Características de la herida de injusticia
Despertar de la herida: entre los cuatro y los seis años de edad, con el padre del mismo sexo.
Niño que ha sufrido la frialdad del padre del mismo sexo. No ha sabido expresarse ni ser él mismo con este padre. Reacciona poniendo límites a su sensibilidad, imponiéndose mejorar su rendimiento y ser perfecto. Ha bloqueado la expresión de su individualidad.
Máscara: el rígido
Su gran miedo: la frialdad
Actitudes y comportamientos de la herida activada y de la máscara asociada. El rígido:
Quiere mostrarse vivo y dinámico, aunque esté agotado.
Raramente admite que tiene problemas o que algo le molesta. Si admite un problema, inmediatamente añadirá que no es para tanto, que se las apaña bien él solo, o contará cómo solucionó el problema por sí mismo.
Es un gran optimista que siempre quiere parecer positivo.
Se controla para parecer perfecto y para corresponder al ideal que se ha
fijado o al que cree que los demás tienen de él.
Hace lo necesario por controlar su ira –aquella de la que es consciente por miedo a perder el control.
· Puede parecer controlador con los demás pero solo se está defendiendo porque se ha puesto en duda su propia perfección.
· A pesar de que quiere que todo sea perfecto y justo, en ocasiones es el primero en exagerar un hecho o una acusación. Es totalmente inconsciente de hasta qué punto puede llegar a ser injusto con los demás y consigo mismo.
· El rígido no quiere sentir. Muestra muy de vez en cuando sus sentimientos porque no sabe gestionar su gran sensibilidad. Tiene miedo de perder el control y de parecer imperfecto a los ojos de los demás.
· De hecho, puede aparentar ser frío e insensible: así cree, y de paso los demás también, que nada le afecta. De este modo, es incapaz de establecer una relación íntima satisfactoria.
· Es muy duro con su cuerpo y solo ocasionalmente admite estar enfermo. No siente ni el frío ni el dolor. Presume de no necesitar ni medicamentos ni médicos.
· Cree que le aprecian por lo que hace y por su aspecto. Se mantendrá activo mientras no esté todo perfecto y terminado. Antes de darse un capricho, debe merecérselo por haber hecho un buen trabajo.
· Se sobresfuerza, quiere mejorar su rendimiento y no respeta sus límites. Por eso le cuesta aceptar a los vagos.
· Es especialista en el autosabotaje cuando, según él, todo va demasiado bien.
· Todo debe ser justo, estar justificado y ser justificable. Cuando le sorprenden con las manos en la masa, se justifica inmediatamente. Para ello puede mentir y, por temor a que los demás se den cuenta, prepara por adelantado sus justificaciones.
· No puede evitar interrumpir a alguien que no ha sido justo en sus propósitos, creyendo que así le ayuda. Critica fácilmente a todos aquellos que no actúan como él cree que es perfecto y justo, y de la misma manera se critica a sí mismo.
· Cree que sus conocimientos son más importantes que sus sentimientos.
· Se jacta de sus conocimientos y de su memoria.
· Cuando ha llegado a su límite, puede ser muy tajante, sarcástico, testarudo e intransigente.
· Suele usar las siguientes palabras y expresiones: sin problema, justamente, exactamente, seguramente, siempre, jamás, correcto, supuesto, hace falta, (yo) debería, extraordinario, fantástico. Utiliza superlativos tales como: superbueno, especialísimo, hiperbonito…
Descripción del cuerpo físico
· Cuerpo bien proporcionado, lo más perfecto posible.
· Postura corporal bien recta.
· Hombros cuadrados.
· Algunas partes del cuerpo son rígidas (piernas, cuello, espalda, etc.).
· Movimientos secos.
· Aspecto pulcro y seductor.
· Cintura estrechada por la ropa o los cinturones.
· Mandíbula apretada.
· Vientre plano que se esfuerza en meter hacia dentro.
· Nalgas redondas, abombadas.
· Tono de piel claro, radiante.
· Mirada brillante, viva y directa.
· Voz seca y rápida.
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