¿EN QUÉ SE DIFERENCIA EL
TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL DEL TRASTORNO DE PERSONALIDAD EVITATIVA?
Tanto el trastorno de ansiedad social como el trastorno de
personalidad evitativa tienen síntomas parecidos que lleva al sujeto a realizar
conductas de evitación social pero el razonamiento, la justificación de dicha
evitación es diferente. Por tanto, los tratamientos de ambos también son
distintos.
Ambos trastornos tienen en común, el elevado nivel de
ansiedad al que se ve sometido la persona ante situaciones sociales, al
relacionarse con otras personas; y a partir de ahí, pueden llegar a evitar
algunas situaciones sociales, siendo la justificación de dicha evitación
diferentes. P. ej., si ambos individuos tienen que dar una charla, ambos dirán
que están ansiosos que si pudieran quitarse de encima la charla lo harían. Sin
embargo, el sujeto con trastorno de ansiedad social considera que tiene
competencia sobre el tema a tratar en la charla y que su conocimiento e
información sería útil para los asistentes, pero teme que si le sube la
ansiedad pueda quedar mal. En cambio, el sujeto con trastorno de personalidad
evitativa considera que no es competente para realizar la charla, no sabe nada
sobre el tema, piensa que lo va a hacer mal y que los asistentes se reirán de
él y lo criticarán.
Trastorno de ansiedad social
En el trastorno de ansiedad social, el sujeto siente un gran
temor o ansiedad frente a una situación social, que puede darse a veces junto a
síntomas físicos como sudoración, palpitaciones, tartamudeo, temblores...
El sujeto está preocupado por si se van a notar estos
síntomas y la consecuente repercusión de éstos llevándoles a quedar mal.
Las consecuencias serían evitar situaciones sociales y si no
las puede evitar, las afrontará con un alto nivel de ansiedad que se inicia
desde los momentos previos, desde que conoce que tiene que enfrentarse a dicha
situación. Sin embargo, no estarán ansiosos ni preocupados si lo hacen bien o
no o si le produce sudoración o no ante un grupo de personas conocidas. Tampoco
tendría problemas en actividades grupales donde fácilmente pasarían
desapercibidos, ni al encontrarse en lugares concurridos de personas (cine,
centro comercial...) ni al hacer una cola larga.
Suele iniciarse en la adolescencia o juventud. La aparición
en la edad adulta o adultos jóvenes suele estar relacionada con una situación
social puntual en la que el sujeto socialmente hablando ha percibido como muy
negativa.
Según el psiquiatra Víctor Navarro, el tratamiento
psicológico es útil y eficaz. A menor gravedad del trastorno en ocasiones es
conveniente un tratamiento psicofarmacológico al considerarse útiles, según el
caso, los fármacos antidepresivos para reducir el temor y la ansiedad, o los
benzodiacepinas o no benzodiacepinas como el propanol para reducir los síntomas
físicos.
En ocasiones, se lleva a cabo una pequeña intervención
quirúrgica, superficial denominada simpatectomía
mediante la cual se cortan unas raíces nerviosas muy superficiales que son
las encargadas de producir la sudoración. Cuando uno de los síntomas que no
conseguimos corregir es la sudoración excesiva (hiperhidrosis) se puede
considerar como una posible solución.
Trastorno de personalidad evitativa
En el trastorno de personalidad evitativa, el sujeto tiene
inherente a él un sentimiento, un convencimiento de que es un inepto
socialmente hablando acompañado de desconfianza sobre sí mismo, su apariencia,
su funcionamiento social. En este trastorno se dan tres componentes claros:
1.
Convencimiento
de inhabilidad social. El sujeto está convencido de que todo lo que diga o
haga en público provocará rechazo, lo cual le genera un alto nivel de ansiedad
sólo con pensar en mantener relaciones sociales y un consecuente rechazo hacia
las mismas.
2.
Síntomas
de ansiedad. Frente a la exposición, frente a estar con gente, pero,
además, con convencimiento de que van a ser criticados porque se lo merecen.
3.
Hipersensibilidad
a la crítica. Esta hipersensibilidad a la crítica potencia aun más su
inseguridad social e incrementará su inutilidad social.
Como consecuencia, al producirle toda situación social un
alto nivel de ansiedad, el sujeto mantiene una lucha constante para evitar
dichas situaciones. Se trata de una particularidad que la diferencia del
trastorno de ansiedad social ya que en el trastorno de personalidad evitativa
las situaciones que evita son mucho más amplia. Evita tanto relaciones seguras
de situación social como todas las situaciones en las que pueda sentirse
observado (la ropa que lleva, su forma de caminar...) o en la que tenga que
hablar debido al convencimiento de inútil e inepto.
A diferencia de lo que ocurre en el trastorno de ansiedad
social, incluso en situaciones familiares no llegan a estar relajado porque
está convencido de que lo van a hacer mal en la comunicación social. Llevan a
un extremo todo lo que sea vida social tanto si son el foco de atención como si
no lo son porque hay gente a su alrededor.
Su inicio es de edad temprana porque forma parte del
carácter de la persona.
El tratamiento es fundamentalmente psicológico, se basa en
intentar reducir el autoconvencimiento que tiene la persona de su escasa
habilidad social y las enormes posibilidades de ser criticado e intentar que
autocritique esa hipersensibilidad que tiene sobre la crítica de los demás. No
obstante, los fármacos pueden ser útiles para reducir el nivel de angustia pero
como un comodín para que el psicólogo pueda realizar su trabajo ante
situaciones altamente angustiosas para el sujeto.
Refererencia
bibliográfica
Trastorno de ansiedad social (fobia social) y tratamiento de
personalidad evitativa. Recuperado el 13 de febrero de 2018 de https://youtu.be/5QdNqYVZ6To
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