ADOPCIÓN DE ROLES
DE LOS NIÑOS/AS
ANTE UNA SITUACIÓN DE
VIOLENCIA DE
GÉNERO
La adaptación a las distintas realidades que viven los niños/as en sus hogares va a depender de los recursos personales que hayan desarrollado. Por tanto, los niños/as responderán de forma diferente, asumiendo en muchas ocasiones roles dentro de la unidad familiar que no les corresponden.
Es importante, a la hora de iniciar el proceso de recuperación identificar esos roles que han adoptado ya que son fundamentales para conformar la identidad de la persona en la infancia. En caso de que hayan asumido roles que corresponden a personas adultas probablemente posteriormente tendrán dificultades para asumir de nuevo los roles como niños/as que son.
Los roles que suelen adoptar (Casero, E. 2019)
• Rol de Cuidador/a: Asume rutinas y responsabilidades hacia
el cuidado de otros miembros de la familia, intentando
conseguir una armonía dentro de la situación familiar. Por
ejemplo, cuando un/a menor intenta proteger y cuidar a
sus hermanos/as menores.
• Rol de confidente de la madre: Es conocedor/a de las
preocupaciones y pensamientos de su madre. Los niños
y las niñas son testigos de la violencia y pueden verificar
entonces la realidad de sus madres. La adquisición de
este rol supone estar inmersos/as en conceptos que no le
corresponden, como el conocimiento de procedimientos
socio-económicos o jurídicos. Por ejemplo, menores que
conocen solicitudes de ayudas o cuando hay que hacer una
gestión con el/la abogado/a.
• Rol de confidente del agresor: Suele ser el niño o niña
mejor tratado/a por la persona agresora, asumiendo las
justificaciones del trato hacia sus madres. En muchas
ocasiones, es recompensado positivamente por el adulto
agresor, aumentando la probabilidad de que el/la menor
imite las conductas violentas en la familia.
• Rol de asistente del agresor: Supone ser utilizado/a por
el agresor en contra de la madre, llegando incluso a
agredirla física o emocionalmente. Supone educar en
conductas de agresión ante la negación de realizar ciertas
conductas, contradecir la autoridad materna, etc. Este rol
es especialmente peligroso, ya que se pueden interiorizar
modelos de relación que pueden repetirse en el futuro. Por
ejemplo, una persona menor que insulta a su madre les
obliga a hacer los deberes, hacer alguna tarea doméstica...
• Rol de perfección: Para evitar los conflictos, intenta
comportarse de la forma más correcta posible en todos
los ámbitos de su vida y gestionando por sí mismo/a sus
propios problemas. Tienden a presentar elevados niveles
de exigencia, tanto consigo mismo como con las demás
personas. La adquisición de este rol les supone unos
altos niveles de estrés y de culpa por no poder evitar las
situaciones de violencia, así como un aumento progresivo
del nivel de mayor autoexigencia para intentar conseguir
mantener la calma en el ambiente familiar en el futuro.
• Rol de árbitro: EL/la menor asume el papel de mediador
en el conflicto, interviniendo entre sus progenitores para
mantener la estabilidad en la familia.
• Chivo expiatorio: Casos en los que el comportamiento del/
la menor sea utilizado por los/as adultos/as para justificar
las situaciones abusivas. Asumir este rol por parte de los/
as menores conlleva un sentimiento de culpabilidad muy
acentuado para las niñas y los niños, así como posibles
sensaciones de rechazo por parte de sus figuras adultas de
referencia.
Bibliografía
Asociación Victoria Kent. Manual de Buenas Prácticas para la Intervención con Menores Víctimas de Violencia de Género. Ministerio de Derechos sociales y agenda 2030.
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