Características de la herida de traición
Despertar de la herida: entre los dos y los cuatro años de edad, con el padre del sexo opuesto.
Niño decepcionado que ha sufrido por no haber sido colmada su necesidad de atención por parte del padre del sexo opuesto. Se siente traicionado o manipulado en su conexión amor-sexualidad. Ha perdido la confianza en este padre después de haber sido testigo de promesas no cumplidas, mentiras o señales de debilidad. Considera que este padre es un irresponsable.
Máscara: el controlador.
Su gran miedo: disociación, separación y que le repudien.
Actitudes y comportamientos de la herida activada y de la máscara asociada. El controlador:
Hace de todo por convencer a los demás de que tiene una fuerte personalidad. Usa sus cualidades de jefe para imponer su voluntad.
No está en contacto con su propia vulnerabilidad y busca mostrarse fuerte. Quiere que los otros sepan de lo que es capaz.
Hace esfuerzos para que lo consideren una persona responsable. Cree
que ser responsable es ser jefe. En realidad, es un irresponsable ya que señala a los demás y los censura. Encuentra fácilmente la manera de no ser acusado.
Busca ser especial e importante. Busca los honores y los títulos, y acapara mucho la atención dentro de un grupo.
Fácilmente impresionado por la presencia de una persona rica o famosa, enseguida confía en ella. Olvida ser precavido y, si le decepciona, se vuelve desconfiado.
Su reputación es muy importante, y si siente que está amenazada, no dudará en manchar la de otra persona.
Miente sin esfuerzo para salir de una situación comprometida, pero no soporta que le mientan. Lo que le molesta no es la razón por la que le
mienten, sino la mentira en sí. Por ejemplo, un hombre engaña a su mujer, y esta se sentirá más molesta por la mentira que por el hecho de que su marido haya encontrado a otra persona.
Espera mucho de los demás y es exigente. Cuando delega, exige que todo se haga a su manera y a su ritmo para mostrarse superior e importante. Verifica continuamente por falta de confianza.
Le gusta tenerlo todo previsto para controlar mejor. No soporta que
alguien venga a deshacer sus planes. Le resulta difícil aceptar los
imprevistos.
Se cree indispensable y le gusta pensar que los demás fracasarán sin él. Difícilmente confía y no deja que le conozcan. Desconfía del sexo opuesto. Teme que puedan aprovecharse de él. Nunca hablará de sus debilidades o fallos.
Es un excelente manipulador a la hora de controlar a su pareja. No quiere admitir que busca pruebas de su amor. Todos los métodos son buenos para manipular: ponerse de mal humor, chantajear, mentir, seducir, llorar de rabia, gritar, amenazar, quejarse... Puede llegar a usar la violencia.
Comprende y actúa rápidamente pero, la mayor parte del tiempo, se precipita.
Está convencido de tener razón, intenta imponer su punto de vista a los
demás y le gusta tener la última palabra.
Es rencoroso. Puede acabar con una relación bruscamente, sin previo aviso, y negarse a contactar de nuevo durante mucho tiempo.
Es intolerante e impaciente con aquellos a los que considera lentos. No
duda en exteriorizar su ira.
Busca mostrarse independiente para no despertar su miedo a la separación, es decir, al abandono. Critica a las personas dependientes.
Suele usar las siguientes expresiones y palabras: soy capaz, confía en mí, no confío en él, lo sabía, tenía razón, ¿has comprendido?, escúchame, asociado, disociado, separado, dejado, es verdad, francamente…
Descripción del cuerpo físico
· El hombre exhibe fuerza y poder en la parte alta del cuerpo, es decir, tiene los hombros más anchos que las caderas.
· En la mujer, las caderas son más anchas y fuertes que los hombros. La pelvis irradia fuerza.
· Músculos dominantes en varias partes del cuerpo.
· Voz fuerte.
· Pecho abombado.
· Con sobrepeso pero no parece gordo; más bien fuerte.
· Con los años, acaba teniendo barriga.
· Ojos grandes, mirada intensa y seductora.
· Prefiere la ropa de colores brillantes.
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