¿CUÁL ES EL PROCESO
DE ADQUISICIÓN DEL JUEGO PATOLÓGICO?
Para poder entender el proceso, vamos a describir el proceso tomando
como ejemplo el inicio en las máquinas “tragaperras” por ser el más habitual en
nuestro entorno y por ser semejante al comienzo en otros juegos.
La persona que comienza a jugar a juegos de azar y apuestas lo hace en
algunos casos por aproximación casual. Por una pequeña cantidad de dinero puede
probar “suerte”. Otras personas se iniciarán invitados por amigos o conocidos
para participar conjuntamente en el juego, como una actividad social. Como tal
actividad social será realizada por la mayoría de los jugadores. Aquí exponemos
el recorrido de aquellos que terminarán con una dependencia del juego adaptando
las fases de Custer (1987).
En una primera fase se destacan las ganancias que produce el juego.
No es casualidad que, a un grupo importante de jugadores patológicos, en sus
primeras aproximaciones al juego les tocarán premios. Esto, unido a la baja
cantidad económica de las apuestas, crea una expectativa de ganancia importante.
Las pérdidas son casi insignificantes y los premios suponen un reforzador
potente, no sólo en su aspecto económico
(tener más dinero), sino también porque se ven reforzadas las ideas o
expectativas que pudiera tener una persona, o crear, a partir de esas ganancias
(tengo “suerte”, puedo sacarle mucho dinero a estas máquinas si juego cuando
están “buenas”, tengo un sistema para saber cuándo hay que jugar y ganar a la
máquina), originando una “ilusión de
control” en un fenómeno que, en realidad, está totalmente fuera del control
del jugador. Las distorsiones cognitivas
que presentan a menudo los jugadores, en el sentido de un recuerdo selectivo de las ganancias y minimizando las pérdidas,
queda patente en esta fase.
En
una segunda fase se aumenta
la cantidad económica dedicada al juego, se le dedica tiempo y esfuerzo al
estudio de las apuestas, a intentar “controlar” a la máquina. Se invierte
cada vez más cantidad de dinero para ganar o recuperar lo perdido y porque el
jugar produce un placer especial y probablemente distinto al que produce a la
mayor parte de otros jugadores. En
muchos casos el juego tiene la función de aliviar la disforia y la monotonía,
especialmente en la mujer, o evadirse de los problemas.
En
la tercera fase se juega más
cantidad de dinero a la desesperada, con la idea de pagar deudas, aunque se es
consciente, en algunos casos, que no se van a pagar. Aumentan los problemas
económicos, endeudamiento, problemas familiares, problemas personales y de
relación social. En algunos casos se continúa jugando por el placer que produce el hecho de jugar, en otros por el alivio de la
disforia o por la evasión de problemas; y jugadores más deteriorados juegan,
aunque refieren encontrarse mal incluso cuando están jugando, pero continúan
haciéndolo.
¿Cuáles son las
características cardinales del juego patológico?
En palabras de Custer (1987), las
características cardinales del juego patológico son tres:
1. Es
un trastorno en el que la persona se ve
obligada, por una urgencia psicológicamente incontrolable, a jugar. Aunque
existen factores sociales, culturales e incluso bioquímicos en el juego
patológico, está considerado un trastorno de características psicológicas.
2. Es
un trastorno persistente y progresivo de
la conducta que acaba en una dependencia emocional respecto del juego. Es
decir, implica un deterioro progresivo en la conducta de juego, partiendo de
momentos iniciales en los que el juego y las apuestas son escasos hasta llegar
al juego patológico, que puede desarrollarse a lo largo de períodos de 10 a 15
años.
3. Es
un trastorno que llega a afectar de
forma negativa la vida personal, familiar y vocacional. (Recogido de Ochoa,
E y Labrador F.J., 1994).
María
Jesús Suárez Duque
Psicóloga
y educadora social
Centro
Beatriz. Ayuda psicológica
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cita: 630723090
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