata, & Sugiyama, 2011; Porges & Furman, 2011).
La actividad del vago ventral, a menudo denominada tono vagal, se puede medir a través de la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Mientras que la frecuencia cardíaca mide el número de latidos por minuto, la variabilidad de la frecuencia cardíaca mide la variación en el tiempo entre latidos (el tiempo entre latido y latido, es decir, el intervalo R-R expresada en milisegundos):
Un alto nivel de variabilidad indica que el vago ventral está activo y da como resultado un sistema nervioso autónomo flexible y la capacidad de adaptarse a las demandas de la vida diaria (Laborde, Mosely y Thayer, 2017).
La aplicación HRV4 Training mide la variabilidad de la frecuencia cardiaca (HRV en inglés) validada científicamente.
Donde los estados simpáticos y vagales dorsales activan una experiencia que restringe la capacidad de ver más allá de las opciones limitadas, el estado vagal ventral en la parte superior de la jerarquía davida al mundo expansivo de ambos y que está lleno de posibilidades y elecciones. La experiencia vagal ventral es la de ser parte del mundo, conectado con uno mismo, capaz de llegar a los demás, abierto al cambio y dispuesto a ver posibilidades. Aquí, soledad y conexión social, emoción y descanso, alegría y tristeza y frustración y el flujo se encuentran.
EJERCICIOS
Observa si hay alguna experiencia de energía vagal ventral que te venga a la mente por ti mismo o con otros.
El rostro es el espejo del alma
Lo que se siente en el corazón se puede ver en la cara. A medida que el SNA evolucionó y el vago ventral emergió en la parte superior de la jerarquía, las raíces de los nervios craneales trigémino, facial, glosofaríngeo, accesorio y vagal se unieron en el tronco del encéfalo para crear un sistema integrado de participación social.
La vía vagal ventral desde el corazón se conecta con vías que controlan los músculos de la cara y la cabeza, regulando cómo ve, oye, habla, expresa emociones con la cara y gira e inclina la cabeza, formando una conexión "cara-corazón" (Porges, 2003).
Este sistema de compromiso social es a la vez un sistema de envío y un sistema de recepción, cargando y descargando constantemente información sobre la conexión. Continuamente publica información sobre usted y recopila información sobre los demás. Cada elemento individual del sistema de participación social envía señales que invitan o desalientan la conexión y,
al mismo tiempo, se sintoniza con otros sistemas de participación social en busca de señales de advertencia o bienvenida.
El sistema de participación social es como un circuito de seguridad autónomo. Los ojos envían señales de seguridad y miran a otros ojos en busca de señales de bienvenida. Los oídos sintonizan las conversaciones, escuchando los sonidos de la amistad mientras tu voz transmite el significado debajo de tus palabras. Tus hombros se mueven, tu cabeza gira e inclina, enviando señales de que es seguro acercarse. Cuando encontramos miradas, sonidos y gestos que invitan a la conexión, nos acercamos. En cambio, cuando encontramos miradas, sonidos y gestos que envían señales de inseguridad, nos movemos a la vigilancia.
El sistema de compromiso social, con su exquisita capacidad para detectar acciones momento a momentoen otros sistemas, filtra el flujo de señales inherentes a las interacciones sociales y responde dando la bienvenida o desalentando la proximidad física y el compromiso social (Porges & Furman, 2011).
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